Capítulo uno - (La fiesta del rey)
Los rayos del sol y los gritos de mi madre me despertaron.
—Despierten dormilonas—otro grito más.
—Por qué nos despiertas tan temprano— dijo Melody con fastidio.
Melody es mi hermana menor, es una chica muy hermosa de ojos almendrados, cuerpo definido, valiente y fuerte, una orgullosa beta.
—Hoy es el baile, tienen que probarse los vestidos.
Me hice la que no escuchó y agarré más mis cómodas sabanas.
—Aria tienes que preparar el desayuno y ayudar a tus hermanas.
Yo siempre era la que preparaba el desayuno en la casa, me encargaba de mantenerla limpia y recogida, esa es siempre mi rutina diaria. Mis hermanas asisten al instituto del pueblo, mi madre trabaja en una tienda y mi padre tiene el puesto de Beta de una de las manadas vecinas.
Si, sé que es ilógico que sigamos perteneciendo a esta manada si mi padre es el beta de la otra, pero el problema está en mí, yo soy una omega por lo que mi familia vive oculta en el bosque. Nos ocultamos porque las omegas desde que nacemos tenemos el privilegio según muchas personas de satisfacer y dar las crías más fuertes y saludables, normalmente las lobas normales pueden tener un cachorro o dos como máximo pero las omegas podemos quedar en cinta hasta cinco veces.
Mi mamá está emocionada porque en ese baile mis hermanas tienen posibilidad de encontrar a su pareja destinada, su mate.
Melissa a esperado por este momento desde que era pequeña, ese baile es la coronación del nuevo rey Alpha constituye en que todas las doncellas y señoritas que aún no han encontrado a su destinado asistan.
—¿Ya llegó la invitación mamá?—preguntó Melody incorporándose en la cama.
—Aún no ha llegado, deben estar al traerla.
—¿Y si no encuentran la casa?
—A pesar de lo alejadas que vivimos están en el listado así que obligatoriamente tiene que llegar.
Froté mis ojos con mi mano tratando de espantar el sueño.
—No demores más Aria—regañó mi mamá al notar que no me había levantado.
Seguí su orden y me vestí de manera apresurada, me coloqué uno de mis vestidos antiguos y recogí mi rojizo cabello en una cola con un pequeño lazo blanco.
Preparé un zumo de piña y tostadas con mantequilla para desayunar.
Sentí unos toques en la puerta y rápidamente oculté mi olor. Mi mamá salió y me miró preguntándome con los ojos si ya había ocultado mi olor y yo asentí en respuesta.
—Buenos días, esta es la invitación enviada por el próximo rey para el baile, recordarle que tienen que asistir todas las señoritas.
—Por supuesto, mis dos hijas estarán allí—respondió alegre mi mamá.
—Aquí dice que son tres.
—Será un error, yo tengo dos—respondió nerviosa mi madre.
—En la lista están las señoritas Melody, Melissa y Aria.
¿Cómo saben que vivo aquí?
—Seguro que no está confundido—volvió a preguntar mi madre.
—No señora, y con todo respeto le aconsejo que asista porque la que no asista a la fiesta y esté en el listado será castigada tanto ella como su familia—respondió el guardia de manera seria.
Mi mamá asintió suspirando y los hombres se despidieron.
—Creo que ni tu papá podrá salvarte de esta—advirtió.
Madie en realidad no es mi madre, esta es una familia que me adoptó cuando era una bebé. Mi padre es mi defensor y el que siempre ha luchado por mi bienestar, mi supuesta madre solo respeta cada decisión de mi papá, por eso no le ha quedado de otra que tratar de fingir un amor maternal hacia mí.
Yo siempre he vivido con reglas.
Número uno… no salir de la casa.
Número dos… ocultar siempre mi aroma para las visitas.
Número tres… aceptar todas las ordenes de Madie.
Número cuatro… huir si algún día encuentro mi pareja destinada.
