4.3) Las alas del lord
Día 2
En el centro de la colmena la duquesa inspiro fuertemente con los ojos cerrados y expiró con los ojos abiertos preparada para estar ante la atenta mirada del los nueve miembros de la colmena.
—Duquesa de Zealun es consciente que cuando solicitamos la presencia en la colmena, no asistir se considera un acto de traición— dijo lord Randalf Jalil
—Si lord Randalf Jalil, soy plenamente consciente— respondió nuestra duquesa con serenidad.
—Díganos duquesa el motivo por el cual su hijo, Leowen Lockheart no ha asistido a la colmena, yo mismo os hice llamar a ambos ¿dónde esta Leowen?— hablo el monarca Nicolás en esta ocasión.
—Mi hijo esta fuera en mi carruaje, pido que comprendan la situación delicada en la que se encuentra mi hijo, hoy mismo se enteró de la muerte del lord Ignorosc, miembro de la nobleza a quien mi hijo tenía en muy alta estima. Solicito que la presencia de mi hijo se cancele a no ser que sea estrictamente necesaria.
—Comprendo sus preocupaciones y accedemos a su petición duquesa— respondió el Monarca, dicho esto lanzo un leve gesto al guardia real que se encargaba de hacer llamar y presentar a todos.
Dicho guardia real subió a su pequeño atril donde hizo llamar uno a uno, a los sirvientes de lord Shoan Ignorosc para relatar los sucesos del hallazgo del cadáver y de la noche anterior, todos los sirvientes coincidían en sus relatos. La duquesa no entendía porque la dejaban ahí en un altar mientras en el altar contiguo los sirvientes contaban lo sucedido, no le resultaba nada fácil mantener la compostura cuando describían el temible estado en que se encontró al cadáver, no podía parar de lamentarse de las últimas palabras que le dijo, de la ira que le lanzo a Shoan. La duquesa no pudo evitar que una lágrima cristalina recorriera su rostro, era eso lo que buscaban, una muestra de su humanidad, ahí la tenían a la vista de todos con el semblante sereno pero uno ojo cristalizado por las pequeñas lagrimas que caían por sus mejillas.
—Llamo al lord Edgar dS Rubius— dijo el guardia real sacando a la duquesa de ese trance de sufrimiento.
Edgar subió al altar contiguo con manos temblorosas, relato todo lo sucedido los últimos minutos de la noche anterior y como los sirvientes de lord Ignorosc lo hicieron llamar víctimas del miedo. En el transcurso de la historia sus manos no dejaron de temblar y en ningún momento dirigió la mirada a la duquesa. Cuando Edgar finalizo su versión de los hechos, la duquesa pensó que ya habían acabado, pero Edgar Rubius levanto la mirada dirigiéndose hacia el consejo sin manos temblorosas. Edgar empezó a relatar los hechos del día anterior cuando Shoan y él regresaron a palacio, entonces la duquesa supo al instante que hacia ella allí.
"Juntos fueron por la linde de los muros hasta estar justo en el torreón que contenía los aposentos de Leowen... consiguieron anclar una cuerda el ventanal y después Shoan subió por la cuerda. Edgar se quedó abajo... hasta que de golpe aparece una piedra que casi le cae en la cabeza, había caído del ventanal de Leowen... Shoan estaba agotado, tenía mala cara y antes de que pisara el suelo...pudo ver la mancha oscura que traspasaba el ropaje de Shoan."
—Quiere decir entonces que esa mancha oscura era una herida y que esa herida no estaba cuando lord Ignorosc decidió volver a palacio— dijo Randalf Jalil.
—Estoy convencido de ello señor — respondió Edgar con seguridad.
—Por lo tanto en ese palacio Shoan acabo herido o lo atacaron— dijo con desprecio Isolda Lamorak.
—Siempre nos ha traído desgracias ese lugar, porque seguimos dejando...—decía la Reina Hermione realmente preocupada cuando fue interrumpida.
—¡Basta! mis jóvenes compañeros, no nos precipitemos aún no sabemos nada— dijo Aldous Percival con autoridad.
—Aldous tiene toda la razón, lord Rubius puede retirarse— dijo Eyolf Dayaram con severidad —duquesa ¿tiene algo que añadir al respecto?.
—En absoluto, estoy tan sorprendida como vosotros de las palabras de Lord Rubius, sabía que él en ocasiones esperaba a lord Ignorosc. Pero no sabía que ese día él estuviera esperándole y menos aún de esa intrusión de ambos en mi palacio, ninguno de mis sirvientes se topó con Shoan de lo contrario me lo hubieran mencionado— respondió la duquesa con un nudo en la garganta. Eyolf al escuchar las palabras de la duquesa lanzo un gesto al guardia real.
—Llamo en presencia a Leowen Lockheart Eidelaya.
Cuando el guardia dijo esas palabras a la duquesa se le heló la sangre, dado el estado de su hijo quiso evitar ese momento a toda costa, pero las palabras de Edgar habían acabado con toda posibilidad de evitarlo. Ante todos apareció Roldar que portaba en brazos al señorito, la estancia se llenó de susurros y palabra de sorpresa ante la aparición del chico. Leowen estaba confuso aunque no era la primera vez que estuvo en aquel lugar, no le gustaba como lo miraban todos, no pudo evitar ruborizarse e intentar esconder su rostro en el torso de Roldar. Quien notaba la mirada de la duquesa clavada en su semblante.
—Leowen hijo, yo mismo te hice llamar, sé que aún no sabes el motivo, pero también me consta que has recibido una educación acorde a la familia noble a la que perteneces. Podrías ponerte de pie en el altar— dijo el Monarca Nicolás de Shallow con la calidez que le caracterizaba.
