Blue Moon
El camino de regreso estuvo lleno de preguntas por parte de las otras cinco chicas, donde una eufórica vampira y una ahora vestida loba intentaban ponerse de acuerdo en como responder, la narrativa de la loba abarcaba desde el momento en que había saltado al río tras la pelinegra hasta el momento en que ella había despertado, de ahí en adelante la historia la contó la vampira; desde su confusión por lo que había sucedido hasta la preocupación por el deplorable estado de la peliplata, todos los ojos saltaron sobre ella llenos de curiosidad y asombro al momento de contar su encuentro con la sirena y la laguna que mágicamente sanó a la loba, para luego las menores del clan vampiro poner expresión de asco al momento en que se dio a conocer que la peliplata anduvo marcando territorio, aunque la líder del clan la felicitó por haber marcado la ubicación de tal laguna. Al volver al clan la loba de cabello morado se despidió, ahora que era de su conocimiento que su novia estaba bien debía ayudar a su familia a arreglar el caos que había en su casa. Todos ayudaban a todos, desde acomodar el desorden en las cabañas hasta mover los pesados troncos que la tormenta había hecho caer, por suerte ninguna casa fue destrozada y ninguna familia sufrió daños graves.
Al llegar a la casa del trío lobo, la vampira castaña había hecho conocer en privado a la líder del clan lo que había escuchado esa noche, refiriéndose a los disparos, la pelinegra se había quedado pensando unos momentos para luego responder que era algo que solucionaría luego ya que su prioridad en ese momento era asegurarse que cada miembro del clan tuviera donde pasar la noche y que sus estómagos estuviesen llenos.
Desafortunadamente para las vampiras, al revisar sus teléfonos encontraron una enorme cantidad de mensajes y llamadas de su madre, sabían que estaban en grandes problemas. Para su suerte las chicas lobo les prestaron otro cambio de ropa, ya que por obvias razones no podían presentarse en su casa en ese estado. Antes de irse la loba más alta detuvo a la princesa.
- Hey - Llamó su atención antes que se alejara más. - Quizás no lo recuerdes pero, dije que te daría uno - Levantó suavemente su mano mostrando un hermoso y bien cuidado libro, con unos grabados excepcionales a la vista, un libro bastante grueso a decir verdad.
- El diccionario, claro que lo recuerdo. - Respondió la pelinegra sonriendo ligeramente que ahora tenía el -pesado- libro entre sus manos. - Jamás pensé que un diccionario fuera tan hermoso - Comentó en voz baja acariciando el relieve de la tapa gruesa del libro.
- Es una edición muy rara y valiosa, solo hay diez de su tipo en el mundo; son una serie de cinco pero solo he podido conseguir dos de ellos, este es mi favorito. - Contó la las alta. - Sus ilustraciones son pintadas a mano - Resalto abriendolo en una página específica donde se mostraba a un hermoso lobo rubio en todo su esplendor. - Lo que más me gusta de el, es que habla de licántropos y muchas otras especies "místicas", también tiene hermosas historias, leyendas y supuestas profecías, aunque no he leído todas ellas; es mucho más que un simple diccionario. Cada libro contiene ilustraciones e historias diferentes - Contó con un disimulado brillo de adoración en los ojos. - Bueno, además de contener palabras que son únicas en otros idiomas y no tienen traducción, pero tienen hermosos significados. -
- Es... Woah, realmente no tengo palabras, es demasiado como para aceptarlo. - Habló la pelinegra algo apenada.
- Es el que más leo, he marcado las palabras que te he mencionado en el pasado y otras que quizás te llamen la atención. - Explicó señalando unos finos marcadores de aluminio que se notaban a travez de las hojas unidas. - Te prestaré este el tiempo que gustes, aunque compré uno para ti por internet, solo que aún no ha llegado. Llegan a otro pueblo un poco más lejos ya que a este por obvias razones no puedo ir. - Explico.
- MinJi, mamá está llamando de nuevo, apresurate. - Habló la castaña a unos metros de ellas.
- Realmente gracias por este gesto - Decía con dulzura la pelinegra. - Sacaré provecho de él - Señaló el libro con una honesta sonrisa. - Me tengo que ir. - Volteó a ver a sus menores que le hacían señas de que era hora de irse.
- Me disculpo por no poder acompañarlas. -
- Debes ayudar aquí, no te preocupes. Creo que demostré que me puedo cuidar sola, a mi y a mis hermanas. - La peliplata respondió con un suave gruñido. - Nos vemos luego. - Acaricio suavemente la mejilla de la alta por unos segundos antes de irse con el otro par. La peliplata se había quedado petrificada en su lugar luego de aquel gesto, confundida por la acción de la chica, pero aún más por el hecho de que a ella no le había molestado aquel corto y suave contacto.