Esas eran las condiciones que había impuesto mi padre, siempre me ha dicho que eso es lo que quiere que haga como recompensa por haberme adoptado y cuidado.
Luego de hacer los deberes de siempre sentí como me llamaban desde la habitación de Melissa.
Al acercarme observé a las tres mujeres moviéndose de un lado a otro, vestidos, maquillaje, zapatos, joyas, y muchas cosas más estaban probándose por todas partes.
—Ayuda a tu hermana a lacear su cabello—ordenó mi madre.
Hice caso omiso a su orden, unas horas después ya las dos estaban arregladas para el baile.
—Bien, ahora ponte algo decente—dijo Madie aplicando rímel en su rostro.
Llegué a la habitación que comparto con Melody y rebusqué entre mis cajones algún vestido moderno, encontré uno blanco de tirantes muy bonito, dejé mi cabello suelto haciendo lucir sus rulos y precioso color rojo.
Me coloqué lentes de contacto amarillos ocultando mis preciosos ojos esmeralda, tenía que parecer de la familia del prestigioso Beta.
Sentí la puerta principal ser abierta y bajé a saludar a mi padre.
—Bienvenido papá—saludé dando un beso en su mejilla.
—¿Por qué estas así vestida?—preguntó extrañado.
—Tiene que ir al baile porque está en la lista y pueden castigar a la familia si no va—respondió mi mamá.
—Recuerda las reglas Aria—pidió mi papá con mirada preocupada.
—Las seguiré todas papá.
—¿Cuándo nos vamos?—preguntó Melody.
—Ahora, se nos hace tarde.
Melissa lleva un vestido morado hermoso y de telas finas, Melody lleva uno azul celeste con un escote abierto en la espalda.
Nos montamos en el carro de mi padre atravesando en bosque para coger la carretera de la manada.
Este era uno de esos días en los que me siento ansiosa y nerviosa. He visto pocas personas en mi vida, que yo recuerde solo mi familia, primos y el profesor de piano que nos daba clases a mis hermanas y a mí de pequeñas.
—Llegamos—informó papá.
Inmediatamente mi mirada recorrió todo el lugar, estamos de frente a una gran mansión, tiene luces por todos lados.
—¿Ya escondiste tu aroma mi niña?—preguntó mi papá.
Asentí en modo de respuesta.
Nos adentramos al lugar y todos pasaban por donde estaba la familia real antes de entrar para saludar.
Primero observé a la Luna, una hermosa mujer de cabello negro como la noche y ojos amarillos, detrás de ella estaba el Rey, un hombre alto y esbelto de postura fina y elegante, a su lado estaba la princesa Mía y su hermano Evans, solo falta el Alpha que coronarán hoy como rey.
Mi familia saludó con una reverencia y pasamos al gran salón. Un lugar lleno de personas y entonces mi mirada se cruzó con un chico que llevaba una copa de vino en la mano, tenía el cabello negro y los ojos amarillos como los de la Luna, cuando su mirada conectó con la mía sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo haciéndome estremecer.
Un delicioso olor se filtró por mi delicado olfato, lavanda con menta.
¿Ese chico es mi mate?—interrogué en mi mente.
Me alejé a donde está mi familia cumpliendo la cuarta regla de mi padre. Que mate más guapo me tocó y no puedo ni acercarme.
De pronto apagaron las luces y el rey subió al escenario llamando a su hijo.
Entonces pasó, el chico que se supone sea mi mate subió al escenario con los aplausos de todas las manadas, una sonrisa genuina era la que traía en su rostro.
Salí corriendo disimuladamente hasta el baño. No puedo pasar y presentarme delante de él o sabrá que soy su mate.
¿Por qué diosa luna?
Yo solo soy una omega, no soy digna del puesto de luna.
Una lágrima rodó por mi mejilla del dolor plasmado en mi pecho mientras me alejaba.
Está será una larga noche...
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Nota:
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Besitos❤😎🌟
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