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12: Sooner or later we all come out of our own shell.

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VOL. I | CURSED
E12T1: DEADLY LANDS
Tarde o temprano todos salimos de nuestro propio caparazón.

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Dos meses después...


━━━NUNCA HABIA PENSADO QUE PODRÍA EXISTIR UN PUNTO MÁS ALTO que la vieja torre de la biblioteca del pueblo para ver el cambio de las estaciones cada año. Con Hazel siempre habíamos supuesto que era el lugar indicado para apreciar la verdadera belleza que se escondía entre tejados mal hechos y tendederos que arruinaban por completo la imagen de la naturaleza. Pero aparentemente nos habíamos equivocado. Existía un punto mucho más alto para apreciar la belleza de la escarcha derritiéndose bajo los cálidos rayos del sol en la mañana. Para apreciar como el manto blanquecino de la nieve desaparecía y, en su lugar, pintaba el bosque de casi todas las tonalidades verdes que pudieran existir. La fría temperatura aun persistía, reacio abandonarnos, pero tarde o temprano este también lo haría.

  Porque en menos de una semana, daríamos paso a la primavera.

  Y mientras mis ojos se perdían en profundidad en los infinitos árboles que despertaban bañándose en luz dorada; Arboles que se alzaban en toda su gloria, listos para una nueva etapa de color y calidez, no podía evitar recordar todos esos inviernos en los que mi familia constantemente se habia visto al borde de la inanición, la muerte y la locura.

  Los recuerdos eran tan frescos como las temperaturas que amenazaban colarse por entre mi ropa de cama, como si todos esos años de sufrimiento se hubieran acumulado para revivirlos en un solo instante. Quizás por eso no podía disfrutar de la cálida imagen que la vida me ofrecía. Quizás por eso no podía sonreír ante el precioso fenómeno que se manifestaba frente a mí. O quizás era... porque no hallaba motivo alguno para disfrutar de algo. No cuando ella ya no estaba para compartirlo.

  Con recelo, me aparte de la gran ventana para no seguir viendo el bosque. El mismo bosque por el que Feyre habia desaparecido alguna vez, arrastrada en contra de su voluntad. No obstante, y para mi desagrado, detrás de mí se hallaba una realidad mucho peor:

  Muebles de terciopelo, mullidas alfombras caras, un escritorio fabricado en la madera más fina de una ciudad cuyo nombre desconocía, un guardarropa extremadamente más grande que mi persona y una cama; inmensa, con dosel y docenas de almohadas rellenas de plumas de ganso encima.

  Si, era una realidad que odiaba.

  Y entonces alguien tocó la puerta.

— ¿Señorita, Blair? —Una dulce voz femenina, seguida de un rostro aniñado que se asomaba por entre la madera para lanzarme una rápida mirada de disculpa por lo que ella creía, haber interrumpido alguna tarea. Yo, por otro lado, no hice ademan de contradecirla. No era necesario hacerle saber que lo único que habia logrado interrumpir eran mis desordenados pensamientos— El desayuno está servido. La señorita Nesta quiere saber si la acompañara a ella y a la señorita Elain.

  Mire a la chica de servicio sin expresión alguna; un repaso que iba desde sus zapatillas sencillas hasta el horrible uniforme que mi adorada hermana le obligaba a usar para etiquetarla como un personal inferior de la Mansión Archeron, el hogar en el que ahora me encontraba y que alguna vez perteneció mi familia hacía ya tantísimo tiempo como para recordarlo. Y entonces una segunda realidad me golpeo con fuerza:

  Ya no vivíamos en la cabaña. Ya no éramos pobres.

  De alguna forma que aun desconocía, tras la partida de Feyre a las tierras encantadas de Prythian, mi padre habia logrado recuperar la fortuna que alguna vez perdió en el pasado. No conocía todos los detalles —supongo que Nesta no me consideraba lo bastante digna para enterarme de todo lo que sucedía con nuestra familia— pero en resumidas cuentas, los barcos comerciales de mi padre, aquellos que destacaron alguna vez por ser los más importantes y que además portaban el nombre de cada una de nosotras, fueron hallados en el fondo del océano con todas y cada una de sus riquezas intactas; sin tocar y en perfectas condiciones.

