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Punto seguro

En un lugar oscuro, rodeado de grandes rocas, había tres figuras que yacían inconscientes en el frío y desordenado suelo. Uno de los caídos comienza a recuperar la conciencia poco a poco, el chico de pelo blanco y ojos color rubí, abre los párpados lentamente. Se levanta sintiendo un fuerte dolor en varias regiones de su cuerpo, su rostro tenía algunos leves signos de quemaduras, por suerte su <Piel de salamandra> lo había salvado de mayores heridas. Al observar más de cerca su entorno, se da cuenta que se encuentra al final de un gran cañón.

- Welf... ¿Lili...? - Dice el chico llamando a sus amigos en un tono débil.

Bell no recibe respuesta. Se levanta lentamente, en el proceso puede ver a sus compañeros en el suelo inconscientes, muchas cosas que poseían se perdieron y la mochila de Lili no fue una de las excepciones. El chico de ojos carmesí comienza a desesperarse buscando algo entre las rocas, su preocupación cesa al encontrar lo que buscaba, su espada Maanna. Menos agitado, Bell camina hacia Welf y Lili e intenta despertarlos. Los dos comienzan a abrir lentamente los ojos.

- Señor... ¿Bell...? – dice la pallum lentamente, pareciendo un poco desconcertada.

- Grr... ¿Dónde estamos? - dice Welf levantándose lentamente y poniéndose la mano en la cabeza. Intenta mover la pierna, pero en el proceso siente un fuerte dolor que no puede ignorar. - ¡GRHAAA!

- ¡Welf! - Bell corre tan rápido como puede hacia su amigo.

El chico se arrodilla en el suelo junto a su amigo. Con una sola mirada Bell puede identificar el problema, la pierna de Welf estaba fracturada. El chico de ojos carmesí rebusca entre las cosas que aún le quedaban y encuentra un frasco medio lleno de un elixir curativo. Con trozos de su propia <Piel de salamandra> y algunas otras cosas que había encontrado, inmoviliza el lugar mientras el pelirrojo tomaba el poco líquido que había en el frasca.

- Gracias Bell. - dijo Welf con un aspecto un poco mejor, pero todavía con dolor.

El chico de pelo blanco rodea el cuello de Welf con su brazo y lo levanta lentamente.

- Debemos haber caído dos pisos. - dice Lili mirando hacia arriba.

Bell observa de cerca los alrededores.

"Volver por donde hemos venido está descartado. Tenemos que encontrar un camino de vuelta". - mira la única salida de donde estaban. - Lili, ¿cuál es la situación?

- No queda mucho... Sólo mis armas y dos de mis "repelentes". Mis frascos se rompieron por la caída, y mi mochila quedó probablemente enterrada. - baja un poco la cabeza. - Las cosas están mal...

- De todos modos, deberíamos irnos. - dice Bell imponiendo su voz caminando con Welf por el único camino que tenía. Lili le sigue poco después.

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En la superficie, en una humilde casa, un dios mantenía una seria conversación con su familia. Llevando unas ropas sencillas y el pelo negro recogido, era el dios Takemikazuchi.

- ¿Qué has hecho? - dijo el dios expresando disgusto y tristeza.

- Por favor, Takemikazuchi-sama... No los culpes. Todo es culpa mía. - dijo una joven oriental con el pelo largo de color negro, recogido en una coleta y llevando puesto un kimono morado. Estaba arrodillada en el suelo con el cuerpo completamente doblado y la frente tocando el suelo expresando un profundo arrepentimiento, todos los demás estaban haciendo exactamente lo mismo que la chica.

El dios mira con pesar, sabía que la chica sólo estaba protegiendo a sus compañeros echando el peso de la culpa sobre sus hombros. Justo cuando Take iba a decir algo, un chico corpulento de pelo corto color negro que llevaba un kimono similar al de la chica se levanta de su posición.

- No tienes que hacer eso, Mikoto. Como líder asumo la responsabilidad... - se vuelve hacia Take - Takemikazuchi-sama, fui yo quien dio la orden. Chigusa estaba herida y nos perseguían. No me arrepiento de mi decisión. - dice con seguridad, pero con respeto.

Takemikazuchi se lleva la mano a la frente, podía entender el punto de vista de su hijo Ouka, pero no podía creer que algo así pudiera haber ocurrido por culpa de sus queridos hijos.

- Debo pedir perdón por a sus familias. - dice Take retirando la mano.

Todos miran a Takemikazuchi deshaciendo sus posiciones de disculpa.

- Takemikazuchi-sama... Fue tan rápido que no pudimos verlos... Lo siento... - dice una chica con un kimono púrpura con el cuerpo envuelto en varias vendas, con el pelo corto de color negro con un gran flequillo que le tapaba uno de los ojos, esa era Chigusa, la chica que estaba herida y que fue el desencadenante de todo este suceso. Habla en un tono bajo y triste.

Mientras que todos los demás estaban cabizbajos, Mikoto parecía sumida en sus pensamientos en busca de algo.

"Ese chico... Me resultaba familiar. ¿Dónde lo he visto antes?" - piensa la chica visualizando a un aventurero de pelo blanco y ojos rojos que había visto entre el grupo. En un chasquido de dedos obtiene la información que deseaba, pero termina por darle un poco de miedo. - Takemikazuchi-sama... Yo... Creo que reconozco a uno de ellos...

Todos dirigen su atención a Mikoto.

- Lo vi en el muro del gremio... S-Si no me equivoco es "Sable"... D-De la <Familia Loki>... - dice tragando en seco.

La sala se queda en completo silencio, todos permanecieron incrédulos y completamente inmóviles. Takemikazuchi fue el primero en romper el silencio:

- ¡Aun así, iré! - dice Take, tragando en seco.

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En las calles de Orario el dios mensajero, Hermes, caminaba justo delante de la capitana de su familia, Asfi.

- Hermes-sama, ¿podría preguntar por qué está interesado en Sable? - pregunta Asfi.

- Bueno, el chico es el nieto de un viejo amigo mío. Sólo quiero ver hasta dónde puede llegar y ayudarle. - Hermes responde con una simple sonrisa en el rostro.

Asfi pudo ver la honestidad en las palabras del dios, pero una cosa la desconcertó, parecía estar omitiendo algún detalle.

- ¿Eso es todo, Hermes-sama? - dice ella, instigándole.

