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Capitulo 20:Maldita sea, Mew, ¿a dónde has ido?


POV GULF

Ya han pasado dos semanas desde que Mew recuperó la memoria y, afortunadamente, no hemos tenido ningún ataque de sus padres. Probablemente se hayan rendido, o al menos eso espero.

Bua también se ha recuperado por fin y, aparte de las náuseas, está bien. La barriga empieza a notarse y estamos encantados de ver que el vínculo con Pon es cada vez mayor. De hecho, no la pierde de vista ni un momento.

Según Mew, la escritura de divorcio debería llegar cualquier día, y sinceramente estoy un poco asustada.

En apariencia, todo parece haber vuelto a la normalidad.

Nos queremos mucho, quizás más que antes, Bua ha encontrado su felicidad y los padres de Mew se han apartado.

Pero me pregunto, ¿será realmente así?

-Cariño... ¿estás bien? me pregunta Mew al entrar.

Frunzo un poco el ceño, debe haberme visto absorto en mis pensamientos.

-Sí, estaba reflexionando sobre todo lo que hemos pasado últimamente -respondo mientras cierro las cortinas de la ventana en la que me había quedado mirando la vista nocturna. -¿Has cenado? -le pregunto, abrazándolo por la cintura mientras se acerca.

Me acerca a él y me da un ligero beso en el cuello, haciéndome temblar.

-Sí, Bright y Win me retuvieron después de nuestra reunión. Por cierto, ¡deberíamos invitar a todos a una cena una de estas noches! Después de todo, es gracias a ellos que pude recordarnos... -me susurra al oído.

--Recuerdo bien esa cena, sobre todo el dolor de verte abrazando y besando a Bua--señalo, dándole un golpe en el brazo.

-¡Golfo! ¡Era mi esposa en ese momento!

-Sigue siendo... -susurro.

--¡Juro que nunca la toqué, ni siquiera con un dedo! Ambos estábamos atrapados en lo que se suponía que era una liberación del control de nuestros padres. Ninguno de los dos estaba interesado en tener una relación física con el otro. Nos dimos fuerza y cariño, nada más.-- dice mientras empieza a besar, con pequeños toques, mi cuello.

--No puedes imaginar mi dolor... pero me alegro de que te hayas acordado... de tu amor por mí... --Intento formular frases coherentes, sin conseguirlo apenas.

Cada una de sus caricias no hace más que acelerar mi respiración, por no hablar de que me está excitando como un loco al hacer esto.

Hace semanas que no hacemos el amor y sé que sólo se debe a mi estado.

Mew sólo trató de preservar mi salud, pero ya estoy bien. Hoy no pienso dejarle marchar si antes no nos hemos amado como Dios manda.

Le pongo la mano en el cuello y tiro de él hacia mí, acercándolo cada vez más a mi cuerpo.

-¡Perdón! -susurra, dejando de torturar el lóbulo de mi oreja derecha y apoyando su frente en mi hombro con exasperación.

-Mew... -lo alejo lo suficiente como para mirarlo a los ojos- te perdonaré solo si me permites amarte esta noche... -susurro, acercándome a sus labios y rozándolos mientras lo miro directamente a los ojos.

Lujuria y excitación a la par de la mía, eso es lo que leo en ellos.

Los cierro y rozo sus labios una vez más, mordiéndole el inferior y esa es la gota que colma el vaso.

Me acerca a él, tomando el control de mi boca mientras me empuja hacia la cama.

--¡Me vas a volver loco! --susurra mientras los agarra de nuevo.

--¡Tú eres el que me va a volver loco! --le digo mientras le quito la camisa del pantalón y se la desabrocho.

Me empuja sobre la cama, donde aterrizo sorprendida por el inesperado movimiento.

-¡Entonces nos volveremos locos juntos! Pero esta noche te voy a amar como nunca antes!-- dice, quitándose el resto de la ropa, quedándose en calzoncillos.

La evidente excitación de Mew sólo acelera la mía, que inevitablemente aumenta en mis pantalones. Empiezo a desabrocharlos para liberarlo, pero él los agarra y en un solo movimiento me tiene casi completamente desnudo, excepto la camisa.

Me la quito mientras él retira el último obstáculo que nos impide estar piel con piel, sus bóxers.

-Perdóname si estoy un poco menos dulce esta noche, pero quiero sentirme envuelta y perdida en tu calor- me dice entre besos.

--¡Nunca te pedí que fueras dulce!-- Acaricio su cuerpo mientras se posiciona entre mis piernas.

El beso que intercambiamos deja poco espacio para la ternura.

