Siete
—Entonces, ¿JungKook es tu novio? —Jin preguntó curioso mientras bañaba a un gigantesco san bernardo.
Jin de verdad estaba agradecido de que JiMin le esté ayudando esta vez con los baños porque este peludo amigo estaba lleno de lodo.
El perro estaba tranquilo, sentado y disfrutando del baño.
—No. —JiMin contestó serio.
Este es el asunto.
Llevaban seis semanas viéndose.
Como amigos claramente.
Después de esa adorable visita a la cafetería favorita de JiMin técnicamente adoptaron el hábito de salir a almorzar juntos, y a comer, y a cenar, y también a caminar por el parque.
Claro que JiMin mantenía su espectacular personalidad callada, pero se había abierto un poco más a la posibilidad de entablar una amistad con el lindo omega de ojos azules y olor a fresas.
—¿Te das cuenta que se ven todos los días?
—Tú y yo nos vemos todos los días y no somos una pareja.
—A mi nunca me gustaría una amargada como tú. —Jin rió y se asomó desde el otro lado del perro y vio a JiMin limpiando las orejas del gran san bernardo. —pero, se ven todos los días y tú le gustas a JungKook y claramente a ti te gusta JungKook.
—¿Quien dice que me gusta JungKook?
—No lo sé, el hecho de que no lo haz echado fuera de tu vida.
—A ti tampoco te he echado de mi vida, sé cómo mantener una amistad.
—Número uno: de mi ya no te desharás, hazle como quieras. —Jin enumeró. —número dos: odias que los omegas se acerquen a coquetear contigo.
—JungKook no me coquetea.
—Claro que lo hace. —Jin puso más acondicionador especial para perros para poder quitarle un nudo al cabello del perro. —es todo adorable frente a ti y te trae dulces y así.
—Porque somos amigos.
—¡Le gustas! —Jin dijo exasperado.
—¡No le gusto! —JiMin rodó los ojos. —solo somos amigos y disfruto la compañía de JungKook, no me disgusta su olor y de verdad quiero tenerlo en mi vida todos los días, ¿okay? —JiMin perdió la paciencia por un segundo.
Jin se asomó desde la parte donde estaba para ver a JiMin.
—te gusta JungKook. —Jin hizo una sonrisa burlona.
—Eres increíblemente testarudo, —JiMin rodó los ojos. —y si en dado caso hipotético, él me gustará ¿que quieres que haga?
Jin chillo emocionado.
—¡Que lo hagas tu novio oficial!
JiMin rió sarcástico.
—Mala suerte para ti que no me gusta JungKook. —Jimin exclamó y se quitó los guantes con los que estaba trabajando.
Jin vio al perro junto a él que aún necesitaba enjuagarse.
—Es un hueso duro de roer. —rió por su propio mal chiste.
JiMin estaba cerrando la clínica.
Eran las ocho de la noche y había quedado de ir a cenar con JungKook a ese restaurante nuevo de comida china.
Sonrió inconscientemente al recordar a un JungKook emocionado por el simple hecho de que el logo del restaurante tenía una gatito de la fortuna.
—¡Doctor, no cierre! —una voz chillona llamó su atención.
Dos omegas bajaron de un auto con un perro grande en sus manos.
Ambas omegas se veían preocupadas y desesperadas.
—¡Hemos estado buscando un veterinario por horas! —una de las omegas lloraba desesperada. —lo encontramos en medio de la calle, algún imbécil lo atropelló y abandonó.
JiMin abrió rápido la clínica y volvió a su trabajo olvidando al lindo omega de ojos azules y un ramo de margaritas que le había comprado a JiMin.
La mañana siguiente JiMin entró a la veterinaria.
Su noche fue un poco difícil.
Logró salvar al perro y consiguió después de unas horas que las omegas se fueran a su hogar, pero fue difícil, el perro de verdad estaba lastimado y las omegas eran tercas.