  Solo fue cuestión de tiempo y mi padre, eufórico, habia reclamado su fortuna, convirtiéndose una vez más en un hombre importante de la sociedad. Y es que la noticia del retorno de Los Archeron corrió tan rápido como la pólvora entre los de la clase alta. Viejos amigos que nos habían dado la espalda por nuestra caída habían reaparecido casi mágicamente, incluso formando filas para poder enterarse del como habíamos recuperado nuestra fortuna. Algunos alegaban que nos habían extrañado y otros pocos se disculpaban falsamente. Realmente aquella fue la etapa a la que menos le preste atención, por lógica razones. No era, y nunca lo fue, de mi interés formar lazos con la clase alta; Por lo general solo eran cuervos insaciables que se alimentaban de la pena ajena y se regodeaban en su propia mierda de dinero.

  Nesta, por otro lado, no pensaba lo mismo que yo.

  Mis hermanas mayores se complacieron tanto con el cambio, que por poco no hacían las maletas la misma noche que recibimos la noticia por parte de un mensajero del pueblo. Tan rápido que por un instante me sorprendió, Nesta habia olvidado su compromiso con Tomas y junto a Elain, solo podían pensar en los pretendientes que podrían atraer ahora que volvían a su anterior estatus social. Como si los últimos cinco años de pobreza no hubieran pasado, se desprendieron de todo lo que le parecia sencillo y sin valor; La poca ropa, los destartalados muebles, las amistades de la aldea..., en pocas palabras: Borraron de un plumazo todo lo vivido en los tiempos de la cabaña. Era una suerte que yo aún siguiera compartiendo el mismo techo que ellas. Conociendo a Nesta, con mucho gusto me hubiera dejado allí para esconderme de sus, ahora nuevos, amigos modernos.

— ¿Señorita, Blair? —La voz de la chica de servicio me llevo de nuevo al presente. Seguía esperando una respuesta por mi parte, mirándome con algo de preocupación por mi silencio— ¿Se encuentra bien? ¿Desea que llame a una de sus hermanas?

  Ante la mención de mis hermanas, negué con la cabeza. Seguidamente me deslice suavemente, por la que era mi habitación personal, hasta la puerta de baño.

—No será necesario. —Murmure, tomando por sorpresa a la pobre chica, pues no era muy común que escuchara el sonido de mi voz. Era un hecho del que ni siquiera yo misma me acostumbraba aun, pero efectivo cuando quería dejar en claro lo que pensaba— No tengo apetito. Puedes decirles que comiencen sin mí.

  No dispuesta a llevarme la contraria, la chica desapareció rápidamente con un asentimiento. Y sola en una habitación tan grande donde solo podía ahogarme en mis tortuosos recuerdos, preferí encerrarme en el baño para asearme. Quizás el agua caliente ayude a relajarme lo suficiente para lo que el día de hoy me deparaba.













(...)












  Media hora más tarde, aseada y vestida con una túnica de color lapislázuli, procedí a desenredar mi cabello mojado. Una tarea que me resultaba de lo más frustrante ante lo salvaje que este parecia ponerse en las mañanas. Mi ceño estaba fruncido ante el gran espejo que adornaba mi tocador. Pero no solo por la insufrible faena, sino por los delicados mechones oscuros que comenzaban a tomar un brillo grisáceo. Una débil señal de que el tinte comenzaba a perder su efecto.

  Suspire.

  Con resignación, tome una de las docenas de frascos que resguardaba en un cofre de madera. El mismo cofre que Feyre alguna vez habia usado para almacenar sus pinturas y pinceles. Ahora era usado por mí para mantener mis provisiones secretas de tinte para el cabello. Una insistencia por parte de Nesta; recordando que ya no podía ocultar el verdadero color de mi cabello en la aldea y que, ahora en adelante, debía hacerlo por mi cuenta.

  Nesta, Nesta, Nesta. Siempre Nesta.

  Por supuesto, ahora que nos sobraba el dinero, conseguir el tipo de tinte que necesitaba ahora era tan fácil como coser y cantar. Así que conseguir uno especial que prácticamente podía aplicar por mi cuenta y de una manera más eficaz tampoco fue algo trabajoso.

