50 | Mikaelson christmas drama
Megan miró el pantano esperando que Mattia apareciera por allí. La loba lo escuchó incluso antes de que apareciera en su campo de visión.
— Se que necesitabas espacio, y te lo he dado, pero pensé que con el tiempo volverías a casa. —mencionó Megan nada más sus ojos se posaron el ella.
— Ya, al piso que Elijah alquilo obligando al dueño, y al dormitorio con vistas al estudio de Klaus.
Mattia clavo el hacha en la madera.
— ¿Lo quieres a él?
— Mattia. —advirtió.
— Dime la verdad por una vez.
Megan miró para otro lado. No servía de nada mentir, solo empeoraría la situación con Mattia. Era hora de afrontar lo que sentía por Klaus, y aunque odiaba y amaba ese sentimiento a partes iguales, era algo que no quería admitir.
Pero que ahora en adelante haría.
— Lo sabias... lo sabias cuando te casaste conmigo.
— Ha pasado un año. He estado a tu lado, he luchado por ti y tenemos una hija. Te amo y a Hayden. Pero ¿sabes qué es lo peor? —Meg guardó silencio.— Salir de esos bosques y verte sentada ahí... es lo más bonito que he visto en mi vida. Incluso enfadado preferiría estar contigo que en cualquier otro sitio. ¿Que clase de idiota soy?
— Mis sentimientos por Klaus son complicados, pero eso no significa que no te quiera, Mattia. —le tomó de la mano.— Te elegí a ti, y te vuelvo a elegir cada día. ¿No es suficiente?
Mattia no respondió, pero tampoco se apartó.
— Es nuestra primera navidad juntos. La primera navidad de Dina. —le recordó.— Nunca he tenido una Navidad feliz en familia. Solo quiero una noche tranquila contigo, nuestra niña, Hayley, Hope y Jackson. Nuestra familia. —murmuró.— Y no me importa si su casa está en llamas. Por una noche, dejaré que arda, pero, por favor, ven a casa.
Mattia tardó un par de segundos en contestar, la mirada de Megan rogándole.
— De acuerdo. —acepto.— Nos vemos allí.
Megan sonrió.
— Gracias.
. . .
Megan entró al complejo empujando con rapidez el carrito que contenía a Hayden. La híbrida lo dejó a un lado y se arrodilló frente a una inconsciente Freya.
— ¿Qué ha pasado? —le preguntó a Mattia, quien la había salvado y la había llamado para que acudiera.
— La han atacado tres vampiros bien vestidos.
— Los Strix. —maldijo Meg.
— Si. Y necesita tu sangre.
Megan se mordió la muñeca y después la colocó en la boca de Freya, quien bebió de inmediato.
— ¿Estás bien? —le pregunto a su marido.
El pelinegro asintió.
— Es difícil ignorar cuando alguien necesita tu ayuda, ¿eh? —ante las palabras de Meg el chico asintió cabizbajo.
Freya se separó de la muñeca de Meg.
— Se la han llevado, la serratura. —confesó la bruja.— Iba a reunirme con una bruja de la estirpe que la creó. Esperaba que me ayudara a destruirla, pero no es posible. Dijo que la única manera de deshacerse de ella es usándola. —relato. Miró a Megan.— Debemos recuperarla y encerrar a otro. Me da igual quien mientras que no sea de nuestra familia.
— Espera. —la interrumpió la castaña.— ¿Por qué no vamos a ver a Tristan y se la pedimos muy amablemente?
La entrada de Elijah al complejo callo la respuesta de Freya.
— Me temo que tenemos un problema mucho más urgente.
Megan se levantó del sofá, expectante a que otra persona entrara detrás del de traje.
— Para ser justa, soy el problema más bonito y urgente que habéis visto jamás. —habló Rebekah entrado.
— ¡Bekah! —chillo Megan antes de abalanzarse hacia ella.
La rubia rio.
