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El Final



Alexis bajó las escaleras con una expresión de cansado horrible. Solo estaba usando una camiseta que le robó a Aldo y unos bóxers de esos que eran sueltos, no los ajustados. Fue a la cocina para buscar algo de café, lo necesitaba para poder trabajar en sus proyectos en su estudio. Cuando llegó encontró a Mariana y Aldo haciendo comida mientras Roier los miraba desde la isla sentado con una taza sonriendo. Se veía que estaban hablando animadamente mientras hacían todo esto. Los envidiaba y odiaba, a ellos no les dolía todo como a él.

"Buenos días." Sonrió Roier al verlo llegar.

"Cállate la boca." Respondió el pelinegro yendo a buscar una taza.

"¿Y ese humor de perros, wey?" Aldo lo miró y fue entonces que se dió cuenta de su vestir. "¿Y esa ropita?" Le dijo alzando las cejas con una sonrisa. Quiso agarrarle el trasero pero lo que recibió fue un golpe en la mano de parte de Alex.

"Me tocas el culo y te parto tu madre." Le dijo en corto el chico para servirse café.

"¿Porqué estás molesto,pa?" Preguntó Mariana volteando a verle por un segundo y luego volviendo a prestarle atención a lo que cocinaba.

Alex lo miró cansado y suspiró profundamente con sus hombros. "Me duele el culo." Dijo sin más para echarle algo de azúcar a su café mientras escuchaba como Roier reía ruidosamente por lo que acababa de escuchar.

"Pero querías andar de atascado. Deja de quejarte." Le respondió Aldo dándole una nalgada sin moderar su fuerza haciendo que el de greñas soltara un chillido de dolor.

"¡Geovanny!" Exclamó molesto para darle con la mano abierta en el hombro.

"¡Aaah!" Se quejó el moreno tomándose el hombro. El menor de todos reía escandalosamente mientras veía la escena. Mariana los miraba con una sonrisa burlón pero no se metió.

Alex fue a la isla y se recostó de esta para tomar de su café. Le hubiera gustado sentarse pero esa no era opción en estos momentos. La comida olía bien y le abría el apetito con tan solo el oler el aire. Para su suerte Mariana le trajo un plato colocándolo en frente suya. Le dejó un beso en la cabeza y volvió a seguir con lo que hacía dejando a su novio con una pequeña sonrisa agradecido por la comida.

Mientras el chico comía tranquilamente Aldo dejó sus cubiertos para levantarse mientras masticaba tranquilamente. "Por cierto, Alex." Llamó el moreno yendo a la sala rápidamente para buscar algo. Al tener su atención volvió rápidamente con una caja en las manos. "Tu paquete." Le dijo para dejar la caja en la mesa.

"¿Llegó?" Preguntó el de greñas para continuar comiendo y acercar la pequeña caja con una de sus manos.

"Eso es otro tema." Rió bajo Roier tapándose su boca mientras comía. Alexis alzó las cejas y luego frunció el ceño confundido.

"De hecho, llegó ayer." Le dijo Aldo con una sonrisa.

El de greñas tardó en procesar la información. Al hacerlo y entender todo dejó su tenedor frunciendo el ceño. "No seas pendejo.." murmuró evidentemente enojado.

"Sí, wey. Llegó ayer." Repitió el mayor para reír bajo.

"Chingas a tu madre, Aldo, neta." Dijo tomando la caja para darse la vuelta con la intención de irse. De repente se detuvo y los miró. "¿Los tres lo sabían?" Preguntó ofendido.

"Yo no." Se defendió Ro de golpe. "Yo me enteré hoy en la mañana. Ayer yo no estaba cuando llegaron los paquetes." Levantó sus manos como si mostrara que no tenía un arma.

"'¿Y tú, Valdo?" Miraban ahora al más alto. El de lentes se encogió de hombros. Era suficiente para saber que sí, lo supo todo este tiempo. "No mamen. No putas mamen." Ahora con más ganas quería irse a su habitación pero fue agarrado por atrás para regresarlo a la cocina. "¡Ah! ¡Suéltame, pendejo!" Exclamaba moviéndose pero Aldo era más fuerte que él.