- YooHyeon - La voz de su mayor sonó a sus espaldas - Necesito tu ayuda. - Avisó la castaña.
El camino de regreso a casa para las princesas pareció haber sido más largo de lo usual, y como no, con lo furiosa que estaría su madre ninguna quería volver. Sin embargo, al estar frente a la puerta de entrada que fue abierta abruptamente cuando ellas siquiera llegaron a la entrada, donde estaba su madre viéndolas con notable desaprobación y enojo, las piernas del trío flaquearon al ser consciente que no había vuelta atrás.
- Arriba. Ahora. - Fue lo único que pronunció la mayor comenzando a subir las escaleras siendo seguida por sus hijas.
- Madre... - Comenzó a explicarse la castaña.
- Silencio. - Dijo firme la reina. - Adentro. - Abrió la puerta de la habitación de MinJi, abriendo paso para que el trío entrara.
Ya estado las cuatro dentro la reina cerró la puerta detrás suyo.
- ¿Se puede saber donde estaban? - Regañó intentando sonar lo más serena posible, pero por lo contrario para sus tres hijas se veía como si escupiese fuego.
- En casa de Rosé... - Intento explicarse la hermana mayor.
- Deja de mentirme MinJi, sé muy bien que no estaban con Lisa y Rosé. - Contraatacó. - Sé que cuando dicen estar con ellas se van a quien sabe donde y ni siquiera se dignan a contestar el teléfono. - Ahora si dejó salir la verdadera furia.
- Mami... - Habló la menor colocando sus mejores ojos de perrito.
- Nada de eso Lee GaHyeon. - Advirtió su madre, cortando todo intento clemencia.
La madre de las princesas comenzó a caminar de un lado a otro mientras la pelinegra mayor colocaba con disimulo el libro que cargaba en su escritorio.
- ¿Por qué no confían en mí? - Habló nuevamente un poco más calmada.
- Madre... no es que no confiemos en ti. - Explicó la mayor haciendo frente. - Es solo que... - La chica no encontraba palabras para explicar.
- Es solo que tienes que confiar en nosotras también - Completó la menor. - No hacemos nada malo si eso es lo que te preocupa. -
- Soy su madre, y necesito saber si están bien. - Se quejó nuevamente. - Me preocupa que desaparezcan tanto tiempo, sin darme señales de su existencia, que vuelvan a las horas que se les plazcan acompañadas de desconocidos. - Esta última revelación tomó por sorpresa a las princesas.
- ¿De qué hablas madre? - Se atrevió a preguntar la menor.
- MinJi. - Oír su nombre salir de los labios de su madre hizo que una corriente eléctrica recorriera su columna.
- N-no sé de qué hablas... - Estaba jodida, sabía que estaba jodida. Un mareo intenso llegó a su cabeza al recordar el poder vampiro de su madre, y se esforzó de sobremanera al intentar recordar lo que ella y YooHyeon habían hablado esa noche.
- ¿Entonces vas a negar, que hace unas noches una persona te acompañó hasta acá? - Se acercó cuidadosamente a su hija.
- Madre... -
El otro par vampiro observaba con detenimiento la escena.
- ¿Quien era esa persona, MinJi? - Preguntó la reina. - Lamentablemente venían de manera muy silenciosa. - Eso hizo que los sentidos de MinJi saltarán de alegría, su madre no tenía nada más allá de ella y un extraño acompañándola hasta las distancias de su casa.
- Era un amigo, madre. - Bien, ahora tenía que inventarse algo. - Me acompañó porque ya era muy tarde, le pedí ayuda con unas cosas. -
- MinJi, hija... Jamás has sabido mentir. - Acarició el cabello de su hija mayor. - ¿Es que acaso estás enamorada? ¿Tienes algún novio de que no quieres que tu padre se entere? -
- ¡Madre! - Gritó avergonzada - ¡Claro que no! Solo... por favor, confía en mí, en nosotras - Miró a sus hermanas. - Eres nuestra madre, y confiamos muchísimo en ti, pero hay cosas que sentimos más privadas, sabes... - Intentó explicarse.
La reina soltó un suspiro resignado, era consciente que no dirían ni una palabra.
- Quizás algún día podamos hablar de eso. - Tranquilizó la menor de sus hijas.
- Bien. - Asintió suavemente. - Pero prometan que jamás volverán a dejar sus teléfonos, necesito mantenerme en contacto con ustedes cuando salgan. - Advirtió. - Ustedes tres son lo más importante en mi vida. -
- Lo sabemos madre, te amamos. - Habló la castaña.
Las princesas se reunieron en un suave abrazo alrededor de su madre. La pelinegra se sentía mucho más tranquila, había dispersado las sospechas de su madre, a lo que ahora pensaba que YooHyeon era hombre. Mierda, ahora rondaba en su cabeza como carajos su madre no vio el cabello de la loba si prácticamente era iluminado con la luz de la luna, por primera vez agradeció la mala visión de su madre.
Lo siguiente que pasó, fue una larga tarde de clases con su abuela, ya que además de clases de modales, recibían todas las clases que supuestamente deberían recibir en los institutos o universidades; no era nada agradable. Tras un largo día, al fin cada chica se encontraba en su respectiva habitación, la menor de ellas ya durmiendo, la del medio dándose un baño, y la mayor poniéndose ropa de dormir.
MinJi tomó el hermoso libro que había dejado sobre su escritorio, acariciando nuevamente el relieve de su portada. Sonrió involuntariamente. Comenzó a ojear algunas páginas, admirando la escritura y los hermosos detalles de las hojas, hasta que se decidió a ver algunas de las palabras que había marcado la loba. Eligió un marcador al azar y abrió el libro.
"Bonhomía: afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento."
Sin darse cuenta ya una enorme sonrisa se mostraba en su rostro al recordar el momento en que la peliplata había pronunciado aquella palabra.
- ¿No sabes qué significa?. –
- Si te lo pregunto es porque no... - Respondió incrédula la princesa.
- Necesitas leer un diccionario. – Aconsejó la peliplata.
La mayor no dijo palabra, ¿acaso era una manera de llamarla tonta?.
- Tu personalidad es bonhomía. – Volvió a comentar con una de sus palabras raras la menor.
- ¿Qué me quieres decir con eso? – Cuestionó la vampira creyendo que la loba le decía algo malo.
¿Cómo pudo pensar que aquella dulce palabra podría significar algo malo?. ¿La menor le había hecho un cumplido? Muy a su manera, pero sentía que era así.
Esa noche se durmió pensando en todo lo que había pasado, primero la "aventura" del río, a pesar de ser una situación complicada, los momentos que estuvo con la peliplata la había hecho sentir bien; y luego el dulce gesto de la chica, acordarse de eso luego de tanto tiempo, de tomarse la molestia de marcar las palabras, hizo sentir bien a la pelinegra; la princesa aún no podía quitar de su mente la calidad sensación de la mejilla de la otra, tan suave, un poco sonrojada por la ardua caminata, desprendiendo ese ligero calor, y ni mencionar el aroma de la chica. Si, MinJi estaba jodida, la loba le gustaba muchísimo. Todo de ella le encantaba, su cabello, su voz, su sonrisa que aunque haya visto por tampoco tiempo jamas la olvidaría, sus manos, sus modales, incluso su altanería, porque sabía que bajo toda esa fachada de chica mala e intimidante se encontraba un dulce y tierno cachorro.
Pasaron al menos diez días, los cuales las princesas habían pasado castigadas por su madre. Prohibido salir, prohibido que sus amigas las visitaran, tareas extras, clases de modales extras, lo peor de lo peor. Pero al fin podían salir.
Luego de una cálida mañana reunidas con sus amigas, las princesas se dirigían con discreción al territorio lobo. Se sentían ansiosas de volver allí.
Al llegar al clan lo primero que notaron era que no había ni un alma caminando por el lugar, quizás todos estarían en sus casas, pero era de extrañar porque siempre había personas fuera, ya sea jugando o trabajando en cualquier cosa.
Al llegar a su destino tocaron la puerta de entrada y pasaron unos segundos antes que una hermosa loba castaña les abriera.
- Hola Handong - Se aventuró la más joven.
- Oh, Hola GaHyeon, hola chicas - Saludó cortésmente.
- No es por nada, ¿pero por qué este lugar parece un cementerio? - Preguntó Siyeon viendo su alrededor.
- Es algo difícil de explicar, pasen. SuA está cocinando. - Ofreció la loba. - Llegaron justo a tiempo para la merienda. -
Las chicas se adentraron a la hermosa casa siguiendo a la castaña a la cocina.
- SuA, hay visitas - Presentó a su hermana.
La pelinegra usaba un conjunto deportivo color negro, con un suéter corto que dejaba ver su abdomen. Hizo un suave contacto visual con cada una de las recién llegadas antes de hablar.
- Bienvenidas, siéntense, ya casi termino. -
La loba estaba preparando una variada ensalada de frutas y granola.
- Handong, ¿podrías decirle a YooHyeon que baje? Por favor. - Pidió amablemente a su menor a lo que esta asintió antes de salir de la cocina.
- ¿Necesitas ayuda? - Se ofreció la castaña acercándose a la loba, que para su sorpresa se alejó al notar la próxima cercanía de la vampira, negó suavemente con la cabeza asegurando que no necesitaba ayuda. La vampira tomó asiento nuevamente.
- ¿Donde están todos? Cuando veníamos no logramos ver a nadie... - Se atrevió a hablar la menor.
