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23: A discovery in the moonlight.

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VOL. I | CURSED
E23T1: SPRING COURT
Un escubrimiento a la luz de la luna
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Maratón 1/2
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━━━POR UN MOMENTO SOLO PUDE VER OSCURIDAD, sentir oscuridad, estaba sumida en una negrura absoluta que se enroscaba a mi alrededor como un remolino de penumbras, asfixiándome, estrujándome entre sus tentáculos, abrazando cada centímetro de mi piel como una ventisca helada que sacudía mi cabello en todas las direcciones, disparando todas mis alarmas al mismo tiempo.

Era... no sabía cómo describirlo; impactante. Una oscuridad infinita bañada con millones de fragmentos brillantes como estrellas que iban y venían a una velocidad abrumadora, girando a mi alrededor como si de pronto me hubiera convertido en el ojo de un huracán sobrenatural. Estaba segura que de no haber estado aferrada al cuerpo de aquel inmortal, cuyos brazos en torno a mí se habían vuelto de acerco, manteniéndome anclada a tierra, lo más seguro es que hubiera sido arrastrada por las sombras hacia el vacío.

El hedor metálico de la magia impregnó de lleno en mis pulmones, quemando mi nariz hasta marearme. Mi estomago se retorció en medio del caos al comprender que la fuente era quien me sostenía en contra de mi voluntad, sin darme la posibilidad de escapar.

Sin embargo, tan pronto que no lo habia visto venir, esta oscuridad se desvaneció en el aire, evaporándose en la nada. El frenético viento cesó, las estrellas se extinguieron y solo quedo silencio en medio de los desbocados latidos de mi corazón. Ya no había hogueras. La cueva habia desaparecido, como también los inmortales y los penetrantes golpeteos de los tambores. Y aunque en parte era un alivio encontrarme lejos de esa celebración, lejos del guerrero alto fae rubio de mirada feroz, no pude evitar querer estar en otro lugar que no fuera aquel en donde me encontraba ahora mismo.

Pero, ¿Exactamente en donde me encontraba?

Un segundo estuve desorientada, apenas divisando una luna brillante en lo alto del cielo despejado nocturno, un claro rodeado por infinidades de árboles y lo que me pareció ser pequeña colina de pasto verde; y luego, un segundo más tarde, fui empujada por el macho qué, sin un poquito de amabilidad, me impactó contra una superficie rocosa, causándome un dolor descomunal en la parte trasera de mi cabeza Una mano apresaba mi cuello impidiéndome la posibilidad de moverme; la otra estaba alzada, enseñándome un objeto alargado y brillante del color de la plata.

Mi daga.

—Ahora que estamos solos me dirás todo lo que necesito saber sobre ti —espetó en un tono gélido que me recordó al peor y más crudo de los inviernos, de esos que azotaban estacionalmente en mi aldea. El agarre en mi garganta era tan firme que incluso me impidió tragar saliva por el miedo—. ¿Quién eres tú? ¿Quién te ha dado la orden de seguirme?

Su pregunta llegó a confundirme, y mucho, pero solo por una fracción de segundos, pues el pavor que sentía hasta los huesos era incluso mucho más profundo que cualquier otro sentimiento. Me repetí a mí misma que no habia cavidad para algo tan insignificante como la confusión, no cuando la posibilidad de perecer entre sus manos era incluso mucho más real; mucho más aterradora.

Pese a ello, el inmortal esperaba una respuesta de mi parte, pero con el agarre obstruyendo parte de mis cuerdas vocales tan solo pude soltar unas patéticas palabras:

—Yo... no entiendo... de que estas... hablando.

El rostro del inmortal se crispó en una furia tranquila, para nada contento con mi respuesta e intensificó el agarre en mi tráquea un poco más. Y teniendo en cuenta la fuerza de los inmortales, un poco podría ser tomado como un calvario personal. El dolor que me produjo fue exorbitante, asfixiante. Mi cuerpo se sacudió violentamente en busca de aire. Por un momento quise gritar como protesta, pero incluso eso resultaba imposible cuando me tenía sujeta de ese modo, impidiéndome siquiera dejar escapar un grito de auxilio.

—Respuesta incorrecta, dulzura. Mentirme no te favorecerá en lo más mínimo. —Era increíble. Como podía causar tanto daño y seguir sonando tan calmado, tan... imperturbable. Era la evidencia que necesitaba para saber que estrangularme no requería del más mínimo esfuerzo para él y qué, seguramente, tampoco era la primera vez que repartía ese tipo de sufrimiento en alguien más—. Intentémoslo de nuevo: ¿Quién te ha mandado? ¿Para quién trabajas?

Sus siguientes preguntas me resultaron el doble de desconcertantes. No pude encontrar una razón lógica para que me estuviera preguntando tal cosa, y mucho me temía que nada tendría sentido como siquiera estrangulándome de aquella forma. Ya podía sentir los primeros estragos ante la falta de oxígeno, como pequeñas motas negras nublando parte de mi visión. Un recordatorio de que estaba a punto de colapsar por la falta de oxígeno.

El inmortal debió de intuir que no conseguiría nada como siquiera sometiéndome de esa manera, porque entonces, con una expresión que reflejaba su descontento, decidió aflojar el agarre en mi cuello tan solo un poco. Lo suficiente como para que pudiera tomar una bocanada de aire y....

... La sensación se sintió como bálsamo sobre mis pulmones, que recibieron el oxígeno como un pez que se le permitía volver a estar dentro del agua. Una sensación que me hizo temblar entre el alivio y el pánico mientras tosía bruscamente sin parar. Al mismo tiempo, mi visión, nublada por las lágrimas y los puntos negros, enfocó el rostro del alto fae frente a mí.

Ese rostro tan hermoso y al mismo tan peligroso que resplandecía solo donde la luz de la luna lo tocaba, dándole un aire amenazante, allí, donde las sombras lo cubrían como una amiga. Y por primera vez desde que ambos habíamos cruzado palabras en el Calanmai, en el primer choque de miradas; el primer cruce de palabras, pude caer en un detalle que habia ignorado deliberadamente antes por haber estado enfocada solo en la seguridad de mi hermana.

Los ojos del inmortal, qué alguna vez me habían parecido azules por el reflejo de las hogueras en realidad eran purpuras, casi violetas; un color tan fascinante y magnético que asemejaba a una explosión de constelaciones en medio de una galaxia silenciosa. Una característica única que solo habia visto en una persona, y solo una persona, durante los últimos diecisiete años de toda mi vida.

En los míos.

Un viento helado acaricio mi espina dorsal, estremeciéndome entera. El inmortal, creyendo que se trataba de una reacción desencadenada por el miedo que sentía por su persona, tan solo entrecerró esos bellos e hipnóticos ojos en mi dirección y siseó:

—Encontraras que mi paciencia no es infinita, niña. Es cooperar o morir; tu eliges.

Aun estupefacta por mi más reciente descubrimiento, me esforcé en cumplir con su orden. Aunque por dentro tenía cientos de preguntas diferentes que me moría por hacerle, el miedo que sentí ante la posibilidad de ser estrangulada de nuevo con esa fuerza descomunal eclipsó cualquier tipo de curiosidad que yo pudiera sentir por el color de sus ojos.

—No sé de lo que estás hablando... —tosí—. Yo solo vine a buscar a... mi hermana. —Con cada esfuerzo, mi garganta dolía horrores; luché inútilmente para quitarme la mano del inmortal, pero se me hizo imposible. El maldito me sostenía con temple de acero y, en medio de la desesperación, le grité—: ¡Su-Suéltame! ¡Yo ni siquiera te conozco!

—No te creo —replicó este tranquilamente, sin alterar siquiera un musculo mientras me miraba con esa expresión hostil en la cara—. Es imposible que seas su hermana, no cuando te pareces tanto a... —se calló, como si no pudiera pronunciar aquello ultimo sin sentir una furia devastadora por dentro. Algo peligroso se movió en el extraordinario color de sus ojos, como el principio de lo que podría ser un poder catastrófico que se esfumo tan pronto que me hizo preguntarme si en realidad lo habia imaginado. Un par de respiraciones más tarde, y volvió hablar con normalidad—. No soy capaz de entrar en tu cabeza. Esos escudos mentales... no son como cualquier otra cosa que hubiera visto. Así que la única explicación posible que puedo encontrar es que seas enviada por ella.

—¿E-Ella? —tartamudeé como pude, desconcertada— ¿Qué mierdas estas diciendo? ¡Estas loco! ¡Loco y desquiciado! ¿Acaso es de inmortales ser tan...?

Antes de que pudiera continuar con el insulto, el inmortal me impactó con fuerza contra la pared de roca en la que me tenía apoyada. El dolor estalló en mi cabeza como cientos de agujas que se clavaron violentamente en mi cráneo, mareándome, dejándome sin aliento por lo repentino que habia sido el golpe.

Dioses, lloriquee en pensamientos, gruñendo de dolor.

—No creo que te encuentres en posición de enfrentarte a mí. No, al menos, si aprecias en algo tu pequeña e insignificante vida —espetó el alto fae en medio de mi agonía, con una elegancia y un tono de fingida cortesía, como si no hubiera estampado mi cuerpo contra una gigantesca masa de piedra. Lo miré con los ojos entrecerrados, tratando de transmitir todo el odio que sentía por dentro—. Entonces, dime, ¿Fue ella quien te envió y ordenó que me vigilaras?

Gemí de dolor, pensando frenéticamente a quien demonios se estaría refiriendo como «Ella». La única persona que podría ocurrírseme en ese momento era...

—¿A-Amarantha?

La oscuridad estalló detrás de él como una gigantesca nube de humo, tragándose la bella imagen del prado a sus espaldas y devorándose de un solo bocado el brillo de la luna hasta que solo quedó una profunda e inquietante penumbra. No pude hacer otra cosa que mirar con asombro la escena. El poder que se habia desatado provenía de una furia que estaba lejos de toda mi comprensión.

Pero que no lo entendiera no significaba que no pudiera sentirla... Ese poder tan devastador, destructor, tan intenso que habia sido capaz de extinguir la luz y someter todo lo que conocía a su voluntad.

Un poder del que habia comenzado a temer.

Los ojos del inmortal, esos ojos que aún me estremecían por ser tan parecidos a los míos y que seguía escondiendo tras un pedazo de plástico, destellaron con un brillo letal, de reconocimiento e ira. Como si la simple mención de aquel nombre encendiera la llama de la colera en su interior.

—Entonces la conoces.

—No lo hago —dije a duras penas, retorciéndome—. Solo sé que es la gobernante de estas tierras.

—Ella no es gobernante de nada —ladró en respuesta, inclinándose hacia mí con ferocidad, luciendo como un depredador furioso a punto de saltar a mi yugular. En un momento estaba en el suelo, de puntillas, sosteniendo la mano que me apresaba en un esfuerzo de aflojar el agarre y... en el siguiente, ya me habia levantado unos buenos centímetros, alejándome del suelo sin ejercer un gramo de esfuerzo—. Pero tú, impostora, te convertirás en mucho menos cuando te envíe al lugar en el que los espías de su corte han terminado, solo por el simple hecho de entrometerse en mis asuntos.

Sus ojos brillaron en medio de la oscuridad, como un eco ante sus amenazadoras palabras, antes de acercar el filo de la daga a mi pecho.

Me iba a matar.

Lo habia decidido, mucho antes de que siquiera comenzara a realizar esas preguntas sin sentido. El ya habia decidido acabar con mi vida.

—¡Espera! —grité, dejándome dominar por el pánico. Me sacudí con todo lo que tenía, ignorando el dolor y el cansancio en el que se habia sumido mi cuerpo. Lo único que veía era el arma en mano siendo acercada a mí con una desesperante lentitud— ¡No, por favor!

Su mano no se movió de mi cuello, apresándome como un cordero a punto de ser sacrificado sin miramientos. No importaba lo mucho que pataleara, o lo mucho que me sacudiera con fiereza y gritara de dolor, mi captor no reaccionó; mucho menos se movió. Como si no me oyera, o como si no quisiera oírme.

Un verdugo que habia decidido mi hora de muerte y no miraba hacia atrás para revertirlo. Un asesino que no sentía compasión ni siquiera en el último segundo.

El filo de la daga se sintió helado cuando rozo la piel desnuda de mi pecho. A la altura del corazón, como irónicamente yo lo habia amenazado antes, cuando habia sido lo suficientemente estúpida como para creer que podría tener alguna oportunidad de vencer a un inmortal, vencerlo a él.

—¡No soy una espía! —Las lágrimas se asomaron por entre mis ojos, empañando ligeramente mi visión— ¡Yo no trabajo para ningún inmortal! ¡Por favor! ¡Yo...!

Mi suplica se vio interrumpida cuando algo, o alguien, bañado con una segadora luz plateada atravesó la pared de sombras como si fuera telarañas, llegando con una velocidad sobrehumana hasta donde nos encontrábamos mi captor y yo. La escena se desarrolló de tal manera que mis penosos sentidos apenas si pudieron registrarlo todo con dificultad.

En un segundo solo veía la mano de la muerte extendiéndose a mi corazón, lista para llevarse mi vida a donde quiera que fueran a parar las almas una vez eran tomadas; en el siguiente solo pude enfocar la mirada perturbada de mi captor, que habia mirado sobre su hombro un milisegundo muy tarde antes de que ambos fuéramos derribados por lo que sea aquello que habia sido lo suficientemente poderoso como para romper la barrera de oscuridad que nos separaba de la realidad.

Y por último ya estaba en el suelo, enterrando las uñas en la tierra húmeda mientras me esforzaba por recuperar todo el aire que se me habia negado hasta el momento. Mis lagrimas caían salvajemente sin descanso, sin poder hacer algo para evitarlo. En el pasado quizás me hubiera negado a mostrarme de aquella forma frente a mis hermanas, incluso frente a Hazel, pero no podía importarme menos en ese instante, no cuando tenía el placer de volver a tomar una bocanada de aire en medio de toda esa pesadilla.

—¿Qué estas haciendo aquí? No recuerdo haber pedido tu protección esta noche.

Alcé el rostro, incluso mover el cuello era doloroso, hacia la voz de mi captor que sonaba como la calma antes de la tormenta.

Mi visión tardo un poco más de lo usual en poder enfocar el claro sin arboles que habia visto en un principio, libre de cualquier rastro de oscuridad que no fuera la que la noche tranquila nos proporcionaba. La luna seguía resplandeciendo en lo alto del cielo sin estrellas, iluminando dos siluetas que se situaban a unos pocos metros de distancia desde donde me encontraba. Mi corazón se agito al escuchar la voz tan despiadada de aquel que habia querido exterminarme de este mundo, pero no me habia hablado a mí, pude darme cuenta. Se habia dirigido a la segunda silueta, a la figura encapuchada que estaba frente a el y se camuflaba perfectamente con la noche.

—¿Olvidas que parte de mi trabajo es asegurarme que no cometes estupideces como estas?

Mis ojos se abrieron de golpe.

Esa voz... Esa maldita voz...

—Cuidado con el tono en el que te diriges a mí; soy tu Alto Lord.

—Porque eres precisamente mi Alto Lord es por lo que estoy aquí. —Habia rabia contenida en sus palabras, pero también una calma letal que igualaba a la del inmortal que tenia en frente. Dios sabia lo que podría ocurrir si el inmortal que me habia encontrado en aquella sucia taberna, el mismo que me habia exigido no asistir al Calanmai y habia ignorado deliberadamente, se enfrentaba al que habia sido capaz de extinguir la luz con un solo pensamiento. Y yo estaba allí, presenciando... todo—. Estas muy lejos de donde deberías estar.

—Este asunto no te concierne. Largo.

—En realidad, lo hace.

Un silencio casi sepulcral, que era amortiguado por el viento que golpeaba en nuestra dirección y el de los arboles meciéndose bajo su mando. Estábamos entrando a la primavera, por todos los dioses, ¿De donde habia salido ese viento? Me estremecí con solo pensar que el culpable fuera alguno de los machos que se enfrentaban silenciosamente con la mirada.

Debía salir de allí, me dije mentalmente, ahora. Debía tomar la oportunidad de que ninguno estuviera lo suficientemente interesado en mi como para perseguirme y correr lejos de allí de una vez por todas.

Pero... ¿Por qué no podía moverme? No podía levantarme del suelo. Mis dedos seguían enterrados en la tierra y mis rodillas se negaban a responderme. Estaba anclada a la superficie terrosa como si de pronto le hubieran salido raíces y me hubiera envuelto en una nueva especie de prisión. O quizás podría ser solo el miedo lo que me impedía moverme y estaba comenzando a relacionar todo lo que me sucedía con la magia salvaje que envolvía Prythian. La verdad, no lo sabía.

—Así que este es el pequeño secreto que me habías estado ocultando durante todo este tiempo. —dijo el alto fae de cabello oscuro y ojos color violeta. No habia sido una pregunta, sino una confirmación que habia venido de una astuta deducción, pero yo me encontraba frunciendo el ceño, ¿Me habia perdido de algo en medio de la conversación?

El inmortal de la capucha tan solo inclinó la cabeza.

—Amarantha ha estado preguntando por ti.

—Pensaba que tenía hasta el amanecer antes de volver a cumplir sus endemoniados caprichos —replicó el otro inmortal con elegancia. La viva imagen de alguien nacido de la realiza, por la postura y el modo en el que se expresaba. El asesino que minutos antes habia querido acabar con mi vida se habia esfumado, como si nunca hubiera intentado perforar mi corazón con mi propia daga. No pude evitar detestarlo por eso.

—Pues parece que ha sentido que parte de tu poder se... salía de control. —Una pequeña pausa, por parte del inmortal de capucha—. Siente mucha curiosidad por aquello que ha sido capaz de alterarte hasta este punto. Ella cree que finalmente has encontrado algo verdaderamente interesante con lo que podrá divertirse un tiempo. Su propio obsequio de Calanmai.

—Pues si que ha resultado ser una noche sorpresivamente interesante para mí.

En medio de la fría oscuridad tuve la sensación de que ambos machos lanzaban una larga y significativa mirada en mi dirección.

—Lo se. —Escuché que decía el inmortal de capucha tan bajo que por un momento creí haberlo imaginado. Pero no, lo habia dicho. Una respuesta a una pregunta que no habia sido formulada o que, tal vez, yo no habia sido capaz de escucharla.

—Seguro también sabes que, si ella la ve, la destrozará. A ambos. —reiteró al final. No pasé desapercibido el filo con el que habían sonado sus palabras—. Esto es sumamente peligroso y arriesgado.

—Yo me haré cargo.

—Seguro que sí. —El inmortal, que se habia referido a si mismo como Alto Lord, soltó un suspiro pesado que, debía admitirlo, si no hubiera atentado con mi vida, hubiera podido llegar a sentir pena por el—. Aun así, no confió en ella. Mi instinto me dice que no nos está diciendo toda la verdad. Solo basta con olearla para darse cuenta que es más de lo que ella quiere admitir. Pero...

Una nueva pausa, mas larga que la anterior y yo... yo estaba a punto de estallar y exigirles que me revelaran de una vez el mensaje oculto detrás de sus palabras. Sin embargo, era mucho mas grande el miedo de ser de nuevo el blanco de esa ira tan implacable, ser sometida a un nuevo tipo de tortura por parte de ese alto fae de lengua de plata que, aunque la rabia estuviera burbujeando a fuego lento bajo mi piel, no abrí la boca. Preferiría seguir fingiendo que no existía para ellos, que era parte de la naturaleza misma, allí, aferrada a la tierra y con la espalda pegada a la pared de roca.

—Lo se. —Volvió a repetir el inmortal de capucha. Una vez más, no habia sido capaz de oír las palabras anteriores dicha a su respuesta.

—Que el caldero me hierva si se trata de lo que estoy pensando. —Fue todo lo que dijo el alto fae de mirada única antes de desaparecer entre una nube sombras y estelas de estrellas, dejándome sola con la pesada presencia del inmortal restante.

Este ultimo se quedó observando el espacio vacío a su lado; el rostro envuelto en oscuridad y la capucha siendo una barrera para leer sus emociones, antes de girarse de nuevo hacia mí.

Instintivamente me erguí contra la roca, como si con eso pudiera fusionarme y ser una con la pared de piedra, como si con esa patética acción pudiera esconderme de su penetrante mirada de oro. Nada podría calmar los frenéticos latidos de mi corazón, que en ese momento latían a la par de las alas de un colibrí, o de sentir como la sangre abandonaba mi rostro ante la aterradora visión de su imponente figura acercándose a mí, avanzando a pasos calculados y silenciosos hasta donde yo me encontraba hecha un ovillo, como una presa sin escapatoria; esperando, aguardando su próximo movimiento de ataque.

Quizás el «yo me haré cargo» era precisamente eso: Que se encargaría de hacerme desaparecer de este mundo, borrarme del mapa como si no fuera más que una sola mancha de lodo. Después de todo, yo habia roto nuestro trato al asistir al Calanmai cuando el me habia exigido que no fuera, y solo podía pensar en las consecuencias que podría traerle a Evette, la acolita humana que me habia ayudado y probablemente seguía esperando debajo del sauce, si aún no habia pasado el tiempo que habíamos acordado para la espera, si aquel ser decidía romper también su parte y cazarla, hacerle daño. Con solo pensarlo...

No obstante, lo único que dijo el inmortal, cuando estuvo a tan solo unos pasos de distancia, fue:

—Estas temblando.

