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Capítulo 3

Conociendo a Eros Stuart.

Unas horas antes...

Anne se encontraba viendo vídeos de sus bandas favoritas en su cama, tarareando las canciones y a veces cantando. Siempre le ha había gustado la música, que va, le encantaba -pero no tanto como la química-.

Siempre ha admirado a esas personas que pasan al escenario a cantar frente a una gran cantidad de espectadores, y éstos poniendo su confianza en que el artista lo hará perfecto. Por eso y muchas otras cosas la música es una de sus escapatorias cuando sus padres están en mal plan o por sus crisis existenciales.

Estaba a punto de poner otro video de la canción "The Time" de The Black Eyed Peas, cuando un mensaje de Michael le llegó.

Sonrió hacia la pantalla como idiota, como normalmente lo hacía cuando se trataba de Michael, mientras salía de YouTube para meterse a WhatsApp.

Ella en realidad no tenía muchos contactos, en realidad solo eran tres, Franklin, Camilla y Michael. Aunque para ser sinceros, la chica y por poco no tiene Teléfono y Computadora de mesa si no fuera por su Abuela Materna que le regaló ambas cosas.

¿Estás despierta?.
-12: 05 a.m.

Ella frunció el entrecejo hacía la pregunta. Volteó a ver el despertador digital en su mesa de noche, notificándose que son las doce de la noche.

Suspiró en silencio y escribió:

Al parecer si, ¿qué haces tú despierto?
-12: 05 a.m.

La respuesta le llegó casi de inmediato, como si él estaba escribiendo esa respuesta desde antes.

No podía dormir, y me acordé de la hermosa amiga que recién eh hecho, pero luego pensé ¿estará despierta? Y por poco no mandó el mensaje por qué no quería despertarte, pero me alegro de que no estuvieras dormida :).
-12: 06 a.m.

¿qué haces tú despierta?.
-12: 06 a.m.

Nada en específico, estaba viendo vídeos, ya sabes, videos musicales :D. —
-12: 07 a.m.

Chido. Oye quería preguntarte algo.
- 12: 07 a.m.

Dime, con gusto respondo. —
-12: 08 a.m.

Quería saber si te gustaría ir conmigo y mi primo al centro comercial mañana ;).
-12: 08 a.m.

Le hablé un poco de ti, y pues bueno, él quiere conocerte.
-12: 08 a.m.

Wow, ¿en serio?
-12: 09 a.m.

Ella de repente se sintió un poco sorprendida y ligeramente incomoda hacía esa pregunta. Nunca le paso por su cabeza en conocer la familia de su amigo. Ni siquiera sus padres.

Pues sí. Él quiere conocerte, no sé porque, pero si tú no quieres ir, lo voy a entender, y le haré entender a él.
-12: 10 a.m.

A Michael no le había gustado nada la sugerencia que le dio su primo en la cena de esa noche. Puesto que él es del tipo que le gusta incomodar a las personas y sabía que Anne era de las personas que se incomodaban de manera rápida. No quería incomodar a Anne.
Pero más que todo sentía extrañez hacía la curiosidad de su primo hacia ella.

Ciertamente, desde que la salvó de aquellos maleantes no quiere que ningún chico se le acerque, solo él. Había desarrollado un tipo de sobreprotección hacia la chica. Aunque a veces se sentía estúpido el sentir eso ya que no podía seguirla a su escuela, ni tampoco sabía si la castaña tendría algún otro amigo.

Y se siente frustrado por sentirse así.

"Deberías invitarla a comer con nosotros mañana, tengo ganas de conocer a la chica que te tiene en las nubes".

Recordó las palabras de su primo.

Frunció el entrecejo dirigiendo su vista a su primo al otro lado de su habitación. Estaba dormido, con la boca abierta y jura ver baba saliendo de esta. Y como no, uno de sus brazos estaba fuera de la cama, mientras que una de las sus piernas se encontraba puesta en la pared. La almohada que se supone que va en su cabeza estaba tirada muy lejos de la cama, y la frazada que supuestamente utilizaba para guardarse del frío estaba de igual forma que la almohada. Negó viendo que hasta dormido su primo hacia un gran desorden. Eros era todo un caso.

