
Capítulo 2 - Regreso a Marruecos.
Capítulo 2
Aún no podía creer las palabras de Bárbara, aún dolía demasiado pensar en que él me hubiese engañado, de nuevo.
Creo que fue en ese momento en el que tomé la decisión de que tenía que verlo con mis propios ojos para poder creerlo, aun habiendo visto la fotografía necesitaba verlo en directo.
Y así fue como, casi un mes más tarde, Bárbara, Jamil, Amir y yo nos fuimos de viaje a Marrakech, aunque mi pequeño príncipe estaba entusiasmado por el viaje, pues quería ver con sus propios ojos todos los bellos lugares de los que su tío le había hablado con anterioridad.
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Caminábamos por las calles, junto a Bárbara y Jamil, observando la hermosa de aquella ciudad, mientras Amir no dejaba de hacer fotos con la pequeña cámara que le había regalado su tío por su cumpleaños.
- Mira mamá – me llamó mi príncipe, mientras señalaba hacia el palacio que teníamos delante – es enorme.
- No se puede pasar – nos indicaba el hombre de la entrada, mientras Jamil intentaba convencerle, en su idioma – el señor Abdul ha prohibido la entrada a los visitantes.
- Vámonos – les dije, mientras cogía la mano de mi hijo y me daba la vuelta, dispuesta a marcharme.
- Mira – señaló mi pequeño, haciendo que todos mirásemos hacia el palacio, donde una bella mujer caminaba por los jardines, dando un pequeño paseo – hay alguien allí.
- Amir – le llamé, al observar cómo se soltaba de mi mano y corría hacia ella, escabulléndose entre los guardias – Amir – insistí, mientras el guardia me impedía la entrada, y yo observaba como mi pequeño llegaba hasta aquella mujer.
- Hola – comenzó Amir hacia la extraña, provocando que ella mirase hacia él con detenimiento. Era una muchacha muy bella, no parecía tener más de quince años, tenía el cabello escondido bajo un pañuelo azul que cubría su cabeza, y un vestido blanco muy bonito sobre su cuerpo.
- ¿cómo has entrado? – preguntó preocupada – mi hermano ha prohibido la entrada a los extranjeros.
- Mi mamá está allí – aseguró él, señalando hasta la verja, donde se vislumbraba a los extranjeros.
La bonita joven agarró la mano de mi pequeño y caminó con él hacia nosotros, observando como los guardias se hacían a un lado para dejarla pasar.
- Señorita Habiba – comenzó uno de los guardias.
- Mi hermano no tiene por qué enterarse de esto – pidió a uno de los hombres, para luego sonreír hacia mí y observar como mi hijo se soltaba de ella y corría hacia mí – él no dejará que este palacio vuelva a ser visitado.
- Gracias – le agradecí, mientras abrazaba a mi pequeño, con fuerza.
Volvimos al hotel, aunque por el camino visitamos algunas cosas más, yo ya no podía prestarle atención, sin dejar de pensar en aquella niña, que había asegurado ser su hermana. No tenía ni idea de que Ali tenía hermanos.
Bueno, lo cierto era que, no tenía ni idea de nada sobre él, ni siquiera me habló sobre su familia cuando estuvimos juntos.
No podía dejar de pensar en lo que Bárbara me había dicho, él había vuelto a engañarme.
¿y si nunca me habría dicho la verdad? ¿y si todo hubiese sido mentira? ¿y sí...?
Continuará...
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