Fruncí el ceño, dándome cuenta un segundo más tarde que tenia razón. No habia sido consciente de ello, pero mi cuerpo se sacudía ligeramente tanto por el frio, como por el miedo que sentía en ese momento, pero no dije nada al respecto. Temía que, si hablaba y tartamudeaba, el descubriera esa debilidad.

Pese a mi falta de querer comenzar una conversación, el tampoco dijo nada y solo me levanto del suelo, pasando un brazo por debajo de mis rodillas y otro por detrás de mi espalda como apoyo. Apenas tuve tiempo a reaccionar cuando ya me encontraba en el aire, entre sus brazos, con los ojos abiertos como platos.

—¿Qué crees que estas haciendo? —espeté de muy malos modos, removiéndome con incomodidad, manteniendo las manos lo más lejos posible de su cuerpo—. Bájame, ahora.

—No —replicó de vuelta con frialdad, soltando la negación con una furia contenida que lo más seguro iba dirigida hacia mí, a lo que habia hecho. Sus ojos, de un oro líquido, brillaron por un instante cuando su mirada por fin chocó con la mía. Un brillo peligroso, letal. Apenas habia durado una fracción de segundos, pero pude percibir como la ira se cocinaba a fuego lento por debajo de esos ojos—. Te llevo de vuelta. 

Quería preguntar a donde específicamente, cuando de pronto a nuestro alrededor se encendió una hoguera. 























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Publicado: 21/02/2024
Correcciones: NO
Dedicación especial para: Reinadecristall
|Muchas gracias por tus comentarios y por el todo el apoyo que le has brindado a la historia. 🙏🏻💜✨ Se aprecia un montón y espero que te esté gustando el fic hasta ahora. Cualquier pregunta/o duda referente a ella mi buzón de mensajes siempre estará abierto. 💜✨|

NA: ¡Hola de nuevo, querido lector!

━━━¡ESPERO DE TODO CORAZON QUE HAYAS PODIDO DISFRUTAR DE ESTE CAPITULAZO! 🙈🔥 Creo que muchas de nosotras ya queríamos entrar a este lado de la trama, que nuestro ✨bebe ilirio apareciera estuviera cara a cara con nuestra protagonista. Desde que comencé el fic solo deseaba llegar a esta parte y ahora finalmente que es posible ¡No puedo con la emoción! 😭💜✨ Solo espero que lo hayan disfrutado tanto como yo, que no se hayan olvidado de Blair y que estén ansiosas por lo que se viene porque es ¡Candela! 🔥🔥🔥 Eso puedo prometerlo. 

Como compensación por mi desaparición en la plataforma les traeré dos capítulos en lugar de uno solo. Ahorita mismo que publique este estaré subiendo el siguiente, que en serio, esta ¡SUPER POTENTE! 🤯🔥✨ No puedo expresar la emoción que sentí y lo mucho que chillé escribiéndolo. Tuve que hacer pausas de varios minutos solo para darme aire y seguir porque ¡Ahhhhh! 🤌🏻🔥🛐 Bueno, que no se note que estoy ansiosa por compartirlo con ustedes. 🤣

Pero bueno, en otros temas, ¡Hace mucho que no me cuentan sus teorías conspiradoras sobre el fic! Creo que hemos dado un gran paso a partir de este punto. Aquí les dejo unas preguntitas que me gustaría que respondieran para que indaguemos juntas sobre los misterios de esta historia: 👇🏻👇🏻👇🏻

1. ¿Por qué crees que Rhys reaccionó de esa forma con Blair? 👀✨

2. ¿Por qué crees que Blair y Rhys comparten el mismo color de ojos? 🤯

3. ¿Qué relación crees que haya entre el inmortal misterioso de capucha y el Alto Lord de la Corte Noche? 🤔

4. ¿Puedes deducir el mensaje oculto en la conversación que mantuvieron estos dos? 😏🔥✨

5. ¿Qué crees que sucederá en el siguiente capitulo? 🙈💜✨

¡Responde y gana un beso virtual de Rhys, Azriel y Cassian! Si tu respuesta de por casualidad es correcta, eres #TeamRhys💜 (Super intuitiva), si logras adivinar a medias estos misterios eres #TeamAzriel💙 (Un Espía innata) y si no le atinas, no te desanimes, porque entrarías en en el fabuloso #TeamCassian❤️ (Donde solo aman la acción)

¡Espero que disfruten de esta dinámica! 

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Y bueno, para no hacer esta nota taaan larga, porque siento que les aburre... ¡Hasta el próximo capitulo!

ATT: Lux. 💜🧡

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