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71 - 'Heridas Emocionales'

El silencio reinó nuevamente en la sala, yo no me animaba a levantar la cabeza, todo lo que escuché, en conjunto con lo que había sucedido ese día, me causaron un cóctel de emociones atróz, me sentía igual que en una de mis pesadillas, donde el calor de Robert me abandonaba totalmente, y el frío llenaba todo a mi alrededor, de la forma más desagradable y dolorosa posible.


— ¿Seguirás fingiendo que estás dormido como todo un cobarde? — habló mi novio de forma tosca mientras se acercaba al sofá, tragué en seco sin saber qué hacer, no quería levantarme, mi mirada empezaba a cristalizarse, no quería que me viera llorar.


Jadee al sentir cómo me jalaba del brazo y me forzaba a sentarme en el sofá, mirándolo fijamente a los ojos, los suyos estaban un poco enrojecidos, eso me sorprendió, seguramente yo no era el único abrumado por nuestra peleita absurda.


— ¡¿Tienes idea del maldito susto que me diste?!


— ¿Porqué habrías de asustarte? yo estaba perfectamente bien.


— ¡¿Perfectamente bien?! ¡¡Taylor estabas ebrio en un bar, si un loco te hubiera encontrado antes que George seguramente te habrían— detuvo en seco sus palabras para cubrir su boca con su mano, inhalaba y exhalaba de forma tosca, seguro luchaba por contener su rabia — ¿Cómo querías que no me preocupara? ¡no conoces nada ni a nadie aquí, es un milagro que George te encontrara!


— ¿Milagro? pues tú no luces muy contento por ese milagro...— murmuré agachando la mirada, jaj, ¿lo pueden creer? estaba a un paso de caer por la borda, y seguía tentando mi suerte.


— ¡¿Quieres que esté contento luego de que te perdiste toda la maldita tarde, y luego llegas en el auto de mi hermano totalmente ebrio?! — agaché aún más la mirada, abrazándome a mí mismo para intentar calmar el frío que tenía, no tenía idea si era cosa del clima o de mi ansiedad creciente, pero lo cierto era que tenía un frío atroz.


Un ligero suspiro salió de los labios de mi novio, me sorprendió sentir cómo se sentaba a mi lado y me abrazaba con fuerza, brindándome un poco de su calor, cosa que me reconfortó bastante, aunque seguía muy inquieto, y él también lo estaba, la forma en que su corazón latía me lo dejaba en claro.


— No vuelvas a irte así, por favor — murmuró calmadamente mientras pasaba su mano por mi rostro — No sabes lo preocupado que estaba, ya iba camino a buscarte cuando George me escribió, no sabía qué hacer cuando me dijo que te encontró ebrio.


— ... Lo lamento — susurré con la voz apagada y un poco quebradiza, ocultando mi cara en el hombro ajeno — No me sentía bien, quería estar solo.


— Descuida, lamento tanto haber actuado como un imbécil, sé muy bien que los celos nos hacen actuar de forma tosca, y en vez de entenderte, solo te reproché... lo siento tanto amor.


— ... Lamento haber hecho que tu hermano nos descubriera — dije alzando la mirada, él me sonrió con pesadez para tomar mi mejilla y besarme la frente, una ligera lágrima bajó por mi pómulo cuando hizo eso.


— No te disculpes, tarde o temprano debía saberlo, lástima que le dió por querer juzgarme cuando me sentía tan estresado — me acurruque en el pecho ajeno, disfrutando del calor que me brindaba mi novio — ... Escuchaste todo lo que él dijo, ¿verdad? — no supe qué responder en ese instante, era muy vergonzoso para decir abiertamente que sí, y no quería que siguiéramos discutiendo, no después de ese día tan estresante — Taylor, respóndeme.


— ... Sí, lo hice — admití, ya no tenía fuerzas para ocultar la verdad — Lo lamento, no era mi intención.


