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Especial navideño.

Era la víspera de Nochebuena, y aunque el General Jeon tenía que asistir al festejo en la base, su mente no podía alejarse de su verdadero destino esa noche. Cada segundo que pasaba entre brindis y discursos, deseaba con más fuerza salir para estar junto a Taehyung. Sabía que su pareja había dedicado el día a decorar el hogar con luces, guirnaldas y velas que llenaban el espacio con el aroma cálido de canela y pino.

Por supuesto que disfrutaba de la compañía de sus hombres y revivir buenas anécdotas, pero preferiría estar la comodidad de su hogar junto a su castaño esperando que el reloj diera las doce en punto para recibir la navidad. 

Cerca de la medianoche, demasiado tarde para su gusto, finalmente logró escabullirse, despidiéndose rápido pero con educación. Subió a su automóvil, con un ramo cuidadosamente envuelto en papel rojo a su lado. El camino hacia el hogar de Taehyung parecía más largo de lo habitual, pero al llegar, la emoción lo impulsó a tomar grandes zancadas por el pasillo de entrada.

Antes de poder anunciar su llegada, un grito lo detuvo en seco.—¡No te muevas!—Escuchó la voz de Taehyung desde el fondo del pasillo. Jungkook frunció el ceño, confundido, pero apenas pudo reaccionar antes de ver al castaño correr hacia él. En un segundo, Taehyung estaba en sus brazos, rodeándole el cuello con fuerza mientras señalaba hacia arriba.

—¡Estás bajo un muérdago, Jungkook! ¡Y acaba de dar la medianoche!.—Dijo, con los ojos brillando de emoción. El pelinegro no pudo evitar soltar una carcajada, sosteniéndolo con firmeza.

—¿Así que planeaste todo esto, eh?—Preguntó divertido antes de inclinarse para capturar los labios de Taehyung en un beso cálido y profundo. El primer minuto de Navidad los encontró envueltos en el calor del otro, con la risa de Taehyung mezclándose con el suave crujido del fuego en la chimenea.

Sin soltarlo, Jungkook caminó hacia la sala, apoyándolo delicadamente en el sillón junto al árbol decorado.—Debo de pedir una disculpa, me entretuvieron más de lo que pensaba en esa cena y no sabía en qué momento retirarme sin que se viera inapropiado. 

Taehyung lo miró con dulzura, acariciándole el rostro.—Sé que te sientes culpable por llegar tarde, pero lo importante es que estás aquí ahora.—Dijo, inclinándose para dejar un suave beso en su frente.—Entonces, ¿Qué tal si abrimos nuestros regalos? Eso siempre puede animarnos, de todas maneras tendríamos que habernos esperado, así que llegaste a tiempo.—Sugirió Taehyung con entusiasmo. Jungkook asintió, aunque la culpa seguía pesando un poco en su pecho.

Primero, el castaño trajo un pequeño estuche envuelto con cuidado.—Este es para ti.—Dijo con una sonrisa nerviosa. Jungkook lo abrió con curiosidad y encontró un reloj personalizado, con las iniciales de ambos grabadas en la parte trasera y la frase "Siempre a tiempo para nosotros".

El pelinegro sonrió, conmovido.—Es perfecto, Tae. Aunque, considerando que llegué tarde, quizás lo usé mal esta noche.—Bromeó, haciendo que ambos soltaran una carcajada, pero su sonrisa se desbordaba de gratitud.

—Ahora, es tu turno.—Dijo Jungkook, sacando una pequeña caja del bolsillo.

Taehyung observó con curiosidad la caja, tomándola entre sus manos. Con ojos revoloteando entre el General y la caja, decidió abrirla con cuidado, entreabriendo sus labios al ver un juego de llaves dentro. 

—Quería darte algo que supiera que realmente necesitas. Por lo que se trata de un nuevo estudio, con el espacio y las herramientas que siempre mencionaste que te hacían falta. Está completamente equipado para tus clases y tus ensayos. 

Taehyung llevó una mano a su boca, impresionado. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba a Jungkook.—Es increíble... No puedo creer que hayas hecho esto por mí, es simplemente demasiado. 

—Por ti, haría cualquier cosa.—Respondió el General, inclinándose para besarle la frente.—Feliz navidad, cariño. 

—Dios, mi reloj parece insignificante a lado de tu regalo.—Murmuró, aún con su mirada enfocada en las llaves.—¿Podemos ir a verlo? 