Hambrientos y con ganas de sentirnos como uno solo, nos saltamos los preliminares y nos concentramos en nuestro placer mutuo.

-Si no vamos más despacio, todo acabará antes de que podamos disfrutarlo.

-Mew... Quiero que estés dentro de mí ahora... -digo mientras busco el cajón de la mesilla de noche donde he guardado el frasquito de lubricante.

Se lo doy, mordiéndome el labio inferior de la excitación al imaginar sus embestidas.

Tomo su sexo entre mis manos y empiezo a subir y bajar llevándolo al borde del deseo.

Siento que se pone rígido hasta que veo que se moja las manos con lubricante y empieza a frotarlas sobre su miembro.

Poco después se acomoda mejor entre mis piernas y lo único que tengo que hacer es apretarlas alrededor de su cintura para facilitar su entrada.

Sin ninguna advertencia ni preparación, se introduce en mí haciéndome gritar.

Un dolor inicial que realmente dura un momento, ya que lo convierte en un placer extremo con sus empujones tocando el punto justo.

-¡Mew! Sigue así. No... ¡Para! Voy a... Ah! -- Gimo en la cumbre del placer que se derrama sobre mi estómago cuando se corre dentro de mí, después de más empujones pesados.-- ¡Te quiero! -- Susurro, recuperando el aliento.

Se tumba de espaldas arrastrándome con él, luego me relajo en su pecho mientras él también intenta recuperar el aliento.

-¡Golfo eres la razón de mi existencia! Te quiero, me dice con un beso en la frente.

Mientras empiezo a sentir que mis ojos se cierran y el cansancio se apodera de mí.

POV MEW

Abro los ojos con la conciencia de algo cálido en mis brazos.

Golfo se encuentra maravillosamente sobre mí con la mirada más dulce que recuerdo. Nos hemos despertado juntos muchas veces, pero esta vez parece diferente.

Parece diferente, o tal vez los dos lo seamos, en realidad.

Después de despertarse por la noche y hacer una segunda ronda, aquí está, bien limpio y oliendo bien. Fue fácil meterlo en la ducha y una vez allí, habiendo sucumbido a sus encantos, donde nos amamos por segunda y tercera vez.

Le acaricié la cara con una mano, fijando un mechón de pelo que se había escapado detrás de su oreja, y luego rocé sus labios con el pulgar.

-¿Cuándo vas a darme un beso de buenos días?

Se me escapa una sonrisa mientras bajo para rozar sus labios con un beso.

-Buenos días... creí que estabas dormido y no quise despertarte -confieso mientras abre los ojos. -Hola... -Continúo besándolo.

Se levanta y poniéndose encima de mí, profundiza el beso.

El roce de sus manos en mi pecho me excita en un segundo, pero soy consciente de que no puedo permitirle continuar. Esta noche hemos hecho el amor dos veces más y estoy segura de que si le dejo continuar, ¡no podrá levantarse!

-¡Golfo! Espera... -Lo detengo empujándolo.

-¿Esperar qué? -me pregunta decepcionado.

--No podrás salir de la cama si continuamos --le susurro tocando tiernamente su nariz con la mía.

--Meeeww...-- dice gimiendo mientras me agarra por detrás del cuello.

-¡Vamos! ¡Tenemos que bajar! ¿Te has olvidado de que hoy nos toca hacer el desayuno a todos? -le recuerdo, tocándole una vez más en la nariz, esta vez alegremente, con el dedo índice y apartándole luego suavemente de mí.

Me levanto de la cama a regañadientes, porque si no me alejo de él me arriesgo a arruinar mi sentido común.

Sobre todo porque mi instinto me impulsa a llevarlo al instante, a pesar de todo. Me giro para mirarlo y me maldigo mentalmente porque ahora mismo su culito sólo está cubierto por una tira de sábana, así que es bastante tentador.

-Mew ¿estás segura de que quieres bajar? -dice mientras mueve la sábana sin dejar de estar desnuda.

Este imbécil conoce bien mi debilidad.

-¡Golfo Kanawut, eres un demonio tentador! -susurro mientras me rindo, uniéndome a él de nuevo en la cama.

PON BUA

Entro en la sala de estar y sólo encuentro silencio. Así que me dirijo a la cocina donde se supone que Mew y Gulf están preparando el desayuno, pero tampoco encuentro a nadie allí.

-El golfo se sienta... ¡Te voy a preparar algo! dice Pon detrás de mí.

-Gracias, Pon. Espero que todo esté bien entre esos dos...-- susurro, volviéndome hacia las escaleras, mientras él empieza a trastear primero en la nevera y luego entre las ollas.

Pon es muy bueno cocinando, me ha mimado mucho estos meses.

