Día 10 Muñeco
Narrador
No sabía cómo había pasado, pero le gustó mucho el resultado. Resulta que su "padre" odiaba que saliera de los muros de su hogar, al parecer no quería que conviviera con las demás personas porque podrían contaminarlo.
Eso, descubrió, que era una vil mentira, el hombre no lo dejaba salir porque él no es un humano, es una creación con los recuerdos de su amada hija fallecida.
Se preguntarán ¿Qué es él? Es un simple y mundano muñeco, se sintió destrozado enterarse de que no es más que una creación. Lo único que lo aliviaba es que no era un robot, podía pensar por sí mismo sin recibir ni una sola orden o que alguien fuera capaz de reiniciarlo, no, él es un ser pensante y propio.
A pesar de ser un muñeco, él anhelaba salir y explorar el mundo, un día salió, exploró y descubrió lo que pasaba a su alrededor, al parecer estaba en una sociedad que amaba dividirse entre héroes, villanos y personas comunes. Todos con algún tipo de don.
Fue que se preguntó si él siendo un simple muñeco podría tener un don, lo intentó durante semanas, pero nada funciono, se sintió triste de ser aún más diferente que los demás.
En su rutina encerrado en aquella casa se dedicó a estudiar arduamente y permanecer con su entrenamiento, aunque era un muñeco quería conservar su cuerpo tanto como pudiera.
Aunque aquello lo mantenía entretenido nunca apagó su deseo, querer salir y pertenecer a una familia. Quería sentirse querido, no solo ser usado para quien sabe que fines teniendo en cuenta las diferentes criaturas tan diferentes de él.
Un día, cuando su padre, un hombre de bigote y lentes falleció pudo recorrer las calles un día entero hasta que fue encontrado por Sensei, lo bueno de aquello es que conoció a un ángel.
Aquel ángel era un chico de cabello verdoso, pecas en sus mejillas y hermosos ojos esmeralda. Quiso acercarse y hablar, nunca lo había intentado, pero por primera vez se acercó dejando atrás su miedo de ser rechazado.
Se sintió frustrado de que sensei lo encontrara justo cuando estaba a tan pocos metros de aquel ángel. Lo que pasó después fue solo el comienzo de su cárcel, las posibilidades de salir fueron cada vez más pequeñas y solo pudo ver a ese hermoso chico en sus recuerdos y sueños.
Un día su casa fue brutalmente atacada, exaltado salió de su habitación yendo directamente al bar donde se encontraba su libertad, se asomó por la puerta sorprendido de encontrar a esas personas que se estaban quedando totalmente atrapadas.
Era su oportunidad.
No sabe que pasó exactamente, pero sensei se enfrentó a un tipo musculoso que al parecer se desinflaba, los tipos junto a un joven que en su vida conoció peleaban entre sí. Aprovechó todo ese caos para correr tan lejos como fuera posible de su encierro.
Por fin es libre.
>...<
No sabe como sucedió, pero logró hacerse un nombre, encontró un humilde trabajo y su jefe conocía completamente su situación y naturaleza, a pesar de solo ser un muñeco fue aceptado en aquella humilde cafetería.
Se sentía aliviado de poder tener dinero, ahorrando un par de meses logró comprarse un cómodo departamento aliviado de que no necesitaba comer, solo beber agua de vez en cuando, aunque pudiera ingerir alimentos nunca lo hizo.
Ahora con un hogar propio, trabajo, un agradable jefe consideró por fin ser libre. Bueno, eso se mantuvo por unos meses hasta que a mediados de diciembre por la puerta de entró un joven que reconoció de inmediato.
Era su ángel de colores verdes.
Por un momento sintió un agradable calor en su lecho, no entiende muy bien porque ese peliverde provocaba tantas cosas en su cuerpo, se supone que es artificial, no debería sentir tanto estando cerca. Sí, tiene sentimientos y emociones, pero estas nunca explotaban como lo hacían cerca del pequeño.
