05: Lethal words.
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VOL. I | CURSED
E5T1: DEADLY LANDS
Palabras letales
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━━━ESA NOCHE CENAMOS CIERVO ASADO, una delicia luego de dos semanas de sobras secas y casi duras por el invierno.
Como habia prometido, habia ayudado a Feyre con la cierva; La limpie hasta que las uñas se me doblaron por la humedad. Y Nesta, milagrosamente, habia cortado una generosa cantidad de leña, por lo que no tuvimos que esperar mucho para llenar nuestros adoloridos estómagos. Sorprendente.
No habia dado mi primer bocado cuando escuche varios gemidos de satisfacción por parte de Papá y Elain, incluso de Feyre. Nesta, por otro lado, mantenía una expresión impasible mientras picaba su comida con una elegancia propia de una reina.
Yo estaba sentada al lado de Feyre, devorando en cantidades enormes mi segundo trozo de ciervo, ignorando deliberadamente la charla secreta que Elain y Nesta mantenían al otro lado de la mesa. Me habia colocado las lentillas nuevamente, luego de que Nesta murmurase entre dientes sobre que alguien podía ver mi rareza si pasaba muy cerca de la choza. Por supuesto, yo dudaba mucho que algún individuo se acercara a nuestro humilde hogar, sabiendo lo cerca que este quedaba del bosque y mucho menos a tan altas horas de la noche. Pero luego de ver como el cuerpo de Elain se estremecía ante la visión del verdadero color de mis ojos, me resigne. Tendría que esperar a la hora de dormir para librarme de aquella horrible molestia, porque, claro, tener dos pedazos de plástico dentro de tus ojos era la cosa más incómoda del mundo.
Aun recordaba las palabras de Mamá, tan claras e hipnotizadoras que para cualquiera hubiera sido difícil resistírseles:
Oculta lo que te hace única, Blair. Las personas aún no están listas para lo nuevo, no están listas para el cambio, ¿Le prometerás a mami que siempre lo mantendrás oculto, sin importar lo que pase?
La respuesta, por mi parte, fue bastante obvia. Pero tenía ocho años para aquel entonces, no sabía lo que hacía. Una promesa era una promesa, y entre los humanos nos hemos enseñado a siempre cumplir nuestros juramentos, sin importar cual fuera o la edad que tuviéramos al hacerla. Romper un juramento era considerado como una traición, deshonra para tu persona y según las supersticiones, solo te traería desdicha y mala suerte eterna.
Como si yo no tuviera suficiente desdicha encima.
Yo habia firmado mi sentencia sin saberlo aquella noche, por supuesto, cuando mi madre me habia envuelto en sus dulces palabras mientras peinaba mi cabello negro. Habia sido antes, mucho antes de una de sus muy ostentosas fiestas, aquellas que realizaba para presumir sus más recientes adquisiciones valiosas, y para entonces supe que estaba perdida. Usaba tintes especiales para ocultar mi verdadera cabellera, que tenía que estar pintando cada semana porque extrañamente el tinte desaparecía luego de los siete días. En lugar de tenerlo blanco como la nieve que caía afuera, lo habia tenido negro, tan negro como la noche que nos arropaba antes de irnos a dormir.
Estaba de más decir que, aun con ese color de cabello, recibía miradas penetrantes de todos los que nos rodeaban. Sin ningún tipo de vergüenza en sus rostros. Tal vez la mayoría se preguntaba el porqué de todas las hijas Archeron yo habia nacido con el cabello tan oscuro como el carbón, tan diferente al café dorado de mis hermanas. Pero mi madre siempre se las arreglaba para decir que era un rasgo que habia heredado de una pariente lejana.
Mi cubierto pico el último trozo de ciervo en un golpe certero, tal vez con algo más de brusquedad de la necesaria.
Al menos, perder nuestra fortuna trajo algo bueno consigo; Me habia deshecho del tinte. Ante los escases de dinero, no pude permitirme volver a comprarlo. Aun con las réplicas de Nesta sobre el tema, no tuvimos más opción que dejarlo. Momentáneamente, como ella siempre se habia dedicado a recordarme desde entonces. Absurdo. Como si no hubiera llamado ya la atención en la aldea. Hiciera lo que hiciera, ya todos conocían la verdad del color de mi cabello y, aunque lo volviera a cubrir, las expresiones de horror siempre permanecerían, estaba segura de ello.
—¿No puedes partir leña para nosotros, pero quieres casarte con el hijo de un leñador?
La pregunta de Feyre, tan dura y fría como un bloque de hielo, me devolvieron a la realidad. Una realidad donde Papá se encontraba perdido en su propia laguna de recuerdos, Elain jugaba nerviosamente con un mechón de su cabello y Nesta miraba a la tercera de las hermanas con una expresión de acero.
Oh, oh... ¿Qué sucedía?
—Yo pensé que querías que Elain y yo nos fuéramos de esta casa, que nos casáramos para que tú pudieras pintar tus gloriosas obras de arte —Nesta me lanzo una breve mirada, cargada con desdén, antes de continuar—. Y Blair pudiera leer sus tontos libros con dibujos.
