Capítulo 45
—Ya ha llegado.
—Bien. Ven a mi casa, lo organizaremos desde aquí.
La mañana siguiente de lo sucedido con Liu, Damian y yo quedamos para ponernos de acuerdo sobre el dron perfecto para captar asesinos, y hoy, dos días después, ya estábamos a punto de utilizarlo.
Nos encontrábamos sentados uno al lado del otro en el comedor, donde la mesa era más espaciosa para configurar el dron.
—Por cierto, Janna —dijo él aún concentrado en el manual de instrucciones, llamando mi atención—. Si puedo preguntar… ¿Fue bien tu cita sorpresa del otro día? —me sorprendió que sus palabras fueran tan directas, y que lo preguntara tan serio.
—Eso es personal, Damian… —me miró de reojo, no contento con mi respuesta— ¿Por qué te interesa saberlo?
Damian dejó los papeles sobre la mesa y se inclinó levemente hacia atrás, para luego dirigirme la mirada.
—Si quieres contar con mi ayuda, debes confiar más en mí.
—Lo siento si me has malinterpretado, pero no tengo por qué contarte nada que no esté relacionado con la investigación —contesté fríamente. Damian sonrió levemente, y su mirada me decía: “¿crees que puedes ocultármelo?”
—Te recuerdo que soy detective, igual que tú… ¿De verdad pensabas que no me pondría a investigar más sobre los Creepypastas cuando me lo contaste? —no respondí. Quería que el silencio incómodo le dejara hablar a él, quería saber lo que sabía antes de decir algo yo— Ese hombre se me hizo extrañamente familiar… Sabía que lo había visto antes, en alguna parte…
Seguí guardando silencio. Él se cruzó de brazos.
—Antes de seguir ayudándote, necesito saber que no estás de su parte, y ocultándome que te relacionas con ellos de una forma tan cercana no me ayuda. ¿Cómo sabré si a la hora de la verdad, cuando haya que atraparlos, no me traicionarás?
—Hago lo que hago porque así puedo reunir más pruebas.
—No he tenido nada íntimo con un asesino pero, ¿cuántas pruebas puede revelar mientras te acuestas con él?
—¡BASTA! —pegué un puñetazo a la mesa— Damian, veo lógico que quieras saber más sobre mi trato con la gente a la que estamos persiguiendo, pero no tienes derecho a hablarme así, y menos en mi propia casa. Dime, ¿por qué querría espiarlos con un maldito dron si estuviera de su lado? ¿O por qué habría arriesgado mi carrera solo para conseguir más pistas de ellos? —Damian se quedó en silencio por unos segundos.
—Sí… Tienes razón, perdona… —tomó aire— Pero si de verdad quieres que confíe en ti, debes contarme cuál es tu relación con ellos…. ¿Por qué Homicidal Liu apareció de la nada en la puerta de tu casa? ¿Tanta confianza tienes con él que le has mostrado donde vives? Te recuerdo que es un…
—Asesino, lo sé —ahora fui yo quién tomó aire—. Sé que es peligroso y muy arriesgado acercarme tanto a él. Pero no te haces idea de la cantidad de información que he conseguido por el momento y la que puedo conseguir gracias a eso… Solo pido discreción por tu parte, sabía que si te lo contaba reaccionarías así, y es normal, pero por favor, confía en mis métodos…
—Solo te pido, Janna, que no me ocultes ese tipo de datos tan importantes… No si quieres que confíe en ti.
—Tranquilo… Lo entiendo…
—Y te advierto, que si me tengo que enterar de otra fuente que no seas tú misma de algo así, no podré ayudarte más. Te recuerdo que si me hubieras avisado de esta situación, podría haber evitado que un asesino serial que supongo que no sabe que te relacionas con la policía para atraparlo te viera con uno.
—Yo no sabía que él vendría a esas horas… No podrías haberlo evitado igualmente. Y, de todas formas, no llevabas nada que te identificara como policía.
—Te recuerdo que mi coche estaba aparcado justo en frente de tu casa, que él ha visto el modelo, el color y la matrícula, y que puede atar cabos… Si me hubieras informado de que sabía dónde vivías, me habría asegurado de, al menos, aparcar el coche en otra parte, donde él no pudiera verme subiéndome a él, para evitar sospechas… Son esos pequeños detalles los que pueden echarlo todo a perder —mierda… Damian tenía razón, no había pensado en eso.
—Recemos para que no haya tenido la brillante idea de investigarme…
Damian terminó de configurar el dron finalmente.
—¿Has pilotado alguna vez uno?