— Tranquilo, he tardado demasiado en decírtelo, aunque es una pena que lo supieras por boca del intrigante de mi hermano — se sentó recto en el sofá, haciendo que yo me levantara un poco para verle fijamente a los ojos, lucían cristalinos, como si tuviera ganas de llorar igual que yo — ¿Por dónde quieres que empiece?


— ... ¿Te ibas a casar? — murmuré con la voz apagada, él asintió agachando la mirada, seguramente le avergonzaba admitir eso.


— ... Se llama Giselle — admitió — La conocí el último año de universidad, mi hermana me la presentó, llevábamos cuatro años de relación — mi pecho empezó a doler ligeramente — Enloquecí por ella desde el primer día, era muy bella, siempre lo ha sido, pero así como es bella, es una bruja — admitió rodando sus ojos — Siempre fue igual que las mujeres que rodean a mi hermana, frívolas, viven de apariencias, ni una sola pizca de humildad en su cuerpo, todo por provenir de una familia poderosa igual que yo.


— ¿Terminaron hace seis meses?


— Así es. Ya no la soportaba, nuestra relación empezó de forma muy bonita, pero al conocernos mejor, nos dimos cuenta de que no encajábamos el uno con el otro, cada aspecto de la vida juntos era... frustrante.


— ¿Ella vivió aquí contigo? — una lágrima volvió a salir de mi ojo al ver cómo Robert asentía sin siquiera alzar la mirada, seguramente le apenaba mucho decirme eso — ¿Porqué no me lo dijiste antes? creí que nunca te habías—


— Nunca me he casado — corrigió — Estuve a punto, sí, pero jamás llegué al altar; todos en mi familia no dejaban de reprocharme que yo fui el responsable de la ruptura, todo porque nunca le di detalle a nadie del infierno que pasaba con Giselle, solo Yelena lo sabe, de resto no he querido decírselo a nadie de mi familia, mucho menos a Alice, porque ambas son muy buenas amigas.


— ¿Fuiste a américa para olvidarte de ella?


— No, lo hice por cuestiones de negocios, no creas que estoy despechado, Ty; hace seis meses se acabó mi relación, pero al primer mes en que la dejé ir, sentí una paz tremenda, eso me hizo darme cuenta de que nuestra relación era como una nube de azufre que solo nos envenenaba, o bueno... a mí por mi parte, sí me hacía mucho daño — explicaba tomando mi mejilla dulcemente para verme a los ojos — No quiero que creas que estoy contigo por despecho, o que te veo solo como un juguete, Taylor, yo te amo, sinceramente, desde el primer momento en que te vi me encantaste, si te traje conmigo es porque realmente te amo, y quiero hacer las cosas bien contigo.


Mi pecho latía de forma lenta y muy dolorosa, todo lo que Robert me confesaba, junto con las palabras de su hermano, hicieron que mi aparente seguridad y confianza se vinieran abajo, el terror de ser también una relación fallida de tres o cuatro años, que el amor que Robert me tenía en ese momento, solo se volviera un amargo recuerdo que él odiaría rememorar a la hora de relatarselo a su nueva pareja, me fue imposible no sentir un mar de emociones amargas apoderarse de mi ser.


Me levanté del sofá abrazándome a mí mismo, cada fibra de mi cuerpo temblaba, de mis ojos brotaban varias lágrimas, Robert me miraba apenado y muy preocupado, seguramente estaba avergonzado de confesarme de su antigua relación de esa forma.


— Taylor escúchame por favor — habló levantándose del sofá y caminando detrás de mí, yo le hice caso omiso a sus palabras y solo me dispuse a entrar a la habitación, sintiéndome como un zombie sin rumbo fijo, me sentía muy nervioso y abrumado, había sido un día agotador, en todo sentido posible, y aún no daba indicio alguno de que esa pesadilla fuera a terminar ahí.