- Debería decirlo. Aunque algunas partes las he dejado en blanco... - En medio de su paseo, Hermes se fija casualmente en una persona conocida junto a un grupo. - ¡Mira eso! ¡Si es Takemikazuchi! ¡Ha pasado mucho tiempo! - se acerca a Take.

- ¿Hermes? - Dice el dios sorprendido.

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En las profundidades de la mazmorra...

El grupo continuó subiendo por un camino más empinado, durante mucho tiempo los tres habían caminado por otras rutas, pero todas terminaban en lo mismo, un camino sin salida y este no era una excepción.

- No hay salida... - dice Lili consternada al ver que la escena se repite de nuevo.

Bell parecía frustrado, su sentido de la orientación no le ayudaba y su suerte no aparecía desde hacía tiempo. En medio de la misma visión que tuvo hace varias horas, intenta pensar en una alternativa diferente

- Bell... Sólo estoy estorbando... Dejame... - dice Welf apoyándose en Bell con un tono cansado.

- ¡De ninguna manera! - dijo Bell con firmeza. - Sólo necesito algo de tiempo para pensar...

- Sr. Bell... Tiene razón. - dice Lili con la cabeza baja.

El chico de pelo blanco mira a la pallum con cierto asombro.

- Nosotros... No tendremos muchas alternativas con él lesionado. Hay muchos caminos que no podremos seguir por su culpa. - Lili mira a Bell. - Podría ser la mejor opción si queremos volver.

- Lili, no intercambiamos vidas. No dejaré atrás a Welf. - dice Bell en un tono más serio.

Bell entendía la visión de Lili, pero no creía que ese pudiera ser el único camino.

Bell... ¿Por qué estas desperdiciando tanto tiempo en subir?

- Porque... - los ojos del chico de pelo blanco se abren de par en par. - Un momento...

- ¿Bell? - pregunta Welf, observando a Bell que murmura para sí mismo.

Se le ocurrió una idea.

- El piso 18 es un punto seguro, ¿no? - pregunta Bell mirando a Lili.

- Sí, pero... - Lili comenzó a captar la idea de su líder. - Espera... ¿Realmente estás pensando en hacer eso? Es peligroso, pero si tenemos éxito...

- Es todo o nada. Y a partir de ahí podemos encontrar gente que nos ayude.

Welf parecía ser el único que no entendía lo que intentaban decir.

- ¿No puedes ser más claro? - pregunta Welf.

Lili mira a los ojos del pelirrojo.

- Vamos a bajar.

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En la "Mansión Crepúsculo".

El sol estaba en su punto máximo, lo que indicaba que ya era medio día. Loki estaba en su oficina tratando de encontrar algo que llamara su atención. En la misma habitación, el felino de pelo negro, Júpiter, parecía estar en el mismo dilema que la diosa de pelo rojo.

- Qué extraño... - dice Loki mirando el día a través de la ventana. - No he visto a Bell-tan ni ayer ni hoy. - se endereza en su silla. - Algo está pasando. Me pregunto si... - algo interrumpe el tren de pensamiento de Loki.

¡Neaw!

Júpiter maúlla frente a la puerta.

- Oye, ¿qué pasa? - dice Loki acercándose al gato.

En cuestión de minutos alguien llama a la puerta. Una sonrisa surge en los labios de la diosa que se acercaba hacia la puerta, apartando al pobre animal.

- ¡BELL-TAN! - dice Loki abriendo la puerta violentamente.

Su sonrisa se desvanece inmediatamente al ver que sólo era un guardia de la mansión.

- Ah... ¿Qué sucede? - dice la pelirroja con mal humor.

- Loki-sama, señora tiene visitas.

- ¿Eh? ¿Y quién podría ser?

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En el patio de la mansión el dios de ropas sencillas y pelo negro atado, Takemikazuchi, estaba en el suelo arrodillado con la frente pegada al suelo junto con sus hijos, Hermes y el capitán de su familia también estaban allí presenciando la escena junto con Hefesto que fue extrañamente invitada por el dios mensajero.

- ¡Lo sentimos mucho! - dijeron a coro.

Las disculpas continuaron sin parar. Loki no mostró una reacción definida, pero sin duda estaba furiosa y trató en lo posible de mantener una mente tranquila y racional.

- ¿Solo eso? - dice Loki secamente. - ¿Meten a mi hijo en un problema y vienen aquí a decir un simple "Lo siento"? - la diosa perdió el control, mostrando ira en su tono.

El tono elevado de Loki hizo que los miembros de la <Familia Takemikazuchi> se asustaran totalmente y con su dios la situación no estaba completamente fuera de control. Hefesto tampoco parecía la más feliz, después de todo su hijo también estaba en problemas. Justo cuando estaba a punto de continuar, Hermes se adelantó.

- Mantén la calma, Loki. - dice el dios con indiferencia.

- ¿¡Cómo puedo mantener la calma!? - Loki finalmente se desahogó. - Los demás siguen en la expedición y Bell-tan se ha perdido en la Dungeon.

- Por desgracia, mis hijos también están en la expedición junto con la familia de Loki, así que no puedo ayudar a buscar... Puedo ayudar a pagar una recompensa, pero la búsqueda puede llevar mucho tiempo.

- Lo entiendo, lo entiendo. Por eso tengo un plan.

- ¿Plan? - dice Loki arqueando una de sus cejas.

- ¡Sí! Bueno, como dijo Hefesto, llevaría un tiempo buscar a Bell-kun y sé que cuanto antes mejor...

- ¿Propone una búsqueda por cuenta propia? - pregunta Loki.

- Sí, Takemikazuchi y yo podemos dirigir la búsqueda de Bell-kun y sus compañeros.

Takemikazuchi se levanta y asiente con la idea de Hermes esta vez.

- ¿Y qué ganas tú de esto, Hermes? - dice Loki sospechando de las intenciones del dios mensajero.

- ¿Yo? ¡Nada! La situación me conmovió y no pude evitar querer ayudar.

Loki no puede tragarse la respuesta de Hermes, pero acaba pensando que es mejor aceptar la propuesta.

- Muy bien, entonces... - dice Loki.

- ¡Muy bien! Nos iremos mañana en cuanto amanezca. Encuéntrame frente a la <Torre de Babel>.

- ¿Qué? ¿Qué paso con la urgencia? - pregunta la diosa del herrera, Hefesto.