—No, pero helicópteros remotos sí —agarró el mando, probando los controles, y el dron se elevó—. Janna, mira —me mostró el control remoto—. Aquí podremos ver lo que va grabando el dron, no es una televisión de ciento noventa y nueve pulgadas, pero veremos bien.
Abrí la puerta de la casa dejando que el dron saliera, ahí comenzó nuestra expedición. Todo se veía perfecto en el dron, veíamos personas circular, automóviles pasar, nada interesante.
De vez en cuando había niños jugando en el parque a esta hora, gente joven divirtiéndose, entre ellos adolescentes, y la oscuridad de la noche no se quedaba atrás, habíamos estado tanto tiempo usando el dron que no nos habíamos percatado de la hora.
—Damian, será mejor que regrese el dron, debe de quedarle poca batería.
—Le queda un poco más, Janna, déjame un rato.
Seguíamos mirando la pantalla aburridos, no habíamos encontrado nada interesante. Damian dobló la esquina y observé a un hombre de aspecto familiar.
—¡Síguelo! —exclamé sobresaltado al moreno de ojos azules, sin decir nada, se dirigió hacia el sujeto.
—¿Por qué? Espera, ¿eso es sangre? —se acercó más al chico, que caminaba apresuradamente por calles deshabitadas, en dirección al bosque, tenía un cuchillo en la mano derecha.
—¿Puedes hacer algo? ¿Tomar fotos? ¿Vídeos?
—No se va a ver nada, tengo que acercarme más.
—Pero si lo haces te va a ver… —comenté preocupada.
Damian se fue acercando al hombre de sudadera blanca y roja y le tomó una foto con la visión nocturna de la cámara, el asesino se dio la vuelta y Damian sacó otra foto de su rostro, en cuanto lo vio dio un salto hacia atrás soltando el control remoto.
—¿¡QUÉ ES ESA COSA!? ¡NO ES HUMANA!
—Sí lo es —murmuré y lo seguí al ver que empezó a correr por el bosque.
—Janna… La batería… Si sigues no habrá valido la pena, perderemos el dron y puede que nos encuentren al rastrear la señal… —tomó mi hombro, bufé frustrada y di la vuelta para llevar el dron a casa.
—Entonces es cierto… y es más aterrador de lo que imaginaba —comentó Damian mientras veíamos esa parte de la grabación por séptima vez.
—Lo que me inquieta es su arma… Acaba de cometer algún crimen, eso seguro.
—Y me extraña que no haya sido más cuidadoso al volver al bosque… ¿El caso de Los Elegidos les estará desconcentrando a todos? Porque dudo mucho que hayan sobrevivido tanto tiempo en las sombras sin que la policía sospeche de su existencia si se pasean con tanta libertad… —podía suponer que Damian también estaba haciendo referencia al comportamiento de Liu, que se había paseado hasta mi casa con su aspecto sin camuflar como si no hubiera peligro alguno. Poniéndolo así era cierto, ¿cómo podía ser que solo yo en la policía supiera que eran reales?
—Al menos tenemos una prueba bastante sóli… —el tono de llamada de Damian me cortó a media frase.
Él descolgó el teléfono y se alejó un poco de mí, por el tono con el que contestaba a la persona del otro lado, parecía algo realmente serio.
Damian se dirigió a mí, no del todo sorprendido, pero sí apenado.
—Los vecinos han alertado a la policía. Los padres de Josh Driesatdpo han sido hallados muertos —el corazón se me detuvo—. Los cuerpos tienen tallada una sonrisa, y en la fachada de la casa alguien ha escrito “id a dormir” —desde que dijo la primera noticia, sabía que se trataba de Jeff, pero ahora, al escuchar mejor todas las evidencias y tenerlo en claro, mi odio y mi asco hacia ese asesino se habían incrementado aún más. Aunque, lo que más me intrigaba era, ¿por qué lo ha hecho tan obvio?
—Santo Dios…
—En la comisaría están algo alborotados por lo que escuché, están alterados y no saben qué hacer.
Miré el dron y luego a Damian.
—¿Sabes cómo sacar las imágenes que hiciste con el dron y pasarlo a un ordenador?
—Sí, ¿en qué estás pensando?
—En recuperar mi puesto de trabajo, aunque sea de forma no oficial.
Tomé el dron y salí de mi casa junto a Damian, encaminándonos hacia su automóvil. Condujo hasta la comisaría de policía, al llegar, abrió la puerta y entré con decisión.
El moreno de ojos azules tenía razón, la comisaría estaba abarrotada de policías yendo de un lado para otro, a pesar de ser bastante tarde.