  Como habia estado haciendo los últimos dos meses, cada siete días de todas las semanas desde que habíamos cambiado de vida, aplique el contenido oscuro en mi cabeza; Comenzando por las raíces, siguiendo su camino con una especie de cepillo-pincel por todas las hebras hasta las puntas. Enseguida lo que brillaba en gris desapareció y mi cabello rápidamente volvió a ser tan oscuro como el carbón. Tan negro como una noche sin estrellas.

  Y para dar el toque final a la farsa: Las lentillas. 

  Me las coloque con sumo cuidado para no irritar mis ojos e instantáneamente el color violeta brillante fue remplazado por un color tan oscuro como mi cabello. Y no podía mentir, la imagen me resultaba tan..., pero tan deprimente. No podía siquiera pensar como realmente podían creer que era hermana de Nesta, Elain y Feyre Archeron. Siendo ellas tan esplendidas con su cabello castaño rubio, ojos brillantes y cautivadores. Yo era su versión oscura; Opaca y sin sentido. Nada más que un chiste.

  Me aparte de mi reflejo cuando no pude más con el hilo por el que comenzaban a dirigirse mis pensamientos. No deseaba meterme en aquel pantano de tortura personal. Esconderme no era nuevo para mí y debía dejarlo antes de que me siguiera haciendo daño. Por las malas habia aprendido que aquello no era la mejor opción. 

  Mi siguiente maniobra fue tomar un pequeño bolso de tela gruesa y tirar en su interior todos los frascos de tinte. Seguidamente y con precaución, también agregue un par de lentillas de repuesto. Por un momento creí que con eso tendría suficiente, pero luego mis ojos se detuvieron en el borde inferior del colchón de mi cama, donde se podía apreciar un objeto pequeño y oscuro sobresaliendo de la gruesa manta.

  Sin vacilar, me dispuse a sacar mi preciado libro de aquel escondite personal que tenía resguardado en caso de que la servidumbre decidiera moverlo de su sitio y, por ende, perdiera su valioso contenido. No pude evitar sonreír un poco ante la familiar cubierta de cuero y su pegajoso título: La Princesa Guerrera. El libro que desde mi infancia me habia acompañado. Aun con sus esquinas desgastadas y páginas levemente deterioradas por el tiempo, era legible. Y por supuesto, un tesoro que planeaba permanecer conmigo todo el tiempo posible.

  Con dulzura, acaricie la cubierta antes de abrir el libro en su típica página de en medio; En una de mis escenas favoritas, y donde descansaba un objeto doblemente valioso en su interior.

  Un medallón de plata se deslizo por la página hasta caer suavemente en la palma de mi mano, resplandeciendo con la débil luz que atravesaban las ventanas. No era más grande que un huevo de gallina, con detalles en toda su forma redonda que hacían la ilusión de enredaderas y arabescos que sostenían en su centro una pequeña piedra de ópalo de fuego blanco. Esta brillaba con cada movimiento de mi mano, como si realmente tuviera llamas en su interior.

  Lo contemple; el único obsequio que habia obtenido de mi madre por mi nacimiento. Una posesión que habia tenido toda la vida y que por la codicia y ambición de Nesta me vi obligada también a ocultar. Solo los dioses sabrían lo que habría pasado si un objeto así hubiera llegado a sus manos en tiempos de necesidad.

  ¡Tick! ¡Tick! ¡Tick!

  Mi rostro giro bruscamente hacia la ventana, de donde provenía aquel insistente repiqueteo. Adivinando la causa, me apresure a guardar el medallón y el libro en la misma bolsa de tela. Luego me acerque lo suficiente a la ventana, entre cortinas de fina seda color hueso, para mirar desde lo más alto de mi torre hacia abajo; Hacia la figura encapuchada que me sonreía, mostrando sus característicos hoyuelos mientras levantaba una mano en un saludo.

  Hazel.

