Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15: Welcome to the land of flowers.

╭──────────╮
VOL. I | CURSED
E15T1: SPRING COURT
Bienvenida a la tierra de las flores
🧝🏻‍♀️🥀☠️⚔️🩸
╰─────────╯

Votos necesarios para actualizar: 20

━═━═━═━═━═━═━═━═━












  Dulce... Un ligero aroma dulce con algo parecido al incienso fue lo primero que captaron mis sentidos en medio de una densa neblina de inconciencia, obligándome a despertar. Un olor abrasador que supuse seria... ¿Té, tal vez? No estaba muy segura. Pero, a pesar de la confusión, la fragancia me resulto agradable; familiar. Incluso reconfortante. Y eso, junto con la cálida luz de la mañana que se asomaba con timidez a través mis parpados cerrados, fue suficiente incentivo para despejar de un golpe la red invisible que me mantenía en trance, abandonando la pacifica tierra de los sueños para dar paso a la realidad.

  Abrí los ojos y lo primero que mi visión pudo enfocar fue un techo de madera; un techo extraño del que sobresalía vegetación: enredaderas que se aferraban en las esquinas y bajaban como serpientes por una pared irregular; también del mismo material. Diminutas flores de todos los colores se asomaban por entre tallos y hojas verdes, demostrando que la naturaleza también era una fuerte presencia en aquel espacio. 

  Y solo necesite un vistazo, tal vez dos... pero supe enseguida que aquella no era mi habitación, mucho menos la pequeña choza que alguna vez habia compartido con mi familia.

  El pensamiento de estar en terreno desconocido me asusto lo suficiente como para incorporarme de un salto en lo que parecia ser una cama de madera y paja. Movimientos demasiado rápidos que produjeron una sensación de vértigo en mi cabeza, además de un punzante dolor que me hizo soltar un gruñido en protesta. Una sensación que convertía mi cabeza en un trompo giratorio sobre una masa gelatinosa que apenas si podía mantenerse erguida. Sentía que en cualquier momento podría colapsar de nuevo.

  Pero no; no podía desvanecerme otra vez. Con una mueca marcada, mire hacia un lado, en dirección a la pequeña ventana rustica de madera torcida que se hallaba junto a la pequeña camita. De allí provenía el sonido de un amanecer despierto a través de cortinas finas y traslucidas. El tranquilo canto de las aves y el viento que se movía en sintonía con la vegetación de un bosque brillante; vibrante. Pero también había algo más que sobresalía por entre todos los demás, como el chapotear de algo sobre agua...

  ¿Un rio?

  Devolviendo mi atención al interior, repasé meticulosamente todo objeto decorativo que estuviera a la vista como si pudiera encontrar desde los rincones más oscuros algún tipo de arma, algo que pudiera identificar al dueño y decirme la clase de raptor con la que podría encontrarme. Un acto instintivo guiado por el terror de estar posiblemente en manos de algún psicópata. Pero solo encontré una pequeña salita que conectaba con lo que me parecia ser una cabaña.

  Una cabaña.

  No habia habitaciones; todo se amontonaba en una harmonía extraña para hacerlo parecer la vivienda de como mucho una sola persona. Desordenado, pero sin perder el encanto hogareño. Habían tantas cosas que apenas si podía registrarlas sin marearme: Una mesa para desayunar, una pequeña cocina con estantes repletos de frascos y jarrones decorativos, un librero pequeño en una esquina con un mullido sofá color pergamino, una chimenea, cajones, alfombras desgastadas, velas, cuadros..., y una tetera de metal que desprendía vapor sobre una especie de cocina en miniatura. La fuente del deleitoso olor.

  Fruncí el ceño. Extraño. Si, un lugar extraño y al mismo tiempo... bonito; acogedor. Seguramente el tipo de cabaña en el que me hubiera gustado vivir con mi padre y mis hermanas. El tipo de decoración que probablemente Elain hubiese amado; con todas esas flores y plantas. El lugar perfecto que Feyre hubiera usado para pintar. Un hogar que resplandece aun en la sencillez y envía calidez a quien lo habita. Y eso me hizo preguntarme: si realmente no me encontraba en el escondite de algún asesino, entonces... ¿Dónde demonios estaba?