- Hoy es día de luna azul. - Explicó como si las otras supieran de que hablaba. - Todos han estado encerrados desde ayer. -
- ¿Luna azul? - Preguntó la hermana mayor del trío.
- ¿No saben lo que es? -
- Osea, si la hemos visto, creo que es un fenómeno muy raro... pero no entendemos a que te refieres. - Habló la castaña.
- La luna azul afecta de cierta manera a los lobos - Comenzó - A nuestras hormonas. - Suspiro suavemente - Para nuestros ancestros la luna azul era parte de un ritual de apareamiento por el efecto que provoca en nosotros, con el fin de tener crías, se apareaban con otros lobos sin importar que no fueran sus parejas... Esto nos afecta desde nuestra adolescencia en adelante; sin embargo con el paso del tiempo dejó de usarse la luna azul para intentar concebir, sino que ahora en cualquier momento del año podrían intentar tener un cachorro aunque no hubiera luna azul. - Continuó - Ya saben, eran métodos antiguos, más salvajes por así decirlo. Aunque en algunas tribus lejanas siguen utilizandolos, en este clan no. Pero aunque no usemos esos métodos, la luna sigue teniendo ese efecto en nosotros, por eso todos nos encerramos para evitar hacer tonterías o actuar de formas que no deberíamos - Aclaró - De hecho, nosotros ya ni siquiera usamos los torpes métodos de alfa, omega o beta para emparejarnos, mientras haya amor cada quien puede estar con quien quiera. -
- Entonces... ¿todos están encerrados porque andan de calenturientos? - Habló la castaña.
La loba volteó por un momento para mirar a la castaña. - Se podría decir que si. - Le respondió, volviendo a concentrarse en cortar las frutas.
- ¿Tú... eres omega? - Preguntó la mayor.
- Yo soy alfa, Handong es beta y YooHyeon es alfa. - Respondió. - Pero como ya dije, nosotros ya no nos guiamos por eso. -
La princesa castaña iba a volver a preguntar algo pero fue interrumpida, decidió que era mejor preguntarlo en privado a la pelinegra después.
- ¡Maldita sea YooHyeon! - Se escuchó un grito desde el piso de arriba. - ¡Es la segunda vez hoy! - La voz ahora sonaba desde las escaleras. Todos se quedaron viendo a la castaña loba cuando entró a la cocina. Al parecer le vio intensiones a su mayor de preguntar que había sucedido así que se adelantó levantando la mano para evitar que hablara. - Situación incómoda. - Dijo solamente para tomar asiento.
Momentos después llegó la alta peliplata, vistiendo tan solo un enorme suéter que le llegaba un poco más arriba de la mitad del muslo.
- Dime que tienes ropa en la parte de abajo. - Amenazó la loba pelinegra sirviendo los platos.
- Tengo boxers - Dijo solamente.
- Lávate las manos, cochina. - Atacó Handong.
La peliplata hizo caso y luego se sentó en un lugar libre del comedor. Observó por unos segundos a las invitadas antes de saludar.
- Hola. - Fue lo único que dijo.
- Hola - Usando su usual tono dulce y suave de voz le contestó la princesa mayor con una tierna sonrisa, que causó en la loba una ligera corriente de frio corriendo por su espalda que por suerte lo disimuló muy bien.
- YooHyeon ponte unos pantalones. - Le amenazó su mayor.
- Luego, tengo hambre. - Bufo.
- No tienes vergüenza. - Respondió negando con la cabeza poniendo su plato delante de ella.
Ahora que la princesa pelinegra lo pensaba, quizás no era buen momento para hablar de su extenuante viaje de busqueda y aprendimiento de palabras con la peliplata. Estaba segura que la tensión en el aire era palpable, así que simplemente se dedicó de disfrutar de la deliciosa ensalada preparada por la líder lobo mientras era observadora del regaño que la pelinegra le daba a su menor sobre su mala maña de siempre andar en ropa interior, a lo que la otra solo le respondía que estaba en su casa; intentaba mantener la compostura, pero era realmente muy difícil no querer reírse de la situación, cierta pelinegra apuntándole a su hermana con un tenedor no ayudaba mucho. Al parecer el tener todas esas hormonas enfrascadas daba un cierto toque de mal humor a algunas personas.
Holisss!!
Nos vemos de nuevo :D
3000 palabras
Esta vez no tarde tanto lol
Espero que les guste este cap, espero poner algo un poco más interesante en el siguiente, quizás un poco de drama o algo. Aún estoy escribiendo el siguiente cap en mi mente.
Perdón si hay errores :c
Diganme que les pareció el cap :3
Pero sobretodo
¿que les pareció la nueva portada? 7w7
Espero volver pronto, cuídense!
-Z
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