- No hay que preocuparse, estarán bien. Por cierto, tengo que irme. ¡Hasta mañana! - Hermes sale acompañado de Asfi.

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En la <Anfitriona de la Fertilidad>

Era el final de la tarde, Ryuu salió del establecimiento con una cesta en la mano en dirección al tendedero lleno de ropa. Mientras retira la ropa y la coloca en el cesto, el elfo nota que se alguien se acerca.

- Hola - dice el hombre del sombrero acercándose.

- Hermes... - dice, haciendo contacto visual con el dios. - Estoy ocupada, si no te importa... - Termina secamente reanudando su atención a la tarea que tiene entre manos.

- Ahora, lamento estar en tu camino, pero he venido por algo importante.

Ryuu continuó su tarea.

- Dilo. - dice la elfa aún concentrada en su trabajo.

- Se trata de Bell-kun.

Las palabras del dios la hicieron detenerse de repente. Después de unos segundos, se voltea hacia Hermes.

- Te escucho.

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Al día siguiente.

El sol salía tranquilamente por el horizonte despejando las calles de la ciudad laberíntica. Todo el mundo estaba de pie frente a la <Torre de Babel> como se había organizado. Pasaron los minutos y nadie estaba dispuesto a dar un paso adelante.

- ¿Por qué el retraso, Hermes? Todo el mundo ya está aquí. - dice la diosa Loki un poco impaciente.

- Falta una persona. - dice el dios en cuestión buscando a alguien a su alrededor. - ¡Ah! ¡Ahí está!

De repente, aparece una figura encapuchada y enmascarada que lleva una larga espada de madera en la cintura. Asfi la mira sorprendida.

- Justo a tiempo. Bueno, ¡ya podemos irnos! - dice Hermes a todo el mundo.

- ¿Estás segura de que vas a ir con ellos? - dice Hefesto.

- Por supuesto. Quiero ayudarlos personalmente.

Tras una breve despedida, el grupo de búsqueda se dirige a la Dungeon.

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Habían pasado varias horas. El grupo siguió con cautela por los pisos, los "repelentes" ya habían perdido su efecto hace tiempo. Bell se esforzó por mantener sus propias riendas, no podía dejar que su deseo de batalla interfiriera con su tarea, o en la más trágica de las situaciones, por sus compañeros en peligro.

Durante unas horas más de caminata se encontraron en un vasto terreno abierto, sus paredes y el suelo brillaban como si fueran cristales y en su fondo había una entrada iluminada. Welf y Lily ya estaban al límite, llegando al punto de no poder mover ni un músculo, y aunque intentaban no mostrarlo, Bell también se estaba sobreexigiendo por la larga caminata y las peleas consecutivas. Con sus compañeros en brazos, el chico de pelo blanco pasa sus ojos cansados por toda la zona.

- Sólo un poco más... - dice Bell sin aliento.

Comienza a caminar tan rápido como puede hacia la "luz al final del túnel" con sus amigos desmayados por el cansancio a sus espaldas.

Casi en el tramo final de su camino escuchan un crujido proveniente de la inmensa pared, formando enormes grietas la superficie comienza a romperse formando un cráter de tamaño colosal, los grandes escombros caen sobre el suelo haciendo grandes vibraciones. Bell se encontraba en una situación extremadamente complicada, necesitaba mantener el equilibrio con sus cansadas piernas, sus compañeros dependían de su protección y además tenía que esquivar las rocas que caían. En una rápida mirada hacia atrás Bell identifica a la colosal criatura responsable de esto, nunca la había visto, pero podía reconocerla por las descripciones que había leído. Midiendo aproximadamente siete metros de altura, con piel gris y un cuerpo ancho este era el jefe del piso 17, <Goliath>.

Bell no perdió un segundo, agarró con fuerza a Welf y a Lily y usando toda la fuerza que aún poseía salió disparado hacia la salida. Para la rara desgracia del chico, el colosal monstruo se percató de su presencia, con su largo brazo levanta el puño y lo hace caer violentamente hacia el chico.

"Yo.... No voy a lograrlo..." - piensa con frustración al ver que el golpe va cada vez más rápido hacia él. - ¡RETIRA LA CUARTA RESTRICCIÓN! ¡SCINTILA!

En un grito desesperado Bell activa su milagro con toda la fuerza posible. Un solo y fuerte paso fue suficiente para acortar el espacio entre él y la salida. El ataque del <Goliath> golpeo el suelo haciendo un fuerte temblor, la onda expansiva hizo que el chico de pelo blanco y sus amigos salieran despedidos aún más hacia delante llegando a atravesar completamente la puerta y cayendo al suelo.

Bell estaba más cansado que nunca, había usado mucho más de lo que tenía, su conciencia se desvanecía rápidamente. De repente, un par de piernas entran en su campo de visión, no pudo identificar qué aspecto tenían exactamente pero supo con certeza que eran humanas. En un último esfuerzo estira el brazo y agarra una de las piernas.

- Por favor... Salva a mis amigos... - dice en un tono débil y se desmaya en el mismo instante.

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Bell abre lentamente los párpados, incluso con la visión todavía borrosa podía notar que estaba en un lugar totalmente diferente al de antes.

"¿Dónde estoy?" - se pregunta mientras recupera la conciencia.

El cansancio y la calma del chico de ojos carmesí duraron poco, cuando su visión por fin se enfocó y su conciencia volvió a estar en marcha se levantó bruscamente.

- ¡Welf! ¡Lily! - dice el chico llamando a sus compañeros en voz alta.

- ¿Estás bien? - dice una voz suave al otro lado de la cama del chico, una voz familiar.

Bell se da la vuelta y sus ojos se encuentran con un par de ojos dorados, en el mismo momento en que identificó a su dueña, la chica de pelo dorado y armadura brillante.

- ¿¡Milady Ais!? - dice mostrando un alto grado de sorpresa. - Pero... ¿Cómo? ¿Dónde? - dice el chico confundido tratando de entender cómo ha llegado hasta allí.

- Este es el campamento de nuestra familia. Estamos en el piso 18. - hace una pausa. - Volvemos de la expedición.

Ais pone su mano en la frente del niño. Sus mejillas adquieren un tono rojizo y sus ojos carmesí se abren casi por completo.

- ¿Estás bien? Hace calor. - dijo Ais con ingenuidad, pero aun así mostró cierta preocupación por el chico, lo cual fue notado por él.

