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Epílogo






Mingyu ajustó el lazo de su traje negro, asegurándose de que cada pliegue estuviera perfecto. Su figura alta y esbelta se ve imponente en el atuendo, con una chaqueta de corte preciso que resalta sus amplios hombros y una camisa blanca impecable que contrasta elegantemente. A su lado, Wonwoo luce igualmente impresionante en un traje azul marino que complementa su tono de piel. La chaqueta tiene un sutil brillo que capta la luz, y los botones plateados añaden un toque de sofisticación.

Sooyoun, el pequeño hijo de Wonwoo, esta encantador en su trajesito azul pastel. La chaqueta tiene un diseño clásico con pequeños detalles bordados en los puños y el cuello, y su corbatita combina perfectamente con el conjunto. Los zapatos negros pulidos completan su atuendo, y su mirada curiosa refleja la emoción de la noche.

Al bajar del lujoso vehículo de Mingyu, un sedán negro brillante, se adentraron en el majestuoso salón de fiestas. Las puertas doradas se abrieron para revelar una decoración que parece sacada de un cuento de hadas.

El techo esta adornado con una cascada de luces colgantes, creando un cielo estrellado dentro del recinto. Guirnaldas de flores frescas, en tonos de blanco, rosa y lavanda, cuelgan de los arcos y pilares, llenando el aire con un aroma dulce y embriagador. Las mesas están vestidas con manteles de terciopelo color marfil, sobre los cuales se encuentran centros de mesa exuberantes con flores exóticas y candelabros dorados.

El ambiente esta lleno de elegancia y alegría. Los invitados, todos vestidos con atuendos formales y sofisticados, charlan animadamente mientras disfrutan de aperitivos servidos en bandejas de plata. Los camareros, vestidos con uniformes impecables, se mueven con gracia entre los presentes, ofreciendo copas de champagne burbujeante.

En el centro de la sala, Jun y Minghao, los reyes de la fiesta, captan todas las miradas. Jun luce un traje aterciopelado de color esmeralda, con un corte moderno y detalles bordados a mano (por su ahora, prometido) en tonos dorados. Su sonrisa radiante refleja su felicidad y orgullo. A su lado, Minghao lleva un traje igualmente llamativo, de terciopelo azul zafiro, con detalles plateados que brillan bajo las luces.

Mingyu, y Wonwoo tomando de la manita de Sooyoung, se acercaron a felicitar a los novios. La calidez de la reunión y la belleza del entorno hicieron de esa noche una celebración inolvidable. ¿Quién diría que aquel par de tontitos resultarán ser más románticos de lo esperado?

—Wonwoo, que lindo estás —Minghao ahora de pelo rubio teñido sonrió al instante —¿Y este pequeño príncipe? —su mirada se derritió de amor al ver el bebesito.

—Saluda, Sooyoungie a Tío Hao —acercó al menor quien con timidez, extendió su manita como un pequeño hombre.

—Hola, Tío Min.

—Ay... —se derritió de amor, saludándole con la mano, termina cargándolo entre sus brazos para robarle besitos.

—Esta muy bonito todo, felicidades —dijo con honestidad Jeon.

—¿Quién diría que Jun sería un romántico emprendido? —Mingyu arrojó con broma.

El moreno se cruzó de brazos orgulloso —La verdad no me importaba hacerlo en la casa pero Minnie quería algo más especial, él con Jeonghan decoraron el lugar junto a la diseñadora.

—Jeonghan la volvió loca —se ríe el otro chino al recordar los últimos días. Su querido amigo por buscar la total perfección para su día, ordenó a la señora con miles de cosas y cientos de cambios que hicieron dar vueltas una y otra vez a la pobre. Pero al final todo tuvo un muy buen resultado y está agradecido.

—¿Y para cuándo la confirmación? —Jun le cuestiona a la parejita.

