「Historia」
◌ 。˚✩
◝ं⇴Luego de la tan larga noche, Janna despertó con mucho dolor por todo su cuerpo. Sus medicamentos y el alcohol no eran buena combinación.
Despertó en su cama, con unos brazos rodeando su cintura delicadamente y una suave respiración golpeando la coronilla de su cabeza.
Volteó y encontró a un bello castaño con marcas rojas en sus mejillas profundamente dormido a su lado. Uno de sus colmillitos sobresalía al tener su boca entreabierta.
Janna lo contemplaba, le gustaba escuchar su suave respiración y ver lo plácido que estaba durmiendo.
Ella también lo abrazó y se apego a su pecho, escuchando su corazón latir.
Tan tranquilo y delicado, el vaivén de su pecho y sus tiernos ronquidos repentinos. Aún sus fuertes brazos estaban aferrados a ella.
Janna se sintió una verdadera porquería.
La noche anterior Kiba la llevó a casa. Luego de su revelación sobre su vida, el castaño solo le dijo que cuando este en mejor estado, le cuente bien las cosas y no cuando estuviese ebria. Seguramente siquiera le creía que realmente lo amaba..
Al llegar a casa, Janna se puso su inyección y le pidió que se quedase consigo, Kiba no pudo rechazarla y mientras ella lloraba de dolor y angustia intentando conciliar el sueño, él solo la abrazaba, sin poder decir nada.
Las lágrimas en el rostro de la muchacha comenzaron a caer otra vez y se maldijo por llorar, no quería despertar al Inuzuka y mucho menos preocuparlo. Pero mientras más intentaba calmarse, peor se ponía, por lo cual, inevitablemente Kiba se despertó y escuchó sus tristes sollozos.
Él recordó la charla de ayer. Supo que no había mentira en sus palabras y también quiso llorar. Janna era la persona que se había ganado su corazón desde hace tiempo ¿por qué deberían llevársela cuando apenas la encontraba?.
— Janna-chan, desayunemos.— ordenó, acariciando su rostro y limpiando sus lágrimas.— ¡Prometo hacer las mejores tostadas al estilo Inuzuka!.— dijo, alzando su pulgar y sonriendo alegremente con un leve rubor sobre sus mejillas.
▸▹
Los dos estaban sentados frente a la pequeña mesa en la sala. Kiba no se había despegado de Janna en ningún momento y solo había tratado de hacerla sentir bien durante todo el desayuno..
Por el lado de Janna, algo andaba mal. Había aplicado su dosis diaria pero parecía no estar funcionando correctamente. Eso le venía pasando desde que partió a Konoha. Los dolores cada día eran más fuertes e intensos y cada vez podía estar menos tiempo de pie. Apenas podía mantenerse despierta y debía concentrarse para regular su respiración. Sudaba más de lo normal y todo le dolía.
Definitivamente la hora se acercaba.
— No decías mentiras..— Kiba cortó el silencio del ambiente, decidido a tocar el tema de una vez y notó como las manos de Janna temblaban. La noche anterior, cuando llegaron del bar y ella logró conciliar el sueño durmiéndose en sus brazos, había notado algo parecido. Al dormir, Kiba sintió el cuerpo de Janna temblar y estaba con mucha fiebre.. Eso no podía ser efecto del alcohol.
— No...— ella suspiró, resignada a hablar.— Estoy.. envenenada.— confesó, apoyando su cabeza en el hombro de Kiba.— Un tiempo después de que salí de la aldea y comencé a vagar.. unos tipos en busca de venganza me envenenaron.— contó serenamente mientras el castaño fruncia el ceño sin creer lo que decía.
— ¿Venganza? ¿Contra ti?.— dijo incrédulo.— ¿Por que harían eso?.— preguntó confundido. Janna era una chica de buen corazón, lo recordaba desde la vez que la pusieron en el equipo de él. Ella no lastimaba a nadie y tenía mucha compasión.
Era tonto pensar que alguien quería vengarse de una persona de tan bello corazón.
— Estuve en raíz y fui doble agente, asesine a muchas personas detrás de todo eso, he estado en misiones deshonrosas.. Hemos hecho tantas cosas horribles que.. Seguramente me odiarias al saber cada una de ellas.— dijo, jugando con la taza de té vacía frente a ella.— Aunque Sai y yo estuvimos juntos... Cada uno tiene su propia historia en raíz.— admitió. Kiba pensó en eso que ella decía. Los tipos de raíz eran raros y eso no podía negarlo, ¿pero qué clase de misiones habían hecho para hacerle algo tan cruel a ella?.— Yo era distinta a mis compañeros en raíz y aunque trataba de ocultarlo, era inevitable. Me han sometido a muchas cosas para que pierda la sensibilidad y los sentimientos de una vez por todas, muchas cosas horribles.— Janna cerró sus ojitos de solo recordar todas las atrocidades que había hecho. Los gritos y suplicas de personas que ella había asesinado aún resonaban en su mente como si los escuchara en el presente.
— Nada de eso fue tu culpa.— sentenció Kiba. Janna se levantó de su hombro y lo miró. Él no sabía el monstruo que era, es lógico que diga algo así. La pelimorada negó.