Al llegar a la habitación, caminé rumbo al baño, aunque sentir cómo me sujetaban del brazo con fuerza y me hacían voltearme, detuvo mis planes por completo.


— ¡Taylor escúchame por favor! no quiero que pienses cosas que no son ¿de acuerdo? Giselle es pasado, ¡si no te hablé antes de ella es porque realmente ella ya no me importa, solo me importas tú!


— ... Este es el tipo de cosas que querías que me dijeras cuando te pregunté cuantas parejas tuviste — admití sonriendo de forma notoriamente forzada — Creo que no te das cuenta de qué es lo que me preocupa de todo esto. ¿Y si mañana soy yo, Robert? ¿y si mañana yo soy tu nueva Giselle?


— ¿De qué estás hablando?


— Desde el primer momento te gusté, así como te gustó ella, y la dejaste a los cuatro años de relación, ¿y si conmigo pasa lo mismo?


— Taylor no empieces con eso — chasqueó la lengua mirándome con seriedad.


— ¡No, no me pidas que no empiece! — reclamé subiendo un poco el tono de mi voz — ¡¡Tú no sabes lo mucho que a mí me dolió perderte, has sido mi primera vez en todo, Robert!! ¡¡no estoy dispuesto a arriesgarme a sufrir una ruptura tan fea luego de que me has hecho enamorarme como un loco idiota de ti!! — cubrí mi rostro con ambas manos mientras varias lágrimas empezaban a salir, no quería llorar, pero realmente me dolía mucho el pecho — Tal vez a ti no te importe... pero a mí sí, el miedo me carcome cada día, pero... e-es obvio que a ti no te afecta — murmuré quitando mis manos de mi rostro para verlo con detenimiento — Seguro ella te adoraba, y a ti no te importó dejarla.


— Ella y yo nos llevábamos mal, Taylor, creeme, si la conocieras no hicieras todo este circo.


— Sí, tienes razón, puede que esto se un circo, solo una pataleta de un niño idiota que cree que tendrá un "felices para siempre", perdóname, sé que debería madurar, ¡pero me cuesta ser tan frío como tú para estas cosas!


— A ver si te estoy entendiendo, Taylor — dijo suspirando pesadamente — ¿Te enoja pensar que podría dejarte así como dejé a Giselle?


— No, no me enoja, me deprime, porque yo no sé cómo fue el caso con ella, ¡pero yo dejé toda mi maldita vida por ti, Robert, lo dejé todo! así que te pido que seas sincero conmigo sobre si realmente me tomarás en serio, si o cuando esta relación ya no funcione, simplemente me dirás "empaca tus cosas y lárgate de mi casa" — él me miró con severidad en cuanto dije eso, sus ojos seguían enrojecidos, y ni hablemos sobre cómo debían de estar los míos.


No le dejé hablar, preferí darme vuelta y avanzar al baño para encerrarme ahí, apoyando mi cuerpo en la puerta y cubriendo mi boca con mi mano, empezando a sollozar de forma muy dolorosa, odiaba ser tan débil cuando de Robert y nosotros de trataba, pero vaya que no sabía cómo afrontar el cóctel amargo de emociones que sentía.


Pasaban las horas, y yo seguía encerrado en el baño llorando, no me animaba a salir todavía, tenía tanto en qué pensar, que no lograba simplemente salir y decir "olvidalo amor, estoy bien" eso sería mentir, y yo no quería mentirle más a Robert, a pesar de que él no parecía ser totalmente honesto conmigo.


— En resumen, eso es todo — explicaba por teléfono con la voz entrecortada, había llamado a mónica para contarle todo lo que me pasaba, me apenaba molestarla para quejarme de tal forma, pero en verdad necesitaba oír su voz, o de lo contrario sentía que iba a desmoronarme — Este ha sido un día jodidamente largo y frustrante.


— Dios santo, Taylor — murmuró ella pesadamente — Cariño, sé que esto te puede estar doliendo, pero... creo que te estás precipitando de nuevo.


