XY ~ Capítulo 19:
El grupo se encontraba camino a un centro Pokémon pasando por un frondoso bosque. Serena estaba mirando su mapa.
— Se supone que al pasar este bosque deberíamos llegar hasta el centro Pokémon..., pero no parece que estemos yendo hacia algún lugar...
— Déjame ver - dijo Ash y pasó su brazo por el hombro de Serena -. Creo que no seré de gran ayuda.
— B-bueno... - estaba sonrojada - dos piensan mejor que uno.
— ¡Claro!
Pasó un rato y Serena seguía mirando el mapa haciendo muecas junto con Ash, que seguían en la misma posición. Serena estaba nerviosa. Quería seguir así con Ash, pero a la vez sentía que lo iba a arruinar todo.
— ¡Ay! ¡Ash! Me has pillado el pelo.
— Oh... - se apartó - perdón.
— Tranquilo, no pasa nada - le dio con el índice en su nariz -. ¡Boop!
— Eh... - se sonrojó.
Serena pensó que quedó ridícula haciendo eso, pero al ver a Ash contento se quedó más aliviada.
— ¡Chicos, ayuda! - salió Meowth de unos arbustos que había al rededor del camino.
— ¿Qué pasa, Meowth? ¿Estás bien? - corrió Ash.
— Tenemos que curarle, Eureka, ayúdame.
— Vale.
— ¿Estás mejor?
— Sois una panda de inútiles - cayó hacia atrás Meowth y Ash puso mueca de enfado.
— Tranquilo, debes acostarte y no hacer esfuerzo. Toma agua.
— ¡Ah! - cogió el vaso y lo bebió de un trago - ¡Eso sí que me ha sentado bien! Chicos, gracias. Habéis salvado mi vida. Os debo una gorda.
— ¿Ah, sí? Porque yo creo que sólo intentas engañarnos - dijo Eureka.
— Sí, somos una pandilla de inútiles... - dijo enfadado Ash.
— No, ¡tengo que contaros algo muy importante!
— No estoy interesado en sab...
— Ash, yo quiero escucharlo, por favor - dijo Serena.
— Vale...
Meowth les contó la historia de Madame X y el temible Malamar que hizo que sus compañeros se vieran como esclavos ante su poder de hipnosis.
— Qué historia para no dormir... - dijo Ash.
— Ash, yo le creo - dijo Serena.
— Bueno, si tú le crees... - miró hacia otro lado y se puso la mano en el pelo.
— Pues yo aún no sé si creerle - dijo Eureka.
— Esto me parece muy sospechoso - dijo Citron.
— ¡No, de verdad! Mirad mis ojitos, ¿a caso yo podría mentiros así?
— Pues sí - dijo Eureka.
— ¡No podemos quedarnos aquí mucho tiempo! Madame X viene con su Malamar hacia aquí, ¡tenemos que huir!
— Ya hemos llegado.
— ¿Qué queréis de nosotros? - dijo Ash poniéndose delante de los demás.
— Oh... así que ese es el famoso Pikachu. Creo que lo haré mi sirviente ahora mismo. ¡Súbditos, coged a Pikachu!
— ¡No os dejaremos!
Pikachu usó sus ataques eléctricos para defenderse de los pokémon del Team Rocket y cuando estuvieron despistados, Malamar usó psíquico para coger a todos y marcharse.
— ¡Pikachu!
— Sabía que esto podía pasar y he inventando algo justamente para esta situación.
— ¿E-en serio lo sabías?
— Claro.
Citron presentó su invento y con él consiguieron llegar al escondite de Madame X y Malamar.
— Bueno, tenemos que entrar - dijo Ash -. Serena, quédate detrás mía.
— Vale.
Cuando llegaron a un pasillo que daba dos direcciones, Ash mandó a que se separaran por grupos. Los dos hermanos juntos y Ash y Serena se fueron juntos con Meowth.
— Serena, no te apartes de mí, he oído algo.
— V-vale... - se agarró de su brazo aprovechando.
— Hmm... parece que no están aquí.
— ¿Citron y Eureka habrán encontrado algo?
— Negativo, no hemos encontrado nada - dijo Citron saliendo detrás de una bola gigante incrustada en el suelo y acercándose hacia los tres.
— Deberíamos seguie buscando todos juntos - dijo Eureka.
— ¿Eureka, Citron? - dijo algo asustado Ash.
— ¡Están siendo controlados! - dijo Meowth.