Conforme me fui acercando, capté las miradas de los que estaban en la ventanilla.
—¿Janna? —dijo Lily en voz alta y se levantó de su asiento— ¿Qué haces aquí?
—Viene conmigo —respondió Damian— y tiene algo que nos puede ayudar con esto… —se acercó al mostrador donde estaba Lily— ¿Me permites?
—C-claro —se sonrojo levemente y le dejó sitio, me acerqué también y le di el dron a Damian, sacó de su bolsillo un cable USB y lo conectó a la torre del ordenador y al dron.
—Caballeros —dijo educadamente mirando hacia atrás, donde se producía el murmullo—, caballeros —repitió y respiró hondo— ¡ESCUCHAD! —gritó a todo pulmón, sobresaltando a los que estábamos a su lado, incluyéndome a mí, la mayoría guardaron silencio, los que seguían hablando miraron a los otros y repitieron la misma acción que sus compañeros— Aquí, Janna y yo, hemos descubierto quién ha asesinado a los señores Driesatdpo, son los mismos que han secuestrado a los adolescentes desaparecidos hace un mes.
Todos nos miraron sorprendidos.
—Damian, Janna, ¿se puede saber qué estáis haciendo con acusaciones como esas? —el jefe de la comisaría nos miraba con enfado, pero al ver la reacción de los demás, relajó su tono de voz— Más os vale que las pruebas sean sólidas.
—Damian, creo que es mejor que lo conectes al proyector principal —aconsejó Francis, que estaba a la derecha de Lily.
Él obedeció y fuimos a una sala de proyección, ahí normalmente se les mostraba una película de instrucción a los novatos, pero esta ocasión era diferente.
Los policías se sentaron en las sillas vacías, y los que no, se quedaron de pie, apiñados unos a otros por el espacio. Damian y yo estuvimos al frente, en la proyección. Conectó el dron al proyector y mostramos la imagen de Jeff de espaldas.
—Este es el asesino de los Driesatdpo.
—¿Un adolescente? —preguntó una voz en la multitud.
—No, tiene veintinueve años, y durante toda su vida se ha dedicado a asesinar y torturar personas por todo el país —respondí.
—¿Cómo es que sigue en libertad? —dijo una voz femenina.
—No está solo, se mueve en grupo junto a otros que son como él.
—¿Es una especie de Charles Manson? —habló Francis.
—No, él no es el líder, pero su grupo sí que es numeroso. Sé que lo que voy a decir no tiene mucho sentido para ustedes, pero —hice una pausa, pensando en lo que iba a decir y en cómo se lo tomarían— casi ninguno de ellos es humano.
No hubo un ruido en la sala, todos se quedaron mudos, entonces, empezaron los murmullos, muchos tenían expresión de burla, otros de extrañeza, otros negaban y pocos de susto.
—¿Esperas que nos creamos eso? —alzó la voz un policía del fondo, que estaba a punto de jubilarse— En mis cuarenta años de servicio, jamás he escuchado tal tontería…
—Sé que parece una tontería y que es surrealista pero…
—De hecho, ¿no te despidieron por armar alboroto? ¿Por meterte en un caso que no te correspondía? —replicó— Estás inventándote todo esto para llamar la atención y que te devuelvan el caso, lei tu historial, y no tienes uno muy bueno… Demasiados traslados por creer que estabas delirando —la sala me miró expectante, esperando mi respuesta.
—Acaso, Albert, ¿sabes por qué ella se interesó por este caso? ¿O la trasladaban tanto cuando ella tenía este tipo de casos? ¿Tienes alguna prueba de que esté mintiendo, delirando o inventando algo?
—No, pero estoy seguro de que ella no tiene tampoco ninguna que lo niegue —se cruzó de brazos y Damian pasó a la segunda imagen, donde se veía claramente el rostro de Jeff.
La sala se inundó de gritos, muchos se taparon el rostro, otros se abrazaron a sí mismos o entre sí, otros se quedaron en shock y algún que otro reía.
—Es una imagen editada —dijo con voz firme Albert—. He visto muchas así, y peores, de hecho, parece una leyenda urbana.
—¿Ese no es Jeff The Killer? —preguntó Naim, un novato veinteañero— Es una historia de terror, es un Creepypasta, es un cuento para asustarnos entre nosotros.
—¡Es real! ¡Yo lo vi! —exclamó a su lado Noah— Una vez lo invoqué y lo vi en mi espejo, él es real.
—¿Cuántos porros te has fumado? —dijo Tiffany con incredulidad.