Fue de esa manera que empezó a escapar de tan tierno muchacho, cada vez que entraba a su lugar de trabajo evitó por todos los medios posibles atenderlo, hasta pedía salir antes de su trabajo para evitar los raros síntomas que le pasaban en su presencia.
¿Acaso a un muñeco se le podía acelerar el corazón? Supuestamente no tenía, pero vaya sorpresa, cada vez que estaba a poca distancia este cobraba vida sobresaltado con su extraña calidez, eso mezclado con los diferentes sentimientos que siente por su ángel lo hacía huir de él ganando burlas de su jefe.
Lamentablemente un día mientras salía de su trabajo con una mezcla de sentimientos por no ver a su ángel, aliviado de no tener que huir, pero sintiéndose tan deprimido por no verlo, lo extraño mucho.
Mientras caminaba se sentía tan deprimido, quería verlo, deseaba hacerlo, aunque siempre se encontraba huyendo por miedo a que descubriera lo que era, pero de igual manera le alegraba el día verlo.
Se sobresaltó cuando fue repentinamente jalado hacia un lado y aplastado contra una pared con la suficiente fuerza para sacarle un quejido. Estuvo tentado a defenderse y golpear a la persona que se atrevió a tocarlo, pero se paralizo por completo al ver quien estaba frente a él.
Un poco más bajo que él se encontró con unos brillantes ojos esmeraldas, un pequeño ceño fruncido, un cabello rizado y verde, unas pecas lo saludaron. Entró totalmente en pánico al tenerlo tan cerca sintiendo su corazón saltar demasiado notable contra su pecho.
Estuvo muy tentado a huir de aquella situación, pero no pudo ocupar toda su fuerza cuando el pecoso lo volvió a estrellar contra la pared con unos extraños rayos verdes recorriendo su pecho.
-¿Por qué huyes?
Se estremeció al escuchar su voz, suave como un canto hermoso, se exaltó cuando sintió un extraño calor en su rostro ¿Acaso un muñeco puede sonrojarse? Se removió en su lugar nervioso, se maldijo internamente por los diferentes sentimientos que explotaban en su interior al estar tan cerca de su ángel.
-No sé a qué te refieres -Desvió la mirada no siendo capaz de verlo tan cerca.
-Voy todos los días a tu cafetería y todos ellos me evitas, busco sentarme tan cerca de ti y tu área, pero vas a otra ¿Por qué?
Se quejó abiertamente al ser descubierto de esa manera, pero no podían culparlo, jamás se sintió de esa forma, todos sus sentimientos explotaban solo con su ángel ¡Hasta su corazón latía en su presencia!
-No es de tú incumbencia.
-Creo que lo es cuando me miras de esa forma.
-¿Mirarte? -Enfocó sus ojos en los contrarios, estremeciéndose- ¿Cómo según tú te miro?
-Me miras con tanto anhelo, puedo ver cómo quieres acercarte, pero huyes de mi ¿Por qué?
Se maldijo mentalmente al ser descubierto de esa forma, pero no podía culparlo, su ángel era tan hermoso que ni mirarlo era un crimen.
-Yo no he hecho eso -Se negó a aceptarlo.
Se paralizó y tembló cuando su pequeño ángel se acercó más a su cuerpo, trato de apartarlo con sus manos, pero solo empeoró cuando el pecoso tomó sus manos entrelazando sus dedos.
No sabía cómo digerir la situación, se sentía mareado por los constantes latidos de su corazón, sus sentimientos, joder eran un maldito caos intercalando en un nerviosismo que lo hacía temblar combinado con un anhelo de más contacto, eso se mezclaba con todo el cariño que le tiene a su ángel y la felicidad de estar tan cerca.
Se sintió mareado al sentir tantas cosas, lo peor de todo es que su pequeño ángel mantuvo demasiado contacto siéndole imposible apartarlo por el subidón de fuerza que repentinamente tiene su ángel ¿Es por los extraños rayos verdes que saca?
-¿Cómo te llamas?