Apareció Malamar detrás de los tres y el grupo se vio acorralado. Ash y Meowth se hicieron daño en la cara para evitar que la luz hipnótica de Malamar tomase efecto en ellos. Serena no quiso que la arañasen y al final fue controlada por Malamar.
— ¡No, Serena!
— ¡Está controlada! ¡Hay que huir!
— ¡No me voy a ir sin ella! Ella nunca me haría nada malo.
— Mocoso, ¡corre!
Ash salió corriendo y cogió la mano de Serena y se la llevó corriendo por un pasillo.
— ¡Suéltala! ¿No ves que va tras nosotros?
— ¡No nos hará nada!
— ¡Que la sueltes!
— ¡No quiero! - dijo de una forma triste y cortante.
— Mocoso... ¡Ahh! ¡Vale!
— Mira allí, ¡cierra la puerta, Meowth! Bloquéala.
— ¡Voy!
— Serena, te voy a soltar, ¿vale? Tú puedes contra Malamar, eres fuerte y vas a volver en ti - Serena iba avanzando abalanzándose sobre Ash lentamente -. Serena, ¡escúchame! No voy a hacerte daño, Serena.
— Atrapar... a Ash...
— Serena, no sigas. ¡Escucha mi voz! - ella se puso encima suya y quedaron en el suelo.
— Atrapado.
— Serena, por favor - ella hizo silencio -. ¡Vale! Tendré que hacer otra cosa - tragó saliva.
— Mocoso, ¡date prisa!
— Serena... - dijo dulcemente y dio la vuelta a las posiciones delicadamente para que no se hiciese daño y Ash quedó arriba -. Ah... - suspiró -. Serena, perdóname.
Ash se quedó mirando el rostro de Serena pensando todavía en las consecuencias que tendría su acto y en el coraje que debía reunir para realizarlo.
Ash acercó su cara hacia la de Serena lentamente. Él miraba fijamente sus ojos e iba dejándose caer levemente más hacia el suelo para juntar sus caras. Él estaba viendo que cada vez se acercaba más a los labios de Serena y notó el brillo de estos. Justo antes de llegar a su boca, cerró sus ojos y la besó.
La besó suavemente mientras disfrutaba el tacto de los suaves labios de Serena. Notó su cara muy caliente. Los labios de Serena estaban húmedos y fríos. Ash se olvidó completamente de por qué la estaba besando y disfrutó el momento sin importar si su acto la volvería a la normalidad o la dejaría igual. Lo único que le importaba es que nunca recordara ese beso.
Ash se separó de ella y suspiró en su boca. Había aguantado la respiración para dar el beso y le faltaba el aire. Abrió los ojos y vio a Serena con los ojos normales, brillando intensamente con un gesto de duda en su cara sonrojada.
— Ash... ¿qué hacemos... así?
— Serena...
— ¿Por qué... estás rojo?
— Yo... sólo... te qu...
— ¡¡Mocosos!! ¿Qué estáis haciendo? ¡Ayudadme a bloquear la puerta!
Ash se levantó delicadamente y tendió la mano a Serena. Ella recordó el momento en que se conocieron y lo abrazó al ponerse de pie.
Serena lo apartó de ella y lo miró.
— ¡Mocosos!
— ¡Ya vamos! - dijeron a la vez.
Entre los tres bloquearon la puerta, y faltó nada para que entraran todos. De repente cesaron los golpes durante mucho tiempo y dejaron de empujar la puerta.
— Parece que han parado...
— ¿Has visto que ha sido bueno traerla?
— Mocoso, hemos tenido suerte.
— Ash... ¿qué ha pasado? ¿Por qué estabas encima mía?
— Eh... yo...
De fondo se escuchó la voz de Pikachu gritando.
— ¡Pikachu! ¡He de ir allí! - salió corriendo.
Después, Ash liberó a Pikachu del control de Malamar junto a los demás Pokémon y personas. Se descubre el plan de Malamar y con la ayuda de la agente Mara salen ilesos del estacionamiento donde se encontraban.
— Malamar... qué pokémon tan temible...
— Ash... - dijo Serena.
— Temible y genial... - se sonrojó.
— ¿Te hice daño?
— No, Serena, más que daño me hiciste bien - sonrió.
— ¿Eh?
— Te lo explicaré luego.
— Oh... vale.
La agente Mara pidió un transporte y se llevó al grupo de pokémon y de personas a excepción del Team Rocket al centro Pokémon más cercano.
— Citron, hoy voy a dormir con Serena.
— Oh... vale.
— ¡Joo! ¡Serena siempre duerme conmigo!
— Será sólo una vez, Eureka.