  «Enseguida voy», articulé con los labios. Solo para terminar ganándome otra piedrita que, de no haberme apartado a tiempo, podría haber terminado en mi ojo derecho. Incrédula, le envío una mirada asesina a la pelirroja y esta, en respuesta, solo se cubre la boca para evitar dejar salir una carcajada.

  Sin más preámbulos salgo de aquella habitación tan desconocida para mí, con paso decidido y sin detenerme a mirar dos veces por los pasillos. Ignoro completamente todo elemento decorativo ostentoso que adorna las paredes tapizadas, sintiéndome como si cruzara un edificio totalmente ajeno y extraño. También ignoro las furtivas miradas que recibo por parte del personal de la mansión; No teniendo tiempo para detenerme a ser amable con ninguna, no cuando sabia perfectamente lo que opinaban sobre mi estancia en aquel sitio. Solo algunas —Como la chica que me habia llamado momentos antes para desayunar— conocen mi verdadero aspecto bajo las fachadas del tinte y las lentillas, pero su reacción, como era de esperar, habia sido lo usual ante un fenómeno del que se creía que podía traer mala suerte por su color de cabello. Realmente no tenía ánimos de seguir prestando atención un minuto más a sus miradas. No hoy. No ahora que tenía cosas mucho más importantes que hacer.

  Doble una esquina y comencé a descender con prisas las escaleras que conducían a la puerta principal de la mansión. No obstante, no contaba con encontrarme a la mayor de las hermanas esperándome a los pies de esta, con una postura regia propia de una reina sin corona. 

— ¿Vas algún lado, Blair? —Fue todo lo que pregunto Nesta Archeron en aquel tono helado tan característico de su persona cuando se dirigía a mí. Sus ojos, tan fríos como un mismísimo iceberg, taladraron mi figura de pies a cabeza, no pasando por alto el bolso de tela que llevaba encima— ¿No es muy temprano para salir de expedición?

  Demonios.

—Hazel y yo saldremos. —La mentira salió de mis labios de una manera tan natural que me sorprendí; Cada palabra sonando de una forma casi áspera a causa de lo poco que me disponía en usar mi propia voz para comunicarme. Aunque seguía sintiéndose extraño después de dos meses, al mismo tiempo era refrescante— Cazaremos.

— ¿Por eso rechazaste mi invitación para desayunar? —Inquirió, sin emoción alguna, enarcando una perfecta ceja en mi dirección— ¿Cazaras con tu amiga la salvaje? Pensaba que habíamos hablado sobre este comportamiento la semana pasada.

—Feyre dijo que podría cazar...

Feyre no es el mejor ejemplo cuando se trata de comportamientos civilizados, Blair. —Me interrumpió, feroz y con una mirada reprobatoria tan parecida a la de mi madre que, lo admito, me intimido un poco— De todas formas, no es necesaria la caza. Si tienes hambre puedes pedirle a los de la cocina que preparen algo especial para ti.

—No será necesario. —Replique, dirigiendo mi mirada a cualquier punto de la estancia para evitar un contacto visual directo. Temía acobardarme si me encontraba con aquella expresión casi estremecedora de Mamá— Puedo hacerlo sola.

—Ya no vivimos en la cabaña, Blair. —Me recordó, con una calma letal tan impropia de ella. En otros tiempos ni siquiera se hubiera preocupado por mi ida; Si iba o volvía, no sería para nada un tema de su interés. Pero ahora, su devoción por mantener las apariencias era incluso más fuerte que sus instintos naturales por ignorar mi existencia— Cazar no es propio de una dama.

—No pensabas eso cuando Feyre lo hacía para mantener tu estómago lleno.

  Ahí está, lo solté. Un pensamiento que habia escapado de mis labios tan fácilmente como respirar. Parecia ser que, con la lenta recuperación de mi comunicación, habia llegado también la dificultad para omitir ciertas cosas... Pero, ¿Cómo podría? Nesta me sacaba tanto de mis casillas con su actitud que, simplemente, se me olvidaba distinguir un pensamiento de una frase dicha en voz alta.

