Capítulo 36: Información.
Capítulo especial.
10 de Noviembre, 2011.
Andrew.
Está será mi vida nuevamente, la esposa de papá siendo una puta con el jardinero, él haciendo mierdas por ahí y yo teniendo una cita con Melody y su familia.
— ¿Estas bien? —Melody posa una mano en mi muslo, no pienso dos veces antes de retirarla.
Hace unos días me beso y me tomo por sorpresa, lo que me hizo tardar un momento en alejarla.
—Sí, como no estarlo.
—Papi a Andrew le encanta estar aquí —por supuesto que me encanta.
—Eso es bueno princesa, sino se las vería conmigo —le doy una sonrisa de boca cerrada a Ronald—. Tu padre y yo somos amigos desde la preparatoria, es bueno que ustedes se lleven.
—Quien no se llevaría bien con este chico guapo —Melody besa mi mejilla.
—Ella es un amor —me obligó a decir.
Cada vez que me han obligado a visitar su madre se mantiene en el celular y en cada minuto puede llegar una llamada.
—Por supuesto —dice su madre distraída en el celular.
— ¿Podrías dejar ese aparato? —el padre de Melody siempre a parecido aterrador.
—Estoy trabajando.
—Como si lo necesitarás.
Ella levanta la vista y nos mira antes de sonreír.
—Sabemos porque volviste Andrew, pero que bueno que nos acompañas —comienza a levantarse—. Tengo que dejarlos.
Así sin más palabras sale del lugar, Ronald gruñe antes de seguirla.
—No le prestes atención a eso —Melody sigue comiendo como si nada.
— ¿Es siempre así?
—Desde que mamá se entero de que le es infiel con una zorra casa millonarios el ambiente no es tan bueno —se encoje de hombros y luego limpia su boca con la servilleta.
— ¿No te importa?
—Es su problema —se vuelve hacía mí y una sonrisa seductora aparece en sus labios—. ¿Sabes cuál quiero que sea mi problema?
Frunzo el ceño cuando su mano cae en mi entrepierna.
—No, ya te lo dije —alejo su mano y resopla.
—Nunca quisiste hacerlo conmigo, por eso aproveche a Stephen —me río secamente.
—Stephen se aprovecho de ti —de un chirrido alejo la silla de la mesa y me pongo de pie.
— ¿Por qué estaría enojada? Me dio lo que mi novio falso no me da —ruedo los ojos.
—Pensé que lo superarías —gruño—, desde el principio de esta mierda te dije que haría lo que quisiera y no me involucraria contigo.
—Nunca te importo lo que yo sentía, ni lo que pensaba, eres una mierda de personas —sus ojos llenos de ira, me mostraron lo que ya sabía.
—Porque ya eres como ellos y la única vida que tengo no la quiero desperdiciar con personas tan sucias —no digo más nada antes de irme.
***
No vine a perder el tiempo aquí y lo que puedo hacer es buscar información.
Descubrí porque mi madre se quizo dedicar a la policía y ahora tengo que descubrir por qué mi padre se convirtió en violador.
Unos años atrás lo escuché teniendo una conversación con Ronald sobre unos diarios.
Ronald peleo por ellos, pero mi padre no se los dio, esos diarios podrían tener algo importante.
Por lo que me encuentro en la oficina personal de su casa buscando cualquier cosa que me ayude a saber más.
Sacó un montón de papeles del escritorio, comienzo a buscar, pero escucho la puerta de enfrente.
Mierda, tenía que llegar tarde hoy. Comienzo a guardar todo de manera apresurada, pero una carta cae en el suelo, la guardo en mi bolsillo y salgo de ahí.
Me encierro en mi habitación y la saco, no tiene ningún nombre, si acaso aparece la dirección de la casa.
—Andrew —de un salto lanzó la carta bajo mi cama, la puerta se abre y se queda de pie ahí—. ¿Cómo estuvo la cena?
Paso una mano por mi cabello, me concentro en hacer otra cosa.
—Bien, todo esta como antes —su fuerte mano en mi hombro hace que mis entrañas quieran regresar lo poco que comí en casa de Melody.
—Eso esta muy bien, deberías bajar traje algo para nosotros —palmea mi hombro—. Ya estas grande y tu madre no esta.
Tuerzo los dientes, claro mi madre, la puta que casi es de mi edad.
—Bajo en un momento.
—Es mejor que te apures tenemos compañía.
Asiento, respiro hondo, esto tiene que valer la pena, perder mi oportunidad con Leanne por esto tiene que valer la pena.
Bajo segundos después, me voy a el salón especial, es de donde escucho las voces.