— ¿Porqué dices eso?


— Porque todo eso pasó cuando ustedes no se conocían, y él está siendo sincero contigo, ¿porqué no confías en él?


— ¡Porque confié en él y no me lo dijo, Mónica, me lo confesó solamente porque su hermano lo dijo, de no haber sido por eso sepa Dios durante cuánto tiempo más me lo habría ocultado!


— Seguro lo hizo porque no quería asustarte, Taylor, causarte la impresión que estás teniendo justo ahora.


— No lo sé, yo ya no sé qué pensar — murmuré posando mi mano en mi rostro — Estoy tan confundido y agobiado, no sé que debería hacer.


— ¿Cómo que qué deberías hacer? ¡Taylor, estás viviendo con Robert, él muere por ti! ¡¿en verdad dejarás que su pasado arruine su presente y futuro?! ¡¿todo por lo que su horrible familia diga?!


— ¡Ese es el punto, no sé si en verdad él me quiere para su futuro! s-sé que me ha dicho que sí, pero... ¿cuántas veces se lo habrá dicho a ella también?


— Ella no es tu problema — dijo Mónica con seriedad, cosa que me asombraba bastante — Sé que suena mal, pero no me gusta que sufras tanto por una persona que ni siquiera conoces, y que si las cosas fueran al revés, ¡en vez de sufrir, se reiría de ti!


— No estoy sufriendo por ella, Mónica, estoy sufriendo porque me aterra que Robert realmente no quiera que esto sea algo duradero, lo dejé todo por él, ¿qué hago si en unos años cuando toda mi vida gire en torno a él, decide que no quiere saber nada más de mí?


— Taylor, no tienes forma de saber si el futuro realmente será o no será bonito, en cambio, actuando como un paranoico solo lo vas a empeorar — un leve jadeo salió de mis labios al oírle, eché la cabez hacía atrás, pegándola de la puerta del baño — Ty, cariño, no sigas sufriendo por tonterías, habla con Robert, calmadamente, sé que él sabrá explicarte bien las cosas, recuerda que sigues muy abrumado por culpa de los celos, el enojo, y también por el alcohol.


— Ni siquiera hemos hablado de ese maldito pelirrojo, y no quiero hacerlo, vamos a pelear otra vez, y no quiero que sigamos peleando, ¡se supone que las peleas debían quedarse en Detroit!


— Entonces repítete eso mentalmente cada que las cosas se tornen feas — solté un pesado suspiro al escuchar las palabras ajenas — Vé y habla con él, Taylor, es lo mejor que puedes hacer.


— ... ¿Y si hablamos, y todo se pone peor? — pregunté mientras una lágrima rodaba por mi mejilla, ella suspiró pesadamente, odiaba no tenerla en frente para que me abrazara.


— ... Él te ama, Taylor, y tú lo amas a él, eso logrará impedir que cometan una locura.


— ¡Pasé el maldito día actuando como un idiota! ¡¿realmente crees que esa lógica sigue siendo razonable?! — escupí de mala gana apretando mi cabello con fuerza, no sabía si estaba realmente enojado con Robert o conmigo, creanme, no miento cuando digo que estaba realmente abrumado.


— Aún cuando hiciste todo eso, él te abrazó y explicó todo con gentileza, dime, ¿realmente crees que tú no le importes? — mi pecho empezó a latir de forma más calmada al escuchar a Mónica decirme eso, amo a mi mejor amiga, vaya que ella sabe controlarme cuando yo solo me limito a actuar como un imbécil — Ya no llores, Ty, me duele oírte así, por favor vé y habla con Robert, sé que podrán entenderse.


— ... Lo haré — admití tomando aire profundamente — Te llamaré si algo pasa.


— Está bien, estaré al pendiente de cualquier cosa.


— Gracias Mónica, enserio te adoro, y lamento haberte llamado para molestarte con esto.