  Nesta retrocedió como si las palabras le hubieran impactado físicamente y la mirada que me dirigió fue de todo menos bonita mientras siseaba:

—Sorprendente; haz estado afilando tu lengua, por lo que veo. —Sus manos cogieron un puñado de falda de su impresionante vestido cobalto, tal vez imaginando que lo que estrangulaba era mi cuello para despedazarlo y entregárselo de comer a los cuervos, antes de recomponerse y aclarar su garganta— De todas formas, no comprendo la importancia que le das a este tipo de actividades. Feyre está muy cómoda en la mansión de la Tia Margaret; disfrutando de una vida de lujos y comodidades. Seguramente dejo de hacer estas cosas hace tiempo. Cazar para impresionarla no te servirá de nada.

—Sabes muy bien que Feyre no está en ninguna mansión con alguna Tia desconocida. —Solté, conteniendo la rabia que sentía para no tirarle el bolso que llevaba encima y estropearle así su perfecto rostro— Feyre; Nuestra hermana, fue llevada en contra de su voluntad por un Inmortal a Prythian, la tierra de los inmortales del otro lado del...

—No digas tonterías, Blair. —Interrumpió la mayor de las hermanas con sequedad, abriendo expresivamente sus ojos para demostrar su enfado— Ya hemos hablado de su hiperactiva imaginación sin sentido. Sabes perfectamente como todos que Feyre fue llamada por nuestra Tia para ser cuidada por su repentina enfermedad. Ten un poco de respeto por eso.

  Le dirigí una mirada de pura incredulidad.

  Y esa era otra realidad que odiaba: La falta de razón que habia envuelto a la familia Archeron, excluyéndome. Parecia ser que alguna especie de sueño hipnótico habia adormecido sus mentes, pintando los aterradores recuerdos de esa noche en nada más que un simple mal sueño. Y es que no tenía más piezas con la que armar aquel rompecabezas descabellado, que las que me habían entregado a la mañana siguiente de mi desmayo. Donde un nuevo evento surrealista me descoloco tanto que, por poco, no habia devuelto todo el contenido de mi estómago allí mismo.

  Papa, Elain y Nesta creían que todo lo que habia pasado en la cabaña, desde los muebles destrozados hasta la ausencia de la puerta, no habia sido más que una obra del viento templado; Una fuerte ventisca de invierno habia sido el causante de los destrozos y Feyre, que desde un principio nos habia abandonado por culpa de un inmortal, ahora parecia ser que se habia ido por su cuenta, hasta el otro lado del contiene a visitar a una Tia imaginaria enferma que vivía en una de sus tantas mansiones de una ciudad que también desconocía.

  Solo fue necesario un pequeño desmayo para, al despertar, encontrarme con una familia tranquila y feliz en lugar de una aterrorizada por la presencia de un inmortal. Un fenómeno un tanto extraño, sí. Como si todo aquel sufrimiento nunca hubiera tenido lugar en nuestras vidas. O al menos, era lo que me querían hacer creer. Pues, por alguna extraña razón que aun desconocía, yo era la única que recordaba todo.

  Desde la inmensa bestia con cuernos, hasta su amenaza por despedazar a mi hermana por haber asesinado a un lobo de su misma especie y luego el pago que Feyre debía hacer para poder saldar la deuda, permaneciendo así con vida: Quedarse con él en Prythian, la tierra de los inmortales, hasta el final de sus días. 

  ¿Y Nesta se empeñaba a decir que todo lo habia soñado? ¿Qué todo era producto de mi imaginación? Debía estar bromeando.

—Sigo sin comprender como Padre y Elain pueden siquiera pensar que nuestra hermana nos abandonaría por irse a vivir con una completa extraña. —Manifesté, sin ocultar el desagrado en mis palabras mientras descendía los últimos escalones hasta la puerta de entrada— Sabes tan bien como yo lo que verdaderamente paso esa noche. Lo sé. Es imposible que pienses que esas marcas de garras en nuestra cocina nunca tuvieron lugar.

—Blair, no sigas...

