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≡ ˖ ⋆໋ O5 ⁺◦

—¿Estás loco? —le pregunta Yeonjun exaltado en voz baja en busca de no llamar la atención de todos a su alrededor. Taehyun negó y firmó el último papel de la pila frente a su escritorio. Lo apiló junto a los demás y se levantó de su asiento.

—La madre de Beomgyu necesita trabajo y yo se lo daré, no tiene nada de malo porque también es la madre de Soobin, el mejor amigo de mi hijo —dijo Taehyun sin más, sin borrar su suave y obstinada sonrisa del rostro.

—Bien, sí eso lo entiendo. Pero por dios Kang Taehyun, cuando Beomgyu te vea va a tener muchos problemas, tanto en su casa como en su trabajo. ¿Estás consciente de eso no? Y si dice algo tu familia se irá al caño junto al amor de tu hijo.

Taehyun tomó un sorbo de su café y miró la hora.

—Por eso voy a tomar medidas. Lo estuve pensando durante dos eternas semanas y he llegado a una conclusión: necesito acabar todo con Beomgyu. No más burdel, no más encuentros ni engaños a Yuna. Cuando Beomgyu esté en casa voy a buscar una manera de hablar con él en privado y le diré que actúe como si nada hubiera pasado.

Yeonjun negó.

—No sabes lo que dices. ¿Acaso no recuerdas cuando lo viste por primera vez? Con solo verlo una vez y apenas cruzar unas palabras te obsesionaste con ese muchacho, y aún peor, parece que tienes sentimientos por él —Taehyun no le miró a los ojos—. Ese chiquillo es quince años menor que tú, casi podrías ser su padre como lo eres de Hueningkai ¿Entiendes eso? ¡Estás enamorado de un niño!

—No lo estoy, yo... Esto se pasará, solo necesito tiempo para que ni siquiera lo recuerde.

Su amigo pelirosa negó sin convencerse.

Taehyun no iba a soportar un solo día sin Beomgyu luego de volver a verlo. Se iba a volver loco.

Yeonjun aún no olvidaba como lo miraba, la manera en que Taehyun fluía y se entendía con Beomgyu como nunca antes. Desde aquel primer día en que él lo había llevado al burdel siendo Taehyun un "hombre de bien que no le gustan esos lugares" a ser el amante de uno de los muchachos del lugar. 

Recordaba la manera en que la mirada de Beomgyu y de su mejor amigo habían hecho click al instante. La manera en cómo Beomgyu miraba a Taehyun mientras besaba a su cliente, sonriéndole discretamente, llamándole con un simple cantoneo de caderas al cual había hecho a Taehyun decidirse de una vez por todas a acercarse al muchacho. 

O simplemente cómo se habían besado sin decir palabra alguna a pesar de que Taehyun ni siquiera había pagado por la compañía del chico.

Era como si ellos estuvieran hechos el uno para el otro.

Era tan fácil como haber soportado a Taehyun esas dos semanas, despistado y preguntándole todos los días si de casualidad había ido al burdel. 

"Es solo lujuria" Aún recordaba cómo se lo había dicho luego de tres días seguidos de ir al burdel solo para estar con Beomgyu, y hasta ese momento Yeonjun lo creía, Beomgyu era hermoso y no iba a negar que su amigo podría caer profundamente por él, pero ahora habían pasado meses desde aquel día y Taehyun seguía pensando en él cada minuto, cada segundo. 

Ya no estaba tan seguro si era tan solo lujuria como él tanto había asegurado, y mucho menos luego de verlos juntos un mes después cuando juntos fueron al burdel, menos luego de ver cómo Beomgyu saltaba a sus brazos y lo saludaba tan alegre como si la noche anterior no se hubieran visto, como se besaban y jugaban como un par de adolescentes enamorados.

—Nos vemos, ya me tengo que ir o se me hará más tarde —dijo Taehyun dando una palmada en la espalda del alto. Yeonjun asintió y lo miró irse mientras relajaba su ceño fruncido.

Lo único que pensaba era que Taehyun volvería a caer con Beomgyu una y otra vez más mientras estuviera a su alcance. Estaba seguro, apostaría su vida si pudiera. 

Una llamada de celular aturdió a Taehyun de sus pensamientos mientras manejaba su auto, era Yuna, probablemente avisando que habían llegado. Taehyun apretó el volante y respiró hondo, estaba a tan solo dos cuadras de su casa y su corazón ya estaba hecho un lío, no sabía si era por volver a ver a Beomgyu luego de dos semanas, o si era por el hecho de que descaradamente ambos estaría frente a sus familias conviviendo y haciendo como si nada hubiera pasado entre ellos, como si no se conocieran.

Cínico. Casi podía escuchar como gritaban sus alrededores.

No. No era así, Taehyun no lo sabía, no tenía idea que Beomgyu era hermano del mejor amigo de su hijo, no tenía la culpa ¿No? No, no lo hacía.

Tomó las llaves del auto y buscó la de llave de la puerta principal. Sus manos apenas podían sostenerlas, se sentía un tonto por no poder tomar la llaves correctamente, ni siquiera sabía por qué se encontraba tan nervioso.

Entonces por fin abrió la puerta. 