Llegó a las 12am a su departamento y ni siquiera revisó su celular, estaba exhausto para lidiar con otra cosa.
—Buenos días, galán. —Jin saludó feliz.
—¿Galán? —JiMin tomo un sorbo de su café.
Sin azúcar y sin crema.
—¿Tu cita con JungKook de ayer? —Jin dijo con obviedad.
Demonios...
Lo había olvidado por completo.
Tomó su celular y revisó sus mensajes.
Cuatro mensajes de JungKook a diferentes horas.
Uno en que confirmaba que estaba en el restaurante.
Otro en que le preguntaba si quería pollo a la naranja para ir ordenando para cuando llegara.
Otro diciéndole que estaban apunto de cerrar.
Y el último diciéndole buenas noches.
JiMin pegó su cabeza al mostrador débilmente.
—Lo deje plantado.
Jin lo vio con sorpresa.
—¿Lo dejaste plantado?
—Anoche hubo una emergencia y no pude ir con él y ni siquiera le avisé. —
JiMin se recostó en el mostrador, oculto su rostro entre sus manos.
Con razón su alfa estaba tan inquieto anoche.
No era el olor desesperado de las omegas o la situación tan complicada.
Él siempre había sido capaz de controlarse.
Pero esta vez fue diferente.
Su alfa le estaba rogando ir con louis.
—Wow... —Jin veía curioso a JiMin. —¿y como te sientes con eso?
JiMin vio confundido a Jin.
—De la mierda. —JiMin soltó tosco. —me siento culpable.
Jin se levantó de su silla y aplaudió.
—¡Te gusta JungKook! —levantó las manos al aire. —¡te súper gusta JungKook!
JiMin frunció el ceño.
—¿Eso que tiene que ver? —algo se revolvió en su interior.
—¡Tu nunca te sientes tan culpable! —Jin lo apunto como si fuera una pista. —no eres un imbécil pero cuando haz dejado por accidente plantado a un omega para una cita nunca te haz sentido así. — Jin sonrió satisfecho. —eso quiere decir que te gusta JungKook.
JiMin rió seco.
—JungKook es mi amigo.
Jin frunció el ceño sonriendo burlón, después de unos segundos levantó las cejas y las manos en señal de rendición.
—Bien. —Jin soltó. —que bueno que solo es tu amigo... —Jin sonrió satisfecho. —mi primo nicholas cree que está listo para salir de nuevo y creo que louis le gustaría mucho, el otro día vio una foto del evento y me preguntó por el lindo omega de traje azul. —Jin sonrió inocente.
JiMin gruñó fuerte.
Jin sonrió satisfecho.
—Tu primo es un patán.
—¿El dulce e inocente nicholas? —Jin preguntó curioso. —¿el dulce nicholas que le compró cien rosas blancas a exnovio?, ¿o el que dejó ir a su omega para que él pudiese tener una mejor carrera en otro país, renunciando a sus propios deseos por el bienestar de su amor?
JiMin gruñó.
—No quiero que JungKook salga con él.
—Porque louis te gusta. —Jin levantó una ceja.
—No...
—¡Si no te gusta, entonces deja de actuar como si fuera tu novio! —Jin dijo exasperado. —¡claramente le gustas! si no estás interesado en él de la misma manera entonces dile de una buena vez para que no lo lastimes con tu maldita terquedad en contra del amor.
JiMin vio mal a Jin y rodó los ojos.
—¿sabes que? —JiMin sonrió satisfecho. —lo haré, esta noche.
Jin lo vio sorprendido pero cambió su rostro a uno de enojo.
—¡Bien, arruina tu oportunidad de estar con el omega de tus sueños!
—¡Bien! —JiMin azoto la puerta de su consultorio para poder empezar a trabajar con su papeleo.
Jin solo pensaba en lo estúpido que era JungKook.
y JiMin...
solo reunía valor para poder hablar con JiMin.
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