—Lo sabes, Nesta. Aunque nunca nos hemos tratado especialmente como hermanas que se adoran por encima de todo, te conozco; Conozco hasta dónde puede llegar tu fortaleza y se perfectamente que tú también lo recuerdas. —Escupí, con rabia. Y olvidándome por un instante que su presencia me causaba escalofríos, me encare hacia ella, dirigiendo todo el peso de mi mirada a su persona— Lo vi en tu rostro esa noche que desperté y no pronunciabas palabra alguna; No como Elain y Padre que parecían extrañamente aliviados y tranquilos por la ausencia de nuestra hermana. No obstante, lo ignoras y solo quieres creer que nunca se llevaron a nuestra hermana en contra de su voluntad. No quieres creer que un Inmortal lo hizo y que Feyre podría estar sufriendo en estos momentos, mientras tu solo te sientas a dar órdenes en este castillo como toda una emperatriz. Quieres creer que está bien porque la otra realidad te asusta, ¿No es así?

  Con cada palabra, los ojos de Nesta se abrían un poco más. Y con cada frase, su cuerpo se tensaba tanto como una cuerda. Por un momento temí que fuera a saltarme encima como una gata montesa. Pero la comprensión brillaba en sus ojos, demostrando que todo lo que especulaba no era más que la verdad. Aquello dolió, pero no me detuve:

— Si quieres seguir creyendo en una fantasía para aliviar tu conciencia, adelante. Pero yo no pienso hacer la vista gorda a un evento como este. —En los dos meses que habían pasado desde que habia vuelto hablar, jamás habia pronunciado tantas palabras jutas, no como ahora. La garganta me ardía, pero el desahogo era mayor que la molestia— Padre, Elain y tú pueden creer lo que quieran, pero yo no pienso seguir ignorando un minuto más el pasado.

  Y sin detenerme a mirar su expresión tortuosa o siquiera pensar en que, por primera vez en mis diecisiete años de vida, habia dejado muda a la imponente Nesta Archeron, Salí de la mansión.

  Al otro lado me esperaba una majestuosa yegua torda.

—Buenos días, Saeta. —Saludo, mostrando mi primera sonrisa genuina en semanas— ¿Lista para la aventura?












(...)












—Bueno, ya era hora. ¿Qué te entretuvo tanto tiempo?

  Como me habían enseñado los cuidadores de caballos que disponíamos en la mansión, tense con suavidad las riendas de Saeta para detener su caminar junto a la yegua castaña de Hazel. Un regalo de mi parte para nuestras expediciones de caza y también, una de las razones por las que mi hermana Nesta terminó detestando aún más a mi mejor amiga.

—Despedidas familiares. —Musite con ironía, mostrando una débil sonrisa— ¿Trajiste lo que te pedí?

  La pelirroja asintió, no sin antes mostrarme una exagerada mueca antes de señalar con la cabeza el saco azabache que guindaba en un costado de su montura.

—No fue fácil. Pero ya me conoces, nadie se resiste a este bonito rostro.

  Sonreí. Una sonrisa completa mientras contemplaba a la única persona que parecia disfrutar de mi compañía, además de Feyre

  A diferencia de mí, Hazel parecia haber nacido para estar encima de un corcel. Su destreza para guiarlo sin parecer que podría terminar pronto contra el suelo era alucinante. Una habilidad que yo misma habia tardado en dominar y que ella habia parecido adquirir con mucha rapidez y que se le habia dado de maravilla a las pocas semanas de conseguir al animal. Incluso habia comenzado a llevar atuendos más cómodos que la hacían lucir como toda una cazadora. Con aquella túnica color jade, las correas para almacenar sus cuchillos y la trenza que caía en un lado de su pecoso rostro, era la viva imagen de una chica lista para la acción. Nada que ver con la dulce joven de vestidos de hace dos meses.

—Bueno, ya es hora. —Sentencie.

  Ambas miramos hacia al frente, en dirección a la hilera de árboles y pinos que se alzaban en toda su magnitud hasta el cielo. Los últimos vientos invernales se deslizaban por entre sus infinitas hojas, sacudiendo tanto sus ramas como nuestras melenas con fuerza, erizando el pelaje de nuestras yeguas que, con nerviosismo, se inquietaron ante tanto silencio. Mis ojos se perdieron en lo profundo que parecia ser el sendero que se cruzaba entre dos troncos enormes, oscureciendo el camino a medida que los árboles se multiplicaban y con ella, la sombra que arropaba el camino.