— Vale... - se dio la vuelta resignada y de repente volvió a girarse y se emocionó - ¿¡Vais a dormir juntos!?
— ¿¡Eh!? - se sonrojó.
— ¡Eureka está feliz!
— ¿No estabas triste? - dijo Citron.
— Hermanito, eres muy bobo y no lo entiendes.
— ¿El qué no entiendo?
— ¡Nada! - saltó Serena de volver de hablar con la enfermera Joy.
— Siento que todos me ocultan algo - dijo Citron.
— No te preocupes - rió -. Te lo contaré antes que a Eureka - dijo Ash.
— ¡No es justo! ¡Eureka quiere saber!
— Eureka es una niña boba - se burló Ash.
— Jum... - se dio la vuelta -. Sé más de lo que crees, Ash, ¿no, Serena?
— ¿Eh?
— ¡No es nada! ¿No tienes sueño? ¡Yo tengo sueño! Es hora de dormir, ¡buenas noches!
— ¿Qué acaba de suceder?
— Hermanito, ya te lo explico yo...
Ash y Serena se cambiaron de ropa para dormir y antes de dormir empezaron a hablar.
— Sí, ¡entonces fue cuando lo capturé!
— Típico en ti, Ash.
— Oye, ¿siempre duermes con Fennekin?
— Sí, ¿y tú siempre duermes con Pikachu?
— Claro.
— Bueno, Ash... ¿qué era lo que tenías que contarme?
— Eh... ah...
— Ash, por favor...
— B-bueno..., pero no quiero que estén ni Pikachu ni Fennekin.
— ¿Pika-pi? - dijo en tono ofendido.
— Perdona Pikachu, pero es algo de lo que estoy confuso y... no puedo hablarlo con nadie más.
— ¡Pika-pika, pikachu-pika! - señaló a Serena.
— Porque tiene que ver con ella.
— ¿Pi? Pikachu, pika, pika - se fue al baño de la habitación con gesto de indignación.
— Fennekin, ve tú también, por favor.
— Serena, verás... te controló Malamar. Te agarré de la mano y te llevé conmigo hacia un lugar seguro aunque estuvieras hipnotizada.
— Sí.
— Bueno, allí, t-tú seguías persiguiéndome y te tiraste encima mía. No reaccionabas a mi voz e intenté liberarte del trance, pero no funcionaba.
— Ajá.
— P-pues... yo pensé que lo único que podría ser... ¡O sea! Te di la vuelta y m-me quedé encima tuya... ¡T-t-te besé! - Serena se sonrojó - ¡Tenía que hacerlo para liberarte! ¡Yo sólo espero que me perdones! - se puso de rodillas.
— Ash, ¿me has besado?
— S-sí.
Serena se tiró a la cama y le dio un ataque de emoción.
— ¿Qué te pasa?
— ¿P-por qué me llevaste a mí y no a los demás?
— Oh... porque tú eres más inofensiva...
— ¿En serio? - puso mueca de enfado.
Ash se sintió fatal por haberla ofendido e intentó arreglarlo.
— Yo... lo siento.
— Déjame.
— Serena...
— Tonto.
— No es esa razón...
— Adelante, habla.
— Bueno, estabas cerca mía cuando te hipnotizaron y pensé que serias útil para bloquear la puerta y entonces... pues te llevé conmigo - sonrió nerviosamente.
— Ash... dime la verdad.
— Y-yo sólo siento que eres alguien que es especial para mí... siento que cuando estoy contigo soy más fuerte y afronto las adversidades sin problemas... por ello... te llevé... Porque tú, de verdad yo... te quiero - cerró los ojos.
— Ash... eres muy tierno - se levantó de su cama y se dirigió a la suya donde estaba sentado.
Serena lo abrazó y lo tiró hacia atrás.
— ¿Eh?
— Yo también te quiero... Ash...
— ¿Lo dices en serio?
— Claro, tonto.
— Sabes... aproveché en ese momento para besarte... De verdad tenía ganas - se sonrojó -. Así, después podría excusarme con la hipnosis...
— Bueno, ahora no tienes que aprovechar.
— Serena...
Serena y Ash se acercaron rápidamente y se besaron. Fue un beso corto, pero fue tierno. Cuando de separaron, se miraron y se sonrieron sonrojados. Después, abrieron paso a los pokémon y se fueron a dormir.
— Buenas noches - miró a Serena sonrojado.
— Buenas noches - miró a Ash sonrojado.
Ash puso el puño en el hueco que separaba las camas y Serena le devolvió el gesto. Después, se dieron la mano. Finalmente, se taparon y se durmieron.
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