La pregunta lo descolocó, bajó su mirada sintiéndose mareado aún por todo y eso empeoró a enfocar sus ojos en las esmeraldas, lo miraba con tanta intensidad ¿Era legal tener una mirada como esa?
-Tomura -Murmuró apenas audible.
-¿Tomura...? -Lo animó a continuar.
-Shi...Shimura -Susurró bajo.
-Shimura Tomura...tienes un lindo nombre.
Joder no digas eso, pensó sintiendo otra ola de sentimientos que se le hacía incapaz de controlar y era peor al tenerlo tan cerca.
-Midoriya Izuku -Lo sacó de sus pensamientos.
-Izuku...
Saboreo el nombre salir de sus labios, su lindo Ángel tiene un nombre tan hermoso, claro que esa satisfacción de saber esa información se notó por el particular brillo en sus ojos e Izuku no lo pasó por alto.
El pecoso entrecerró los ojos viendo fijamente al muchacho frente a él, tenía cabello celeste, unos preciosos ojos rojos, 2 cicatrices una en su ojo y otro en su labio, una piel pálida se veía bastante suave, su ropa era de colores oscuros la mayoría de las veces y siempre, sin excepción, usaba esos guantes negros pegados a sus manos como si fuera una doble piel.
Fue que se dio cuenta de lo cerca que estaba del atractivo chico, se sonrojó leve al ver lo impulsivo que fue al acercarse de esa forma y acorralarlo en un callejón siendo más bajo que él. Sin embargo, pudo notar que el peliceleste por más cerca que estuviera sus reacciones no indicaban en ningún momento incomodidad, solo un alto nerviosismo e inquietud, pero no parecía negativo.
-Siento...abordarte de esta forma, pero ya no sabía que hacer -Se disculpó viéndolo directamente a los ojos.
-No hay problema -Murmuró desviando la mirada.
-¿Estas bien? -Se acercó casi rozando su cuerpo con el otro- Estas un poco rojo.
-Estoy bien.
Tomura casi entra en una crisis al estar tan cerca, no podía creer que la persona que despierta todos sus sentimientos y su mismo corazón estuviera tan cerca de él mirándolo con una mezcla de sentimientos que no logró descifrar.
-¿Tienes hambre? -Preguntó repentinamente el peliverde con un brillo en sus ojos.
-¿Hambre? -Susurró bajo- Creo, un poco.
-Perfecto -Sonrió alegremente sonrojando al peliceleste- Sígueme.
Tomura vio al pecoso alejarse de su cuerpo, eso lo calmó un poco, por lo que más relajado lo siguió sin dudarlo mucho, se encontraba encantado de estar a su lado sin que sus sentimientos se desbordaran.
Solo esperaba que el pecoso se quedara a su lado aun cuando supiera que era un simple muñeco.
>...<
Tomura se dejó caer en su cama sintiéndose ahogado, no hace mucho que había llegado a su apartamento. Su vida tomó un curso particularmente vertiginoso desde que acepto esa comida con su pequeño ángel.
Desde ese momento empezó a conocerlo más a fondo, sus gustos, pasatiempos, disgustos, vive con su madre, va a la academia de héroes, tiene un pequeño grupo de amigos, es cercano a All Might, le gusta hacer anotaciones de héroes, es muy analítico e inteligente, se avergüenza con facilidad.
Le encantó conocer todo eso de su pequeño ángel, solo estaba preocupado de que quisiera ser un héroe con ese quirk que es demasiado poderoso para su propio cuerpo.
Ahora a pocos días de navidad pasaron muchas cosas y aprendió mucho, pasaron varios meses juntos conociéndose y a la vez se abrió al pecoso, aunque fuera un muñeco también tenía gustos.
También descubrió el motivo por el cual su corazón latía, sus extraños sentimientos por su pequeño ángel por fin los descubrió cuando conoció a los amigos del pecoso, uno de ellos le explicó lo que sentía.
Estaba enamorado.
Se sintió tan asustado cuando se enteró ¿Un muñeco se puede enamorar? No lo sabía, pero al parecer él lo está. Eso lo descubrió hace un mes y trató de seguir actuando como de costumbre.