  Nos hallábamos en los límites del bosque oscuro. El bosque por el que Feyre alguna vez se habia aventurado, habia asesinado a un inmortal y por el que solo algunos pocos cazadores habían logrado salir con vida. El bosque por el que se cruzaba dos largos días para llegar al Gran Muro que nos dividía con los Inmortales.

— ¿Estas segura de querer hacer esto, Blair? —Inquirió Hazel, lanzándome una mirada por el rabillo del ojo— Aun estas a tiempo de dar media vuelta.

— ¿Y seguir soportando la ignorancia de mi familia? No lo creo —Replique, mirándola con el ceño fruncido. Bajo de mí, Saeta sacudió su cabeza— Debo aprovechar esta oportunidad, Hazel. Mi padre está en uno de sus viajes de negocios, Nesta se haya muy ocupada preparándolo todo para la propuesta de matrimonio por parte de aquella familia poderosa del sur hacia Elain y ella... Bueno, esta tan sumida en aquel sueño fantasioso de amor que apenas si nota mi presencia. ¿No lo ves? Es el momento perfecto.

— ¿Elain ha decidido casarse con aquel hombre?

— Nada menos que con el hijo de un Lord. Esta mucho más que ilusionada.

  La pelirroja no mostro expresión alguno por la revelación. Solo volvió a mirar el bosque, con lo que me pareció algo de duda.

—Pero ningún humano ha logrado atravesar el Gran Muro que nos divide con Prythian, Blair. Podría ser peligroso.

—Feyre lo hizo.

—Pero ella tuvo la compañía de un Inmortal. —Contraataco Hazel, mirándome con obviedad.

—Y yo tengo a Saeta.

—Es solo una yegua.

— ¡Shh! —Le chisto, mirándola con indignación mientras acaricio la crin de mi más fiel compañera de aventuras— No hieras sus sentimientos con esos comentarios. Saeta es más que una yegua. Es muy valiente.

  Mi mejor amiga me lanza una mirada significativa, antes de soltar un pesado suspiro de resignación y bajarse de su yegua para desatar el nudo que sujeta la gran bolsa azabache de su montura. Sus movimientos son tensos, pero seguros. Como siempre ha actuado cuando sabe que no hay nada que hacer para cambiar mi parecer.

El herrero Marcus solo me dio lo mejor de lo mejor. —Murmura, abriendo la bolsa y sacando de su interior un gran arco color ébano nuevecito. A eso le siguieron un carcaj de cuero del mismo color y flechas, muchas flechas de aquel material tan familiar— Las flechas de fresno son cortesía de la cazadora del pueblo. Esa, la que habia estado con tu hermana aquella mañana. Hable con ella y accedió a darme un mapa con dirección al Gran Muro.

  Me paso el arco, el carcaj y las flechas con algo de dificultad. Instantáneamente me cruce ambas por encima de la cabeza, manteniéndolas firmemente sujetas en mi espalda.

—También me dijo que te dijera que estás loca. Pero loca de verdad. —Continuo la pelirroja, pasándome también el mapa perfectamente doblado— Y espera que los Dioses se apiaden lo suficiente de ti como para dejarte salir de este lio en una sola pieza. Yo también lo espero.

—Es importante llevar solo buenos deseos, ¿No es cierto?

—Hablo en serio, Blair. —Hazel me lanza una mala mirada, atenuando así cualquier rastro de humor del ambiente. Su expresión es más dura que una estatua, dejando en evidencia su seriedad a la situación— Si tienes algún problema en el camino, si te das cuenta que es demasiado para ti, que no es posible cruzar el muro y mucho más importante, si te cruzas con algún inmortal, por favor, te lo pido, da media vuelta y regresa. Detestaría perder a mi mejor amiga.

  Ante tanta seriedad que solo podría aumentar mi nerviosismo, asentí. Pero debió ver alguna vacilación en mi rostro porque pregunto:

— ¿Segura que no quieres que vaya contigo?

  No era la primera vez que me formulaba la pregunta desde que habia decidido hacer este viaje. Pero de todas formas volví a negar con suavidad.

—Debo hacerlo sola, Hazel. Solo me concierne a mí encontrar a mi hermana.