- Sí, estoy bien. - dice retomando su postura estoica, pero mostrando una ligera sonrisa en agradecimiento a su preocupación.

Retira su mano de la frente de Bell. El chico más tranquilo recuerda a sus compañeros.

- Estaba con otras dos personas, mis compañeros. ¿Dónde están? - pregunta mostrando una ligera preocupación.

En respuesta, Ais se limitó a mirar hacia otro lado. Mirando en la misma dirección Bell ve a sus amigos tumbados en futones justo a su lado, Maanna también estaba cerca junto con sus cosas.

- Riveria dijo que ya están bien, sólo necesitan descansar.

El chico de ojos carmesí deja escapar un largo suspiro de alivio.

- Es bueno escuchar eso...

Ais dirige su mirada a los dos que duermen. Se sentía feliz de que Bell ya no estuviera solo como antes, pero en el fondo sentía un gran malestar que no sabía qué era y menos aún podía explicar. Pasaron unos segundos, Ais estaba inmersa en sus propios pensamientos, por un largo momento el silencio se apoderó de toda la tienda donde estaban, para los dos jóvenes eso era vergonzoso. A ambos les resultaba extraño que siempre ocurriera cuando estaban solos.

Por primera vez, Ais tomó la iniciativa y rompió el silencio entre los dos.

- ¿Puedes caminar?

- Sí.

- Me han dicho que a Finn le gustaría hablar contigo cuando se despierte. Puedes venir conmigo.

- Sería un honor.

Bell recoge a Maanna y los dos se van. A medida que avanzaban por el campamento, algunos miembros de su familia saludaron al muchacho de pelo blanco, mientras que otros arrugaron la nariz ante él. Entre toda la <Familia Loki> muchos no entendían la razón del trato especial que recibía Bell por parte de los ejecutivos, había quienes aceptaban este hecho y quienes estaban impregnados de envidia.

Los dos se dirigieron hacia el centro, donde había una gran carpa. Una bandera estaba clavada fuera de la gran estructura de tela, la sonrisa cómica del embaucador, el símbolo de la familia a la que estaba afiliado, La <Familia Loki>.

Bell se detiene frente a la entrada con el estandarte girando hacia Ais sin prisa.

- Creo que puedo encargarme desde aquí. Muchas gracias por acompañarme, Milady Ais. - dice con una discreta sonrisa en los labios.

- Está bien... Nos vemos luego. - dice la chica de pelo dorado devolviendo la amabilidad con la misma sonrisa.

Tras la breve despedida, el chico de ojos carmesí entra en la tienda.

- Discúlpenos. - dice cortésmente anunciando su llegada.

A lo lejos, los tres veteranos ejecutivos Finn, Riveria y Gareth. Todos miran en dirección a Bell con miradas serenas y sonrisas en los labios.

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En otro rincón del campamento, un elfo y dos amazonas empezaban a charlar.

- ¿¡De verdad!? ¿¡Argonaut-kun está aquí!?- dice emocionada la amazona más joven, Tiona.

- ¿Argo... nauta? - dice Lefiya en tono bajo preguntándose a quién se refería su amiga.

- ¿¡Has oído eso, Tione!? ¡El Argonauta-kun está aquí! - dice Tiona mostrando que está muy emocionada. - No ha pasado mucho tiempo desde aquella batalla, ¡pero ya ha logrado llegar hasta aquí!

- Te he escuchado muy bien, Tiona. No es necesario repetirlo. - dice Tione, mostrando cierta impaciencia con su hermana.

Lefiya parecía ser la única que no entendía la conversación. Dejando a un lado su vergüenza, decide preguntar:

- De... ¿De quién habla la señorita Tiona?

Las dos se voltearon hacia la joven elfa con cierta sorpresa, habían olvidado que Lefiya no había presenciado la batalla de Bell.

- Estoy hablando de Peliblanco-kun. - respondió Tiona, sonriendo.

- ¿Por qué "Argonauta"? - pregunta la elfa.

- Hehehe, es el nombre de la historia de un héroe. ¿No recuerdas?

- Eres realmente infantil. - dice Tione a su hermana, y luego deja escapar un pequeño suspiro. - Aun así, entiendo... Realmente llego hasta aquí... Admito que eso me impresiono.

- "¿Héroe? ¿Bell-san?" - pensó Lefiya.

- Dicen que ya está despierto. ¡Voy a ir a verlo! ¿Vienes Tione?

- De acuerdo...

- ¿Y tú Lefiya? - dice Tiona.

- ¿Eh? ¿Y yo?

- ¿También quieres ir a verlo? - pregunta Tione.

- Y... Yo, um... Tengo que ayudar a los demás con la cena. - dice Lefiya. En realidad era cierto, pero por alguna razón ella utilizaba este hecho como excusa.

- Bueno... Te veré en otro momento. ¡Vamos Tione! - Tiona sale corriendo por delante. - ¡Argonauta-kun!

- ¡Espera, idiota! No hace falta correr. ¡Y deja de gritar!

Las dos amazonas dejan allí a Lefiya.

- Pero por qué... ¿Soy tan insegura?

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En el interior de la gran carpa, Bell estaba terminando su "informe" de lo sucedido.

- Ya veo. Me alegro de que te esté yendo bien con tu grupo. - dice Finn, y luego sonríe. - Has evolucionado.

Gareth y Riveria miran al chico con la misma sonrisa que el pallum, Bell parecía sorprendido.

- ¿Yo...?

- Sí. Has demostrado tener control sobre tus acciones. Estoy orgulloso de ti. Y mis felicitaciones por tu ascenso de rango.

El chico empezó a sentir algo que no había sentido en mucho tiempo. Felicidad genuina. Bell se arrodilla en el suelo haciendo una reverencia formal y dice:

- Muchas gracias. Yo... Estoy muy feliz... - Bell baja la cabeza no sólo por formalidad, sino que también quería ocultar su más mínima emoción.

- No es necesario, chico. Y tampoco hace falta que escondas tu sonrisa, tienes todos los motivos para llevarla en los labios.

El chico de pelo blanco se levanta revelando su sonrisa contenida.

- No tienes que preocuparte más. Ahora estás con tu familia. - dice Riveria en tono sereno.

- Siéntase libre de descansar. - dice Finn.

