Capitulo 22
—Entonces ya tenemos la meta para cada departamento de esté año. Tenemos que tomar esté año para nosotros, sin que ningún mes tenga una baja de ventas, como el año anterior.
Todos ellos asiente y Carlos. Uno de los dos directores de Marketing levanta la mano.
—Con respecto a las entregas de los vinos a todas las tiendas, opino yo. Que como está es la primera semana del año todos los empaques se deberían de ordenar con calman y que se entreguen el viernes o el lunes.
—Está misma semana se pueden ordenar y entregar todos los vinos a todas las tiendas de aquí. Está es la primera semana y debemos de comenzar por lo grande.
Todos permanecen callados, hasta que Clara la otra directora de Marketing habla mirando de reojo a Carlos y niega suavemente su cabeza.
—Estoy de acuerdo con Cassandra ya que, si logramos entregar todos los vinos está misma semana, la semana entrante estaremos un poco más relajados.
—Claro, y así el departamento de marketing comenzará desde ya a planificar las publicidades, para todos los preparativos que se nos vienen encima.
Gonzalo habla mientras se acomoda en la silla y desata un poco su corbata.
—Ese es otro punto importante a tratar, tenemos encima todos esos preparativos en febrero como las vendimias y también el aniversario de la empresa— tomo el vaso de agua, bebo un poco y vuelvo hablar.
—Pero para esté último yo los convocaré a una reunión para colocarnos de acuerdo, lo más importante ahora son las entregas y ventas de los vinos, sin ningún atraso y, para la semana que viene quiero que ustedes empiecen a planificar con calma las publicidades de las vendimias.
Señalo a los dos directores del departamento de marketing y ellos asienten. Me levanto de la silla y doy por finalizada la reunión, salgo de la sala de conferencia y me dirijo hacia Claudia.
—Claudia llama al viñedo e informales que tengan listos los vinos que se traerán para la empresa.
Ella asiente y yo me dirijo a mi oficina, tomo asiento mientras estiro mi brazo para tomar mi teléfono para ver que son apenas las once con cuarenta y seis de la mañana, suspiro a la vez que cierro los ojos echandome hacia tras.
Hoy amanecí con un jodido dolor de cabeza, saco de mi cartera una pastilla, me levanto y voy hacia el pequeño bar, agarro un vaso para llenarlo de agua y tomarme toda el agua junto con la pastilla.
Dejo el vaso en el escrito y me dirijo al baño. Después que termino de hacer del uno, me lavo mis manos y las secos. Abro la puerta del baño y cuando salgo veo a Gaspar sentado en una de las sillas frente al escrito, al verlo allí automáticamente mi corazón empieza a bombear como loco. No lo había visto desde que nos besamos en la cochera de mis padres.
—¿Gaspar que haces aquí?— él se levanta mientras lleva sus manos hacia los bolsillos de su pantalón.
—Veo que se te olvidó.
Suelta una pequeña risa, que se me antoja besarlo por lo tierno y relajado que luce. Ya va, dije ¿besarlo? si, definitivamente lo pensé. Meneo la cabeza varias veces y confundida hablo.
—Realmente no sé que se me olvidó señor Licciardi.
Él rueda sus ojos y yo comienzo a caminar hasta mi silla, observo como se sienta frente a mi.
—¿Vamos de nuevo con eso de señor? ¿En serio Cassandra?.
—Estamos en horario laboral y yo soy muy profesional.
—¿Así?.
—Aja.
—Bueno... señorita Cassandra, ¿Sería tan amable de mover su trasero y acompañarme almorzar como acordamos ayer?.
Abro los ojos lo más que puedo y en vez de molestarme, lo que hago es reírme hasta más no poder. Cuando me calmo un poco me dispongo hablar.
—A ver, primero que nada, gracias por alterarme un poco más el dolor de cabeza. Segundo, de verdad se me pasó el almuerzo de hoy. Apesar de que abrí la empresa ayer ya estoy un poco estresada.
Me paso las manos por el rostro y suelto un pequeño suspiro.
—Bueno, ¿Que te parece si salimos almorzar entonces?.
Me le quedo observando y aunque por fuera no lo demuestre, por dentro estoy realmente nerviosa.
Aunque desde que comenzamos hablarnos por mensaje me aclaro que era en plan de amigos, admito que me desilusión un poco. Pero creo que así es un poco mejor, ¿Verdad?.
—Supongo que no querrás un no, por mi respuesta, ¿verdad?.
—Supones bien.
Sonrió un poco y me levanto, agarro mi cartera y teléfono. Salimos de la oficina y antes de entrar al elevador, le digo a Claudia que iré almorzar y está me lanza una mirada que entiendo y sé que mandara un mensaje de WhatsApp al grupo de las chicas, niego un poco la cabeza y oculto la sonrisa que quiere salir de mi rostro.