— No digas eso, Ty, siempre que quieras hablar conmigo llámame ¿sí? siempre que me necesites aquí estaré — sonreí ligeramente al oírla decir eso — Te adoro, avisame si algo pasa ¿vale?


— Lo haré, adiós Moni — dicho esto, colgué la llamada y dejé mi celular a un lado de la puerta, miraba el anillo en mi dedo con pesadez, era una prenda muy bella para haber sido obsequiada como una promesa en vano, o al menos eso era lo que pensaba en ese momento, mi pecho dolía al recordar ese momento en que Robert me prometió no volver a dejarme solo, "¿será verdad?" me repetía mentalmente, sintiendo que con cada vez que lo hacía, mi garganta se cerraba aún más y más, presentía que iba a sufrir un paro respiratorio o algo así, hasta que, como si de un salvavidas se tratase, escuché una suave voz algo apagada, hablándome al otro lado de la puerta.


— ¿Cómo te sientes? — preguntó mi novio, parece que estaba sentado al otro lado de la puerta igual que yo — ¿Hablar con Mónica te hizo sentir mejor?


— ... Un poco — respondí abrazando mis propias piernas — Dijo que debíamos hablar, yo no sé si tú quieres hacerlo, así que... — hubo silencio un largo rato entre nosotros, hasta que, él tomó la palabra nuevamente.


— ... Mi personalidad siempre ha sido muy brusca — explicó — Me cuesta llevarme bien con ciertas personas, eso nunca ha sido un secreto para nadie; Giselle es esa clase de mujeres frívolas que poco o nada tolero, tolero a Alice porque lleva mi sangre, pero de resto — hizo una pausa para tomar aire — Mi relación con Giselle empezó... relativamente bien, salíamos, teníamos sexo, de hecho, eso fue lo que mantuvo nuestra relación durante tanto tiempo... el sexo, la cama era el único sitio donde nos llevábamos bien, pero fuera de ella, nada que ver — el nudo en mi garganta se hizo más pronunciado — Ella es ese tipo de mujeres que ama controlarlo todo y a todos, y yo odio que me controlen, creo que ese es un buen resumen de porqué nos llevábamos tan mal, y claro... no le cayó nada en gracia que me gustaran los hombres, nunca le fui infiel, desde luego, pero ella odiaba que admitiera ser bisexual.


Hubo silencio otro rato, hasta que, mi novio prosiguió.


— Y la gota que colmó el vaso, por así decirlo, fue cuando supe que estaba saliendo con otro hombre — mi sangre se heló al escuchar aquello — Yo trabajaba mucho, lo sé, casi no nos veíamos, y cuando lo hacíamos peleábamos por alguna razón, "Robert ponte esto", "Robert hagamos esto", "Robert odio esto, no lo hagas", eso me tenía harto, pero nunca le habría sido infiel, la respetaba mucho para eso, pero vaya que me abrumó notar que el respeto no era mutuo — mis piernas empezaron a temblar al oírle — Mi relación con ella nunca fue sana, ni siquiera quería casarme con ella, solo le pedí matrimonio para tener contenta a mi familia, no dejaban de acosarme con eso de que "el hermano mayor no puede ser el único sin esposa y sin hijos, ¿qué clase de hombre no tiene pareja?" te imaginarás el escándalo que fue cuando ella y yo nos separamos.


No sabía qué decir, seguía con muchas dudas, pero no lograba formular ni media palabra, aunque eso no fue necesario, ya que mi novio prosiguió con su explicación.