—¡Te lo juro! ¡Apareció en mi espejo! ¡Y vi también a los proxys! ¡Masky y Hoodie!
—Por Dios… —murmuró Naim rodando los ojos.
—Me estás diciendo —habló Albert— que lo que acaba de asesinar a un matrimonio que perdió a su hijo, y lo que secuestró a su hijo y a sus amigos, ¿fue un cuento de terror infantil? ¿Qué será lo próximo? ¿Drácula convirtiendo a las personas en vampiros mañana? ¿Frankestein anda suelto?
—Nosotros tenemos al Wendigo… —murmuró Clyde al lado de Albert.
—El Wendigo no existe.
—¡Sí existe! ¡Asesinó a mi tatarabuelo cuando mi bisabuela era una niña! —respondió a la defensiva Carolina.
—¿Tu abuelo era caníbal? —preguntó asustado James.
—¡Tenía que sobrevivir! Verás…
—Creo… creo que nos estamos desviando demasiado del tema —hablé por fin en voz alta, alcé las manos para acallar el murmullo—. Independientemente de vuestras creencias, sí, son Creepypastas, sí, son cuentos para asustar a los niños, y los podéis encontrar por internet, pero sus historias no son realidad. Son como los periódicos cuando sale una noticia y comienzan a divagar, como ha ocurrido estas semanas. Puedes agarrar una idea y estirarla todo lo que puedas hasta tergiversarla lo más posible, así que pido la mayor seriedad sobre eso. Noah, sobre lo que has visto, posiblemente hayan sido ellos.
—¿Y por qué no lo han matado? —me interrumpió Naim— Son asesinos, es decir…
—A eso iba, posiblemente hayan sido ellos, pero está la posibilidad de que envíen tulpas, ahí estás tratando con espiritismo y es otro tema bastante ambiguo que no trataremos aquí. Como mencioné anteriormente, la mayoría no son humanos, y los que lo son, siguen siendo humanos pero tienen una parte de ente.
—¡Por eso iban a las invocaciones! —asentí e hizo un gesto triunfante con el brazo.
—Aclarado eso, se han producido muchas muertes que no han tenido repercusión, extraños asesinatos en los que no se ha encontrado el culpable.
—Como Jack el Destripador… —murmuró Celeste con un hilo de voz.
—Y muchos de ellos tienen un patrón, un modus operandi, ya sea en los bosques, hogares, prados, etc. Tienen la ventaja de que pueden estar entre nosotros, muchos pasar desapercibidos y no darnos cuenta, los que parecen humanos —noté la mirada de Damian por un momento y tragué en seco.
—¿Qué nos quieres decir con esto? —preguntó Danna.
—Me gustaría que colaborásemos entre todos con esto, ya que es más grande cada vez. Llevo años detrás de este grupo, pero ninguna comisaría me tomaba en serio debido a que me faltaban pruebas, al igual que no podía estar en un mismo lugar mientras ellos se movían, ya que les perdería la pista.
—Janna, perdona —habló Lily—. Puedo preguntarte, ¿por qué te has tomado tantas molestias por un grupo así? Es decir, es grandioso que persigas a criminales y más si son tan viles como ellos, pero te has tomado demasiadas molestias, tanto el traslado de trabajo como de domicilio, y solo por ellos. Cuando en vez de que al ver que no te tomaban en serio simplemente dejarlos pasar, los perseguiste aún así. Y no me da miedo decirlo, yo habría preferido una vida cómoda y no gastar tiempo y energía en algo que veo que no funciona ni me es rentable. ¿Por qué? —respiré hondo y tragué en seco, me tomé unos momentos, mirando a todos los policías y luego a Damian, tal vez deba hacerlo.
Alce un poco mis manos, y, poco a poco, me quité los guantes, dejando mis manos al descubierto, todos, sin excepción se quedaron impresionados, boquiabiertos, hasta Damian.
—El ser que están viendo en pantalla, hace más de diez años, me quemó las manos y parte del cuerpo con aceite, y por si no fuera poco, mató a mis padres y me torturó cuando solo tenía once años. Desde entonces, he tratado de disminuir y acabar con los asesinatos que ha cometido, pero se me ha hecho más difícil al estar él en un grupo y yo sola, es por eso que me uní a la policía, pero cada vez que tenía un… altercado con ellos, era en vano tratar de explicarles que son reales –respondí con voz firme, no era algo fácil de decir, pero no debía perder la compostura, debía mantenerme y no mostrar debilidad.
Albert apartó la mirada y soltó un suspiro, pensativo, a Noah y Naim se les cristalizaron los ojos, Lily tenía el rostro rojo y un poco húmedo.