"Hombre enserio, dile que venga con nosotros".

Recordó las últimas palabras que dijo primo antes de quedar completamente dormido. Rodó los ojos ante el recuerdo.

— Tingi ginis di cinicir i li chici qii ti tiini in lis nibis — refunfuño sarcásticamente aun viendo hacia la cama frente suyo. — Pendejo — insultó en un susurro para lo que parecía ser el cadáver de su primo.

Él no era mal hablado. No. Al menos no como su primo. Él sí que era un malcriado como diría su mamá. Pero al estar pegado casi todo el tiempo con él se le pegaban alguna que otra palabra.

Pero no podía mentir el hecho de que su amiga y él salgan a cualquier lugar que no sea el simple parque de siempre, le resultaba un tanto interesante.

Anne, por otro lado, se sintió un poco nerviosa el hecho de conocer a más personas. Gracias a sus padres es muy tímida y antisocial. Probablemente tendría lo que parecía ser Ansiedad Social.

El cual es la ansiedad -incomodidad emocional, miedo, angustia, temor, tensión, aprensión o preocupación- que siente una persona en diversas situaciones sociales, donde interactúa con los demás, y en donde puede ser potencialmente evaluado, examinado o juzgado por otras personas. Que en pocas palabras, significa que no puedeestar rodeada por personas porque tiene el constante pensamientos que éstos se estánburlando, juzgando u observándola mal, aun cuando ellos no pueden notar supresencia imperceptible.

Negó con la cabeza recordándose a sí misma que no todas las personas son sus padres y que debería darle una oportunidad. Además de que Michael estaría junto a ella, y sabía bien que el chico no dejaría que le hicieran daño.

No, no, no. Está bien, iré :)
-12: 13 a.m.

¿Segura? ¿enserio quieres venir?
-12: 13 a.m.

Michael sonrió. Aunque al principio creyó que era una mala idea, ahora piensa que podría ser genial. Aunque su primo este con ellos, pero eso ya no era importante para él. Mientras Anne estuviese a su lado, todo estaría más que perfecto.

Si, muy segura, ¿a qué hora y dónde los encuentro?
12: 14 a.m.

A Anne también le estaba empezando a gustar la idea.

Sera a las 2 de la tarde, y no te preocupes, yo pasare por ti, no dejaré que vayas sola. Eros nos puede encontrar allá.
-12: 14 a.m.

Aunque Michael nunca le diga y presiente que Anne lo piensa, se siente preocupado y le da pánico que ella salga sola. Tiene un pequeño miedo el que ella le pase lo mismo de la última vez y esta vez no éste él para poder salvarla.

Oh, no es necesario venir por mí, puedo ir sola
-12: 15 a.m.

Pd: ¿Eros? ¿Enserio se llama así? ¿cómo el dios del amor? ¿Cupido?
-12: 16 a.m.

Michael no pudo evitar soltar una pequeña risa hacía las preguntas de su amiga. Cuando él y su primo descubrieron que significaba su nombre él no podía aguantar la risa y se burló de él por infinitas horas. Lo sigue haciendo ciertamente.

Si, siempre lo molesto por su nombre, muy único ¿no crees?
- 12: 16 a.m.

Si, muy único. —
-12: 16 a.m.

Anne bostezó, el sueño empezó a caer sobre ella.

Oye Michael, me iré a dormir. Gracias por la invitación y duerme bien :)
-12: 17 a.m.

Michael por poco olvidaba el hecho de que ya era tarde. Y se maldijo a él mismo por mantenerla despierta.

Esta bien. No hay por qué agradecer, y también duerme bien. Te quiero.
- 12: 17 a.m.

Justo después de mandar ese mensaje se dio cuenta de lo que escribió.

Te quiero.

Son dos frases a la cual él solo se los dice a su familia, hasta a Eros muy pocas veces. ¿Quería a Anne? Diablos, por supuesto que si la quería, y mucho. Un leve sonrojo apareció en él al ver que ella lo vio el mensaje. Y como todo un idiota intentó arreglar la lógica.