Nos cuida muy bien a mí y al bebé y eso me encanta, pero hasta ahora no ha mostrado nada más que cariño hacia nosotros.

A veces parece querer llevar nuestra relación a otro nivel, le he pillado muchas veces mirándome los labios como si quisiera besarme.

Incluso ahora, por ejemplo, me encantaría acercarme a él y abrazarlo y besarlo, aunque sólo sea para agradecerle el desayuno.

Lo veo moverse por la cocina con ese cuerpo atlético que tiene y mi mente vuela a aquella vez que lo toqué.

-¡Créeme, a juzgar por el lío de esta noche, creo que está más que bien entre esos dos!-dice distrayéndome de mis pensamientos y con una sonrisa pegada a la cara.

-¡Pon! ¡Para que te oigan! -le regaño, sonriendo. Pero tiene razón porque yo también los escuché y en este momento, envidio bastante a esos dos. Pon mantiene las distancias cuando a mí, en cambio, me gustaría que me tocara.

"¡Bua, deja de fantasear así!"

--¡Tiene razón después de todo! Buenos días.-- estalla Mew a mis espaldas, distrayéndome de mis pensamientos.

-¡Mew! Discúlpelo... -Qué vergüenza que nos haya escuchado.

-¡No te preocupes! Soy yo el que debería disculparse, creo que anoche hicimos demasiado ruido--me dice, acercándose a mí.

Apoya una mano en mi hombro y, tras un cariñoso beso en la nuca, se sienta a mi lado.

--Phi...-- le dice Pon desconcertado por el gesto, colocando el cuchillo sobre la tabla de cortar en la que estaba trabajando.

-Dog. -Le digo, ocultando mi felicidad. Está celoso de cualquier atención que me presten Mew y Gulf.

La otra noche, por ejemplo, Gulf vino a traerme té y se sentó a mi lado en la cama de nuestra habitación, donde yo intentaba descansar. Me pidió que me tocara la barriga y mientras se lo permitía, Pon entró en la habitación.

Se veía a la legua que estaba molesto por ello y Gulf debió darse cuenta también porque desapareció poco después.

Y ahora aquí volvió a repetir el gesto pero esta vez con Mew.

-Tómalo con calma Pon, sabes muy bien que mis gustos son extremadamente diferentes. Y ella es, técnicamente, todavía mi esposa.-- concluye mientras veo que se enfada aún más.

-Mew, no creo que Golfo se ponga contento si te escucha. -Le digo tratando de defenderlo.

-¡Mejor ir con él ahora! -dice riendo después de robar dos tostadas que Pon acababa de hacer y dos vasos con zumo, dirigiéndose luego hacia su habitación.

POV GULF

Mew bajó a por algo de comer así que aprovecho y me relajo bajo el chorro de agua.

Esta noche me entregué a él como nunca antes, compensando todo el tiempo que estuve convaleciente.

Y a pesar de las protestas iniciales de Mew, finalmente salí ganando. Me hizo sentir viva y amada.

Terminé de enjuagarme y, una vez que me puse la bata, salí del baño y me reuní con él en su habitación, donde había preparado, en la mesita de noche, nuestro improvisado desayuno.

-Oye... ven a comer algo... -dice entregándome la tostada.

-Gracias.

-¿Cómo te sientes? -me pregunta.

--¡Me siento muy bien! Sólo tengo hambre... y entonces muerdo mi desayuno.

-¡Si quieres más, te haré más! -dice un poco aprensivo.

--¡Cálmate! Este brindis estará más que bien", concluyo.

Diez minutos más tarde termino de vestirme y, cuando estoy a punto de ponerme el reloj y los anillos, oigo sonar el interfono.

Miro a mi hombre, sorprendida.

-Las nueve... ¿quién puede ser a esta hora? -pregunto un Mew tan asombrado como yo.

-No sé, voy a ver... -susurra saliendo de la habitación, pero me uno a él.

Bajamos juntos a la sala de estar cogidos de la mano, sintiendo aprensión, y allí encontramos a Bua sentada en el sofá. En sus manos tiene unos papeles y Pon está arrodillado a sus pies mientras le acaricia los brazos, acunándolo.

--¿Bua? ¿Estás bien? ¿Qué pasa? le pregunto, soltando la mano de Mew y acercándome a ella.

-¿Bua? ¿Qué tienes en las manos? respondió Mew.

-Mew... -susurra mientras levanta sus brillantes ojos hacia él- ¡el divorcio ha llegado por fin! Susurra con una sonrisa, entregándole los papeles.

Sus lágrimas son entonces lágrimas de alivio.

--¡Me tenías preocupada! --la regaño un poco.