Varias voces se escuchaban de fondo, lejos de allí, todos estaban en el patio trasero. Fácilmente reconocía la voz de su hijo y la de Soobin, riendo y siendo regañados por Yuna por medio de bromas y risas. 

Taehyun ajustó su corbata y acomodó su traje negro ajustado. Sus manos no paraban de moverse de un lado a otro, tratando de arreglar pequeñas imperfecciones las cuales nunca le importaban, cosa que repentinamente en ese momento lo hacían.

Dejó las llaves tiradas en el sofá y caminó hacia el gran ventanal de cristal. Dejó salir todo ese aire acumulado en sus pulmones y deslizó la puerta de cristal.

Sus ojos se posaron directamente sobre Beomgyu. Estaba de espaldas, inclinado ayudando a Yuna a colocar los platos en la mesa y asintiendo hacia lo que su esposa le decía. 

—¡Amor llegas a tiempo! —exclamó su esposa corriendo hacia Taehyun para depositar un beso en su mejilla nada más verlo cruzar la puerta. Soobin y su madre sonrieron volteando a mirarlo, haciendo una leve inclinación hacia él.

—Beommie, cariño saluda al padre de Hueningkai —le regaña su madre en un murmullo.

—Sí, solo déjame tomar el pastel —dijo sonriente acomodando su vestimenta antes de voltear hacia el hombre.

Beomgyu se quedó congelado y su sonrisa se borró al instante.

—Mucho gusto señora, hermano de Soobin, soy Kang Taehyun. 

El postre se resbaló de sus manos haciendo que se embarrara en el pasto y parte de sus zapatos. 

—Pero Beomgyu qué has hecho... —dice su madre avergonzada y dándose la vuelta para tomar algunas servilletas. 

—Mierda, lo siento —dijo con la voz temblorosa sin querer alzar la mirada. Se agachó y con sus manos tomó uno que otro pedazo de pastel para colocarlo de nuevo en la charola donde iba—. Ahora lo limpio, solo necesito un poc-

—No te preocupes, yo te ayudo —sintió la presencia de Taehyun en frente suyo. No quería mirarlo, no quería ni siquiera cruzar palabras con él. Pero fue inevitable cuando las manos de Taehyun tomaron sus muñecas, alzando una de sus manos para él mismo limpiarlas.

Sus labios y manos picaron de necesidad. Taehyun estaba muy cerca de su cuerpo, con sus ojos centrados en sus manos, limpiándolas cuidadosamente y respirando con dificultad. 

Beomgyu solo se preguntaba si Taehyun sentía lo mismo que él. 

—Qué pena de verdad —dijo la madre de Beomgyu sin saber qué hacer.

—Está bien, tranquilos todos, ahora limpiamos —dijo Yuna con una encantadora sonrisa—. Soobin, hijo, vayan por una toalla para que Beomgyu se limpie correctamente. Nosotras vamos a buscar a alguna muchacha para que limpie esto.

La madre de Soobin asintió y salió de allí siguiendo a Yuna, al igual que los amigos salieron hacia la casa en busca de una toalla.

Taehyun ayudó a Beomgyu a levantarse colocando suavemente su mano sobre su cintura. 

—No hagas eso —dijo Beomgyu en voz baja apartando la mano de Taehyun—. ¿Tú ya lo sabías? Mierda, esto es una completa mierda —dijo llevando sus manos hacia su frente, masajeando su sien. 

Taehyun no dijo nada, solo llevó su mano hacia la mejilla de Beomgyu y lo miró directamente hacia los ojos.

—Por favor detente —Taehyun hizo oídos sordos, delineando las facciones del menor con su pulgar, pasándolo suavemente contra los dulces labios de Beomgyu. El joven jadeó y cerró sus ojos ante el tacto del mayor—. ¿Por qué me hiciste venir a tu casa? Ellos no deben saber que nos conocemos, o cómo lo hacemos. Si Yuna se entera...

—No lo hará —Beomgyu lo mira con ojos de súplica—, te lo prometo. 

Taehyun apartó su mano del rostro de Beomgyu y se separó al momento de que las voces de los demás se hicieron presente de nuevo.

—Tenemos que hablar —dijo Beomgyu antes de dirigirse a su madre y su hermano para terminar de poder limpiar sus zapatos.

Taehyun solo lo observó y ocultó sus manos en los bolsillos de su pantalón. Mirando a su esposa hablando con una de las muchachas que trabajaban en la casa, pidiendo que limpiase pastel sobre el pasto y llevara unos zapatos limpios para Beomgyu luego de ello. 

El rubio sintió la mirada de Beomgyu y le correspondió al segundo. Ambos se miraron a los ojos y ninguno de los dos pudo despegarla del otro.

Ellos tenían que hablar, iban a dar fin a esto y ambos iban a estar de acuerdo. Solo tenían que hacer como si nada hubiera pasado, como si no supieran sus nombres, como si no supieran lo que gustan uno del otro, como si Taehyun no supiera cuántos lunares tenía Beomgyu en su espalda o cuánto amaba que lo mimaran y besaran su frente diciéndole lo hermoso que era.

Taehyun solo tenía que cortar el lazo con Beomgyu y todo arreglado. No iba a ser tan difícil. 

No, ¿Verdad?

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