Quiero decir, no, bueno si, te quiero, pero... AGH, lo siento.
-12: 19 a.m.

— Te quiero, lo hago, enserio.
- 12: 19 a.m.

Terminó por aceptar. Terminó por aceptarse a sí mismo que le empezaba agradar Anne, y no de una manera amistosa.

Anne sonrió con sus mejillas levemente sonrosadas. Nunca nadie le había dicho que la quería. Ni sus propios padres, tampoco su abuela la cual demostró tenerle mucho cariño. Se sintió afortunada. Se sintió orgullosa. Se sintió alegre. Se sintió... querida.

Oye, Michael
-12: 20 a.m.

¿Si?
-12: 20 a.m.

Yo también te quiero, y también en serio. Te quiero. —
12: 21 a.m.

Y justamente luego de mandar ese mensaje, se desconectó. Sintiendo el corazón latir más rápido de lo habitual.

Otro mensaje cayó, y sonrió pensando que sería la respuesta de Michael. Pero la sonrisa decayó al fijarse que era un mensaje de Camilla. Su madre.

Camilla: Oye. Con tu padre nos quedaremos aquí 1 mes, tal vez 2. Arréglatelas sola porque no tenemos dinero.

Suspira frustrada «¿Ni siquiera una buena noche?» Pensó.

Arrojó el teléfono a cualquier lado de la cama frustrada, y apagó la luz de la habitación. Cerró los ojos intentando imaginar lo que pasaría ese día, pero más tarde. Ya que era más de las doce y ya era otro día. Y durmió.

Mientras que Michael después de leer el último mensaje de su amiga, quiso gritar. Quiso saltar. Quiso bailar. Quiso hacer muchas cosas. Más solo sonrió mordiendo su labio inferior, intentando que de esta no saliera ningún grito de nena.

Se levantó de su cama para recoger las cosas de su primo del suelo, y las puso en el lugar que corresponden. Obviamente teniendo que arreglar a Eros y ponerlo en una buena posición. Y trato de que la baba de su primo no tocara ninguna parte de su mano y ropa.

Sonrió satisfecho al ver el resultado, y se volvió a acostar en su cama. Y la sonrisa se anchó más al recordar las palabras de Anne. Esperaba que ella se sintiera como él. Esperaba que ella sintiera lo mismo por él. Esperaba que ellos dos fueran más que amigos algún día. Puesto que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguir que Anne fuera su novia algún día. Más quería ir lento, para no asustarla, ni mucho menos incomodarla. Y mientras tenía los ojos cerrados, empezó a idear planes para poder conquistar a Anne de una buena manera.

«1:45 P. M»

Decía su reloj de muñeca.

Anne estaba muy nerviosa. No era muy buena socializando, ni manteniendo una buena conversación pues tenía el constante miedo de que cualquier cosa que dijera, la persona con la que está hablando se burlara o la haría sentir tonta.

Ni siquiera sabía cómo Michael seguía siendo su amigo siendo tan aburrida.

Toda la mañana se había empeñado en limpiar la casa de pies a cabeza. Luego de terminar, se dio un baño ligero, y se entretuvo en buscar un trabajo de medio tiempo, sin tener que dejar de ir a la prepa.

En esos momentos ella ya se encontraba lista para ir a la salida con su amigo y primo con nombre de un dios griego.

Ella vestía... normal.

Una camisa de color negra, y en esta estaba impresa la tabla periódica en forma transparente. Unos jeans azules oscuros ajustados sin ningún rasguño en él. Y unos calcetines negros junto a sus ya famosas converse negras, sólo que estaba vez si estaban limpios.

Le gustaría pensar que se veía bonita, pero ciertamente ya a ella le daba igual. Dejó su cabello aún húmedo suelto -porque la secadora lo dejaba muy esponjoso- y espero en el sillón de la sala a la hora del encuentro, pero por mientras investigaría un poco.