—¿Justo ahora?—Soltando una carcajada, pasó sus manos sobre los muslos ajenos.—Creo que es un poco tarde para salir, además de que hace mucho frío. ¿Por qué no vamos temprano? Tan pronto como nos levantemos, te llevaré directamente ahí. 

Con un puchero asomándose en sus labios, el pelinegro se inclinó lo suficiente para depositar un beso sobre estos, sus manos hurgando por debajo del suéter navideño que Taehyung llevaba consigo puesto. La piel ajena se erizó conforme subía, provocando escalofríos y un suave jadeo de sorpresa por el contacto. 

—La cena está lista.—Taehyung susurró por lo bajo, su espalda arqueándose bajo el toque sigiloso del contrario. 

—Uh, pero en los mensajes alardeabas de un postre.—Murmuró, sus labios barriendo su cuello con castos besos, haciendo a un lado el suéter para exponer más piel. 

—Eso... eso es diferente.—Cerrando los ojos, apretó los hombros del General para sostenerse mejor. 

Jungkook sonrió, por supuesto que el castaño no se haría responsable de los mensajes provocativos que le había mandado durante la cena en la base. Levantándose del sillón, Taehyung soltó un jadeo de sorpresa al sentir como era trasladado a la habitación, riendo por la manera en que Jungkook tropezó durante el trayecto y cómo casi tumbaron una de las mesitas que decoraba el pasillo de la sala. 

Siendo depositado sobre la cama, Taehyung mordió su labio al detallar mejor a Jungkook frente suyo. 

Jungkook estaba ahí, de pie bajo el tenue resplandor de la luz que iluminaba la lámpara de la habitación, vestido con su impecable uniforme de general. La chaqueta negra, con detalles dorados que adornaban los hombros y los puños, parecía diseñada para resaltar la amplitud de sus hombros y la fuerza de su postura.

La banda roja cruzaba su pecho con elegancia, contrastando con las medallas que brillaban como estrellas sobre su corazón. Cada insignia narraba historias de valentía y dedicación, y Taehyung no podía evitar sentirse orgulloso al pensar en todo lo que ese uniforme representaba.

Su cabello, ligeramente despeinado por el frío de la noche, caía con un toque casual que contrastaba con la seriedad de su atuendo. Los labios de Jungkook, ligeramente rosados por la helada, se curvaron en una sonrisa cálida al notar la mirada de Taehyung.

—¿Qué? ¿Me veo tan mal?—Bromeó, ajustándose la chaqueta como si estuviera disfrutando de la atención.

Taehyung negó rápidamente con la cabeza, avanzando hasta la orilla de la cama hacia él.—Te ves... increíble, Jungkook. Como si hubieras salido de una pintura.—Dijo con suavidad, sus ojos recorriendo cada detalle del uniforme antes de encontrarse con los del pelinegro.

Jungkook soltó una risa baja, ligeramente sonrojado bajo la intensidad de esa mirada. Pero antes de que pudiera responder, Taehyung se acercó más, deslizando sus dedos por la banda roja con reverencia. 

—Eres mi General.—Susurró con una sonrisa pequeña pero llena de significado, haciendo que Jungkook sintiera que todo su esfuerzo valía la pena si era por recibir esas palabras de su castaño.—¿Te ayudo con esto?—Preguntó en un susurro, su voz apenas un aliento que acarició el aire entre ambos. Jungkook asintió, su mirada fija en los ojos de Taehyung mientras un calor subía por su cuello.

Con cuidado, Taehyung comenzó a desabrochar la banda, sus movimientos lentos, casi ceremoniales, como si estuviera desvistiendo no solo a un hombre, sino al símbolo de toda su dedicación y esfuerzo. Dejó la banda a un lado con delicadeza, luego se centró en los botones dorados de la chaqueta.

Uno a uno, sus dedos trabajaron en silencio, desabrochándolos con precisión, pero también con una intimidad que hacía que el espacio entre ellos pareciera más pequeño con cada gesto. Al llegar al último botón, Taehyung deslizó la chaqueta de los hombros de Jungkook, revelando la camisa blanca impecable debajo.

—Siempre tan perfecto.—Murmuró Taehyung con una sonrisa mientras doblaba la chaqueta con cuidado y la dejaba sobre la mesita de noche cercana. Su mirada se detuvo un momento en las medallas, como si se debatiera entre retirarlas o dejarlas como testigos silenciosos de su admiración.