Toda la mañana se basó en los tres chicos tratando de animar al licenciado. El chico estaba molesto, todo fue un plan con maña de sus novios para que usara el vestido rosa y ajustado. Hicieron de todo para que no se quedara enojado. Le pidieron perdón, le dieron mimos, le trajeron dulces, le dieron masajes y entre otras cosas. Al final se quedó molesto ese día completo y mitad del siguiente. Solo él se quitó el coraje cuando quiso.

[...]

Alexis abrió la caja que le había llegado por correo aquella vez. No la había revisado por que era un regalo para sus novios y estuvo molesto con ellos pero ya no. Iba a repartir los obsequios.

Entró al cuarto de Roier porque era el más cercano. El moreno no estaba acostado con su celular como solía estar así que asumió que estaba en su estudio. Iría luego hacía allá. Fue a la habitación de Aldo y entró encontrándolo recién salido de la ducha. El moreno se colocó sus lentes y lo miró con una pequeña sonrisa esperando a que le hablara mientras continuaba colocándose su ropa interior.

Alexis se acercó en silencio y le pidió la mano sin explicar. "Dame tu mano."

"¿Okay?" Dudó el chico pero al terminar de colocarse sus pantalones de pijama le dió su mano derecha.

"No. La otra." Aldo le dió su mano izquierda y Alex la tomó para colocarle un anillo en el dedo índice. "Es mi regalo..por habernos mudado juntos." Le dijo con timidez y sus mejillas rojizas.

El mayor miró su anillo con una sonrisa. Era negro y parecía de vidrio, era muy su estilo. "¡Está bien perro!" Exclamó con una gran sonrisa perlada. Miró al de greñas y le acercó para abrazarlo de los hombros con un brazo dándole un gran beso. "Gracias, mi amor." Le dijo con suavidad y alegría. Alexis lo miraba con amor sonriéndole. Verlo así de contento le ponía igual de contento.

Cuando salió de allí fue a buscar a Mariana pero podía escuchar que este estaba en el gimnasio de la casa. Escuchaban golpes y música. Bajó las escaleras y fue a buscar al matamorense. Entró al gimnasio escuchando la música y encontrándose al chico sin camisa y sin lentes todo sudado. Estaba practicando con un saco de boxeo. Alex le bajó un poco a la música llamando la atención de Mariana.

"¿Qué paso, papi? ¿Necesitas algo?" Le preguntó teniendo el saco con ambas de sus manos.

"Te tengo algo." Le dijo acercándose. "Pero asumo que lo usarás luego de que termines." De la pequeña bolsita sacó el anillo negro pero de metal para Osvaldo. Este al verlo no dudó en quitarse las vendas de su mano izquierda con rapidez. Una vez afuera se colocó el anillo en el dedo de en medio para verlo con una sonrisa. "Es un regalo por— por eso de que ahora vivimos juntos.." le dijo con una pequeña sonrisa.

El chico de tatuajes sonrió enormemente. "Gracias, bebé." Le dijo para inclinarse un poco a él y sin tocarlo le dió un pico, mismo al que Alex correspondió como pajarito que es alimentado por su mamá. "Está muy lindo." Añadió visiblemente feliz.

"De nada." Sonrió de regreso con sus perfectos dientes. "Te dejo para que sigas entrenando." Luego de uno beso más se fue dejándolo entrenar tranquilo, luego subió la música un poco más y se marchó al estudio de el moreno menor de los cuatro.

Cuando entró a la habitación lo vió con sus audífonos hablando a la cámara. Pensó que estaba en directo así que no habló. En cambió se quedó allí sin saber que hacer, cuando estuvo a punto de irse el chico lo vió y volteó a él.

"Hola." Le sonrió quitándose sus audífonos. "No estoy en directo, ven." Le dijo quitándose los audífonos del todo para colocarlos en la mesa.

El mayor se acercó. "Dame tu mano izquierda, por favor." Le pidió.

"¿Para que o qué?" Mientras preguntaba le dió la mano.

Alexis le colocó el anillo en el índice con cuidado. "Es un regalo por habernos mudado juntos." Explicó una vez más. Los ojos de Ro se iluminaron ante sus palabras y se quitó el anillo haciendo que por un segundo se le detuviera el corazón al licenciado.