Mew coge los documentos y se gira sonriendo hacia mí.

-¡Por fin pudimos legalizar nuestra historia! -dice corriendo para abrazarme con fuerza.

-¡Mew si no aflojas te quedarás soltera antes de firmar! -le digo con dificultad.

-¡Pon, ahora seré una madre soltera!-- dice Bua un poco preocupada.

--No estarás sola, yo cuidaré de ti --le susurra, apretando sus manos.

Mientras tanto, Mew me suelta, coge el bolígrafo y, tras firmar, le entrega el documento a Bua, que a su vez lo firma.

Ambos se abrazan conmovidos, dándose cuenta de que son dos personas libres de los lazos del matrimonio.

Ahora nada puede dividirnos y nadie puede interponerse en nuestra felicidad.

Mew se gira para cogerme en brazos, haciéndome girar.

UNA SEMANA DESPUÉS

"¡Maldita sea Mew! ¿Dónde has ido?", pienso mientras entro en el salón.

-¿El golfo está bien? -Me pregunta Bua.

--¡No realmente! ¿Sabes algo de Mew? He intentado llamarle, pero no me contesta, le pregunto.

Lleva unos días actuando de forma extraña. Sé que está nervioso por algo que no quiere decirme, aunque le he pedido varias veces que me lo cuente, ¡pero nada! ¡Es tan terco como una mula! Y lo que es más preocupante, lo siento distante. Estos días apenas me ha tocado, incluso en la cama me ha dado a menudo la espalda. Eso no es propio de él, ¡maldita sea!

-Así que tenía que ver a alguien en la casa de campo. -me dice en voz baja.

-¿Quién? ¿Casa de campo? ¿Qué casita? -- Le pregunto confundido y su vergüenza no se me pasa por alto -- ¡Bua, habla! ¡Si sabes algo tienes que decírmelo! -pregunto desconcertada.

-¡Te lo dije! Todo lo que sé es que tuvo una reunión con alguien. Recibió una llamada e inmediatamente después pidió a Pon que le acompañara a la casa de su abuelo. Parecía nervioso, pero no puedo decir nada más. De todos modos, ¡seguro que se pondrá en contacto contigo en cuanto pueda!", me dice mientras se sienta en el sofá y se toca la barriga.

Cojo el teléfono y marco el número de Pon.

--¿Golfo? ¿Estás bien? Bua...-- responde al tercer timbre.

-¡Está bien! -le interrumpo- ¿Dónde estás? -le pregunto.

-A una cuadra de casa, tres minutos y estoy ahí, ¿qué pasa?

--¡Necesitamos hablar, apúrate! --termino cerrando el teléfono.

¡No me gusta esto! Mew nunca ha evitado mis llamadas y ahora desaparece sin avisar.

-¡No te estreses! Definitivamente, ¡hay una razón para ello! Mantén la calma, por favor, me dice mientras ignoro su consejo. ¡Estoy demasiado enfadada con el comportamiento de mi prometido!

"¡Pongo mi esperanza en que tengas las respuestas que necesito!", pienso para mí, paseando de un lado a otro del salón.

Unos minutos más tarde oigo el coche aparcado en el patio, así que salgo corriendo de la casa para encontrarme con él, agitadamente.

-¿Dónde está? -le pregunto, tratando de contener mi injustificada ira.

Sé que Mew me quiere y que nunca me traicionaría, pero este comportamiento no es propio de él. Tampoco es como todos ellos. Me están ocultando algo.

-¿Quién es? -pregunta al salir del coche.

Le agarro de la camisa y le doy un ligero tirón justo cuando oigo un grito de "ya está bien" procedente de la puerta. Un Bua enfadado está bajando lentamente las escaleras.

-¡Déjalo ir Golfo! ¿Qué te pasa? -pregunta mientras me agarra del brazo que sujeta a Pon por la solapa.

-¡Primero tienes que decirme dónde está Mew! -le insisto mientras me agarro a su camisa una vez más.

--¡Lo haré mejor! ¡Te llevaré allí para que dejes de meterte conmigo! ¡Y cabrear a Bua! -dice, soltándose de mi agarre.

--¡Iré contigo! --oigo decir a este último.

--¡No es necesario! ¡No quiero que presencies una pelea a puñetazos! -- digo, siguiendo a Pon que se puso al volante.

-¡Yo no pedía eso! -dice, adelantándose a mí y yendo a sentarse en el asiento delantero.

Sólo me queda entrar en el coche por la parte de atrás, rezando a todos los santos para encontrar a Mew y sobre todo para que tenga una razón válida para este comportamiento fuera de lo normal.

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