  Como si un espíritu hubiera podido escuchar mis pensamientos y quisiera darme una respuesta, la pequeña puerta de la cabaña se abrió con brusquedad, bañando la entrada y gran parte de la salita en luz dorada. Por puro instinto de supervivencia, mi mano busco sobre la colcha cualquier cosa que pudiera servirme como arma, deteniéndose cuando sintió un objeto metálico y flexible. Ni siquiera me di tiempo a comprobar lo que era. No cuando mi atención estaba puesta en la figura que se deslizaba con elegancia al interior de la cabaña, lista para saltar y atacar cuando fuera necesario.

  La extraña figura entro con lo que parecia una gigantesca canasta. Y nada mas cruzar el umbral me lanzo una mirada, petrificándose. Pero bien pude haberme quedado yo como piedra cuando soltó en un tono inesperadamente alegre:

— ¡Por el caldero! Habéis despertado.

  ¿Caldero? ¿Qué caldero...? Pasmada, observe a la hermosa mujer de piel tostada que entraba como una fresca brisa de primavera; sonriente y llena de energía.

—La verdad habia esperado que os quedaras más tiempo en cama. —Ella seguía hablando en aquel tono tan entusiasta mientras dejaba la canasta en la mesa y yo... yo solo miraba la puerta. Mi única vía de escape—... considerando el duro golpe que os disteis en la cabeza, creí que se daría más tiempo para que os recuperaras del todo.

  La despampanante mujer se movía con una gracia envidiable sobre aquel minúsculo espacio, como si realmente fuera cosa de todos los días y estuviera acostumbrada al caos que era su propio espacio personal. Al mismo tiempo, un tintineo alegre como de pequeñas campanitas le seguían. Brazaletes, pude darme cuenta al inspeccionarla mejor. 

  Muchos brazaletes de plata que chocaban entre si y resplandecían ante la delicada luz de la mañana, decoraban con mimo ambos brazos desnudos, destacando de una hermosa forma su piel color canela. La imagen me recordó tanto a esos acólitos que rezaban por los inmortales que, por un instante, me pregunte si no habría caído yo en alguno de sus cultos por accidente. Probablemente ella era la dueña de la cabaña y pertenecía a uno de ellos.

  Ahora bien, la extraña desprendía tanto el mismo aire de aquel minúsculo refugio que por un momento me pareció imposible a pesar del ligero vestido blanco que llevaba puesto. Como si estuvieran conectados de una forma que no se podría resumir en palabras; Una versión de la cabaña misma, pero humana..., Si, esa podría ser una mejor forma de definirlo.

  Entonces la enigmática mujer se acercó a mí. Yo inmediatamente retrocedí, levantando el objeto metálico en su dirección en modo de advertencia. Ella se detuvo en el acto.

—N-No os acerquéis... —Me maldije por haber soñado tan débil, temblorosa incluso. Aquella no era la imagen que me hubiera gustado dar a un extraño que probablemente pudiera atentar con mi vida si le diera la oportunidad. Lo intente de nuevo, aclarándome la garganta primero—: Aléjese de mí.

  La mujer levantó ambas cejas, sorprendida. Solo entonces me dio la oportunidad de inspeccionar aún más de cerca su aspecto. Además del vestido blanco, llevaba un turbante del mismo color atado a la cabeza, cubriendo la mayor parte de su cabello color caoba. Rizado, pude ver, al juzgar por como el resto se escapaba de la tela y caía como cortinas sobre sus hombros.

  Su rostro, por otro lado, era una belleza delicada de otro mundo, el tipo de belleza del que no se podía estar preparado sin creer que fuera real. Su piel de porcelana resplandecía incluso con la luz dorada que atravesaban las cortillas de la pequeña ventana a mi lado. Pómulos bien definidos que hubieran hecho maldecir a una que otra aldeana por pura envidia, labios llenos que en ese momento formaban una sonrisa amable de boca cerrada, nariz respingona y unos ojos brillantes color ocre que resplandecían no solo por la luz de la habitación, sino por pura diversión hacia mi.

