Serví una copa de vino; la tomé con la mano derecha —aún temblorosa—, y con la izquierda, tomé la botella del burbujeante vino.

El lugar fue inundado por el ruido de los zapatos de tacón al andar. Rodeé el cuerpo sin vida de aquel hombre, aun sin importarme el charco de sangre que bajo él se extendía.

Subí las escaleras con pasos pesados y entré al baño. Me quité la ropa con parsimonia, las medias veladas y los zapatos de tacón. La ropa quedó manchada de sangre, al igual que mis manos y parte de la cara. El desastre se debía a lo horrorizada que quedé luego de cometer aquel brutal acto.

Me metí a la ducha con la copa de vino en la mano, y al sentir el agua helada, sonreí.

Estaba dispuesta afrontar mi destino y la única forma de evadir el destino, era sumergirme en el agua y abrazarme a los brazos de la muerte.

Sí, era una mala mujer, pero él... él fue un hombre aborrecible, merecía morir; aunque no debo mentir, alguna vez lo amé. No sé qué tan dispuesta estaba en acabar con mi vida o si debía esperar a que llegara la policía; así que decidí esperar.

Así es, acabo de matar a mi marido y no me arrepiento.

Para esta corta historia use un disparador que encontré en internet. Debía comenzar un relato con la frase: serví una copa de vino... De ahí surgió este misterio misterioso. 

Si preguntan la razón de su muerte, lo mató por infiel, pero ustedes son libres de imaginar la razón por la que pudo haberlo matado.

Hagan grupos de tres y debatan sobre ello, ok no, es broma 😂

Gracias por estar acá y nos vemos el próximo lunes con un nuevo relato 😊