- Gracias. - Bell inclina la cabeza en una ligera reverencia. - Disculpen. - sale de la habitación.

Ya en el exterior de la tienda, Bell oye fuertes pasos que se acercan a él junto con una voz estridente muy familiar.

- ¡¡¡ARGONAUTA-KUN!!! - grita Tiona en la distancia saludando al chico de pelo blanco.

Tiona pasó por encima de todo lo que tenía delante como un animal desenfrenado. Justo detrás estaba Tione pidiendo disculpas a los perjudicados.

- Señorita Tiona.

Prepárate para el impacto.

- ¿Qué...? – Bell es interrumpido.

En cuestión de segundos, Bell es atropellado por el piloto que no pudo "frenar" a tiempo. Los dos continúan su camino hasta que son detenidos por unas cajas de suministros que estaban en el camino.

- Auch... - fue la primera palabra que pronunció Bell justo después del incidente, como siempre su tono no reveló nada.

- Lo siento. - dice Tiona bajando del chico.

- E-Está bien. - dice Bell un poco desconcertado.

En cuestión de segundos una mano golpea a Tiona.

- ¡Idiota! ¡Mira lo que has hecho! - dice la golpeadora, Tione.

- ¡He dicho que lo siento!

Comienza una discusión, pero es interrumpida por Bell unos momentos después.

- Señorita Tione, Tiona. Es bueno verlas. - dice el chico retomando su postura.

- Hola Bell. También es bueno verte. - dice Tione cambiando dramáticamente su expresión de enfado a algo más amable.

- ¿Cómo has estado Argonauta-kun?

- ¿Argonauta? - dice Bell ligeramente sorprendido, parecía conocer bien ese nombre.

- ¡Sí! ¡Tú eres Argonauta, Argonauta-kun!

- No te preocupes por ella. Es sólo un apodo tonto que se basó en una historia.

- ¡No es una tontería! - refuta a Tiona con una cara de enfado.

"Argonauta..." - piensa Bell, parecía apreciar su nuevo apodo. - 'Argonauta... ¿No es así? - el chico lanza esas palabras al aire.

Las últimas palabras del chico llaman la atención de las amazonas.

- Conozco esa historia... Muchas gracias. - dice Bell con una discreta sonrisa.

- ¿¡La conoces!? - dice Tiona con entusiasmo.

- Sí. Solía leerla todo el tiempo cuando era un niño.

- ¡Yo también! ¡Es mi historia favorita!

Se produce una breve conversación, pero se termina cuando Bell nota un par de ojos que le miran fijamente, seguidos de un aura especialmente aterradora.

- ¡Ais! - dijo Tiona saludando a la chica de pelo dorado, que parecía estar tratando de mantenerse oculta.

Ante la llamada de la amazona, Ais parecía haber despertado de una especie de trance. La chica se acerca a los demás.

Esta chica puede tener la cara de un ángel, pero puede ser tan temible como una bestia...

- No hay duda... - susurra Bell.

- Es la primera vez que vienes al piso 18, ¿no es así Argonaut-kun? ¿Qué te parece si damos un paseo?

Bell empieza a sentir de nuevo la presión en la mirada de Ais.

- Bueno... Necesito ver cómo están mis amigos. Te lo agradezco, pero quizás en otra ocasión. - dice Bell, tratando de salir de la situación.

- Ah... Muy bien entonces.

Bell dirige su mirada a Ais.

- ¿Quieres...? ¿Quieres venir conmigo?

La presión había desaparecido por completo.

- Está bien. - dijo Ais en respuesta.

Tras una breve despedida los dos se dirigen hacia la tienda donde estaban Welf y Lily. Mientras los dos caminaban, la luz que iluminaba el piso disminuía paulatinamente, asemejándose al atardecer, Bell ya había leído un poco sobre esto, más específicamente sobre el piso 18, las luces similares al sol eran irradiadas por grandes cristales que existían en el techo y poseían un ciclo similar al del día y la noche, incluso el chico ya sabiendo esto no pudo evitar quedar impresionado.

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Bell entra primero en la tienda, para su sorpresa y suerte Welf y Lily acababan de despertarse. Los dos seguían desconcertados, tanto que no se habían dado cuenta de dónde estaban y mucho menos de la presencia del chico allí.

- Welf, Lily. - dice Bell tranquilamente llamando la atención de los dos.

Bell atrajo la atención de los dos, que poco a poco recuperan sus sentidos.

- ¿Bell? - dice Welf, empezando a notar la presencia del chico de pelo blanco a su lado.

- Señor... Bell... ¿Dónde estamos...? - dijo Lily levantándose lentamente.

Los dos parecían un poco cansados, pero no tenían ninguna herida ni nada parecido, lo que alegró a Bell.

- Estamos en el piso 18, en el campamento de mi familia. - dice el chico respondiendo a la pregunta de la pallum. Bell esboza una simple sonrisa. - No te preocupes. La tormenta ha pasado. Puedes descansar.

Wel y Lily relajan sus cuerpos con un fuerte suspiro.

- Supongo que eso también va para ti. - dice Welf.

- ¿Eh?

- Sí. Sr. Bell, usted ha hecho la mayor parte del trabajo. Deberías descansar más que el resto de nosotros.

- Lilicuajo tiene razón esta vez.

En respuesta, Bell mueve la cabeza negativamente.

- Te agradezco que te preocupes por mí, pero ya he descansado bastante.

De repente, en medio de la conmoción, aparece Ais asomando la cabeza en la tienda.

- Bell, ya es hora de cenar. ¿Vienen?

Los dos abren los ojos al ver a la famosa <Sword Princess> en su humilde presencia y también, especialmente, por la forma casual en que se refirió a Bell.

- Vamos a estar allí. - dice Bell despreocupadamente.

- ¿¡QUÉ!? - dijeron los dos a coro.

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Alrededor de la hoguera se forma un enorme círculo, todos los del campamento estaban allí con sus cuencos y tazas llenas, Bell se sentó junto a sus compañeros así como Ais que parecía asegurarse de que estaba. El capitán de la <Familia Loki>, Finn, se levanta poniendo su taza en alto.

- Un brindis por nuestro valiente novato y sus compañeros, que arriesgaron sus vidas por los demás en un acto de verdadera camaradería. Dediquemos esta noche a celebrar su llegada. Ahora nuestra familia sí está reunida. Bueno, ¡salud!

- ¡¡¡SALUD!!!