Una vez que estamos en su Audi, él se dispone a manejar y yo observar la cuidad através de la ventana del auto. noto como aparca en un restaurante de comida italiana, volteo mi rostro y creo que mi expresión lo dice todo.
—¿Que?.
—¿Comida italiana, en serio?.
—Piccola no es porque yo sea italiano, sino que, en realidad la comida de aquí es muy buena.
En realidad si había comido aquí ya antes. El restaurante italiano llamado Coperchio della porta, es sin duda alguna de excelente comida.
Bajamos del Audi, entramos al restaurante y nos acercamos a un chico quien nos pregunta si tenemos reservación a lo que Gaspar responder que si y el chico automáticamente nos lleva a nuestra mesa.
Observo a mi alrededor y veo como el restaurante está lleno de gente. La decoración del sitio siempre me a gustado porque las paredes del lugar tiene dos colores, en la parte superior es de color azul oscuro mientras que la parte inferior es de color blanco con una pequeña franja color dorado que divide aquellos dos colores. Vuelvo mi vista a Gaspar, quien estaba viendo algo en su teléfono.
—¿Que significa el nombre del restaurante?.
Él despega la mira de su teléfono y me observa por unos segundos y cuando va hablar, se nos acerca un mesero.
—Buenas tardes, aquí les dejo el menú y cuando decidan estaré por allá al pendiente de su aviso.
Él mesero se retira y yo tomo el menú para abrirlo y ver que puedo escoger para comer.
—Tapa del puerto.
—¿Como?
—Tapa del puerto, así se llama el restaurante— asiento y vuelvo mi atención al menú— ¿Ya sabes que vas a ordenar?.
—Si, pasta con camarones rebozado en salsa de champiñones.
Dejo el menú en la mesa y veo como el asiente en mi dirección, para después llamar al mesero y darle nuestros pedidos. Saco de mi cartera mi teléfono para revisar mi whatsapp, el cual tenia varios mensajes del grupo "Chicas al poder" rio al ver el nombre del grupo que le puso Lucia.
Veo como Claudia ya les aviso de mi "improvisado almuerzo con Gaspar" y rio por los mensajes de Vane y Emma, Lucia debe de estar ocupada en la editorial y se que cuando vea los mensajes se volverá loca.
—¿Entonces?.
Levanto la vista del teléfono y veo como Gaspar tiene sus codos apoyados en la mesa y las dos manos juntas, donde tiene apoyada su quijada.
—¿Entonces que?.
—¿Como te puede gustar más James Arthur que Ed Shereen?— suelto una pequeña risa mientras apago el teléfono y lo meto en la cartera.
—No tengo preferencias por alguno de los dos, solo que, tengo más canciones de James que de Ed— alzo mis hombros restándole importancia— lo más importante aquí es, ¿Como alguien como tú, le gusta Ed Shereen?.
—¿Alguien como yo?.
—Ajá.
—Tengo una sobrina de 13 años y es fanática a Ed Shereen y cada fin de semana que se quedaba en casa de mis padres colocaba sus canciones y termino por gustarme sus canciones.
—¿Seguro que sus canciones nada mas?.
—Mal perecido no es.
Levanta sus dos manos al aire y yo comienzo a reír y él igual. Él mesero regresa con nuestros platillos junto con las bebidas y nos disponemos a disfrutar de la comida en silencio.
Hasta que dirijo mi vista hacia la entrada del restaurante y veo entrar a un hombre alto, un poco robusto de cabello castaño oscuro y de piel morena. Paul Villafranca da una rápida mirada al restaurante y su vista recae en mi me da una sonrisa en modo de saludo y yo se la devuelvo.
—¿Que pasa?— pregunta Gaspar y voltea hacia tras dando una rápida mirada y vuelve su vista hacia mi.
—Nada, solo un fiel cliente de la empresa.
—Y, ¿Por qué colocaste esa cara?.
—Es la única que tengo, ¿No?.
—Tu rostro no anda demostrando fastidio todo el día, ¿O si?.
Ruedo mis ojos mientras tomo la copa de champán, le doy un sorbo y hablo.
—Se llama Paul Villafranca y siempre está pidiendome tener una cita, cita que e declinado siempre o a veces si se la doy pero en la oficina.
—Osea que, ¿Debería de sentirme afortunado?— me da una de esas sonrisa torcida moja bragas.
—Bien puedo, levantarme e irme— le guiñó un ojo y comienza a reirse— pero ya en serio, Paul se acercara a nuestra mesa.
Gaspar comienza hablar sobre su empresa, logrando que le preste toda mi atención y haciendome olvidar de Paul por un momento.