Me paralizó en el umbral, unos cinco hombres están alrededor de una mesa, hay un montón de mujeres con poca ropa y todos parecen disfrutar de ellas.
Mi padre me señala y le dice algo a una de las mujeres que se acerca.
—Ven a disfrutar cariño —rasguña mi pecho con sus uñas falsas.
Me quedo quieto sabiendo lo que es esto.
—Ven Allen, mi hija no sabrá nada —miro a Ronald que agarra las caderas de una mujer que se restriega contra él.
—Tengo planes —miento. Mi padre se me queda viendo.
Trago fuerte, el papel de chico mierda siempre me quedo así que actuó, volteo a la mujer frente a mi y golpeó su trasero.
—Nada tan bueno como esto, pero también es bueno —le guiño a la chica y salgo disparado de ahí.
Respirar es lo que necesito, hoy Leanne tiene un juego y es obvio que eso es mil veces mejor que estar aquí.
Marco el número de alguien que sé que me dará una mano.
—Hey
— ¿Qué tal un puesto escondido para el juego?
— ¿Aún no me dirás por qué te dejo?
— ¿Puedes o no?
—Tranquilo hombre, te espero afuera.
—Genial.
***
12 de Noviembre, 2011.
La universidad nunca me había parecido tan mierda hasta ahora.
Tengo al entrenador detrás de mi para que siga mi carrera de fútbol en la universidad y además el profesor de economía me esta pateando el culo.
Llevo algunos días durmiendo mal y sin conseguir información de nada. Cuando esté nuevo chico que conozco, su nombre es Grand o eso creo, me invito a una fiesta de fraternidad, no dude en asistir.
Lo primero que busque fue una cerveza, lo segundo un lugar cómodo y lo tercero un grupo con el que distraerme.
—Nunca he querido tanto un par de tetas —se ríe un rubio que definitivamente está drogado.
— ¿Sólo tienes ojos para eso hermano? —el pelirrojo de mi lado se ríe.
—Por supuesto que su culo se veía sensacional, pero la chica ni me miró.
— ¿Quién la necesita? —el chico de su lado lo empuja.
—Yo no —contesta el rubio antes de hacerle señas a una chica que se deja caer en sus piernas—. Esto es mejor.
Cada vez menos entiendo a las chicas de la universidad, unas son tranquilas y normales, pero otras parecen fáciles de utilizar, no quisiera ofenderlas pero por favor que se valoren o no llegarán a nada.
Siempre dije que tengo a las chicas a mis pies, pero solo porque son esa clase de chicas.
— ¿No te gusta la rubia de allá? No a parado de verte —Grand que es la única persona que en realidad conozco de aquí me habla con complicidad.
—No vine a eso —destapó otra cerveza.
—Por lo menos sácala a bailar, te hace ojitos de perrito —choca su botella con la mía—. Hermano se decidió y viene por ti.
La chica tiene un vestido azul ajustado en los lugares correctos, se acerca con elegancia y picardia.
Él otro yo la hubiera atacado sin piedad.
—Hola —su voz es algo suave y sonríe mientras su mano va a mi nuca.
—Hola —le doy una sonrisa tensa.
— ¿Qué tal si bailamos? —se pega a mi y controlo los impulsos que cualquier hombre heterosexual tendría.
—Prefería estar aquí, gracias —la alejo con cortesía.
Hace otra vez ojito, pero eso no son los ojos que quiero ver ahora.
—Por lo menos dejame ofreserte un trago —estoy pensando en como negarme pero Grand me empuja.
—Vamos hombre, solo es un trago —evito rodar los ojos y me retiro con la chica a la barra.
—Realmente no quiero ofenderte, pero no quiero nada —se ríe.
—Que te haya dicho para bailar no significa que quiera que me lleves a la cama.
—Eso es bueno —juzgue algo mal a esta chica.
—Solo vi que estabas muriendo con ese grupo de cretinos, además un poco de buena compañía no hace mal —me guiña y se encarga de preparas los tragos.
Se ve que su personalidad es así de picante, pero entretiene.
Unos cuantos tragos después estoy demasiado alegre para regresar a casa en mi auto.
Derramó otro trago al final de mi garganta adormecida por tanto alcohol, ya ni quema.
— ¿Mejor? —la chica parece estar más cuerda que yo, pero sé que somos dos ebrios.
—Claro, ya casi me he vuelto ciego —me río.
—Yo pensé que era la única —creo que golpea mi hombro.
—Amigo, hora de irnos.
— ¡Grand!
— ¡Andrew! —me río otra vez—. Ven te llevaré a tu casa.
— ¡No! Te llevas a mi compañero de tragos.