Todas las copas se levantan como preludio del banquete. El ambiente era agitado pero agradable, todo el mundo hablaba, reía, bebía y comía, de hecho parecía una celebración.

Bell comió su guiso mientras observaba a todos, estaba realmente contento no sólo de que sus amigos estuvieran por fin a salvo, sino también de haberse reunido de nuevo con su familia, este sentimiento le trajo paz como un recuerdo feliz.

- Bell. - dice Ais llamando la atención del chico. - Toma. - ella le deja una fruta en las manos de Bell.

- Esto. - dice el niño analizando la fruta que acaba de recibir. - ¿Es una fruta del piso 18?

Ais asiente.

Por curiosidad, Bell decide probarla. El chico traga, el fuerte sabor dulce le impregna la boca, sus papilas rechazan por completo el alimento que intenta salir a la fuerza. Bell se esfuerza por tragar al menos ese trozo.

- ¿Qué opinas? - pregunta Ais.

- Dulce. Muy dulce. - dice, tratando de ocultar su cara de nauseas.

- ¡Sr. Bell! ¡Sr. Bell! Si no te gusta, me lo puedo quedar.

El chico de pelo blanco no se lo pensó dos veces y le dio el bocado de fruta a Lily.

"Un beso indirecto del señor Bell..." - Pensó Lily con la boca abierta y los ojos cerrados esperando que le metieran la fruta en la boca.

La pallum se quedó con la boca abierta un rato esperando, cuando abrió los ojos se encontró con la mano vacía de Bell, al mirar al otro lado ve a Welf comiendo la fruta en su totalidad.

- ¡Hum! Es demasiado dulce, eh. - dice el pelirrojo.

- Si serás... ¡¡IDIOTA!! - dice Lily con furia, ametrallando a Welf con sus débiles patadas.

- ¡Argonauta-kun! - dice Tiona acercándose a Bell acompañada de Tione.

- Tiona, Tione. - dice Bell identificándolos.

- ¿Podemos sentarnos contigo? - dice Tiona con entusiasmo.

- No veo ningún problema.

Las dos se sientan a los lados de Bell, excluyendo por consiguiente a Ais, que se veía un poco incómoda.

- ¡Tu pelea en el décimo piso fue increíble! Cuando atravesaste a ese minotauro gigante diciendo: ¡¡CALIBURN!! - fingiendo sostener una espada e imita dar un corte. - Eso me puso la piel de gallina.

- De hecho, esa pelea nos sorprendió a todos. Durante la expedición, fuiste mencionado de manera frecuente incluso por el capitán.

- ¿De verdad? - dice Bell, sorprendido y con un ligero rubor en las mejillas.

- Sí, ¡todo el mundo estaba muy emocionado por la pelea! Incluso ese grano en el culo de Bete. - dice Tiona.

- Oh, Bete... Hablando de él, ¿dónde está? Debería estar aquí, ¿no?

- Fue a la superficie para conseguir medicamentos y entregar el informe a Loki por orden del Capitán. - responde Tione.

- Ya veo. Entonces pasará un tiempo antes de que llegue.

- ¡Hey, hey Argonaut-kun! Sobre ese ataque... Caliburn. ¿De casualidad es...? - Tiona es interrumpida.

- Caliburn, la legendaria espada en la piedra. - dice Bell.

- ¿¡Así que la conoces!? - dice Tiona con su voz chillona y una gran sonrisa en los labios.

- Sí. Me gustan mucho los cuentos artúricos.

Tiona parecía más agitada que de costumbre, ese asunto la atraía de una manera que no podía explicar con palabras y de alguna manera Bell sentía lo mismo. Los dos comenzaron a charlar alegremente sobre el tema, Tione estaba totalmente fuera de lugar en la conversación mientras Ais intentaba participar de alguna manera, pero su voz era atropellada por charla del peliblanco y la amazona.

*BOOOMM*

En medio del festejo, un fuerte estruendo cortó por completo el ambiente. Bell dirigió su visión hacia el origen del sonido dándose cuenta de que procedía de la entrada de la planta 17. Sin dar muchas explicaciones Bell se levanta y fue en dirección al origen del problema. Poco después le acompaña también Ais y tras ella Welf y Lily.

Al llegar allí ve a un grupo de personas que pudo identificar.

- Las cosas estaban más agitadas de lo que imaginaba. - dice el hombre rubio de pelo ligeramente ondulado que lleva puesto un sombrero con una pluma.

- ¿Hermes? - dice Bell acercándose al dios.

- ¡Bell-kun! ¡Parece que tu corazonada era correcta! - dice Hermes acercándose al chico y dándole la mano. - Ha pasado mucho tiempo, ¿verdad?

Dando el momento en que Ais y los demás llegan a la escena.

- Ah... Sí - dice Bell, estrechando la mano del dios sin ninguna reacción. - ¿Qué estás haciendo aquí de todos modos? Los dioses no pueden entrar en la Dungeon.

- Ah... Así es. Pero verás, cuando me enteré de que estabas perdido en la Dungeon no pude evitar ofrecerme para ir a rescatarte, y más viendo a Loki en ese estado.

- ¿Así que has venido a buscarnos?

Hermes asiente.

- Gracias. – aumenta la presión en la mano del dios.

- No es nada. Si vas a dar las gracias a alguien, dáselas a ellos, no a mí. - Hermes hace sitio mostrando a tres aventureros que llevan kimonos morados similares. - Hemos llegado hasta aquí gracias a ellos.

Un aire de pesar se puede sentir desde lejos, Bell parecía indiferente, pero Welf y Lily no parecían tan tranquilos como su líder mostrando plena irritación.

Al acercarse a los demás, el chico identifica una figura algo familiar.

"Esa es... Ryuu". - piensa el chico mirando a la figura encapuchada.

Sus miradas se encuentran y se hace un breve saludo.

********************************************************************************

En la carpa donde Bell y su grupo se instalaron estaban todos, Finn también estaba allí. En el centro de la sala, frente al chico de ojos carmesí, estaba Mikoto, una de las tres aventureras de la <Familia Takemikazuchi> que había decidido acudir a su rescate. Estaba de rodillas con la frente en el suelo en un acto de perdón.

- ¡Lo siento mucho! - dice Mikoto con intensidad.

Bell mantuvo su rostro estoico, sus ojos serios juzgando en silencio a los tres que tenía delante.