Terminamos de comer y Gaspar llama al mesero para pedir el postre, yo pido una tarta de fresa y él una tarta de chocolate, él mesero llega con nuestras tartas y nosotros comenzamos a comer mientras hablamos.
Hasta que sentimos un carraspeo de alguien parado justo frente a nosotros, estábamos tan absorto en nuestra conversación que no nos fijamos de su presencia.
—Buenas tarde señorita Palmer.
—Señor Villafranca, buenas tardes, ¿Como está?.
—Bien señorita Cassandra y, ¿Como está su padre?.
—Él se encuentra muy bien. Señor Villafranca, le presento a Gaspar Licciardi socio de Vinos Palmer's.
Gaspar se levanta, se acomoda su saco y le extiende su mano.
—Ya había oído sobre el socio de Vinos Palmer's, ¿Es usted el dueño de Licciardi's Company, ¿No es así?.
—Si, así es señor Villafranca, soy el dueño de Licciardi's Company. Un placer en conocerlo pero ya nosotros nos vamos a la empresa, si nos permite.
El rostro de Gaspar es una autentica piedra y su voz está más grave de lo normal, Gaspar me mira y yo rápidamente entiendo lo que quiere y me levanto mientras tomo mi cartera.
—El placer es todo mío señor Licciardi, nos vemos luego, señorita Cassandra espero está semana mi entrega de vinos.
—Está misma semana le haré llegar sus pedidos señor Villafranca así que no se preocupe, hasta luego.
Y sin más, Gaspar y yo comenzamos a caminar hacia la entrada, no sin antes pagar primero y luego dirigirnos hacia su Audi. Una vez que llegamos a Vinos Palmer's, antes de bajar hablo.
—Gracias por lo que hiciste en el restaurante, su presencia siempre me es muy incomoda.
—No hay de que Cassandra, se te nota, hasta yo me sentiría incómodo si una mujer me mirara con ganas de comerme.
Volteo a verlo confundida por el tono de su voz, fue muy evidente que trató de sonar en broma pero no le salió, veo su rostro y está totalmente serio.
—Pues si.
Es lo único que me atrevo a decir, está situación se está volviendo un poco incómoda, él suelta un largo suspiro y habla.
—Gracias por venir almorzar conmigo, ¿Mañana volvemos almorzar juntos?.
—Está bien, avísame cuando estés aquí y bajo— él asiente y yo me dispongo a bajar— Hasta mañana Gaspar.
—Hasta mañana Piccola.
Cierro la puerta del Audi y comienzo a caminar hacia la entrada de Vinos Palmer's, mientras siento el auto de Gaspar alejarse.
Las puertas del elevador se abren y veo como Claudia levanta su cabeza, me acerco y hablo.
—¿Algo importante paso mientras no estaba?.
—Llamaron del viñedo informando que un camión ya salió hacia acá y que los otros dos salen mañana en la mañana.
—¿Algo más?.
—Su hermano se retiró porque tenía algo importante que atender y dijo que no volvía a la empresa— extrañada asiento y Claudia vuelve hablar— y dijo también que él pasaba por el colegio de Stephan.
—Está bien Claudia, gracias. ¿No hay nada pendiente en la empresa?— ella niega con la cabeza— bueno, entonces ven ayudarme a limpiar la oficina porque yo tampoco tengo nada pendiente— Claudia se levanta rápido y dirijo mi mirada hacia Renata— Renata cariño, por favor esté pendiente del teléfono mientras Claudia y yo terminamos con la limpieza de mi oficina.
Ella asiente mientras que Claudia y yo entramos a mi oficina y una vez que ella cierra la puerta habla.
—¿Como estuvo el almuerzo?.
—Estuvo muy bien a decir verdad, per..
Claudia rueda los ojos y comienza hablar interrumpiendome.
—Ya se por donde vas y, déjame decirte que debes de darte la oportunidad con Gaspar.
Comienzo a reír y a reír y veo como Claudia me mira confundida.
—Claudia, ¿Déjame terminar si?— hablo una vez que me calmo— no te voy a negar que Gabriel todavía está en mi, pero no era eso lo que iba a decir.
—¿A no?
—No, lo que iba a decir era que se me hace difícil verlo como un amigo.
—Uuh asi si, pero tranquila que todas sabemos que Gaspar te mira de todas las maneras, menos de amiga.
—¿Eso crees?.
—Pues claro, pero cuéntame sobre el almuerzo.
Niego con la cabeza y rio un poco mientras comenzamos a limpiar mi oficina y le voy contando cómo fue el almuerzo, incluido el inesperado encuentro con Paul.
Cuando le cuento está parte, Claudia hace una mueca de desagrado total, una vez que terminamos me despido de Claudia y Renata, para luego irme a casa de mis padres por Stephan y después irnos hacia nuestro departamento.
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