— ¿Y qué te hace pensar que no es comida para Inmortales en este momento? —Inquiere, sin ánimos de ser dura conmigo, solo preguntando lo obvio en una situación como aquella.

— El inmortal dejo claro que permanecería con vida. —Le recordé— Y los inmortales siempre hablan con la verdad. Solo a esa esperanza puedo aferrarme. —Una pausa y luego agregue, en un intento de que pudiera entender mi punto de vista—: No puedo seguir un minuto más aquí, Hazel; fingiendo pasar página y disfrutar de una vida que no considero como mía. Esa mansión no es mi hogar. Y Feyre es mi hermana. Nunca renunciaría a ella cuando ella jamás renuncio a mí. Está en peligro y debo ayudarla.

  Pude observar como los ojos de Hazel comenzaban a brillar a causa de las lágrimas; el verde primavera brillando no de felicidad, sino por tristeza, resignación e impotencia.

— ¿Prometes al menos que volverás?

  Casi instantáneamente, una soga se enredó en mi garganta, impidiéndome por pequeños instantes formular palabra alguna. Hazel lo noto, y sus hombros se hundieron en devastación.

—Lo prometo. —Me obligue a soltar, no sabiendo si sonaba lo suficientemente convincente, pero ofreciéndole hasta el último gramo de mi sinceridad. Al menos haría todo lo posible por cumplir aquella promesa.

  Claramente insatisfecha, pero confiando sinceramente en mi palabra, Hazel se limpia las lágrimas con una mano, sorbe por la nariz y muestra abiertamente una sonrisa que no pega en nada con sus ojos tristes.

—Muy bien. Entonces, buena suerte, Copo de Nieve. Estaré esperando ansiosa tu regreso. 


































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Publicado: 13/08/2022
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NA: ¡Hola de nuevo, querido lector!

━━━¡CUATRO DIAS! ¡LA ULTIMA ACTUALIZACION FUE HACE TAN SOLO CUATRO DIAS! Y ya estoy aquí para joderles la existencia con un nuevo capitulo, y muuuuucho mas largo para compensar que me tarde un poco para hacerlo. MUAJAJAJAJA (Mentira, estos capítulos están pre-hechos desde hace ya varios meses) Pero, como la intensión es lo que cuenta... Ay. Es que estuve algo ajetreada por el trabajo. Ustedes saben que cuando tengo la oportunidad publico un nuevo capitulo PORQUE AMO la historia y LAS AMO a ustedes. No podría quedarme tranquila cuando se que las he dejado con un suspenso enorme...

  Pero acabo de hacerlo ahorita con este capitulo, ¿Cierto? MUAJAJAJAJA. 

  A ver, a ver, poniéndonos mas serias para poder analizar el tremendo capitulon que les subí. Porque, mis niñas, son casi 5000 palabras ¡5k! (Bueno, 4930 palabras para ser exactos) Pero de todas formas me pase un montón. Generalmente los últimos capítulos habían sido de no mas de 2500 palabras, peeeeero, no creí necesario cortar este en dos partes porque PUNTO UNO: Este es un capitulo evolutivo y PUNTO DOS: No alarguemos mas el asunto. Todas queremos llegar al acto dos del libro ¿Verdad que si? Ya saben, para conocer a cierto bebe Ilyrio...

   PERO, PERO, PERO ¡Me gustaría saber sus opiniones con respecto a este capitulo en especifico! Porque vemos un montón: Desde tensión entre hermanas, mas dialogo por parte de nuestra querida Blair y también despedidas emotivas. ¿Les ha gustado? Espero de todo corazón que si porque, mis bebes, a partir de ahora LO QUE SE VIENE ES CANDELA para la historia. 

  ¡ESTAMOS A LA RECTA FINAL DE ESTE ACTO! Un capitulo mas y estaremos en el ojo del huracán llamado ACTO DOS. Oh, si, Oh, si, Oh, si ¿Alguien como yo emocionado?

No olvides dejar tus teorías. Amo leer y responder cada uno de sus comentarios.


¡Hasta el próximo capitulo!
ATT: Lux. 🧡


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