—Lamento deciros, florecilla... —Dijo, en un tono suave, como si percibiera que cualquier otro tipo de reacción por su parte pudiera desestabilizarme—...que una cuchara de plata no os serviría mucho como arma para defenderos.

  Mire el objeto en mi mano y, en efecto, era una inofensiva cuchara. Entonces mire el lugar exacto en el que la habia tomado y me encontré con una bandeja del mismo material que contenía varios frascos de olores exóticos, un tazón grande con agua y un pañuelo. 

  Nada de cuchillos. Ninguna herramienta hecha para la tortura humana.

—La última noche estuvisteis que os deshacíais en fiebre. —Explico la desconocida mujer mientras retiraba la bandeja con cuidado, como si estuviera tratando con una bestia salvaje y temiera que pudiera saltarle encima— Tuve que cambiar vuestro paño húmedo al menos una docena de veces, pero nada que un poco de tierra recogida del fondo del rio de lágrimas no cure.

  ¿Rio de... lagrimas?

— ¿Dónde estoy? —Pregunte, cuando no pude soportar por mucho tiempo más la ignorancia y aquel tono tan apaciguador con el que se dirigía a mí.

  La hermosa mujer siguió moviéndose por la pequeña cabaña, recogiendo y llevando cosas de un lado a otro con una coordinación extraordinaria. La cesta de su mesa abierta, revelando un montón de frutas y verduras a la vista que ella misma comenzó a organizar en distintos cuencos que parecían tallados en pino. Pero aun con el ajetreo, dijo:

—Estáis a salvo. —Y antes de que pudiera preguntar algo más, ella soltó—: Un viajero extranjero os encontró en las fronteras más próximas del muro. Tenéis mucha suerte. Probablemente el golpe de vuestra cabeza hubiera tenido consecuencias catastróficas si no las hubiera atendido a tiempo.

  Como por acto reflejo, mi mano se dirigió instintivamente a la zona mencionada, sintiendo entonces la aterciopelada venda que me cubría como un gorro y del que no habia sido consiente hasta entonces. La mujer, que me habia lanzado una mirada de diversión, guiño un ojo en mi dirección.

—De nada.

  Y entonces lo recordé: Los catastróficos eventos que habían desencadenado mi desgracia. Tomas Mandray y su sequito de inadaptados siguiéndome hasta la cueva, el enfrentamiento que habia tenido con el pelirrojo para zafarme de sus garras y la persecución que habíamos tenido más tarde que, por poco, no acaba con mi vida. Recordé el terror que habia sentido mientras intentaba por todos los medios perderlos de vista en aquel oscuro bosque dormido. El horror que sentí cuando los cuchillos habían comenzado a ser lanzados en mi dirección y como Saeta...

— ¡Saeta! —Murmure, abriendo muchos los ojos en dirección a la desconocida frente a mí— ¿Dónde está Saeta? ¿Qué le ocurrió a mi yegua?

  Sin esperar a que me responda, me deshago de las mantas y salto fuera de la pequeña camita con claras intenciones de irme por mi cuenta. Pero un repentino mareo me detiene antes de siquiera haber podido dar un paso en dirección a la puerta. Un mareo tan intenso que me debilita las piernas y, por ende, me lleva directo hacia el suelo. La misteriosa mujer es quien me sostiene. Manos delicadas, bronceadas y decoradas con muchos anillos brillantes.

—Tranquila, florecilla. No es recomendable que en vuestro estado que hagáis movimientos bruscos. —Me dice, empujándome de vuelta hacia la cama. A regañadientes obedezco— Vuestra yegua está muy bien. Fue herida gravemente con un cuchillo de caza, pero afortunadamente pude detener la hemorragia y esta sanando mientras hablamos.

  Saberlo hace que mis músculos se relajen lo suficiente como para resistir la tentación de salir huyendo de allí y comprobarlo con mis propios ojos. Tal vez fuera por la sinceridad que empapaban cada una de sus palabras pero..., le creí.

— ¿Dónde está? —Inquirí, observando como volvía a la tetera humeante y vertía el contenido en un par de tazas de porcelana.

—Fuera, junto al rio.

  Oh, entonces si habia un rio cerca...

  La mujer volvió con ambas tazas. Al tenderme una de ellas, mi mano flaqueo por un acto resentido. Ella lo noto, por supuesto. Pero en lugar de ofenderse por mi desconfianza, mostro una sonrisa cálida y dejo la taza encima de la mesita, a mi lado. Yo lo observe por un rato, sintiendo como su tibieza me atraía tanto como su dulce aroma. El mismo aroma que habia logrado despertarme y que, por alguna extraña razón que desconocía, me recordaba a casa.

  Tal vez un pequeño sorbo no dañaría a nadie...

  Para cuando vuelvo a levantar la vista hacia la mujer de vestido blanco; pulcro, ya habia bebido más de la mitad de la infusión que habia preparado. El reconfortante sabor de la manzanilla bailando en mi lengua, con un ingrediente más dulce cuya procedencia desconocía, me incitó lo suficiente como para terminarlo. Exquisito, si, habia sido agradable sentir el vapor lleno de aroma en mi rostro y disgustar su sabor. La desconocida oculto su sonrisa detrás de su propia taza mientras bebía. 

  Yo, queriendo liberarme de su extraña mirada, en cambio pregunte:

— ¿Quién...? —Una vez más, soné nerviosa. Aclaré mi garganta— ¿Quién sois vos?

  La mujer bajo su taza.

—Ritta. Así me llamo —Respondió, sin borrar aquella sonrisa de su expresión. Yo no comprendía que podría estar causándole tanta gracia para tener aquella actitud tan... risueña, relajada. A diferencia de ella, yo me sentía como un pequeño ratón asustado— ¿Y vos? ¿Tenéis nombre o se os habrá olvidado con el accidente?

—Blair... Me llamo Blair. —¿Por qué le decía mi nombre a una completa desconocida, que bien podía estar fingiendo ser una acolita para atraer tontos ingenuos a su cabaña, que además podría ser la fachada de algo más peligroso? No tenía idea. Debía estar loca; muy golpeada para semejante insensatez de mi parte.

—Es un gusto, Blair. —Sus palabras sonaron sinceras mientras dejaba la taza en la mesa en un sonido sordo. Suspiro, y por un momento creí ver el reflejo instantáneo de algo parecido al alivio en aquel hermoso rostro— De verdad me hace muy feliz ver que os encontráis mucho mejor. Cuando te trajeron estabais muy mal y...

— ¿Cuánto tiempo llevo aquí? —Pregunte, interrumpiéndola, queriendo informarme de que tanto me habia perdido por estar convaleciente.

—Apenas dos días.

— ¿Dos días? —Intenté no sonar sorprendida, pero supongo que fracasé. Tragué saliva, ingiriendo aquella revelación como si se tratasen de pesadas piedras en el estómago— ¿Y no habia alguien más conmigo?

  Tomas y su sequito. Solo podía pensar en aquel grupo monstruoso que se habia esforzado por llevarme hasta el borde de la muerte, sin éxito aparentemente. Pero, a pesar de lo espantoso que podría haber sido todo, las preguntas internas estaban allí: ¿Y si estaban muertos? ¿Y si habían logrado escapar? ¿Y si...?

—No, solo estabais vos... y vuestra yegua. —La mirada de Ritta se volvió suspicaz— ¿Debería haber supuesto que no os encontrabais sola?

—No, no... Solo pensaba... —Guardé silencio, no sabiendo como continuar. Y es que todo en mi cabeza era tan borroso, tan disparejo que apenas si podía tener algunos fragmentos claros de lo sucedido aquella noche. Recordaba a Tomas y sus claras intenciones de matarme con aquel cuchillo, pero por alguna razón habia huido. Él porqué seguía siendo un misterio— Entonces, ¿Dice que alguien más me trajo?

  Ritta asintió, chasqueo la lengua y volvió a su tarea de almacenar ingredientes y frascos en sus respectivos cajones.