Hasta este instante donde ya no soportando sus propios sentimientos le confesó lo que en verdad es en la parada de bus. Le dijo que fue creado por una persona y se quedaba con Sensei quien tenía total control de sus acciones, no pudiendo negarse a sus órdenes, pero que actualmente el hombre está en el Tártaro.
Además de su pobre voluntad en contra del hombre informó que estuvo presente cuando capturaron a la liga de villanos, que él nunca quiso participar y a la mínima posibilidad escapó, se encontró trabajando en esa pequeña cafetería y que con ese dinero tenía para vivir en el departamento que se compró y le mostro tiempo atrás.
Le dijo que sentía mucho que perdiera su preciado tiempo con un simple muñeco, que lamentaba haberlo engañado con su naturaleza. Entre su discurso se negó a ver la expresión de su pequeño ángel, pero al estar pendiente de la calle vio el bus, aprovechó eso para confesarse.
Con todo su cuerpo temblando y su corazón agitado le dijo todos sus sentimientos, como es el único que hace posible el latido de su corazón, que logró despertar tantos sentimientos que antes jamás experimento.
No queriendo descubrir lo que se sentiría ser rechazado dejó un beso en esos suaves labios, fue cortó, pero fue lo suficiente para grabarse esa sensación que recorrió su cuerpo con ese contacto.
Seguido de eso se alejó con rapidez antes de que reaccionara e ingreso al bus agradecido con el conductor que apenas subió cerró las puertas y avanzó.
Recuerda derretirse en un asiento mirando por la ventana con su rostro caliente y su corazón saltando contra su pecho, lástima que cuanto más se alejaba ese latir se iba extinguiendo.
Ahora se encuentra tirado en su cama pensando en cómo huir de la furia de su pequeño ángel, aunque le encantaba sentir como latía su corazón, no cree ser capaz de resistir el rechazo, prefiere mantenerse ignorante de la respuesta de su pequeño ángel.
-Soy un maldito cobarde -Gruñó enojado consigo mismo.
Todo su ser anhelaba al pecoso ¿Por qué se sentía de esa manera? ¿Por qué solo con Izuku se siente tan bien? ¿Por qué solo con él todos sus sentimientos explotan?
Sin Izuku se sentía vacío, solo como siempre estuvo, Sensei y el Doctor siempre le dijeron que se acostumbrara al sentimiento de vacío que nunca lo dejaría, pero si eso era verdad ¿Por qué Izuku iluminaba todo su día? ¿Por qué se sentía tan completo a su lado?
Dejó escapar otro gruñido y se levantó con intención de darse un baño, aunque no sudara, a él le encantaba ducharse. Teniendo su meta lista y mañana se encargaría de empacar todo se dirigió al baño con una mano en su pecho, su corazón seguía sin dar signos de vida.
Se detuvo a medio camino girándose hacia la puerta, había escuchado el timbre, pero no tenía ganas de ver a nadie por eso lo ignoró sacándose su chaqueta y playera siguiendo su camino al baño.
Bufó irritado cuando empezaron a golpear su puerta seguido del timbre. Enojado, irritado y altamente depresivo se dirigió con rapidez a la puerta de muy mal humor ¿Acaso uno ya no podía deprimirse en paz?
-¡Joder ya voy! ¡Deja de golpear! -Gritó irritado.
Tomura estaba totalmente dispuesto de gritarle un montón de mierda a la persona que estuviera afuera para, después, echarlo de su piso y que se fuera por donde vino.
Abrió de golpe la puerta dispuesto completamente a hacer lo que se proponía, pero todas sus intenciones murieron cuando vio a su pequeño ángel ahí frente a él. Apenas fue capaz de mantenerse de pie ante el repentino explote de emociones.
-¿Izuku? -Preguntó con un hilo de voz.
Dio un sobresalto al recordar todo lo que dijo, estuvo muy tentado a cerrar la puerta y salir por la ventana de su habitación, pero no logró actuar de inmediato cuando el pecoso empujó la puerta con fuerza e ingresó en su departamento.