—Te lo presto luego Ruby.
— ¡Ruby! Así te llamas, aleluya me entero —no entiendo pero la chica no quería decirme su nombre.
—Oh no —se ríe—, buscame luego, te puedo ayudar.
¿Ayudar? ¡Ah sí! Ya sé, me pasa una tarjeta y la guardo.
—Estoy listo hombre, necesito mi cama —Grand tira mi brazo sobre sus hombros y me lleva hasta el auto.
Sin duda alguna tropiezo mucho para llegar a mi habitación, extraño mi apartamento, extraño mi espacio y extraño a Leanne.
Cuando llego a el lugar que debería ser seguro cierro la puerta y camino sin encender la luz.
No puedo controlar mis pensamiento y recuerdo esos besos que me enloquecían, esa manos pequeñas y frías, sus labios rosados y la manera en la que uno es más lleno que el otro.
Y es así que vagando por los recuerdos terminó con una ereccion, gruñó mientras sigo intentado llegar al baño.
¿Por qué no encendí la luz?
Al fin consigo la puerta, enciendo la luz y me sostengo del lavabo, abro el grifo y me mojo el rostro.
Acomodo un poco lo que hay en mis pantalones y saco mi celular del bolsillo.
Te extraño...
Es todo lo que envío antes de dejar el celular a un lado del lavabo. Sacó mis zapatos como puedo, salgo del baño quitándome la camisa y me congelo pestañeando a mi cama.
¡Maldita sea!
—Trae eso lindos abdominales aquí —paso las manos por mi rostro—. Te puedo ayudar con eso en tus pantalones.
La miro ir abriendo los botones de su camisa, ella está loca.
— ¿Qué haces aquí? —me siento confundido y no sé si es por el alcohol.
—Sabía que me necesitabas —ronronea. Queda en brazier y soy hombre por lo que termino mirando sus pechos, lo que la hace sonreír con satisfacción.
—Quiero que te vayas ¿cómo entraste? —se pone de pie y desabrocha el botón de su short, comienza a bajarlo lentamente.
—Tu padre es muy bueno —me lanza su short y pega en mi pecho, logró agarrarlo antes de que caiga.
Miró sus curvas en ropa interior de encaje morada, todo se ve muy bien, demasiado bien, no puedo mentir.
—Es mejor que te vayas —la miro acercarse, lo único que puedo hacer es mirar.
Sus piernas largas terminan en unos tacones altos, me dirían idiota si no admitiera que esta imagen es buena.
Está frente a mí, sus manos caen en mis hombros, una de sus manos baja a mi ereccion sobre el pantalón y cierro los ojos, su otra mano se queda en mi abdomen. Sus manos están calientes.
—Yo creo que quieres que me quede —caigo en cuenta, no puedo imaginar que es Leanne, así no funciona.
Aprieto sus brazos y los alejo de mi cuerpo, la miro directo a los ojos, esto no sucederá.
—Es mejor que te vayas —de manera sutil tiro de su brazo y le alcanzó su ropa—. Vístete.
—Vamos Andrew, podemos volver a jugar como antes.
—Eso no volverá a suceder Serena, te quiero fuera de mi habitación, lárgate —la ira llena las sangre de mis venas.
Casi me dejo caer en esto y solo porque estoy exitado, además de que tome demasiado, pero claro que no dejaré que algo como esto suceda.
—Te gustaba lo que mirabas, vamos a intentarlo.
—Me gustaba lo que iba a comenzar a imaginar —agarro su brazo y la llevo a la puerta—. Si no lo quieres por las buenas, será por las malas.
La dejo afuera y cierro la puerta en su cara.
¿Qué mierda me sucede? Tendré que dejar de beber, tendré que alejar a esa loca que no ha parado de seguirme.
Nos divertíamos y se acabó ¿a caso esas palabras no le quedan claro?
Siento algo de culpa por haberla visto y eso me cabrea, no la toque, pero a Leanne esto no le agradará.
Pateo algo y termina bajo la cama, enciendo la luz para ver mejor y consigo la carta.
Me había olvidado de la carta, me siento en la cama y la abro.
Fui patética al pensar en que me amabas, pensé que llevaríamos los sueños que teníamos a la realidad, pero todo cambió cuando esa zorra apareció...
Te volviste loco, tu mente se enfermo por tenerla y tener a Ronald de amigo lo empeoró, esa mierda de persona, ese bastardo merece morir...
Me lastimaron y yo seguí adelante para vengarme.
Shelly Lewis... Tu supuesta zorra.
Miro la puerta por la que minutos antes saqué a Serena Lewis, esta carta es de su madre.
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