Me encogí en la mesa, desviando mi atención al plato vacío que yacía frente a mí, como si de pronto fuera lo más interesante del mundo. A veces olvidaba, con más frecuencia de lo que me gustaría, lo cruel que podrían ser las palabras de Nesta, y el impacto que estas parecían tener cuando me golpeaban.
—Te aseguro —Contraataco Feyre, con sequedad— que el día que quieras casarte con alguien que valga la pena, voy a ir enseguida a su casa y voy a entregarte personalmente. Pero no vas a casarte con Tomas.
Levante la cabeza como si fuera un resorte.
¿Tomas? ¿Tomas Mandray?
Una mirada de Feyre me confirmo la pregunta que me habia hecho mentalmente, e inmediatamente hice una mueca.
Tomas Mandray era el hermano mayor de Hazel. También, uno de los hijos predilectos de un leñador. Era uno de los pocos chicos de la aldea que no se veían tan mal, aun en la pobreza. Pero también era uno de los más odiosos y egocéntricos que habían osado pisar estas tierras. El y su grupito de tarados disfrutaban de burlarse de mi cabello, además de soltar palabras hirientes sobre el estado físico en el que me encontraba, como si ellos estuvieran mejor que yo. Alguna vez habia tenido que auxiliar a Hazel —la pobre llegaba y lloraba por horas en mis brazos— por las fuertes discusiones que sus padres parecían tener con mucha frecuencia. Discusiones, que tarde o temprano llegaban a los golpes y Tomas no hacía nada. Porque, claro, era tan cobarde que no se atrevía a desafiar a su padre, mucho menos a defender a su madre.
Nesta se enderezo en su asiento, afilando por completo su mirada hacia Feyre.
Oh, oh, peligro.
—No hay nada que puedas hacer para impedirlo. Clare Beddor me ha dicho esta mañana que Tomas se me va a declarar uno de estos días, que ya lo tiene decidido. Así no tendré que comer más estas sobras. —Y agregó con una sonrisita—: Por lo menos yo no tengo que recurrir a revolcarme en el heno con Isaac Hale. Como un animal.
Papá tosió el agua que habia estado bebiendo de su jarra, Elain aparto la mirada y yo deje caer el cubierto sobre el plato, causando un estruendoso sonido en el tenso ambiente que se habia acomodado sobre todos nosotros.
Isaac Hale, hijo heredero de la familia Hale. Hazel y yo nos colábamos de vez en cuando en su granja para robar algunas frutas para nuestro existir. Siempre eran robos pequeños, casi inocentes, pero robos, al fin y al cabo.
Por supuesto, estaba consciente de las escapadas que el joven Isaac tenía con mi hermana de vez en cuando, pues habia sido espectadora cuando estos se lanzaban miradas con mensajes ocultos en la aldea, y luego desaparecían hasta bien tarde en la noche. Solo en esas ocasiones Feyre parecia mas... tranquila, menos fría. Yo no conocía mucho a Isaac, pero suponía que era la distracción perfecta que mi hermana necesitaba. El respiro ante tanta... presión familiar. Yo era capaz de darme cuenta de eso, incluso en la distancia. Por lo que siempre procuraba mantenerme al margen sobre el tema. Si era amor o no, no me metía. Después de todo, era algo privado que solo le concernía a ella.
Nesta, por otro lado, no compartía mi decencia. Observe como el cuerpo de Feyre se tensaba, mientras apoyaba ambas manos sobre la mesa y se inclinaba hacia ella, murmurando casi en un gruñido:
—La familia de Tomas apenas si está mejor que la nuestra —Aquello era cierto. Los Mandray solo estaban un escalón por encima de nosotros en la línea de la pobreza, razón por la que Hazel y yo robábamos de vez en cuando—. Serías otra boca que alimentar, nada más. Si él no se da cuenta de eso, sus padres sí.
Pocas veces habia visto a los padres de Hazel, porque realmente yo no me acercaba a su hogar. Pero esas veces en la aldea, cuando nos topábamos de por casualidad, me habia entrado un terror profundo ante la visión de aquel hombre; lleno de tatuajes, con un solo ojo bueno mirándote con desdén y un letrero que decía bien claro: Lárgate. Por un momento me imagine al señor Mandray con la llegada de mi hermana a su familia. Las cantidades de tareas caseras que se le vendrían encima. Una familia sumida al mandato estricto de aquel hombre, que incluso era capaz de pegar a su mujer solo para dejar claro su poder sobre ellos. Supongo que la pobreza habia tenido mucho que ver en las actitudes amargas de los aldeanos. Pero, ¿Nesta Archeron como esposa de Tomas Mandray?
Negué con la cabeza, deshaciéndome de la idea.
—No podemos pagar una dote —Continuo Feyre, con firmeza, pero un poco más calmada. Lanzo una mirada significante a Nesta, luego a Elain y por ultimo a mí—. Para ninguna de vosotras.
—Estamos enamorados. —Declaro Nesta, como si con eso pudiera zanjar el tema, y Elain, mostrando siempre el compañerismo por la primera de las hermanas, asintió.