—Así que, ahora que lo sabéis, me gustaría saber si cuento con vuestra ayuda o no, puedo identificar al agresor en caso de que surjan más víctimas, puedo facilitarles todo tipo de información sobre cada uno, sus habilidades, fortalezas y debilidades.
Al igual que donde se encuentran.
—Espela, ¿acabas de decil que sabes dónde están los lehenes? —preguntó sorprendido Kai.
—He estado investigando por mi cuenta, con o sin la policía, no me iba a quedar de brazos cruzados mientras esos chicos podrían morir sin que nadie pudiera hacer algo, he conseguido gracias a eso bastante información útil, pero eso no quiere decir que pueda rescatarlos, necesito refuerzos y armamento.
—¿Es el enemigo muy fuerrrrrte? Es decirrr, ¿porrr cuánto nos superrrran en númerrrro? —habló Vladimir con su acento ruso que aún después de ocho años aquí, seguía manteniendo.
—Por bastante, y no solo eso, hay que tener en cuenta las habilidades. Antes que nada, esto es un trabajo bastante peligroso y suicida, puede que sea vuestro último trabajo, así que, comprenderé que haya algunos, muchos o la gran mayoría que quieran abstenerse de ayudarme a detener a un grupo lleno de asesinos y criaturas espantosas.
—Para hacerlo más cómodo, quienes no quieran aceptar este caso, están invitados a salir de la sala —terminó de decir Damian.
—¡Ya basta! —Lautaro, el jefe de comisaría, dió un golpe con su mano en el respaldo de una de las sillas, desviando la atención de todos— Primero, Janna, no puedes venir aquí y pasearte y hablar libremente como si aún siguieras teniendo tu placa. Segundo, Damian, te recuerdo que el que asigna casos soy yo, y el caso de los adolescentes ni siquiera está ya en mi poder. No diré nada de esas supuestas imágenes porque no es ilegal tomar fotos en el bosque, pero que solo por ellas ya hayáis sacado tales conclusiones me parece muy poco profesional de ambos. O nos aportáis más pruebas y nosotros se las damos a la Policía de Casos Especiales, o aquí ha quedado esta reunión.
—Puede que no podamos meternos en el caso de Los Elegidos, pero este asesinato, hasta que la PCE demuestre lo contrario, no está relacionado, ¿no? Así que de momento usted tiene poder sobre él —Lautaro me miraba con curiosidad y diría que hasta un poco de desprecio, y Damian creo que mostraba algo de… ¿admiración? Hacia la tranquilidad que estaba mostrando. Pero una situación como esta, requería más que nunca que dejara la cabeza fría y hablara con lógica.
—No es solo la imagen de Jeff The Killer —continué hablando tras una breve pausa para respirar—, que por cierto, pueden analizar para ver que no está editada, sino que además la forma en la que se encontraron los cuerpos y la frase encajan con el patrón del asesino. Y eso por no hablar del cuchillo que se ve que tiene en una de las manos y la ropa manchada de sangre, apostaría a que un arma de tales dimensiones encaja con el arma del sonrisa.
Aunque no crean que Jeff The Killer sea real y piensen que este sujeto es un impostor, es casi indudable el hecho de que está detrás del asesinato de los señores Driesatdpo, o que al menos debería investigarse.
—Yo me creo lo que está diciendo Janna —dijo Noah con decisión—, hasta yo mismo los he visto.
—Creo que yo también… Lo que dice Janna concuerda, queramos o no, y no creo en que sean reales, pero ha habido un crimen y esta es de momento la única prueba que tenemos, así que hay que investigarla —las palabras de Albert me sorprendieron.
Poco a poco, los policías, con un pretexto u otro, se fueron uniendo a mí. Al final, todos nos quedamos mirando al jefe.
—Mm… Supongo que si todos los creéis así no tengo elección… Damian, tienes el caso, pero informaré a la PCE de esto, y si ellos ven conveniente juntarlo a la investigación de Los Elegidos, que por cierto, odio ese nombre… El caso será de ellos y tendréis que darles todas las pruebas que podáis reunir hasta entonces y luego olvidaros por completo de este asunto.
—Señor… —lo llamé antes de que saliera de la sala— ¿Y qué pasa conmigo?
—Mm… Me replantearé admitirte de nuevo… —sonreí, aliviada pero con emociones contrariadas, y Lautaro salió de la habitación dando un pequeño portazo.
Curiosidad n°45: Tras sincerarse con Hoodie, a Janna le resultó más fácil hablar de lo ocurrido con Jeff.
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