— Yo también me alegro de verte, Meg. —se separo.— Ahora dime, ¿dónde está mi pequeña sobrina Ondina?
. . .
Freya revisaba la marca del brazo de Rebekah mientras que la rubia mirada embobada a Hayden. No era sorpresa para nadie lo mucho que amaba Rebekah a los niños pequeños.
— Dame las malas noticias, doctora. —pidió la vampira.
— La estaca de Aya estaba maldita. Te ha infectado. —murmuró Freya.— A medida que esta marca crezca, te volverás loca. Si no se controla, te volverás una destripadora implacable e imparable.
— Aya siempre ha sido meticulosa.
— Vaya perra. —bufó Meg.
Rebekah asintió.
— Los Strix siempre usan garantías. —habló Elijah.— Por si lográbamos recuperar tu cuerpo, te maldijeron. Si alguien se desmadra, no es difícil cazarlo. —se acercó a Freya.— ¿Puedes arreglarlo?
La bruja observó detalladamente la estaca.
— El hechizo está tallado aquí. Puedo revertirlo. Solo necesito un poco de tiempo y muchísima magia.
— Genial. —ánimo Meg.
En cuanto Freya se levantó se desmayó de repentina manera. Elijah la colocó en el sofá con cuidado.
— Estaba bien. Megan la ha curado. —hablo Mattia por primera vez.
El de traje examinó a la bruja, encontrando una herida sin curar en el cuello.
— Esta herida no está curada. Es veneno. —murmuró con rabia.— Se trata de un intento de asesinato.
. . .
— Se está despertando. —anunció Megan.
Freya se incorporó.
— ¿Estás bien? —le preguntó Elijah.
— Me siento débil. —respondió.
Megan se pasó una mano por la cara.
— Esos vampiros debieron clavarle algo. —hablo Mattia.
— A los Strix les gusta el veneno de acción lenta. Hay un antídoto. —cogió su móvil.— Voy a intentar conseguirlo. —se marchó.
Freya miro la marca del brazo de su hermana.
— Para esto, voy a necesitar un cuchillo de plata pura y raíz de almizcle blanco.
Meg miró a su esposo.
— Iré a por el cuchillo.
— Y yo a por la raíz. —dijo el pelinegro comenzando a caminar hacia la salida.
— Freya, ahora apenas puedes hacer volar una pluma, no hablemos ya de salvar el mundo.
— Canalizare a Finn. —dijo a modo de excusa.
— Estupendo. Mi destino está en manos de mi hermano, el oveja negra, que tenemos metido en un collar. —murmuró Rebekah con sarcasmo.— Seguro que está deseando ayudar.
— Es el único brujo poderoso que nos queda. —se levanto.— Y tú y yo nos hemos quedado sin opciones, hermana.
. . .
Megan se dio la vuelta tras acostar a Hayden en la cuna. Rebekah le habló desde la cama.
— No te preocupes. Aun no me he convertido en demonio. No más de lo habitual.
— Me alegro. No me gustaría patearte el trasero antes de volver a abrazarte. —se volvió a abalanzar sobre la rubia.
— Tenemos que hablar de tu vestuario. —cogió un jersey.— Esto es una monada.
— No es mío. Es de Cami. —rio.— Se ha estado quedando aquí las últimas noches. En realidad, ahora Mattia y yo tenemos nuestra propia casa. Aunque todavía no logramos mantenernos al margen del drama Mikaelson. —se dio la vuelta para guardar un par de cosas de Hayden.
— No parece molestarte el drama familiar cuando necesitas algo de nosotros, como un vestido decente o un canguro.
— ¿Perdona? —Megan frunció el ceño girándose para mirar a Rebekah.
— Pero cuando tienes que culpar a alguien de tu infelicidad, parece que somos los enemigos.
— Bekah, esta no eres tu.
— Me equivoque. Pensaba que éramos amigas, casi hermanas, pero la última vez que hablamos querías apartar a Hope de esta familia para siempre. ¿En qué quedamos, Megan? —se acercó a ella.— ¿Eres una amiga, eres familia, o quizás...?