—El amor no llena el estómago. —Replicó Feyre.
Mire a Papá, rogándole con la mirada que interviniera, que hiciera algo para detener aquella absurda pelea. Pero él no estaba escuchando, como era de esperarse. Miraba su plato vacío con niebla en los ojos, totalmente perdido entre sus más profundos pensamientos... o recuerdos. Si realmente se estaba percatando de la riña que estaban teniendo dos de sus hijas, simplemente lo ignoro.
Entrecerré los ojos, molesta por ello.
—Estás celosa, es eso —Nesta se habia levantado de un salto de su silla, y miraba a Feyre con furia llameante en sus ojos grises. Estaba enojada, muy enojada. Su arrebato habia logrado sacudir varias tazas de cerámica que seguían en la mesa, incluyendo la mía—. Oí decir por ahí que Isaac se va a casar con una chica de la aldea de Campo Verde por una buena dote.
También lo habia escuchado. Hazel, además de ser una buena compañera de aventuras, también era muy buena para enterarse de ciertas noticias jugosas que salían de la aldea y sus residentes.
—¿Celosa? —Soltó Feyre, sin expresar algún tipo de emoción por la reciente revelación. Supuse, entonces, que ya lo sabía—. No tenemos nada que ofrecerles..., ni dote ni ganado..., nada. Tal vez Tomas quiera casarse contigo, pero para él, tú... tú eres una carga.
Por supuesto. Al menos que las nulas habilidades de Nesta para cortar leña le sirvieran de algo —Cosa que dudada— no sabía cocinar, limpiar o trabajar en algo que no fuera su propia apariencia. Estaba segura que el señor Mandray nada más verla, se daría cuenta de ello. Se la comerían viva.
—¿Qué sabes tú? —jadeó Nesta, totalmente fuera de sí. Las palabras que le siguieron fueron dichas con toda la intención de herir, y yo lo sabía—: Tú eres una bestia medio salvaje y tienes el descaro de ladrar órdenes a los demás todo el día y toda la noche.
Bueno, me habia hartado. Sin pensar mis acciones, me levante abruptamente de la silla, llamando la atención de todos, incluso de Papá. Pero yo miraba a Nesta con intensidad, pidiéndole, casi rogándole con la mirada que se detuviera, que guardara silencio antes de que dijera algo de lo que verdaderamente se podía arrepentir luego. Y ella lo entendió. Por supuesto que lo habia entendido. Pero mostro una sonrisa amarga antes de señalarme con el dedo.
—Ni se te ocurra mirarme de esa manera; Tu, fenómeno andante, eres la menos indicada para opinar o pedir algo. Ya es suficiente saber que comparto mi sangre con una rarita que no puede hablar. No me digas con gestos estúpidos lo que tengo que...
—¡Nesta! —Intervinieron Feyre y Elain, al unísono.
Si..., a veces olvidaba lo cruel que podían ser las palabras de mi hermana mayor.
Baje la mirada, sintiendo como estos comenzaban arder por las lágrimas. Mis manos, sudorosas por los nervios, habían comenzado a temblar sobre la mesa de madera, la misma mesa que usábamos para cocinar, comer o, incluso, trabajar. Mi silla rechino cuando la empuje con todas mis fuerzas hacia atrás y con pasos fuertes, pero decididos, me dirigí hacia la habitación.
Abatida, herida, con el orgullo por los suelos. No me quede para seguir escuchando. Me importo poco dejar mi plato en la mesa —cuando usualmente siempre era yo quien hacia la limpieza antes de dormir— y los llamados de Feyre. No me importo, no en ese momento.
No obstante, pude escuchar las palabras de Nesta al cerrar la puerta tras de mí. Palabras cargadas de veneno:
—Patético. —Una pausa, y luego—: Siguán así las dos y un día... un día, Feyre, no van a tener a nadie que las recuerde, a nadie le va a importar que hayan existido..., después de todo, ¿Quién querría recordar a una salvaje y a una maldita de cabello blanco?
Sus palabras me siguieron, incluso, en mis sueños.
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Publicado: 24/04/2022
Correcciones: NO
Votos para continuar: 10
Capitulo dedicado a: NeonGazelle
NA: ¡Hola de nuevo, querido lector!
━━━¡SEGUNDA ACTUALIZACION EN EL MES! No puedo creerlo. En realidad me sorprendieron mucho. No esperaba tocar esta historia hasta el mes próximo, por lo que en verdad me pone muy feliz su entusiasmo. ¡Hay que celebrarlo! ¿Les gustaría un maratón de dos actualizaciones seguidas?
Bueno, si este capitulo llega a los 10 votos ANTES DE QUE TERMINE EL MES DE ABRIL, lo hacemos ¿Se animan?
Continuando el capitulo... ¿Qué onda con la Nesta? Aunque me leí ACOSF y he podido entender al personaje en profundidad, aun sigo detestando esta ambigua personalidad suya. Y si me trata a la Blair de ese modo, pues peor. ¿Ustedes que piensan?
¡El siguiente capitulo será doblemente impactante!
ATT: Lux. 🧡
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