—Disculpe alteza mi hijo no...—dijo la duquesa angustiada cuando fue interrumpida.
—No importa madre puedo hacerlo— dijo Leowen con firmeza.
Leowen dijo algo al oído de Roldar y este subió al altar y dejo de pie a Leowen mientras lo agarraba de los dos brazos, entonces Leowen se soltó de unos los brazos, giro para estar de cara al consejo mientras Roldar con un solo brazo aguantaba al señorito por el brazo restante y por la espalda. Como Roldar era bajo y corpulento no fue difícil hacerlo de forma natural y sin tener que curvar su espalda. En aquel instante la estancia quedo en silencio y la duquesa apenas podía contener el oxígeno.
—Muy agradecido Leowen Lockheart— dijo el Monarca.
—Señorito Leowen quería preguntarle si sabe que lord Shoan Ignorosc nos ha dejado— dijo lady Trea Pendragon con suma delicadeza.
—Si mi Lady— dijo Leowen a punto de llorar y derrumbarse delante de todos, pero recordó todo lo que le había enseñado Lhynna respecto a como comportarse en la colmena. Lanzo un suspiro y algo más calmado dijo —pero un caballero como él solo puede ir al cielo, no importa quienes fueran sus papás, persona más buena no encontraran, y allí es donde van los ángeles, al cielo.
La Duquesa desconocía que su hijo supiera de la maldición de los Ignorosc, pero tampoco le extrañaba que así fuera, teniendo en cuenta lo bien que se llevaban ambos. Una leve sonrisa surgió en el rostro de nuestra duquesa, su hijo sin saberlo había dado una lección a todos los miembros del consejo real.
—Si los ángeles realmente existieran, no tenemos ninguna duda que él ahora mismo seria uno de ellos, quizá nos dimos cuenta demasiado tarde— dijo Trea Pendragon.
—Hola Leowen, puedes decirme a mí y a todos los presentes ¿cuándo fue la última vez que vistes a Shoan y donde?— dijo Malcolm Xaramandher.
—Si doctor, fue cuando me porte mal en las caballerizas, cuando él y la dama Lhynna solo querían hacerme sonreír y yo...— dijo Leowen antes de cubrirse la cara con su mano libre para no mostrar su dolor y sus lágrimas, en ese momento perdió él equilibro y cayo al suelo, inmediatamente Roldar lo cogió en brazos.
El doctor hizo una señal a Roldar indicándole que podía llevárselo, Roldar no dudo ni un segundo en sacar a Leowen del lugar. Cuando Malcolm Xaramandher iba a proceder a exponer su teoría fue interrumpido por el único integrante del consejo que no había dicho nada hasta el momento.
—Que hacemos alargando el sufrimiento de esta familia, todos han oído como yo, cuando Malcolm nos dijo que el momento que el tenía conciencia que habían coincidido Leowen y lord Ignorosc era el mismo que nos acaba de decir el chico. Sabemos que ese momento fue antes de la intrusión del lord, ni siquiera tenemos por certeza que esa mancha fuera una herida y menos aún que causara la muerte del lord Ignorosc. Ha llegado el momento de pasar a la segunda parte de esta vista, puede bajar del altar duquesa le pido que no abandone la estancia, le ofrecerán un sillón donde pueda sentarse— dijo Fergus Gareth, realmente hablaba poco pero cuando lo hacía nadie era capaz de llevarle la contraria.
En esta ocasión no fue el guardia real quien se subió al atril sino un reconocido académico real, que en sus manos contenía unos papiros, dijo voz clara y profunda:
—Estamos aquí reunidos para ver que ocurre con toda una herencia de una noble familia de mucho poder, después de que hayamos perdido al último de los Ignorosc, muchos nos hemos preguntado que pasará con esas tierras y con las riquezas que el lord Shoan Ignorosc poseía. Es para mí un honor informarles que Lord Ignorosc había preparado todo por si la muerte lo visitaba aunque aun fuera joven. Toda y cada una de las pertenencias físicas incluida el hogar de la familia Ignorosc, sus tierras, su riqueza e incluso sus títulos nobiliarios pasan a Leowen Lockheart.
Se escucharon gritos de sorpresa por toda la estancia, todos los miembros del consejo pensaron que como se podía dar tanto poder a un niño de tan solo 12 años, un niño que de por sí ya era heredero de los títulos de su difunto padre, de las tierras de su madre y el título que estas tierras le darían. Si nuestro Leowen obtenía esa herencia seria el hombre con más poder en todo Balzeria solo el monarca estaría como su igual. Una vez finalizado el barullo de la estancia el académico real procedió a continuar:
—El señor Lockheart solo podrá reclamar su herencia a la edad de 16 años, así lo quiso lord Shoan Ignorosc y así se hará. Hasta ese momento también por las indicaciones de Lord Ignorosc todo pasará a manos de la señora Anacleta y el señor Eustaquio antiguos sirvientes que desde este preciso momento pasan a ser duquesa y duque de sus nuevas tierras.
Nuestra duquesa se alegró por ambos eran muy buenas personas y siempre habían estado al lado de Shoan, y sabía de antemano que todos los sirvientes estaban preocupados por su paradero después de la muerte de su señor. Era notorio que todos sus sirvientes le tenían aprecio y no era de extrañar dado que incluso en el umbral de la muerte cuidaba de ellos, quizá la teoría de Leowen era más cierta de lo que él pensaba.
¿Significaría entonces que habían tenido el honor de conocer un verdadero ángel en persona?
CRÓNICAS DE ZEEHÏRO
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