- Por mucho que lo supliques, no será fácil perdonarte. Nos dejaron entre la vida y la muerte. - dice Lily.

- Sí. - coincide Welf. - No podemos resolverlo así.

- Lo siento mucho. - dice la chica de pelo corto vendada detrás de Mikoto, Chigusa.

- Tienes todo el derecho a estar enfadado. - dice Mikoto, levantando la cabeza. - Puedes gritar todo lo que quieras.

- Si vas a culpar a alguien, cúlpame a mí. Esa fue mi orden. - dice el hombre que también está detrás de Mikoto, Ouka. - Sigo pensando que fue la decisión correcta.

- Me impresiona que hayas dicho eso, grandote. - dice Welf, mirando fijamente a Ouka.

Los dos comienzan a mirarse fijamente. Hasta ahora Finn parecía limitarse a observar toda la situación, a pesar de ser el capitán de la <Familia Loki> y responsable directo de Bell no pretendía tomarlo de la mano, el chico debía dar la última palabra.

- Lo entiendo. - dice Bell por primera vez hasta entonces, todos los allí presentes dirigieron sus miradas al chico. - Efectivamente, no se equivocó en su decisión. - dice, dirigiendo brevemente su mirada a Chigusa. - No te culpo por lo sucedido, y menos aún soy capaz de sentir enojo por ello. Estabas en una situación extrema en la que una vida estaba en juego. Así que... Nunca podré odiarte. Si Welf o Lily estuvieran en una situación similar... Creo que una decisión similar me llevaría a la mente.

Welf y Lily empiezan a entender el punto de vista de Bell.

- Si eso es lo que dice, Sr. Bell... - Dice Lily.

- Lo entiendo. Pero me niego a aceptarlo. - dice Welf, volviendo la cara.

- Ah, está bien. - dice Ouka, asintiendo.

- Te agradezco la comprensión, Welf. - dice Bell en tono sereno.

Junto al chico, Finn parecía satisfecho con el resultado, Bell supo imponerse como líder y eso enorgulleció, como mínimo, al pallum.

- Bien, pasemos al siguiente paso. - dice Hermes. - Braver, sobre nuestro pequeño problema en el piso 17.

Teniendo en cuenta el breve pretexto, Finn pudo entender exactamente lo que el dios quería decir.

- Nos encargaremos del <Goliath>. Nos llevará máximo dos días guardar el campamento. Incluso con la división de tareas. - Dice Finn.

- Así que hasta entonces tenemos un día libre. - Hermes dice a los demás. - Bueno, ¿por qué no descansas y nos tomamos el mañana libre?

Welf, Lily y los demás de la <Familia Takemikazuchi> asienten. Bell parecía no estar dispuesto a relajarse mientras su familia trabajaba, pero finalmente Finn le convenció de que esa era la mejor opción.

- Bueno, buenas noches entonces. - dice Hermes saliendo de la tienda con Asfi.

- ¿A dónde vas? - pregunta Bell con leve sospecha.

- Todavía tengo cosas que discutir con <Braver> y los demás.

- Entonces yo... – Bell es interrumpido.

- No Cranel. Ya has hecho bastante, ahora retírate y descansa. - Dice Finn.

- Muy bien...

- Vamos Ais. - Dice el pallum llamando a la chica que no se había separado de Bell hasta ahora.

- De acuerdo.

Los dos salen de la tienda acompañados por Hermes y Asfi. En una última mirada hacia atrás, Ais mira a Bell.

- Buenas noches. - dice la chica de pelo dorado antes de irse.

Después de un tiempo Bell, Welf y Ouka salen en dirección a la tienda donde se quedarían.

- Welf-kun - dice Chigusa llamando al pelirrojo con un paquete en la mano.

- ¿Eh? - Welf se gira y va hacia la chica.

- Hefesto-sama quería que le diera esto. - le entrega el paquete al herrero. - Dice que tiene un mensaje.

Welf mira el paquete fijamente.

********************************************************************************

Dentro de la tienda principal del campamento se reunieron los ejecutivos de la <Familia Loki> junto con Hermes y Asfi.

- Jaja... Sorprendente, ¿verdad? - dice Hermes sonriendo.

- No es raro que se pidan rescates, pero. - dice Tione.

- Es la primera vez que veo a un dios aparecer también. - dice Gareth.

- Perdóneme, señor Hermes, déjeme ver la situación.... ¿Vino hasta aquí, al piso 18, personalmente a salvar a Cranel y a su grupo? ¿Estoy en lo cierto? - pregunta Finn.

- ¡Bingo!, <Braver>. Fue un trato que hice con la propia Loki. Incluso tengo toda la documentación conmigo. - Dice Hermes sacando una especie de pergamino de su sombrero.

Durante la discusión que estaba comenzando la mirada de Ais se conecta con la de Asfi, una sonrisa simpática surge de las dos mientras se saludan en silencio.

- Ahora más formalmente. Nos gustaría pedir permiso para refugiarnos aquí. Además, esperamos acompañarle en su regreso a la superficie. Esas son nuestras peticiones. - dice Hermes exponiendo sus peticiones.

- ¿Seguridad adicional? - pregunta Finn.

- Realmente nos estarías ayudando. - dice Hermes con una sonrisa. - Teníamos tanta prisa por llegar y nos olvidamos de traer provisiones para el campamento. Por supuesto, siempre podríamos quedarnos en esa fosa a la que llaman "Pueblo viejo"... En cuanto a la comida, ya se nos ocurrirá algo. Si nuestra presencia ocasiona gastos, mi familia pagará la factura al llegar a la superficie. Puede que incluso dé algunos regalos también.

- Estás siendo muy generoso... Para un hombre que sólo cumple con un pedido. - dice Gareth interrogando a Hermes.

- Verás, Hefesto también vino a mí para ayudar a su amado Welf-kun.

Una extraña presión recorría el lugar.

"'Este dios es bueno para negociar. Utilizando sus verdaderos motivos con una ligera sinceridad, les hizo difícil negarse". - Ais pensó observando la forma en que el dios mensajero los "persuadió".

- Sé que debes estar cansado después de la expedición, pero... Espero que considere mi oferta.

- Señor Hermes, el regateo no es necesario. Has ido al rescate de Cranel, tus necesidades serán atendidas. - dice Finn.

