Capítulo 15 ꥟
El departamento de Mina era espacioso y estaba muy bien amueblado. La sala de estar y comedor era algo más que envidiable. Los colores elegantes que pintaban las paredes era algo sin duda muy del estilo de Mina. Las habitaciones eran casi del porte del apartamento que compartía ella con Dahyun en Corea, era impresionante. Pero lo que más predominaba del lugar era el gigante balcón. Se visualizaba todo New York.
— Te presento mi humilde hogar — sonrió Mina. Mientras ambas paseaban por la sala de estar.
— ¿Humilde? ¡Esto no tiene nada de humilde, Mina! — rió Chaeyoung. — Ninguna de nosotras tiene un algo así, ni Jihyo.
— La magia de ahorrar — Mina le guiñó el ojo.
— ¿Lo dices porque yo gasto mi dinero en cosas "innecesarias"? — preguntó con los ojos entrecerrados, mientras hacía el gesto de las comillas con sus dedos.
— Puede ser...— murmuró, caminando hasta las grandes ventanas corredoras del balcón.
Chaeyoung avanzó hasta llegar a su lado, admirando lo lindo que se veía la noche de New York. Edificios modernos y grandes. Luces por todos lados y autos pasando por las calles. Era como un sueño.
— ¿Te gusta vivir aquí? — preguntó la menor.
— Me gusta más aquí que vivir en Corea. Las cosas aquí son un poco más...liberales. ¿Me entiendes? — preguntó Mina, volteando su rostro para mirar a Chaeyoung.
La coreana solo asintió.
— ¿Te costó mucho...comenzar de nuevo?
— preguntó Chaeyoung con timidez, admirando el perfil de Mina, quien estaba concentrada en ver cómo los autos pasaban por debajo de ellas.
— Al principio sí. Todo era nuevo para mí. Siento que fue todo muy rápido. El idioma fue algo que me complicó mucho en un principio, de hecho, aún sigo aprendiendo nuevas cosas cada día. Pero estoy feliz que hayan llegado nuevas personas a mi vida, gracias a eso he llegado a donde estoy ahora — sonrío, cerrando sus ojos un momento.
— Estoy orgullosa de ti. Pudiste tomar bien las cosas aún sabiendo todo lo que arriesgarte. Una carrera de más de siete años.
— Si soy sincera, extraño estar con ustedes, pero ahora estando aquí, creo que esto si es para mí. Una vida un poco más tranquila y feliz. Esa empresa solo me hacía ser un poco más infeliz de lo que ya era en ese entonces.
Chaeyoung se apoyó en el barandal del balcón, sintiendo como el viento movía su cabello con suavidad.
En ese momento, Mina vio discretamente a Chaeyoung, examinándola de pies a cabeza. Efectivamente aún seguía delgada, como le había comentado Dahyun hace un par de tiempo atrás. Si Mina debía confesar algo, era que en el momento que ella dejó Corea, con la única que mantuvo contacto fue con Dahyun. ¿Por qué? Simplemente Dahyun la entendería a la perfección, sin pedir explicaciones, y sobre todo, guardaría el secreto. Dahyun la contacto tiempo después, casi rogándole por decir en donde se encontraba ahora mismo. Tuvieron una conversación larga, y en eso salieron charlas sobre Chaeyoung hechos por Dahyun, diciéndole lo mal que se encontraba la menor tanto física como emocionalmente. ¿O como es que Dahyun hubiera encontrado información sobre Mina tan fácilmente?
Luego de seguir observándola, dirigió su mirada hacia los edificios alumbrados de la ciudad.
— ¿Cómo sigues con tu relación? — apretó sus labios después de preguntar, arrepintiéndose al instante.
Chaeyoung tosió levemente, bajando la mirada hacia sus manos.
— Yo...Terminamos...o más bien, yo termine con él — confesó, volviendo a subir la mirada.
— Lo lamento...— desvió su mirada, observando el suelo. Capaz no había sido buena idea preguntar.
— No te preocupes — ahora el ambiente se sentía tenso.
— ¿Puedo preguntar por qué fue? — la vergüenza se estaba desvaneciendo por parte de Mina.
— Simplemente no sentía lo mismo al estar contigo — el corazón de Mina se aceleró. Tanto que la japonesa se había tardado en enterrar esos sentimientos para que con solo esto su corazón latiera como lo hizo desde un principio.
— Chaeyoung...— miró a la menor, quien ahora tenía los ojos llorosos.
— Te amo Mina, jamás lo dejé de hacer, aún cuando estaba con él. Tenía miedo, miedo de ser juzgada por las personas. Miedo a que nos obliguen a separarnos. Miedo a ser descubiertas...Por eso decidí alejarme. Si salía con un hombre, no terminaría odiada a diferencia de salir contigo. Las opiniones externas se apoderaron de mí...Se que soy una cobarde. A ti siempre te importo muy poco lo que los demás pensaran, es algo que envidio de ti. Créeme que si tuviera la opción de volver atrás y revertir las cosas lo haría, porque creo que es el mayor error que he cometido en mi vida. No puedo vivir sin ti. Sin tus besos, sin tus abrazos y caricias. Sin tu aroma y tu belleza. Sin tu increíble amabilidad y personalidad. Sin tu compañía y tu amor. Simplemente no puedo...Estar separada de ti estos meses me lo confirmó. Perdóname Minari...— lágrimas cayeron por las mejillas de Chaeyoung, siendo atrapadas por los pulgares de la mayor.
— No llores preciosa. Eres mucho como para estar llorando — Mina envolvió a Chaeyoung en sus brazos. — No debes disculparte. Supuse que tenías miedo, casi siempre lo demostrabas. Se que te equivocaste, pero te diste cuenta y lo sientes, con eso es suficiente.
— Yo de verdad lo siento...Si tan solo me dieras una oportunidad de arreglar las cosas — murmuró.
— Chaeng, yo — la japonesa había sido interrumpida. Una chica alta, de tez blanca, cabello oscuro y gran sonrisa apareció en frente de ellas dos. Solo que ahora la sonrisa se había vuelto en un rostro molesto.
— Haejin, ella es...— Mina se alejó un poco de Chaeyoung, acercándose a su amiga.
— Chaeyoung. Claro que lo sé — la mayor dejó las bolsas de compra en el suelo, acercándose.
— ¿Quieres que la golpee Mina? Se merece una buena paliza — la mayor se subió las mangas de la camisa, mostrando sus puños.
— ¡Haejin! — regañó Mina.
— Creo que estarías en problema si golpeas a una artista del entretenimiento — rió Chaeyoung.
— ¿Es una amenaza? — la mayor pregunto, entrecerrando los ojos, avanzando unos cuantos pasos hacia la menor.
— Tómalo como quieras — se encogió de hombros.
— ¡Ya, basta! — Mina alzó la voz, interponiéndose entre ambas.
— ¡Mina, pero ella te hizo daño! — exclamó Haejin. — ¡No sabes cuantas lágrimas derramó por ti, idiota! — acusó la mayor, observando a Chaeyoung, quien bajo su mirada con vergüenza.
— Hae, danos privacidad — pidió Mina.
— Como sea, estaré en mi habitación, si necesitas algo grita — le dio una última mirada a Chaeyoung y recogió las bolsas, abandonando el balcón.
— ¿Ella y tu? — preguntó al ver a la pelinegra irse.
— ¡Nunca! — rió Mina. — Ella es como una hermana para mí. Cuando me mudé ella fue una de las primeras extrajeras coreanas que conocí. Me ayudó mucho y la quiero demasiado. Vive conmigo desde entonces. Además, ella tiene novia.
Chaeyoung sintió un alivio al saber esa información.
— ¿Entramos? — preguntó la menor, ya se estaba haciendo frío afuera.
— Tengo una mejor idea. ¿Que tal si salimos a comer?
— ¿Nosotras...? — preguntó confusa.
— Claro, mientras hablamos. ¿Quieres? — era una gran oportunidad.
— Bien, le avisaré a Hyo que la veré luego
— Chaeyoung sacó su celular para escribirle a la líder.
— Te esperaré adentro — dijo Mina, regalándole una sonrisa.
Chaeyoung dio un suspiro, tratando de liberar los nervios que sentía. ¿Que pasaría si Mina no decidía darle una oportunidad? ¿Está mejor sin ella?
Ella tenía la posibilidad de salir con el corazón aún más roto, o que las cosas se solucionaran entre ambas.
¿Cuál era su probabilidad?
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