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18.

—Bien, Semi— asiente la doctora— hemos avanzado mucho y eso me alegra muchísimo.

—Yo también estoy súper feliz, Ara— sonríe ampliamente— extrañaba mucho mi vista, aunque aún me queda un poquito por batallar.

—Sí, eso es mínimo, te aseguro que dormirás y cuando abras las ojos lo verás todo— asegura.

—Muchísimas gracias por todo. Realmente te debo tres.

—¿Y por qué tres si sólo hago mi trabajo?— ríe un poco y se sienta junto a ella.

—Uno por sanarme, dos por cuidarme, y tres por ser alguien demasiado importante para mí. Eres una joya ¿sabes?

La doctora sonríe, y aunque Semi aún no vea correctamente lo percibe.

—¡Sonreíste! ¡Lo puedo ver!

—¿Sí?

—Distorcionado, pero sí— ríe.

—No sabes cuánto me alegra que lo veas, siempre piensa en que antes no podías. Ah, y.. muy pronto podrás ver a tu amado— la observa con perversión.

—¿Por qué me siento súper nerviosa? Nunca me había enamorado a ciegas.. bueno, nunca me había enamorado, de hecho— ríe levemente y baja la mirada.

—Qué buena manera de enamorarte ¿no? No tienes porqué preocuparte por el físico, cómo se ve, qué onda provoca.. ni nada de eso. Siento que enamorarse a ciegas es la manera correcta de enamorarse.

—También lo creo, no me gusta su físico porque aún no lo he visto, realmente me encanta su persona— la observa— nunca había conocido a un hombre como él, Ara.

—¿"Hombre" y todo?— alza una ceja— ¿Qué pasó con el "chico"?

Semi aprieta sus labios evitando una sonrisa traviesa, la cual de todas formas sale. Y ésto hace que Ara abra sus ojos más de la cuenta y sonría.

—¿Qué hiciste, mi pequeña paciente?

—¿Yo? Nada, nada— rueda sus ojos aún con esa sonrisa traviesa.

—¿No le contarás a tu amiga doctora?

—Cuando algo ocurra te cuento, hasta ahora sólo han sido besitos— informa divertida.

—“Hasta ahora sólo han sido besitos”— repite imitando su voz burlonamente— “besitos..” quien te ve, te compra.

—Vale— confiesa— no son tan inocentes..

La mayor niega con la cabeza y sonríe levemente.

—Anda, salgamos por ahí y seguimos el tema, me agobia a veces estar en el hospital.

—Vale— se levanta del asiento— ¿adónde?

—Hay una heladería cercana, ¿vamos?— propone.

—De acuerdo— sonríe y la mayor la ayuda a caminar hacia la puerta para salir.

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Jimin le había escrito a la doctora para saber sobre el estado de su chica, ya que aún Semi no puede ver las letras, ni los rostros con claridad, ni los detalles en la piel.

Ésta contestó que quedaban pocos días para su total recuperación, información que lo hizo sonreír. Pero inmediatamente esa curva desapareció, continuaba inseguro.

¿Y si no le gustaba? ¿Y si esperaba algo más, algo mejor? Esas interrogantes no dejan de molestarlo.

—Hola, Park— guardó su celular rápidamente cuando se acercó Rosé.

—Hola— la observa y vuelve a mirar hacia el libro frente a él.

Ella toma asiento en el pupitre delantero e intenta cerrar el libro para que éste le prestara atención, pero su mano resultó ser más rápida que la de la fémina.

—¿Qué pretendes hacer?— la observa.

—Hazme caso por un momento, no dejas de ignorarme cuando te necesito.

—Eso no es ignorarte, Park— entrecierra un poco los ojos mientras niega con la cabeza— ignorarte sería pararme ahora mismo e irme, pero no lo haré porque soy educado y si me voy a ir antes te lo haré saber.

Ella asiente levemente y sonríe corto.

—Iremos a mi casa para estudiar.

—De eso nada— se levanta de su lugar— te dije que aquí o nada, ni siquiera sé si es real lo que me dices.

Rosé con una expresión de ofensa se levanta y lo perfora con la mirada.

—Claro que es real, Park. Dime, ¿crees que te buscaría para alguna otra cosa más que para estudiar? Dime si eres alguien popular o alguien que pueda interesar— alza una ceja mientras él queda en silencio— no ¿verdad? Así que sólo te pido que me ayudes porque realmente lo necesito.

Jimin comenzaba a sentir más preocupación por las palabras de Rosé, las cuales fueron incómodas para él. Es cierto que no era la gran cosa para ninguna persona; muy perfeccionista y complejista. Podía ser herido fácilmente cuando de verbos se trataba, demasiado inseguro también.

Éste decidió simplemente darle la razón y no continuar el tema.

—Bien, pero no más de media hora— asiente.

Ésta sonríe.

—Sabía que ibas a terminar escuchándome, Jimin.

—Me gusta ayudar— la observa.

—Apreciaré muchísimo tu ayuda entonces— se acerca lentamente y conectan miradas de cerca— te espero en una hora luego de salir— susurra y lo observa unos segundos. Posteriormente gira sobre sus talones para comenzar a caminar.

Éste suspira frustrado y niega con la cabeza.

—Santa mierda— susurra para él.

El timbre suena, indicando la hora de retiro, por lo cual el chico recogió sus libros y salió del salón.

Caminando por los pasillos sintió su celular sonar por lo cual se detuvo a sacarlo. Visualizó el contacto de Semi y sonrió, ella no solía llamarlo con frecuencia por sus problemas visuales pero las veces que se marcaba se hacían felices mutuamente.

—Hola, preciosa— sonríe.

¿Cómo estás, Jimin-shi?

Ah.. recién saliendo del instituto— suspira cansado— me contó Ara que tu visión mejora cada día, eso me alegra.

—¡¡Y a mí!! Muero por ver correctamente otra vez— confiesa con un tono emocionado.

—Me gusta verte feliz, Semi— admite con seriedad en su rostro, aún siente esa inseguridad, pero le desea lo mejor a ella.

Gracias, Jimin— hay un corto silencio hasta que ella vuelve a hablar— y dime, vendrás ahora o–

No, iré más tarde— interrumpe— lo siento, Semi.

No, está bien, no me molesta— ríe levemente— ¿Ocupado?

—Algo así..— se limita a decir y respira profundamente.

Espero a que me digas en qué, Park— suena celosa pero realmente bromea.

—Qué mandona me has salido, Semi— niega con la cabeza.

—¿Mandona? Se llama tener confianza— ahora suena ofendida— ¿Sabes qué? Ya no me digas nada..

—¡Espera!— se adelanta antes de que cuelgue o se enoje de verdad, ellos nunca discutían, no lo harían ahora— es que.. ayudaré a un amigo y demoraré más o menos media hora en ello.

Semi ríe divertida al otro lado de la línea.

—¿Tan difícil es decir eso? No es como si te prohibiera cosas, no soy así, Jimin. Entonces suerte, te veo más tarde— su voz alegre era un sonido que Jimin podría escuchar todo el día.

—Nos vemos luego, Semi. Espérame que sí voy ¿vale?— informa.

Confío, Jimin, confío en que sí— sonríe.

—Te quiero mucho, pequeña.

Yo más, Jimin-shi~. Adiós.

Hasta luego.

El varón guarda el dispositivo y coloca una mano sobre su frente, sintiéndose frustrado nuevamente.

—Ah, mierda ¿Por qué ahora?— maldice y retoma su caminar para salir del instituto.

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