- ¡Oh, eres demasiado amable! Le doy las gracias por ello. Vaya, puede que haya llegado un poco tarde, pero ¡felicidades! ¿Supongo que la expedición fue bien? - pregunta el dios.

- Gracias. No tuvimos bajas. - respondió el pallum a Hermes.

- ¡Bueno, eso es genial! Por algo sois la "Familia de Cazagigantes". Sin embargo, me pregunto... ¿Qué podría haber encontrado en el piso 59?

Todos se sorprenden y todas las miradas se fijan en Hermes.

- Somos seguidores de Loki. No tenemos el deber de divulgar los asuntos familiares a dioses con intenciones dudosas.... - Riveria lo refuta.

Las miradas de los tres veteranos ejecutivos se cruzan.

- Tienes razón. Me disculpo. Es simplemente porque ustedes son los primeros en aventurarse hasta allí desde la familia de Zeus hace mucho tiempo. Tenía un poco de curiosidad, lo admito. En realidad, ¿mencioné que Dionisio, Loki y yo hicimos una alianza? Una supuesta conexión entre las víctimas. Para hacer frente a esos monstruos de colores vibrantes, <Violas>, y a los restos de Evilius. - Dice Hermes.

- Me temo que tendremos que confirmarlo con nuestra propia diosa antes de creerle plenamente, señor Hermes. - dice Finn con una sonrisa amistosa.

- Tienes razón. En ese caso, no dude en ignorar lo que le voy a contar ahora. - Dice Hermes. - <Braver>, Finn Deimne, te habrás dado cuenta, pero hay entradas a la Dungeon además de la que se encuentra en Babel. Planeamos que todos ustedes comiencen una investigación completa. Tan pronto como vuelvas a la superficie.

Al cabo de un rato, todos se van, excepto Finn, Gareth y Riveria.

- Ya sospechaba algo así... Parece que no vamos a descansar mucho cuando volvamos a casa. - Dice Finn relajando los hombros.

********************************************************************************

Todas las luces estaban apagadas y todos ya se habían dormido, vagando por el desértico campamento estaba Bell, caminaba sin ningún tipo de dirección buscando algún lugar aislado donde poder quedarse. Al cabo de unos segundos se detiene frente a una pequeña meseta que daba una amplia visión del suelo y del gran árbol que había en su centro.

El chico mira hacia arriba admirando los cristales que se asemejan al cielo estrellado.

- Uno se pregunta si esto es la Dungeon. - dice Bell con serenidad y con la mirada fija en las falsas estrellas.

- ¿Qué miras? - dice una voz suave justo al lado del chico.

Ais había aparecido de la nada a su lado, pero el chico no pareció sorprenderse, parecía que lo había sabido desde el inicio.

- Hm... - mira momentáneamente a Ais pensando en una respuesta. - No podía dormir. ¿Y qué hace aquí, Milady Ais? ¿Tampoco podías dormir?

- No. Te vi caminando. E... Estaba preocupada. - baja un poco la cabeza.

- Lo siento...

Mueve la cabeza negativamente, posando su mirada en Bell.

- No hay problema... - Ais hace una pausa en su discurso durante unos segundos. - ¿Estás molesto por no haber asistido? - dice Ais refiriéndose a la breve reunión que mantuvo Hermes con los demás ejecutivos.

- ¿Es tan evidente? - Los labios de Bell se mueven en una sonrisa forzada. - Siento que no soy lo suficientemente relevante... Finn... Todavía no tienes confianza en mí, ¿verdad? - dice el chico con la cabeza gacha, nada que pueda afirmar con seguridad, pero Bell estaba triste, aunque lo negara con todas sus fuerzas.

Ais se quedó pensativa, acababa de verse envuelta en una situación extremadamente complicada para ella. Para ella entender sus propios sentimientos ya era algo complejo, entonces entender los de otra persona era extremadamente complicado aún más siendo esta Bell. Aun con dificultad Ais decidió que valía la pena, no le gustaba que el chico estuviera en ese estado.

- No lo creo. - dice Ais. - Finn confía en ti lo suficiente como para dejarte tomar decisiones. Como antes con esos aventureros. Podrían haber decidido todo por sí mismo, pero él te dejo la última palabra a ti.

- Pero eso...

- Tampoco era sólo eso. Esa vez... En su lucha contra el minotauro. Confió en ti desde el principio. No sólo él, sino Bete, los demas y yo... Todos lo hicimos. - hace una pausa en su discurso. - Por eso creo que... Que tú eres el que no confía en nosotros.

Los ojos de Bell se abrieron de par en par y su boca se abrió ligeramente. Un sobresalto recorrió su mente y en un chasquido de dedos vio la verdad en las palabras de Ais, en el fondo era verdad que no confiaba en su propia familia usando excusas tontas de por qué no estaba a la altura, como hace un tiempo en los sucesos de <Rivera>. Con la mirada perdida, gira el rostro hacia un lado tratando de ocultar sus signos de tristeza.

- Lo siento... - dice en un tono débil.

De repente, la mano de Ais se posa en su mejilla poniendo su cara frente a la de la chica. Las dos miradas se conectan.

- No busco excusas. Sólo quiero que confíes en mí... En nosotros. De igual forma como lo hiciste durante la <Monsterphilia>. - se acerca a Bell. – Así que, no te burles de nosotros.

Bell toma la mano de Ais, sus ojos ahora expresan confianza.

- Sí. ¡Haré lo que pueda! - dice Bell arqueando los labios en una verdadera sonrisa.

Los dos se quedaron allí un rato más en compañía del otro hasta que les venció el sueño y se durmieron.

//\\Continuara...//\\

*Swones al habla*

Dije que iba a durar un poco más en traer un capitulo y les traigo uno al día siguiente... Esa es la diferencia entre estar desocupado y no estar ocupado. Bueno aquí este más calmado, pero antes de la tempestad viene la calma. No olvidéis mis jóvenes lectores en dar su opinión en algo que creáis que se pueda mejorar en la traduccion, y antes de irme los dejo con un meme para los que leyeron el capítulo completo y algo más que se me ocurra.



La otra vez fue un edit de Zero Two y ahora uno de Ichigo que personalmente prefiero más que a Zero Two. Y sin nada más que decir, este fue Swones, cambio y fuera.

PD. Debo preguntar ¿Les gustan mis edits? Porque si no, solo me voy a limitar a poner memes o nada en todo caso.

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