— A ver, debe haber algún trabajo por aquí — murmuró. Deslizó el dedo en su teléfono viendo los tipos de trabajos en su ciudad que busco en Google.

Cocinera.

Ella era buena en la cocina, puesto que no era la primera vez que sus padres la dejan sola de repente. Aprendió a hacer muchas cosas en las cocinas gracias a tutoriales. Más no se sentía lo más segura de ser una gran cocinera sin esos tutoriales.

Tutora.

Le iba bien en la escuela. Tenía buenas notas. Más no tenía mucha paciencia. La descartó rápido.

Mesera.

Vio el techo, pensando y analizando las posibilidades.

¿Mesera?
Nunca se vio a ella siendo mesera, en realidad no se vio viva antes de conocer a Michael, pues pensaba morirse antes de graduarse. Pero hasta ahora es el único trabajo que le parece que es buena y...

Ding dong

Anne volteó a ver la puerta rápidamente, tragando saliva.

Sabe perfectamente quien es.

Suspiró antes de levantarse, dejando su teléfono en el sillón, y caminó lentamente hacia la puerta. Estando frente a esta, respiro hondo y la abrió y ahí estaba su amigo detrás de esta.

Él vestía con un suéter negro, jeans negros, y unas converse rojas. Su cabello lo traía despeinado, pareciese que ni siquiera un peine paso por ahí. Anne tenía que admitir que se había quedado embelesada en como el negro le favorecía bastante. Y demasiado bien.

— Hola, Anne — saludó Michael. — ¿puedo pasar?

— Si, claro, pasa. — se hizo aún lado para que Michael pasara. Cuando éste entró por completo, cerró la puerta con seguro.

Sintió como sudor pasaba por su frente. Y no sabía el porqué.

— Así que... ¿qué tal? — preguntó la chica mientras se limpiaba las manos húmedas por el sudor frío, que le atacó de repente, en su pantalón.

Michael recorría con la mirada la casa. La última vez que había entrado recordó muy bien el aura y las vibras malas que le habían entrado a su cuerpo. Sin embargo, cuando apenas entró ese día no las sintió...al menos no por completo, porque seguía sintiendo que algo no andaba bien en ese sitio.

— Estoy bien, gracias, ¿tú? — responde de manera distraída.

— Bien, gracias.

Michael asintió. Dejó de inspeccionar la casa, y posó su mira a su amiga. La cual traía sus mejillas un poco sonrosadas.

«Se mira hermosa». Pensó.

— ¿Lista para irnos?

— Si, lo estoy. Solo deja traigo un bolso. — Michael asintió viendo como ella desaparecía mientras se adentraba al piso de arriba.

Suspiró sentándose en el sillón. Observó el teléfono de Anne a su lado, y encogiéndose de hombros sacó el suyo mientras esperaba a la chica. Sin embargo, el teléfono a su lado se encendió, mostrando en la pantalla un nuevo mensaje.

Michael no era del tipo chismoso, ni mucho menos "metiche", pero le fue inevitable llevar su mirada a la pantalla, y leyendo el mensaje sin querer. Frunció el entrecejo mientras lo leía.

Franklin: espero que no lleves hombres a la casa. El único hombre que tiene permitido entrar, soy yo, y lo sabes.

«¿Quién rayos es ese Franklin?»

— ¿Y ese quién se cree? — se preguntó susurrando.

Las ganas que le dieron de coger el teléfono y escribirle a ese hombre que dejará a su amiga en paz, que ella podía hacer lo que quisiera. Pero escuchó unos pasos que venían de arriba, y se dio cuenta que Anne venía de regreso. Rápidamente quito su vista del teléfono y la dirigió al suyo, el cual estaba encendido en espera de que su dueño se dignara a utilizarlo.

— Bien, ahora sí. Ya estoy lista— anunció Anne llegando a su lado. Él asintió a modo de respuesta.

Se levantó del sofá mientras volvía a meter su teléfono en su bolsillo. Vio de reojo como Anne cogía su teléfono, encendiéndolo, y en como frunció el entrecejo y rodó los ojos guardando el aparato en su bolso de mano.