El chico se colocó el anillo en su dedo anular, donde estaría un anillo de compromiso. "Me encanta. Gracias, Alex." Le sonrió tomándolo de las manos para sentarlo en sus piernas. Ro le dió muchos besos haciéndolo reír ladeando la cabeza viéndose en la cámara con la que estaba grabando. No pudo evitar sonrojarse por como se veían en el reflejo. Lo amaba demasiado.


Era el cuatro de marzo. Claro que iba a estar allí para apoyar a sus novios. Mariana y Aldo iban a pelear en La Velada y recién se enteraron Roier y él el día anterior. El moreno menor de los cuatro le hizo una broma diciendo que él también pero al final solo se rió de él.

En fin. Le emocionaba que sus novios fueran a estar en un evento tan grande e importante para Twitch pero le daba miedo que se hicieran daño. Ya había visto a Luzu hacerse daño antes en este mismo evento y no quería que Aldo ni Mariana se hicieran daño. Estuvo tan emocionado como Roier y ambos estaban disfrutando de todo el evento. La forma en la que Osvaldo albureó a Plex los hizo reír bastante y no pudieron evitar hacerlo el chiste del día entre ellos dos.

"Entonces, ¿ahora qué?" Preguntó el moreno menor mirándolos. Recién habían salido del lugar.

"¿Vamos a comer?" Preguntó Aldo mirándolos.

"Va, va, va, va." Dijo Alex rápidamente para aplaudir rápidamente. "Tengo hambre, demasiada hambre."

"¿Vamos a comer unas hamburguesas o qué?" Preguntó Mariana mientras sacaba las llaves del auto que alquilaron para lanzárselas a Aldo.

"Uy, unas hamburguesas, loco." El moreno de lentes atrapó las llaves y asintió. "¿Cuántos votos a favor de hamburguesas?"

Todos se subieron al auto mientras hablaban y opinaban. Fueron a comer unas hamburguesas, en todo el camino el moreno y el de greñas no dejaban de reírse con todo el tema del chile, incluso hicieron avergonzar al chico de tatuajes. Terminaron cenando el menú de Rubius en el restaurante mientras hablaban y chillaban por diferentes cosas pasándola bien.

En unos meses sería La Velada y volverían a España para el evento. Mientras tanto, dos de los chicos debían prepararse mental y físicamente para el gran día. Todos estaban emocionados por esto.

Significaría que se volvería a repetir esos grandes días en la casa de Madrid.

Alex recordó lo que sintió justo antes de montarse a el avión para ir a ver a sus amigos a España hace unos meses. Sintió mariposas en el estómago y los miró frente a él con una sonrisa. No se hubiera imaginado que sucedería tanto pero estaba agradecido de que todo sucedería, gracias a las cosas buenas y malas por las que pasó estaba en lo que estaba viviendo ahora.

Estaba muy agradecido por todo. Vivía feliz con sus novios en una gran casa de ensueño. ¿Qué más podría pedir? Si es que lo tenía todo.

Crecer en México sabiendo que no cumplías con los requisitos para ser querido por tu gente o tan siquiera tu familia era algo complicado, por eso, Alexis nunca le falló a esos tontos requisitos dignos del año mil cuatrocientos treinta y uno. Tuvo que esconder su verdadera forma de ser para poder cumplir todos y cada uno de esos estupidos requisitos. No podía parar de pensar que toda su situación sería más fácil si tan sólo fuera mujer. Cuando se mudó a Los Ángeles, California, pensaba que podría ser más libre, pero no. Temía tanto en lo que la gente pensara ahora que era una figura pública que no podía permitirse ser libre. Pero ya había dejado ese miedo atrás. Ya no le importaba lo que dijeran. No le importaba si lo criticaban u odiaban, ahora era más feliz y libre que nunca.











Fin




















Señora y señores,
El final de Caged Moon

Fue divertido escribir este fic

Muchas gracias por el apoyo que se dió y por toda la paciencia a la hora de las actualizaciones

*Recordatorio que los streamers y las personas que aparecieron en el fanfic no está afiliados a la historia.

Me pone feliz saber que pude saciar el morbo de tantas personas que buscaban un fic de el McTrio + Quackity jsjs

Pero todo lo bueno llega a su final


Muchas gracias por los comentarios y los votes

¡Nos vemos en otros fics!

XAAAAAAO
















Foto de Milanesa porque me lo pidieron ya que hay gente sin Instagram:



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Si hay faltas de ortografía o un error,por favor déjenme saber.
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