—Un viajero extranjero. Es común que vengan muchos de ellos en esta temporada.

— ¿Y me trajo aquí por...?

—Supongo que habrá oído en la aldea sobre mi especialidad en la medicina. —La mire y ella asintió, afirmando en un encogimiento de hombros, como quien no quiere la cosa—: Soy curandera. De vez en cuando vienen tantos enfermos como heridos, algunos en peores circunstancias que la vuestra. —Hace una pausa, como si estuviera pensando algo para si misma, antes de continuar—. Es una dicha para mí poder ayudar a quienes lo necesitan.

  Escucharla decir aquello me relaja de una manera considerable. Saber que no estaba tratando con una posible asesina era un bálsamo para mis preocupaciones. Y debió notarse en mi expresión, por el modo en el que Ritta sonrió al lanzarme una mirada de soslayo, como si desde un principio hubiera sospechado el hilo de mis tormentosos pensamientos.

—No sabía que los acólitos también era curanderos. —Murmuré, distraída, mirando una vez más la caótica decoración de la cabaña, deteniéndome en las pequeñas figuras de arcilla que descansaban sobre la chimenea. Uno tenía forma de lobo, lo que produjo que mi corazón saltara por el antiguo recuerdo de aquellos ojos dorados.

  Ritta frunció el ceño en mi dirección.

—Oh, no. No soy acolita en lo absoluto.

— ¿Entonces como...?

  Antes de que pudiera decir algo más al respecto, Ritta se despojó del turbante blanco que cubría su cabellera. Y entonces observé lo que aquel pedazo de tela habia estado cubriendo desde un principio:

  Cuernos.

  Grandes cuernos de carnero que comenzaban desde el nacimiento de la sien y se enroscaban por encima de unas orejas peludas de conejo. La palabra vino a mí tan rápido como la inesperada revelación: Inmortal.

  Ritta era un Inmortal.

«— ¿Dónde...Dónde estamos? —Habia preguntado uno de los secuaces de Tomas, con terror. El ultimo trozo de memoria que habia omitido de aquella noche en el bosque y que ahora se ajustaba en mi cabeza como la última pieza de un rompecabezas.

—Creo que, sin darnos cuenta, hemos cruzado el muro. —Habia sido la respuesta de alguien que no habia podido identificar.»

  El muro...

  Prythian...

  La razón de la repentina huida de mis cazadores...

  Mire a Ritta con los ojos bien abiertos por el pánico, sintiendo como de pronto la calidez que por un momento me habia acompañado se desvanecía, helando mi sangre hasta palidecer; hasta no sentir nada más que los alocados latidos de mi corazón que martillaban con fuerza en mi pecho. Un miedo descomunal me golpeo con la fuerza de todos los eventos catastróficos que habia vivido en los últimos diecisiete años, un miedo que los sobrepasaba a todos. Un terror absoluto que detuvo incluso mi respiración.

  Y es que allí, delante de mí, tenía a una de esas míticas especies de leyendas; Un inmortal. La misma especie que durante siglos habían esclavizado a los de mi especie y los habían convertido en simples juguetes de entretenimiento. Esas especies que vivían por toda una eternidad burlándose, torturando y matando a los míos por pura arrogancia, por puro placer. La misma especie que se habia llevado a mi hermana Feyre.

  Un Inmortal de verdad.

  Ritta miro mi terror y cambio su expresión risueña por una preocupada. Preocupada, claro... Como si su especie pudiera sentir algo semejante por un humano. Me recordé que los inmortales no eran capaces de sentir algo semejante por los mortales.

  Ella dio un paso hacia mí.

—Quizás no debí revelaros tan pronto mí...

  No la escuche. Al instante en el que el pánico de la primera impresión paso, me obligue a mí misma a reaccionar.

  Salte de la cama. Ritta abrió los ojos y se preparó para impedirme el paso. Pero yo era mucho más rápida, mucho más bajita que ella. Pase por debajo de la mesa, tomándola con la guardia baja. Me arrastre por aquella superficie de madera, chocando con cachivaches polvorientos hasta la pequeña salida y, sin detenerme a mirar su reacción, tome la torcida manila de hierro de la puerta y jale con fuerza hacia mi cuerpo, abriéndola.