A Anne, el mensaje de "su padre" no le gusto en absoluto. En otras palabras, le dijo "puta". Cuanto lo odiaba.

— ¿Estás bien? — no pudo evitar preguntar Michael.

— Si, lo estoy. — respondió tan rápido que al pelinegro le pareció que estaba mintiendo, no obstante no quiso seguir metiéndose en la vida privada de Anne sin que ella lo decida primero. —Vamos no queremos que tu primo nos espere ¿no?

— No te preocupes, Eros siempre llega tarde. — dijo el chico con fastidio y Anne no pudo evitar reír.

Ellos salieron de la casa de Anne hacía el centro comercial más cercano de ahí. Tenían la suerte que ambos vivían cerca del centro, y gracias a eso podían ir caminando tranquilamente, y sin desesperarse.

En el camino iban contando anécdotas, chistes, y datos de sus vidas. Como lo hacían siempre que se encontraban en el parque.

A lo lejos, pudieron observar cómo se acercaban más, puesto que podían ver como la estructura grande y alta del Centro Comercial se podía apreciar más de cerca. Algo en el corazón de ambos les decía que ese día será fantástico.

Pero, en diferencia de Anne, Michael iba pensando en el mensaje que le mando "Franklin". Por más que se lo repetía a sí mismo que todo eso era asunto de Anne y que no debía meterse, no podía evitar pensar una y otra vez el mensaje amenazador de ese tal chico...o hombre. Y quiere hablar sobre eso con ella, pero no sabe cómo. No solo puede ir y decir:

«Oye, Anne, leí por accidente un mensaje tuyo de un hombre amenazándote. ¿Me puedes explicar qué le pasa a ese imbécil?»

Negó mentalmente. Y trató de planear otra pregunta mucho más estructurada y lógica sin que ella se diese cuenta que había estado fisgoneando en sus pertenecías.

— ¿Estás bien? Te noto un poco distraído.

Las palabras de su amiga lo sacaron de su batalla mental.

— Si, no te preocupes — le sonrió para tranquilizarla. Anne hizo el gesto de querer replicar, pero él sacó rápidamente otra conversación— ¿Le pediste permiso a tus padres?

Ella bufó.

— No.

— ¿No? — él enserio parecía sorprendido por tal respuesta. Michael no podía salir sin avisarle a su madre a donde iría. Y la misma regla estaba para Eros.

— Mhm no. Ellos están afuera del país. No vuelven hasta dentro de dos meses, quizás.

— ¿No estás segura?

— No, y sinceramente tampoco me importa.

Eso despertó cierta curiosidad en Michael.

— ¿No te llevas bien con tus padres?

— Más bien ellos no se llevan bien conmigo.

Michael empezó a sentir que estaba entrando en aguas profundas al ver la cara de tristeza de Anne. Quiso decir algo para olvidar el tema. Pero Anne empezó a hablar de nuevo.

— ¿Sabes? no soy una persona que se considera "orgullosa" — hizo comillas con sus dedos. — Pero soy de esas personas, de las que, si le dejas de hablar, no te buscara. No me gusta rogar, varias veces en el pasado hice, y mucho. Pero con el tiempo me rendí, y entendí que tenía que dejar de hacerlo.

Eso hizo que el corazón de Michael se encogiera. ¿Acaso sus padres...? Anne levantó su vista del suelo, y lo vio directamente a sus ojos.

— Desde este punto de nuestra amistad te lo digo. Aunque te quiera demasiado y seas un excelente amigo, si tú por alguna razón me dejas de hablar. Déjame decirte que no te buscaré. Tal vez lo haga una vez, pero si no tengo éxito, dejaré de intentar. Soy de respetar opiniones y razones.

Él asintió entendiendo cada palabra que había salido de ella.

— Entiendo. — confirmó mientras ahora él le miraba directamente a los ojos. — Pero déjame decirte que no tendrás que hacerlo. Porque yo... — se apuntó —... nunca me alejaré de ti.

— Eso espero — murmuró Anne. No sabía cuál sería la reacción de Michael al darse cuenta todo lo que sus padres le han hecho.

— Mira Anne, ya llegamos — mencionó Michael queriendo dejar el tema atrás.

Anne le sonrió a modo de respuesta.

Se adentraron al centro comercial con la chica pegada muy cerca del mayor. Anne solo había ido una vez en su vida y fue para elegir un vestido sencillo para su cumpleaños número quince, fiesta a la cual terminó horrible.

Los recuerdos de como su padre la lastimaba con su cinturón una y otra vez con rabia le atacaron la mente como si se tratara de una película la cual se había memorizado. Pero recordó más la sonrisa que tenía su madre en una de las esquinas de la habitación, esa maldita sonrisa de felicidad la cual se iba incrementando, viendo como más sangre salía de su espalda.

El toque de alguien que pasó la sacó de su mente. Una niña que iba pasando chocó con su pierna, y ésta como si no hubiese pasado nada siguió de paso.

Anne ladeó su cabeza viendo como la niña se iba corriendo como si estuviese persiguiendo a alguien. Se dio la vuelta para ver a Michael. Este venía muy avanzado, dejándola atrás sin darse cuenta al estar concentrado por donde iba, así que empezó a correr para alcanzarlo.

Cuando lo alcanzó, observó que se dirigían al centro del lugar. Donde había unos árboles plantados ahí, y unas cuantas bancas de cemento se encontraban a sus alrededores.

— Aquí le dije a Eros que nos esperara. — anunció Michael. Miró la hora en el reloj de muñeca de Anne. — No debe tardar en venir, vamos a sentarnos en esa banca.

Anne asintió.

No sabe cómo sentirse después de su declaración. Todo lo que le dijo a Michael no era ninguna broma. Ella siempre anduvo rogando para que sus "padres" le dieran la atención y amor adecuado. Pero nada funcionó. Solo lo que logró fueron más castigos, palabras duras y mucho odio hacia su persona.

Ella no era religiosa, sus padres nunca le inculcaron eso. Pero en el pasado creía en Dios. Siempre le pidió a ese ser celestial, que la ayudase a salir adelante y que sus padres se dieran cuenta de cuanto daño le estaban haciendo. Sin embargo parecía que entre más oraba, se volvía peor. Y dejó de hacerlo cuando se dio cuenta que ese tal "Dios" nunca le hizo caso.

— Oh no.

Anne volteó a ver al oír a su acompañante quejarse en un gemido. Éste miraba hacia el túmulo de personas frente a ellos, así que también dirigió su vista hacia allí para ver también. Lo único que vio fue a las personas pasar, algunos corriendo y otros caminando...eso creía.

Hasta que observó a un chico de la misma estatura de Michael, cabello marrón y ropas totalmente ridículas en su parecer. Comenzando con que su camisa era un amarillo chillón con círculos blancos, sus pantalones negros con rayas blancas, y traía unas Jordans blanca y sus azuelas eran de color morado oscuro. Al parecer él no tenía nada de gustos, ni buen ojo porque parece que no sabe que si traes un pantalón rayado, su camisa debería ser de un solo fondo. Y que sus jordans no combinaban tampoco. En sus manos traía varías bolsas de comida, y se dirigía hacia ellos.

Este chico llegó con una gran sonrisa de oreja a oreja, haciendo que un hoyuelo se aparecía en su mejilla izquierda.

— ¿Qué hay primito? — saludó a Michael, el cual parecía que lo mataría en cualquier momento.

— Por favor, Eros. Ya hablamos de esto antes de salir de casa.

— Y yo no prometí nada bastardo.

Michael frunció el entrecejo, viéndolo con advertencia. Mirada cual Eros ignoró y se concentró el la chica que estaba junto a su primo.

— Tú debes ser la chica que anda haciendo que mi primo ande más imbécil de lo normal. — la sonrisa coqueta que le dirigió a Anne hizo su sangre se hirviera y se le hizo notar porque sus mejillas se volvieron rojas por tal declaración.