Rebekah la lanzó contra la pared y la agarró del cuello, dejándola sin respiración.
— Has sido una enemiga desde el principio. —deliro.— Se sincera: quieres a Klaus muerto, ¿verdad? Nunca has sentido nada por él, todo era una mentira para engatusarlo y después matarlo. —la soltó.
— Rebekah, me he dejado la vida intentando luchar contra esta profecía a costa de mi propia familia.
La rubia rio.
— ¿Te refieres a ese marido falso con el que te paseas en frente de Klaus? ¿Sabes el sufrimiento que le causas? —le acarició el pelo.— Quizá te gusta saber que aun tienes el poder para destrozar su corazón.
Megan la empujó, alejándola de ella.
— Te equivocas. Preferiría morir antes que verle sufrir.
— Bueno, aún no, amor, pero puede que hoy sí. Hayley y tú habéis separado a mis hermanos. Si se enfrentan entre ellos, como la profecía indica, será por tu culpa.
Rebekah volvió a empujarla, pero esta vez chocaron contra una puerta de cristal, traspasándola al romperla. Eso no le bastó a la rubia, quien siguió empujando a Megan hasta que ambas cayeron por la barandilla piso abajo.
La castaña se levantó con rapidez adoptando sus ojos de hibrida. La primera en atacar fue la vampira, mientras que Megan trataba simplemente de esquivar sus golpes, ya que no quería hacerle daño a Rebekah.
Meg cayó al suelo por un golpe enviado por la rubia, quien intentó volver a atacar pero Elijah se interpuso.
— ¡Escúchame! ¡Rebekah! —le ordeno el de traje mientras la rubia no paraba de querer zafarse de su agarre.— Contrólate. —le pidió cuando ella se calmó.
Megan se levantó del suelo con precaución.
— Querido hermano, tengo el control. —habló con sus ojos normales.
— Bien. —murmuró Elijah antes de soltarla.
Megan soltó un jadeo cuando Rebekah le dio un inesperado golpe a Elijah, partiéndole el cuello en el acto.
Sin darle tiempo a actuar, Rebekah metió su mano en el pecho de Megan, directo a su corazón.
— ¡Rebekah! —El grito de Klaus hizo que la vampira lo mirara.— Con ella no. —sentenció.
Klaus hizo que Rebekah sacara su mano de dentro del pecho de Megan. La siguiente víctima fue Cami, pero la rubia no llegó a tocarla.
Mientras que los hermanos Mikaelson peleaban Cami se acercó a Megan y le tendió un maletín que contenía el antídoto para el veneno de Freya. la híbrida corrió escaleras arriba para encontrarse con Mattia, quien vigilaba a una inconsciente Freya.
— Estoy bien, tranquilo. —le aseguro. Le tendió la jeringuilla que contenía el maletín.— En el corazón.
Mattia tendió completamente a Freya en el suelo antes de quitarle la tapa a la jeringuilla y clavársela en el corazón a la bruja. Freya se incorporó de inmediato y miró al pelinegro.
— ¿Conseguiste el almizcle blanco?
Mattia se lo dio. Freya comenzó a recitar. El pelinegro se acercó a su esposa, quien simplemente miraba a la rubia con una mueca.
. . .
— ¿Estás lista para irnos?
— Si. —respondió.— "¿Soy mala madre por dejar que mi hija muerda un juguete que tiene más de un milenio?" Hayley necesita consejo.
— Hope es dura. Creo que puede con ello. Pero por si acaso, no lo hagas con nuestra hija. —Meg rio.— ¿Estás bien?
— Nunca me acostumbraré a tener un puño alrededor del corazón. —suspiró.— Lo siento mucho, Matt. Se que prometí que pasaremos la noche en familia. Incluso tenía un estúpido plan en el que cocinaría algo para cenar, que posiblemente sabría fatal porque solo se cocinar galletas, y que acabaríamos la noche viendo la primera película de Harry Potter. —puso una mueca.— Y, sin embargo, aquí estamos.