— ¿Vez el anillo en tu dedo? — mi piel se erizó al oírle, rápidamente fijé mis ojos sobre dicho objeto — Cuando estaba en la universidad, le dije a Alice y a Yelena que, cuando conociera a alguien especial, con quien quisiera pasar el resto de mi vida, con quien realmente me sintiera dispuesto a vivir y envejecer, le regalaría un anillo que tuviera algo de color azul adornándolo. Cuando me hice novio de Giselle, aunque ella me gustaba, no sentía que quisiera vivir todo eso con ella, no sentía que debiera darle ese anillo, a pesar de que Alice no dejaba de preguntarme cuándo se lo daría; en cambio, al conocerte, desde nuestra primera conversación, sentí algo increíble, me emocionaba conocerte, relacionarme contigo, y una vez que lo hice, no quise dejarte ir, ahí me di cuenta de que, era hora de comprar un anillo — un intenso rubor llenó abruptamente mis mejillas, al mismo tiempo que mi respiración se agitaba un poco — Cuando lo fui a comprar, buscaba algo que fuera hermoso y especial, pero cuando vi ese anillo, fue mucho más bello de lo que pude imaginar, superó por completo mis expectativas, tal y como me sucedió contigo, Ty, yo añoraba conocer a alguien especial, pero tú eres mucho mejor que cualquier persona a la que pude idealizar, superaste totalmente mis expectativas.


Sonreí apenado al oírle decir eso, miraba dicho anillo con detenimiento, no sé si fue gracias a las palabras de mi novio, pero lo notaba mucho más hermoso de lo que ya era de por sí.


— ¿Puedes abrir la puerta? quiero verte — dijo tocando un par de veces la misma, yo me levanté con cuidado del suelo, quitando el seguro de la puerta, y al hacerlo, Robert abrió la puerta del baño y fue corriendo hacía mí para abrazarme con fuerza, yo correspondí a ese abrazo ocultando mi rostro en el hombro ajeno — Perdoname por favor, sé que debí hablarte de Giselle hace mucho — me tomó de las mejillas para verme fijamente a los ojos, los suyos lucían tan tímidos y nerviosos, se notaba que todo esto le dolía igual que a mí — Tú eres lo mejor que me ha pasado, Taylor, jamás he tenido a una persona tan especial en mi vida, nadie me ha enamorado tanto como tú, es por eso que apenas pude quise traerte a vivir contigo, y prometo, ¡te prometo con el alma, que nunca voy a abandonarte o dejarte solo! seré tuyo a partir de ahora, solo tuyo, no pienso soltarte, lo juro.


— Robert — sonreí entre lágrimas para tomar las mejillas ajenas y besar sus labios con ternura — Gracias...


— ¿Gracias porqué? mírate, hoy solo te he causado demasiado estrés.


— Nos lo hemos causado — dije volviendo a abrazarle con fuerza — Lamento ser tan infantil.


— Eres un chico, es entendible que actúes así — tomó mi barbilla para volver a verme a los ojos, acariciándome con ternura — Si nuestra relación dura tres o cuatro años, durará mucho más tiempo, porque yo no quiero perderte, Taylor, eres lo más hermoso y dulce que ha llegado a mi vida.


— Basta — susurré pegando mi frente con la de él — Sabes que odio cuando exageras.


— ¿Exagero? — preguntó entre suaves risas para volver a besarme los labios con ternura — Te amo.


— ... Quiero saber más cosas — dije algo tímido mientras me aferraba a los brazos ajenos, él me sonrió con ternura cuando dije eso.


— De acuerdo, te diré todo lo que quieras saber, pero ¿podemos ir a la cama? los pies me están matando.


— De acuerdo — respondí mirando cómo me tomaba de la mano y me guiaba a la habitación nuevamente, y aunque el frío esa noche fue bastante fuerte, empecé a sentir un calor muy tierno apoderarse de mi ser ante la forma tan cariñosa en que Robert se comportó después de eso, enojado era una bestia sin duda, pero Robert sabía cómo curar las heridas emocionales que me causaba, eso me hizo pensar que, yo también necesitaba aprender a lograr eso, porque yo no era el único con heridas emocionales, el tono tan apagado con el que mi novio hablaba de su vida, me dejaba muy en claro esa parte.



Continuará


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- Gema


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