-¿Izuku? ¿Qué estas...?
-Cállate Tomura.
El peliceleste se estremeció sintiendo una punzada dolorosa en su pecho, ese tono de voz tan frío y molesto jamás lo había escuchado, no le gustó.
Sintiéndose ahogado por las nuevas emociones cerró la puerta siendo consciente de que no podría escapar de su pequeño ángel.
Pasó a su lado con la intención de ignorarlo, no llegó muy lejos cuando su muñeca fue tomada con fuerza. Quiso apartarse, alejarse de su ángel, pero no funcionó cuando él tiene más fuerza con su quirk activado.
-Necesitamos hablar.
-No, no lo necesitamos.
-Claro que sí, me dejast...
-No quiero hablar contigo Izuku -Tembló agitado ¿Por qué dolía tanto? Se preguntó.
-Tomura -Lo llamó con suavidad
Izuku se dio cuenta de la forma en que temblaba el peliceleste frente a él, por eso con un suave movimiento empezó a avanzar hacia la habitación del peliceleste arrastrando a este.
Cuando llegó lo sentó en la cama, pudo ver lo tenso que estaba, como no le dirigía la mirada.
-Tomura...
-No quiero oírte -Susurró con la voz rota.
Izuku se sintió tan mal al escucharlo así ver como temblaba, no iba a dejar que el peliceleste se destruyera de esa manera. Por eso, se acercó más y dejó una suave caricia en su cabello llamando su atención.
-Yo también te amo Tomura.
La reacción fue inmediata, pudo ver la forma abrupta en que dejó de temblar, como se giró a verlo con sus ojos rojos brillando y un suave sonrojo en sus mejillas.
-¿Qué?
-Te amo.
-P-pero...yo... ¿Aca-acaso no escuchaste lo que dije? Izuku yo soy...
-Lo sé -Lo cortó acercándose- Y no me importa, yo te amo Tomura.
Izuku sonrió al ver al peliceleste tan sonrojado, pocas veces sucedía y eso solo cuando estaban demasiado cerca, ahora sabe que él causa esas reacciones.
-Pero Izuku...
-¿Me amas?
-S-sí, pero...
-Entonces no importa el resto, eres tan humano como yo.
-¡Soy un muñeco Izuku! -Se apartó con rapidez- ¡Yo...!
-Puede que lo seas, pero sientes con la misma intensidad que yo -Acercó su mano a su pecho- Tu corazón late como el mío.
-No es cierto, esa cosa...
-Tienes razón, tengo el privilegio de despertar todos esos sentimientos, provocar que tu corazón lata. -Se acercó al sonrojado rostro del peliceleste- ¿Eso me hace dueño de ellos?
Izuku vio con satisfacción como el peliceleste se removió nervioso en su lugar tratando de apartarlo, gustoso quiso saber cuánto estaba sintiendo Tomura.
-Tomura se mi pareja -Dejó una caricia en su mejilla- Se mío.
Tomura sintió un revoltijo de sentimientos, su corazón no dejaba de saltar animado contra su pecho. Se rindió por completo, si su pequeño Ángel lo aceptaba siendo solo una creación, un muñeco ¿Quién era él para negarse?
-Solo...-Levantó la mirada enfocándote en las dos esmeraldas- Si tú aceptas ser mío.
-Por supuesto, nos pertenecemos.
Tomura sintiendo una felicidad tan desbordante tomó la ropa de Izuku y lo jaló hacia su cuerpo uniendo una vez más sus labios, siendo correspondido de inmediato.
Puede que iniciaran una relación un tanto diferente, pero ambos estaban satisfechos, amándose sin importar las diferencias. Un amor puro e incondicional.
Fin.
Hola gente!
Me tarde más de lo esperado en escribir esta parta sin ser muy consciente de como desarrollarla, pero me gusto este resultado, espero que a ustedes también.
En fin, nos veremos con más frecuencia ya que estoy un tantito atrasada.
Bye bye 💕✌
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