— No tienes que disculparte. Hoy he sido yo quien ha visto la casa en llamas y ha decidido no dejarla arder.
— ¿Por qué lo has hecho?
— Instinto. —respondió simplemente.— Sentí como si alguien de mi manada estuviera en peligro y actué. Pero no me malinterpretes. Mi familia política es un asco.
Megan rió con fuerza.
— Pero, oye, hoy han luchado ferozmente para protegerse mutuamente, y eso lo respeto. —se acercó a ella.— Nací para quererte, Megan. Y si eso significa que tengo que lidiar con los Mikaelson, lo haré.
Meg posó sus manos en las mejillas del pelinegro para fundirse en un tierno beso.
— Si nos vamos ahora aún podemos ver la peli de Harry Potter esta noche. —propuso Megan.
— Tengo una idea mejor.
. . .
— Megan, dime por favor que eso que lleva Hayden no es un traje de papá Noel. —pidió Elijah.
— Dinita lleva un traje de elfo, inculto. —contestó Megan bajando las escaleras junto a Hayley.
La idea de Mattia había sido celebrar la navidad todos juntos, es decir, los Mikaelson, Camille Hayley, Jackson, Hope y los James-Marshall.
— ¿No querías una navidad feliz en familia? pues aquí está toda la familia. —murmuró Mattia cuando Megan se acercó a él.
— Te quiero. —susurro antes de darle un beso.
— Megan, deja de hacer... eso y pásame a la elfa. —ordenó Elijah.
— Por favor, Elijah, ni que fueras virgen.
— Silencio, cochina. —se dio la vuelta con Hayden.
Klaus se acerco a Mattia.
— Gracias por ayudar a Freya. —hablo ofreciéndole una copa.— Desgraciadamente, nos hemos quedado sin aguardiente casero.
Klaus río, Megan acabo contagiada de su risa.
— Bueno, Nik, pareces feliz esta noche. —dijo Rebekah entrando.— La terapia está dando frutos.
— Oh, no. —negó Klaus mirando tras Rebekah.
— Si, ya se que no es exactamente una hoguera, pero la he improvisado yo. —sonrió.— Vamos. Es tradición.
— ¿Tradición? —preguntó Camille.
— Escribirnos deseos y los quemamos. Da suerte. —explicó Klaus.— Aunque no recuerdo haber deseado tener más enemigos.
— Eso es porque Santa te tiene en la lista de los traviesos. —hablo Meg.— Andando. Esta será la primera hoguera de Hayden.
. . .
Megan observó con felicidad su entorno. Mattia tenía a Hayden y reía junto a Jackson, Hayley besaba la cabeza de Hope, Elijah la observaba y Freya, Rebekah y Cami hablaban amenamente. La híbrida buscó con la mirada a Klaus, cuando sus ojos se encontraron los suyos ya la miraban.
Sin necesitar palabras Megan le sonrió, Klaus le sonrió de vuelta.
Rebekah entró en la sala con la chaqueta puesta, indicando que ese era el momento en el que ella se iba. No podía quedarse porque era muy peligroso que descubrieran que estaba ahí.
— Siento mucho lo que dije, Meg.
— No pasa nada, Bekah.
— ¿Sabes? La última vez que me fui, pensé que odiarías a Klaus para siempre.
— Yo también. pero incluso cuando lo odias... —dejo la frase a medias.
Rebekah le sonrió antes de abrazarla.
Eirene's note:
Dos capitulos en un dia? Que esta pasando.
Mattia esta de vueltaaaaaaaaa
¿Opiniones? ¿Algo que queráis ver?
Solo digo que esto es la calma antes de la tormeta...
Dinita con el traje de elfa>>>>>>>
Echaba demenos a Rebekah, la verdad, y ahora se vuelve a ir.
¿Algo que querais comentar?
Adiosssssss
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