  Un sol brillante me segó lo suficiente como para entrecerrar los ojos. Y más allá, mi alrededor estaba cubierto por una infinidad de árboles de todas las tonalidades de verde existente. Colores tan vividos y espectaculares que dejaban a los de las tierras mortales como simples plantas sin vida, sin luz.

  El terror que por un momento se habia apoderado de mi cuerpo se disipó un poco ante la majestuosa visión que me brindaba aquel mundo tan extraordinario. Una docena de aves prendieron su vuelo desde la cima de uno de los tantos árboles, hasta el colorido campo de flores que parecia rodear toda la cabaña. Un campo de flores que desprendía el más dulce de los aromas y por el que seguramente Elain se hubiese desmayado. Y junto a ese paisaje..., un rio brillante de agua cristalina que corría con calma.

— ¿Dónde...Dónde estoy? —Pregunte. Un susurro contenido por la variedad de emociones que me envergaban en ese momento. La mayoría de ellos iban desde el terror por lo desconocido, pero también habia admiración por la belleza que me rodeaba. Una belleza inmortal.

  Ritta se asomó silenciosamente por detrás. ¿Por qué no habia salido corriendo ante la cercanía? Ni siquiera yo tenía la respuesta.

—Estáis en Prythian. Precisamente en la tierra de las flores. —Dijo en tono dulce, a pesar de que no habia esperado que me respondiera en lo absoluto. Una pausa..., y luego—: Bienvenida a la Corte Primavera, Blair.















━═━═━═━═━═━═━═━═━

Publicado: 13/09/2022
Correcciones: NO

NA: ¡Hola de nuevo, querido lector!

━━━¡FELIZ MARTES 13 MIS PEQUEÑAS ILYRIANAS! Según la superstición, el día de hoy abunda la mala suerte por las calles. Pero, como a mi me encanta romper con la tradición, he decidido traer este nuevo capitulo para ustedes y así alegrarles un poquito la semana. ¡SI, SEÑOR! El segundo acto de CURSED arranca el mismo día de la mala suerte y yo me revelo con esto. Mátenme.

  Pero bueno, regresando a lo importante: ¿Podemos hablar de este capitulo? ¡FINALMENTE! ¡FINALMENTE ENTRAMOS EN TERRITORIO DE TAMLIN! Yo no se ustedes, pero aquí yo me ando jalando las greñas con solo pensar en lo que se viene a partir de ahora. Y es que en Prythian todo puede pasar ¿No? 

────────────────────────

  Pero bueno, repasemos lo que hasta ahora hemos visto...

1. Blair despierta en la cabaña de una extraña herida PERO VIVA. (¿Quién celebra conmigo que la chiquis este bien? YUUUUJU.)

2. Conocemos a RITTA, una inmortal que se apasiona por la medicina y el orden poco común. (¿Puedes decirme lo que pensaste con su aparición?)

3. Nos adentramos de lleno en LA CORTE PRIMAVERA. (¿Alguien puede predecir lo que sucederá después?)

Comenta si quieres la dedicación del próximo capitulo o si te gustaría alguno en especifico de los antes publicados. Para mi seria un placer dedicarles un pedacito de esta historia a ustedes. 

────────────────────────

Gracias de antemano cada voto, cada comentario y cada demostración de amor que me brindan con cada actualización. Incluso cuando no lo hago, recibir las notificaciones "Este usuario voto/comento tu historia CURSED" me emociona, me inspira y me ínsita a seguir actualizando. Solo para así poder leer sus divertidas reacciones, sus intrigantes teorías y su emoción por este fanfiction. Por favor, nunca dejen de hacerlo. Todo lo recibo con mucha gratitud. De verdad que son los mejores.

────────────────────────

Y bueno, para no hacer esta nota taaan larga... ¡Hasta el próximo capitulo!
ATT: Lux. 🧡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro