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Durante varios días, en los que el pelinegro evitaba a sus padres y el rubio daba demasiadas excusas, ambos se encontraban a la misma hora todos los días en el valle en medio de sus aldeas, dándose una cálida sonrisa como saludo para sentarse juntos mientras observaban los siguientes capítulos del anime al que ambos se habían vuelto adictos. Aunque, el rubio ya lo estaba en cierto grado.
La basura estaba cerca de ellos, esperando a ser recogida para adentrarla a sus mochilas después de terminar las ultimas papas que compartían, conseguidas junto con más chucherías por el rubio, debido a que notó lo mucho que el pelinegro adoraba consumir ese tipo de cosas.
¿Tal vez lo estaba consintiendo demasiado?, simplemente no podía dejar se comprar las cosas que el pelinegro decía estar encantado con ellas, cada que iba a alguna tienda cerca de la universidad, pensaba "esto le gusta" o "esto le gustara" y lo compraba sin más.
Un sonoro y largo eructo imitando el rugido de un poderoso dragón, salió de los labios del rubio mientras el pelinegro lo miraba con impresión y desagrado.
─Aunque me parece demasiado asqueroso que eructes sin cubrir tu boca, estoy bastante impresionando con el control que has tenido en ese eructo.
Jimin mostró una sonrisa, los créditos de el capitulo presentándose ante ellos al mismo tiempo que Jungkook comenzaba a levantar la basura, ya habían descansado lo suficiente y era hora de irse.
Pensó, en lo último que había visto del anime, aquel que se extendía por el momento en cuatro temporadas que lo tenían comiéndose las uñas, demasiado emocionado, al borde de las lágrimas o muy enojado gritándole a los personajes juntos con el rubio.
Aquella amistad, entre dos de los personajes principales, era lo que más le mortificaba, habían varios puntos que parecían ir al igual que la amistad entre él y Jimin. Se sentía culpable, mortificado, por lo que poco a poco trató de cambiar actitudes que tenía con el contrario. Porque los personajes Baekugou Katsuki y Midoriya Izuku le recordaban demasiado a Jimin y él.
Los sentimientos entre esos dos chicos eran demasiado fuertes, muy intensos, en su mayoría confusos.
Al igual que Bakugou, Jimin no era alguien fácil de decir lo que sintiera, actuaba de cierta manera para no estar cerca de personas y cometía actos con demasiada facilidad en su decisión al tener demasiado claros sus ideales.
Por eso mismo, se le hacía difícil entender lo que el rubio tramaba, porque notó sin duda el cambio de actitud que tuvo el omega desde aquella conversación con la pareja experta en cosas de lobos y magia.
Desde aquella conversación estaba más atento, le conseguía dulces deliciosos, se preocupaba por su comodidad, hablaba un poco más de temas que podrían ser importantes, tenía más cuidado de no lastimarlo en las prácticas a diferencia del inicio, además que durante sus comidas juntos el omega se encargaba de llenar bien su plato para que él se alimentará debidamente. Acción que le llegó a molestar porque lo hacían los alfas a sus parejas.
¿Era para que fueran amigos?, ¿lo hacía por arrepentimiento?, ¿lástima?
Porque, si era alguna de esas, se sentiría completamente jodido, no soportaría que el rubio lo estuviera tratando tan dulce solamente por reparar lo perdido en ellos, más siendo que tenía pensamientos tan confundidos.
Se atormentaba al llegar a casa después de pasar tiempo con Jimin, recordando todos los momentos dulces, las caricias en sus manos lastimadas por las astillas y el cargar troncos, cuando acariciaba sus cabellos para calmarlo después de haber visto una araña en el valle, cuando le sonreía tan despreocupado o le daba esas cajitas de leche de platano sin mirarlo por la vergüenza.
Se mortifica al tener sensaciones desconocidas o más fuerza en él cuando pensaba en el rubio, se regañaba a sí mismo al estar distraído y discutir algunas veces con su padre por el mismo hecho.
Estaba muy confundido con todo.
Volvió a sentarse junto a él cuando notó las intenciones del chico de seguir con otro capítulo, viendo la hora para suspirar con una sonrisa y continuar con la reproducción del video.
─Uno más y tendré que irme, Jungkook.
─¿Hoy tienes clase que dar? ─el rubio asintió, haciendo una mueca de molestia que hizo reír al pelinegro, calmando su risa cuando tuvo la mirada atenta del rubio ─, ¿qué?
─Tienes una sonrisa muy bonita.
El pelinegro, giró su mirada a otro lado por la repentina vergüenza, perdiendo la seguridad que muchas veces mantenía intacta al haber entrado en confianza con el omega. Observó las hojas de los árboles siendo empujadas por el viento.
─Deja de decir cosas tan vergonzosas ─murmuró, Jimin se rió ─. ¿De qué será tu clase?
─Tengo que enseñar sobre cocina.
Jungkook levantó sus cejas, impresionado por saber que el otro sabía de cocina, regañandose a sí mismo por ello.
─Las comidas que has traído, ¿las has hecho tú?
El rubio se indignó.
─Por supuesto que sí.
─Bueno, pensaba que te las hacía tú mamá ─aclaró el pelinegro.
─¿Te imaginas que le dijera a mi madre que me hiciera de comer para dos personas sin poder explicarle?, ella sabe que como mucho por eso no me dice nada cuando hago la comida.
─Cocinas delicioso, supongo que es algo que deben aprender las omegas.
El rubio asintió, había pausado el capitulo al notar la conversación fluida entre los dos, poniendo demasiada atención en el pelinegro, lo que llegó a incomodar un poco al mismo.
─Gracias ─respondió el rubio ─, creo que es lo único que disfruto de todo lo que tiene que hacer un omega.
─Yo no sé cocinar, me da miedo el microondas.
Jimin comenzo a reírse.
─¿Por qué?
─¡¿Sabes qué las cosas pueden explotar dentro de esa cosa?!, siempre me ha dado miedo. No me acerco a la cocina al menos que sea para comer o robar comida.
El viento volvió a soplar fuerte contra las hojas, una de ellas cayendo sobre la cabeza del pelinegro, la cual el rubio se aventuró a sacar con sumo cuidando, permaneciendo cerca de aquel, sin apartar sus manos de sus cabellos, en su lugar peinandolos poco a poco.
Ambos corazones latieron con fuerza.
El rubio, comenzó a acercarse lentamente al rostro del menor, su mano sobre la mejilla del pelinegro, las respiraciones entrecortandose a medida que el espacio escaseaba.
─¿Es parte del entrenamiento? ─se obligó a decir Jungkook, deteniendo la cercanía del rubio.
─¿Eh?
─Esto... ¿es para evaluar lo que sucede en nuestros cuerpos si nos besamos?
El rubio se alejó abruptamente, mirando fijo al contrario, incrédulo con lo que decía.
─Joder, no.
Jungkook, con la respiración intranquila, nervioso en demasía, con sus manos jugando, sus tenis rechinando y sus labios contra sus dientes. Estaba demasiado confundido, con su lobo moviéndose energético dentro de él.
─¿Es por qué Baek hyung dijo que tenemos enlazarnos?
Jimin presionó sus dientes juntos, molesto ahora, porque creía que todo iba bien entre ellos y sus intenciones se entendían, lo tomó así cuando Jungkook soltaba aquellas feromonas que alegraban su corazón.
─Podría decirse que en parte, fue lo que me impulsó ─agregó, con su voz ronca, sus ojos llenos de negatividad ─. Pero no era por eso.
─Oh, ¿entonces?
Jimin cerró la laptop, suspirando y guardando sus cosas, el pelinegro se levantó en el momento en el que rubio también lo hizo.
─Que tonto soy ─murmuró ─, creí que los dos estábamos en la misma puta página. El beso iba a ser porque me gustas, Jungkook. Me gustas desde que éramos pequeños, siempre me has gustado. Se que no nos recuerdas, no del todo, pero siempre... Siempre he estado enamorado de ti.
La saliva pasó con dificultad por su garganta, sus puños presionados con fuerza, la inquietud de su lobo dentro de él moviéndose con impaciencia.
Jimin estaba viéndolo, con una expresión que no decía nada para él, suspirando para asentir con su cabeza, aceptando el silencio de Jungkook como algo que le indicaba no estaba siendo correspondido. Pero su mano fue tomada de la muñeca cuando estaba yéndose.
─Si yo no fuera tu pareja destinada, ¿aún te fijarias en mi? ─cuestionó. Ambos sintieron un extraño dejavú.
─Antes de saber que lo eras ya me había fijado en ti.
Jungkook cerró sus ojos, haciendo que Jimin girara la cabeza confundido, abriendo sus ojos de pronto al entender lo que sucedía, acercándose nuevamente a Jungkook, tomando su rostro lentamente. Hasta que ambos labios se unieron comenzando a moverse entre sí.
Sus respiraciones parecieron detenerse, las manos de Jungkook estuvieron sobre la ropa del rubio, aferrándose de ella al besar sin experiencia y abrumarse con todas las emociones que se instalaban por el contacto directo.
Ambos lobos, volviéndose locos, con demasiada energía dentro de ellos, las corrientes eléctricas llegando por cada rincón de sus cuerpos, desde sus labios a la punta de sus dedos. Sus orejas comenzaron a salir en cada uno, las colas de la misma forma, sus garras y colmillos. Hasta que se separaron para juntar sus frentes con la mirada del otro sobre la suya, azul y morado.
─Eso...
─Quisiera decir que fue porque soy gran besador, pero sé que es por lo que diji Baek hyung.
Jungkook comenzó a reírse dulcemente con aquello, volviendo a besar los labios del rubio lentamente, para separarse completamente y morder sus labios tímidamente.
─¿Esto significa...? ─murmuró Jimin.
─Yo estaba... realmente confundido con todo, no sabía lo que sentía. Me siento seguro contigo, Jimin. Siento que soy quien de verdad debo ser. Siento lo mismo que tú.
─¿Entonces estamos juntos ahora?
─¡Es obvio!
El rubio volvió a acercarse deprisa a Jungkook, tomando su rostro para besarlo con actitud brusca, juntando sus labios de una forma aún más posesiva, completamente distinto a los primeros besos que se dieron.
Sus ojos volvieron a brillar y sus colas a moverse de lado a lado.
─Que feliz que estás ─se burló Jungkook notando al cola y las orejas.
─Tú no te quedas atrás ─señaló las mismas en el alfa, que avergonzado trató de ocultarlas.
─¡Aunque es muy común verla algunas veces en la manada sigue siendo muy raro!
Jimin no paró de reírse.
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