— Mis manos fueron las que empuñaron las armas, yo quite la vida.— declaró, mirando las palmas de sus manos, recordando la sangre de distintas personas escurrir por ellas.— Y me lo merezco. Merezco morir lenta y dolorosamente, como lo quisieron. Debo pagar por las vidas que saqué.— asintió, convencida de que estaba bien lo que habían hecho con ella. Janna siguió las órdenes de su jefe sabiendo que en cualquier momento podría morir, la marca y maldición de raíz la seguiría hasta el día que deje de respirar.
— ¿Cómo... te envenenaron?.— Inuzuka no podía aceptar verla tan decidida a terminar con su vida. ¿Por qué no se veía vulnerable? ¿Por qué no estaba llorando desconsoladamente...? ¿Por qué no sentía su mundo derrumbarse poco a poco como el de él ahora mismo?
— Ni siquiera yo lo entiendo, siempre creí que al envenenar a alguien solo podría durar un día o dos... pero hace medio año estoy así y cada día estoy más débil.. Puedo sentirlo.— admitió. Los rostros de sus secuestradores y los colores de los químicos antes de ser ingresados a su sistema, lo recordó todo.— Cuando me secuestraron.. sabían muchas cosas sobre mí, sabían quién era y dónde pertenecía, sabían sobre muchos de mis crímenes y de mis compañeros que me acompañaban en las misiones.— suspiró. Kiba quería llorar y abrazarla, no sabía qué era lo que pensaba pero no podía permitir que ella se rindiera y cediera tan convencida su propia vida.— Hicieron muchas cosas y me torturaron de muchas maneras pero al saber por qué lo hacían... me resigne a aceptarlo y morir.. Aunque ellos no querían que tan solo muriera.— él escuchaba muy atentamente la historia y maldecía a las personas que le hicieron eso. No sabía qué era lo que había hecho pero raíz era un lugar que manipulaba a simples niños y los torturaba, ella también era una víctima.— Me dijeron que debía vivir con los días contados y que cada hora y cada día que pasara sentiría como la vida se iría de mis manos y sufriría más y más.— cada cosa que ella contaba hacía hervir más y más la sangre del castaño, no podía creer que aún existiera gente tan malvada.— Así es.. desde el día que pusieron estos extraños líquidos en mi.. me siento completamente vulnerable y me dan ataques. He ido por ayuda a muchas aldeas y lugares pero con el tiempo que estuve solo pudieron hacer un analgésico para los dolores, que son las inyecciones esas dolorosas y terribles que ya viste..— rió por lo bajo, amargamente.— Recupero algo de fuerza y me siento menos adolorida gracias a eso pero.. mi muerte ya está programada.— y ella estaba completamente convencida de ello. Moriría porque el destino lo quiere así, morirá por sus propias acciones, por creerse un ser superior con derecho a quitarle la vida a las personas. El día de su sentencia estaba previsto.
— Viniste a Konoha.. por ayuda.— Kiba supuso. No sabía qué decir, su cabeza era un delirio. Tenía ganas de buscar a las personas que le hicieron eso y obligarles a crear un antídoto, obligar a sanarla.. Pero dentro de su corazón... Quizás entendía a lo que Janna se refería. El mundo shinobi era así y aunque la paz haya comenzado a reinar era obvio que aún seguían las almas en pena por la pérdida de sus seres queridos..
— La realidad es que... hace mucho perdí las esperanzas, esto que tengo es algo muy avanzado.. son cosas que ni siquiera yo entiendo.— ella jugaba con un mechón del pelito de Kiba, sin atreverse a mirarlo a los ojos.— Luego de la creación de los analgésicos quise venir. No había muchas esperanzas, por lo que creí que venir sería lo mejor... Pedí ayuda pero aún así no se ha podido encontrar solución, con cada hora que pasa... estoy muriendo.— bufo y el chico notó sus ojitos cristalizandose.— Supe que debía volver aquí por mis amigos, mi familia y por ti, Kiba. Gracias al miedo a morir, pude cambiar y me di cuenta que debía abrir los ojos... Yo...— Ya no supo qué decir pues ya lo había dicho todo. Se sintió un poco más en calma porque ya le había contado todo a él. Ella dejó el mechón de pelo del chico y solo bajó la mirada. Quería llorar pero no quería preocupar más a su acompañante.
De pronto sintió la manito cálida de Kiba posarse en su barbilla y levantar su rostro suavemente para que sus ojos se encuentren.
Los bellos y singulares ojos del chico estaban inundados y a punto de soltar aquellas lágrimas incontenibles. Pero no lo hizo.
— Sea lo que sea, encontraré la solución a todo esto..— dijo, firme y decidido sin dejar de verla.— Vivirás y cuando eso pase.. Tendremos una cita.— afirmó, haciendo temblar su corazón y que los ojitos amatista se llenen aún más de lágrimas.— No como amigos, sino una cita de verdad.— y como pudo, Kiba sonrío, mostrándole sus colmillitos y a la vez soltando las traviesas lágrimas. Ella quedó paralizada, sus palabras hermosas y la tristeza en su expresión hicieron una mezcla en su corazón.
Janna ya no aguantó y lo abrazó con brusquedad, haciendo que los dos caigan al suelo y ella comience a llorar en el pecho del chico mientras lanzaba gritos de dolor. Un profundo dolor en su pecho.
•• <<────≪•◦☆◦•≫────>> ••
Guyyyys, ya están escritos los últimos capítulos y se viene nuestro gran final.
¿Qué creen que va a pasar?
Este fic es llorar y confesar cosas jajajsjaj
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro