2. Algo totalmente nuevo
A Seokjin no se le ocurrió una idea mejor que llevar al omega a una habitación de hotel. Quedaba muy cerca de donde estaban y tal vez desde ahí podía razonar con mayor claridad, pensó, engañándose a sí mismo.
No hizo más que poner un pie en la habitación con el chico y este se lanzó desesperado hacia el alfa otra vez.
El omega sentía que su ropa estorbaba y se la fue quitando tirándola por toda la habitación. Aferrado con ferocidad a ese alfa que lo estaba volviendo loco.
--Omega... tranquilo, detente... --pedía el alfa con las últimas fuerzas que le quedaban, pero era inútil, hace rato había perdido la batalla.
Seokjin había ayudado muchas veces a sus amigos omegas a salir de ese tipo de situaciones. Los llevaba a un lugar seguro, les daba unos supresores y listo. Lo estimaban y respetaban mucho porque jamás se había aprovechado de ninguno de sus amigos, pero ahí lo tenían, sin dejar de probar los labios de ese chico que con suerte había conocido ese mismo día.
El alfa tomaba al omega y lo llevaba hasta la cama. Ni siquiera se había dado cuenta que ni él ni el chico llevaban ropa, pero al notarlo tuvo miedo. Cerró los ojos y negó con la cabeza ¿Qué mierda estaba haciendo?
--Hey, omega. No, no puedo. Yooo... tengo... tengo novio. --rogaba el alfa mortificado, se alejaba un momento del chico para tratar de razonar, pero en realidad lo único que quería era besarlo. Era como si una fuerza superior lo impulsara hacia el castaño.
Taehyung miraba al alfa un momento y estiraba su mano, acunando el rostro del pelimorado. --Y-yo... yo... también... también tengo... novio. --lograba formular con voz temblorosa. --N-no, no puedo... no puedo alejarme... de ti. --expresaba con lágrimas cayendo por sus mejillas.
Seokjin sintió una bomba de feromonas explotando desde el omega, liberándose por cada rincón de la habitación. Sintió todo su cuerpo arder y se lanzó feroz hacia el omega sin medir consecuencias. Llevaba una de sus manos a la entrada del omega y este, tembloroso sujetaba su mano.
--Y-yo... nunca... nunca he... --es lo único que podía expresar el castaño, pero el alfa entendía... ese chico era virgen.
--Seré... seré bueno. --respondía el alfa, respirando con dificultad y volviendo a devorar la boca del inexperto omega.
El lubricante brotaba casi a borbotones de Taehyung, deslizándose por sus muslos hasta mojar las sábanas. Su vientre dolía como el infierno debido al celo y para su desgracia, el alfa era grande, nunca había visto a nadie desnudo, además de él mismo, así que se asombró de su tamaño. Sus piernas temblaron por la anticipación.
En alguna parte de su cerebro sabía que lamentaría lo que estaba por ocurrir, pero no podía detenerse. A pesar de la extraña situación, sabía que estaba con la persona correcta, de alguna manera se sentía seguro y protegido. Así que se dejó llevar por su instinto. Se dejó, abrazar, besar y acariciar por esas manos y esos labios que lo tocaban y besaban con adoración.
El alfa entró en el castaño lo más suavemente que pudo, su lobo quería arruinar a ese chico, quería hacerlo suyo de manera brutal, pero no, no sería un animal con él, era su primera vez. Así que cauteloso y sutil fue deslizándose en él, mirando cada reacción en el omega de ojos bonitos, hasta que sintió todo su miembro por completo dentro de su cálido interior. Estaba siendo deliciosamente apretado.
Taehyung respiraba agitado. --S-se siente... raro... --decía. Le dolía, pero no tanto como había imaginado que poder dolerle. Sabía que el celo estaba ayudando. El alfa asentía y comenzaba a moverse parsimoniosamente sobre él.
El castaño comenzaba a gemir quedito, nunca en su vida había experimentado algo así, había dolor, pero por sobre todo, placer. Era algo indescriptible para él. Quería ser consumido por ese lobo que se movía sobre él con expertiz.
--¿Todo bien? --preguntaba el alfa, sintiéndose algo tonto. Quería saber que el tierno omega bajo su cuidado se sentía cómodo, pero no sabía como expresarlo.
--S-sí... -- respondía el omega, tapándose un poco la cara por la vergüenza que aún había en él.
Una sensación extraña entre gusto, lujuria, pudor y éxtasis se arremolinaba en el estómago de Taehyung. Acercaba una de sus manos hasta una de las nalgas del alfa y presionaba, como indicándole que podía moverse un poco más. El pelimorado entendía la orden y obedecía, por alguna curiosa razón haría todo lo que el castaño le pidiera.
Se movía con fuerza sobre él, esta vez sujetándolo de las caderas, así podía apreciar mejor al omega y su precioso cuerpo. Joder, su cuerpo y color del piel eran hermosos.
Seokjin solo había tenido sexo con su novio y aunque era algo monótono, para él era suficiente. Nunca se había sentido insatisfecho. Pero ahora que estaba probando otra piel, otro olor y otro sabor, se sentía en un delirio. Era hasta ahora lo más excitante que había probado. Ese omega era apetecible, una exquisitez.
No pudo evitar lamer, chupar y morder cada trozo de piel que tenía cerca de él y lo peor de todo eran las reacciones del omega ante su toque. Temblaba, gemía, gritaba e incluso respondía de la misma manera. Ambos se llenaron del otro de marcas, mordidas y moretones. Ambos bañaban de feromonas posesivas al otro. Ambos se deleitaban con la excitante y erótica vista del otro.
Taehyung no sabía cuándo tiempo había pasado, lo único que sabía era que quería que el tiempo se detuviera, quería disfrutar por siempre de ese chico de cabellos morados.
--A-alfa... yo... aah... no puedo... --soltaba el omega. Se sentía raro. Algo pasaba, algo raro se arremolinaba dentro de su vientre, como una corriente eléctrica. La misma que sentía cuando estaba a punto de ver estrellas al momento de aliviarse de sus celos anteriores. Un orgasmo, sí, lo sentía venir. --yo... voy a... acabar... --explicaba con dificultad. Quería decirle al alfa que se detuviera, que fuera más lento, pero el pelimorado, malicioso, tomaba el miembro del omega y comenzaba a bombearlo. Quería verlo, quería ver su expresión cuando se corriera.
--Hazlo --exigía con voz ronca y fue suficiente para el omega, que entre espasmos llegaba al clímax.
Pero Seokjin estaba lejos de acabar. Seguía perforando y profanando el cuerpo delicado del omega. Lo cambiaba de posición, poniéndolo boca abajo y no pudo evitar morder una de sus prominentes nalgas, antes de penetrarlo otra vez. Y eso era algo que nunca había hecho antes tampoco.
Taehyung se sentía abrumado, el alfa demostraba que sabía lo que hacía y el omega se sentía en las nubes.
Por lo general los alfas y omegas olvidan lo que ocurre cuando están en celo, pero Taehyung y Seokjin sabían que jamás olvidarían ese día, porque algo había cambiado en ambos y aunque en el fondo sí estaban mortificados por la infidelidad que ambos estaban cometiendo, no era algo que habían planeado, esa mañana ellos se levantaron pensando que sería otro día más.
Seokjin giraba una vez más a Taehyung, esta vez con delicadeza. Lo sentaba sobre él a horcajadas, para besarlo lento.
--Eres tan hermoso, omega... --le susurraba el alfa en la boca. El castaño suspiraba. Ambos se miraban a los ojos y no podían entender lo que estaba ocurriendo. Como si una fuerza superior los empujara a amarse. Volvían a besarse, aunque sus labios dolían. Taehyung volvía a acomodarse sobre él alfa y este gustoso lo recibía una vez más.
El castaño montaba al desconocido chico como si lo hubiera hecho por años, se movía desperado sobre él.
--Me voy a correr, omega... --avisaba el alfa, esa posición lo estaba volviendo loco.
--Quiero... Anúdame... Quiero que... me anudes, alfa. --exigía el omega, mientras unas gotas de sudor caían por su cuello, aquellas eran recibidas felizmente por la lengua del alfa. Nunca pensó que le pediría a un completo extraño algo tan íntimo como un nudo, pero lo necesitaba, necesitaba el nudo de ese chico en particular.
El alfa asentía, obediente, su flequillo ya estaba mojado. --Muévete, solo un poco más, omega... --pedía como último favor el pelimorado, antes de morder su propio belfo.
Taehyung se movía con gracia sobre él, sentía el orgasmo venir, aún sin ser tocado, el alfa estaba tocando un punto dentro de él que lo estaba enloqueciendo. Pronto se corría sobre el abdomen de ambos y podía sentir el miembro del alfa hincharse dentro de él. --Oh, mierda... --no sabía si lo que estaba sintiendo era dolor o placer, era indescriptible.
Pero sin pensarlo, sin meditarlo y contra todo pronóstico, el omega mostraba su cuello en sumisión, quedando a disposición de ese chico, del cual no sabía ni su nombre, ni quién era.
Y para su buena o mala suerte, ese extraño obedecía una vez más, clavando sus colmillos en el cuello del hermoso omega, siendo unidos por un lazo que difícilmente podría romperse.
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