—Esto también.—Indicó Jungkook, refiriéndose a la corbata que aún llevaba puesta.

Taehyung sonrió suavemente, deshaciendo el nudo con una lentitud que parecía casi intencionada. Cuando la tela finalmente se deslizó de su cuello, Jungkook levantó una mano y atrapó los dedos de Taehyung, deteniendo el movimiento.

—Es mi turno.—Moviendo su mirada a la cama, hizo que el castaño se recostara nuevamente, con los ojos fijos en él.—¿Debería de ayudarte con esto? 

Alzando una pierna, sus manos se deslizaron para retirar uno de los calcetines, haciéndolos reír por el simple acto. Pero la risa fue remplazada por un grito de parte del profesor cuando la otra pierna fue alzada de igual manera y se repitió el mismo gesto, sus piernas reposando sobre los hombros del general. 

—¿Deberíamos de saltarnos toda la parte de la cena y pasar directamente al postre? 

Con un sonrojo subiendo hasta sus mejillas, Taehyung mordió su labio mientras el botón de su pantalón fue desabrochado. Sus ojos reflejaban el deseo que experimentaba en ese momento, en la expectativa de lo que ocurriría. 

Dios, cuando le había mandado aquellas imágenes a Jungkook podría imaginar que algo como ello sucedería tan pronto como llegara; pero la manera en que estaba retirando cada una de las prendas, aquella lentitud que lo estaba sofocando y haciéndolo retorcer por el deseo de su toque, casi podía llorar en ese instante de la desesperación. 

—Por favor...—Su voz sonó en una suave súplica cuando sintió el aliento del pelinegro subir a lo largo de su pierna, besando la cara interna de su muslo. 

—¿Qué es lo que necesitas, cariño?—Podía sentir la sonrisa burlona contra su piel, junto con las pesadas respiraciones golpeándole.

—No es justo que aún conserves casi toda tu ropa.—Se quejó, frunciendo el ceño. 

Arrodillándose entre sus piernas, el pelinegro mantuvo su mirada en los ojos del castaño.—¿Te gustaría ayudarme? 

—Mucho.—Admitió Taehyung, dejando que su mirada viajara por la impecable figura de Jungkook. Sin embargo, una sonrisa juguetona curvó sus labios.—Creo que ya es hora de que estés más cómodo. 

Con movimientos cuidadosos, Taehyung comenzó a desabrochar los botones de la camisa. Se tomó su tiempo, como si disfrutara de cada detalle. Jungkook, por su parte, observaba en silencio, dejando escapar una risa suave.

—¿Por qué siento que esto es parte de tu regalo?—Bromeó, levantando una ceja mientras lo veía doblar la camisa con una precisión casi ceremoniosa.

—Tal vez lo sea.—Respondió Taehyung, colocando la camisa sobre una silla cercana. Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y travesura.—Pero todavía falta mi parte favorita. 

Jungkook inclinó la cabeza, sus pensamientos comenzando a divagar. En esos momentos, siempre se encontraba asombrado por cómo alguien como Taehyung podía hacerlo sentir tan completo. Sus responsabilidades en la base, las largas horas y la presión constante parecían insignificantes cuando estaba con él.

Girando sus cuerpos, ahora se encontraba sentado con su espalda recargada contra el cabecero, teniendo a Taehyung sobre su regazo con sus manos sosteniéndose de su pecho. 

—Gracias por esperarme.—Murmuró, sus palabras cargadas de gratitud genuina.

—Siempre lo haré.—Respondió el contrario sin dudar, deslizando sus manos por los hombros de Jungkook.—Ahora déjame seguir disfrutando de mi regalo, recién comenzamos con esto. 

Con una carcajada, recargó su cabeza en el respaldo, maravillado por la vista de Taehyung sobre su regazo. Si de algo estaba seguro, es de jamás cansarse de verlo, jamás podría tener lo suficiente de él y se sentía como idiota con suerte por tenerlo en su vida. 

Y así, la noche avanzó, y no solo con grandiosos gestos, sino con los pequeños detalles que hacían de su amor algo extraordinario: el calor de una mirada, el peso de un abrazo y las caricias proporcionadas que avivaban el calor en sus cuerpos. 

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Feliz navidad para todos¡! Recién caigo en cuenta que jamás escribí un extra para esta historia, así que les traigo como regalo de navidad un especial con dicha temática. Espero que pasen lindas festividades con sus seres queridos y que se les cumpla todos sus deseos, un abrazo <3.

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