Eh hizo que el mismo Michael se sonrojo por dos cosas:

Vergüenza.

Y

Enojo.

— Eros — advirtió Michael entre dientes.

— Shh cállate, no te estoy hablando contigo — Michael apretó la mandíbula. Había sido bien claro antes de salir de casa que no molestara a Anne, ni que tampoco lo dejara en vergüenza. Y parece que esta haciendo lo contrarió de lo que dijo.

— Mhmm un gusto, soy Anne, Anne Brown. — intervino la castaña notando como Michel empezaba a enojarse.

Extendió su mano hacia el primo de Michael para que este la agarrase. Pero lo que hizo la sorprendió bastante.

Él ignoró la mano y la atrajo hacia él para un abrazo. Abrazo el cual sorprendió como avergonzó a Anne, y que Michael lo desconcertara. Luego de dos minutos los cuales parecía que Eros no quería soltar a Anne, pues aún tenía sus brazos alrededor de ella; al fin Eros quitó sus brazos -por orden de Michael- de lo que pareciera una gran joya preciada y delicada.

— Me alegra al fin conocerte. — dijo con total sinceridad. — Creo que ya sabes quién soy. Y si no, maldito seas Michael. — el mencionado rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos en señal de fastidio. — Mi nombre es Eros, Eros Stuart. — Hizo una reverencia como si se tratase de una princesa.

Anne río con un leve sonrojo, mientras que Michael se lamentaba.

— Tu primo si me ha hablado de ti. No te preocupes. — dice totalmente alegre— Además, me gusta tu nombre. ¿Eres acaso cupido disfrazado de un humano?

Eros la vio serio de repente. Anne temió por un momento de que no le gustara su "intento de broma" y se arrepintió de haberla hecho cuando el chico parecía que no iba a decir nada y la miraba realmente serio. Hasta Michael se dio, y estuvo por un momento queriendo golpearlo para que dijera algo, y dejara de asustar a Anne.

Pero les tomó por sorpresa cuando este empezó a carcajearse. Anne y Michael lo miraron extrañados.

— Te has pasado Anne — río — tuviste que ver tu cara, fue épica. — siguió riendo mientras que pasó su dedo anular por su ojo para eliminar una lágrima. — Y respondiendo a tú pregunta, puede ser. Pues gracias a mi tú y mi primito se conocieron— sonrió. — Apropósito, lamentó haberte golpeado con mi balón.

— No, no hay nada de que perdonar. — dice en voz baja, aún seguía en desconcierto sobre lo que acababa de pasar.

— Entonces, vamos a comer. Conozco un lugar cerca de aquí donde poner un mini picnic. — habló Michael para aligerar el ambiente.

Ambos chicos asintieron en respuesta.

Como todos unos caballeros, dejaron que Anne pasara de primero. Y aprovechando que la menor iba delante. Eros se acercó a su primo y le susurró:

— Me agrada. Tímida, graciosa y me tolera. — enumera con sus dedos. — Acepto que andes con ella.

— ¿Y acaso tenía que pedirte permiso?

— No, pero como deber de mejor amigo, primo y hermano, es ver que no sales con una jodida narca o criminal.

— Tonto.

— Aww yo también te amo — le dio un beso húmedo en la mejilla derecha de su primo, el cual hizo cara de asco mientras se limpiaba la mejilla con la manga del suéter— si me permites, iré a hablar con tú amada.

Este corrió hacia Anne y paso un brazo por sus hombros, apegándolo a él.

Michael no lo diría en voz alta. Pero le gustaba la idea que Eros le agrade Anne. Le gustaba que una de las personas a las cuales amaba aceptara a la chica que planea conquistar.

Y Anne tampoco diría en voz alta que se sentía muy, muy feliz.

¡Hola, Hola!

Lamentó haber tardado tanto. Pero por motivos de que en mi país pasaron dos huracanes, se fue la energía y señal. No podía hacer nada. Además de que no me sentía lo suficientemente satisfecha con lo que estaba escribiendo.

Agradezco su paciencia:)

Nos leemos.

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