—Pronto —Kim esbozó una sonrisilla, como si ya tuviera algo entre manos. —La semana que viene Wonwoo será un hombre tomado.

El mencionado se ruborizó al instante —¿C-Cómo?

En eso, el chillido agudo de un ser detrás de su espalda los sobresaltó. Es Jeonghan con su larga cabellera rubia cayendo en suaves ondas sobre sus hombros. Su traje, rosa pastel, confeccionado con un tejido ligero y delicado, tiene un corte impecable que acentuaba su figura esbelta. Los detalles del traje, como los bordados en forma de alas en la espalda y los botones perlados, le dan un aire etéreo y celestial, cual ángel.

A su lado, Joshua luce un traje negro clásico que irradia sofisticación y elegancia. Su chaqueta, de un negro profundo, tiene un corte ajustado que destacaba su postura erguida y confiada, junto a una su corbata negra añade un toque de formalidad. Joshua y Jeonghan, tienen estilos tan contrarios pero que por alguna razón, se ven bien juntos.

Mingyu y Wonwoo, con Sooyoung se la mano, se acercaron a saludar a ambos.

El rubio antes que nada, corrió hacia el pequeño y lo alzó con fuerza, dando vueltas y besitos.

—¡Esta muy lindo, adorable! ¡Hermoso! —exclama encantado, casi maniático, por la belleza de Hoshi quien ya empezó a mirar a su Tío lindo con rareza.

—Un día de estos me va a cambiar —jugó Wonwoo.

—Dale un hijo, ¿No ves que está desesperado?—Mingyu atacó entre broma al Director Hong.

—Estamos en eso, lo intentamos con todas nuestras fuerzas —contestó con el mismo tono, tal vez un poco más pícaro —Pero la naturaleza no está ayudando.

—No me interesaba saber esto —Mingyu parece traumado.

—¡Deja de darme besitos! —se quejó Hoshi del rubio quien lo mira con brillantes ojos adorables.

—¡Pero si eres muy lindo!

—Lo atocigas, déjalo —ríe Wonwoo, está acostumbrado al amor un tanto excesivo del mayor. Intentó quitárselo pero se lo negó.

—Entontes... Mm... —el pequeño puso su dedito  en su barbilla mostrándose pensativo —Le voy a cobab —si, su brillante idea infantil —diez dolales por bebito.

—¿¡Tan caro!? —dramatizó —¿Y no me das una rebaja?

—No —nego duro cruzándose de brazos.

—Pequeña, pequeñita.

—Ocho dólales.

—Mente en grande, saldrá administrador como sus padres —alagó Mingyu.

En la majestuosa entrada principal, se asoma una pareja. Un jovencito de cabellos castaños perfectamente arreglados. Lee Chan con su inconfundible energía juvenil, avanza con un traje de color beige claro que complementa perfectamente su tono de piel. El traje, de un corte moderno y elegante, tiene detalles sutiles en los puños y en el borde de la chaqueta, dándole un toque distintivo.

A su lado, Seokmin brilla en un traje de color vino tinto. La elección de color realza su calidez natural y su carisma. La tela, ligeramente brillante, captura las luces del salón, haciendo que destacara aún más. La chaqueta ajustada y los pantalones de corte perfecto completan su aspecto sofisticado y moderno. No es su estilo vestir algo así, pero fue el menor quien se lo eligió.

—Woah, que lindo —Lee mira con absoluto asombro el lugar. Sus ojitos brillan de admiración.

—Cierra la boca que entran moscas —el Supervisor, posó la palma de su mano justo debajo de la linda y delineada del menor para cerrarle los labios.

Chan solo sonríe avergonzado —V-Vamos a ir a ver —se enrolló al brazo del mayor y se lo llevó consigo.

El ambiente es muy lindo, ameno y divertido. Con todos juntos, la energía del grupo aumentó, llenando el salón con risas y conversaciones animadas. Hay amigos y familiares.

Mingyu, con sus mejillas ligeramente sonrojadas debido al alcohol, se levanta y sostiene una copa de vino mientras que su mano libre carga al pequeño Sooyoung que levanta su juguito de fresa —¡Un brindis por mi bebé Hoshi!

—¡Si!

Wonwoo niega para si mismo. El moreno está tomándose muy en serio el disfrutar de la fiesta. Se levantó e intenta bajarlo —¿Brindis por qué? Déjalo y siéntate.

—¡Porque aún no hemos roto nada! —festejó.

—¡Yo brindo por Mingyu! —alzó la copa Seungcheol —¡Luego de años con un amor desesperado por fin le prestaron atención!

—¡Oye, no me insultes!



—¡Muevete, quiero una foto! —Jeonghan jalonea a Joshua quien se encuentra metiéndose el último dulce a la boca.

—Voy, voy —alcanzó a tomar una servilleta y se dejó arrastrar por el menor.

Llegaron justo al lado de los prometidos, quienes se encuentran tomándose fotos junto a los invitados. Han consiguió justo un buen momento donde no hay nadie, se posa justo al lado de su querido amigo, ahora también rubio.

—A la cuenta de uno... —inicia el fotógrafo.

—Espere, espere, déjeme arreglarme bien —interrumpió Lee, acomodándose su precioso pelo a la perfección, siendo muy delicado en el trabajo.

—No es una sesión de moda, solo sonríe y listo —Jeonghan fulminó con la mirada a su novio.












La noche sigue pasando, llenándose de música y diversión para los presentes. Wonwoo sonríe y es feliz, encantado con la vida que tiene. No es perfecta y está llena de problemas y cicatrices que siguen curándose, pero es feliz.

Todo comenzó a cambiar cuando conoció a Mingyu. Sus amigos y su amor, ellos no solo la aceptaron por quien era sino, que lo impulsaron a ver la belleza y la fuerza que yace en su interior. Por años deseó ser amado por la individuo incorrecto, buscando la calidez y el amor por personas que no lo valoraron.

Pensó sobre los años de dolor, sobre las veces que había deseado ser otra persona, sobre las injusticias que había soportado en silencio. Pero también pensó sobre el amor que había encontrado en la amistad, sobre la fuerza que había descubierto en su interior y sobre la decisión irrevocable de no permitir nunca más que las opiniones de otros definieran su valor.
Aunque la tormenta había sido feroz, la luz que vino después fue más brillante y hermosa de lo que jamás había imaginado.

—Te amo, mi Woonie —murmura entre adorables balbuceos el moreno, con sus ojos entrecerrado y adormilados, acurrucando su cabeza en el delgado hombro de su acompañante. Frunce los labios y se pega todo lo que puede. —Te amo mucho, muchito —casi parece lloriquear. Es cierto, sufrió mucho esperándolo.

—Yo también me amo —contestó de forma suavemente, sintiéndose muy bien al decirlo en voz alta.

Y es que, el verdadero paso para sentirse amado, es amarse a si mismo primero.

Ah... Así no es —niega quejoso.

El menor alza su mano y acaricia los cabellos revoltosos del mayor. Llegó impecable en su traje, como todo un hombre sexy, dominante y fuerte pero ahora borracho, se volvió en un pegoste, igual a una bola de arroz con músculos. Rió de solo pensarlo. Mingyu en realidad, es muy multifacético.

—Yo también te amo —susurró bajito y depositó un suave beso en la frente del alto, el cual sonrió de inmediato.

Y este, no es el final de su historia llena de lucha, sino sobre el comienzo de una vida plena, con amor propio, justicia y la inquebrantable certeza de que nunca más permitirá que las injusticias silenciaran su voz.

Amarse cada instante de su vida, es el secreto de la felicidad.






🥺❤️



Gracias a todos los que llegaron hasta aquí, ¡Nos leemos en otras historias!





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