05
Me he convertido en un lobo. Una loba. Un maldito bicho peludo y gigante.
Definitivamente me he vuelto loca. La fiebre me ha frito el cerebro. Estoy en mitad de un delirio místico.
Siento cómo no puedo respirar a pesar de que mis pulmones deben ser mucho más grandes que mis pulmones normales, los humanos. Recorro el bosque que me rodea con la vista para intentar no sucumbir al ataque de pánico. Todo se ve igual pero también diferente. Más nítido a pesar de la oscuridad que me rodea.
Estoy empezando a calmarme, esto es sólo una alucinación, sólo tengo que esperar a que pase. Y entonces:
Josephine.
Una voz en mi cabeza. Una voz masculina que claramente no es mía. El pánico que ha ido disminuyendo aumenta de nuevo. ¿Ahora escucho voces?
Tranquila, Josephine. Puedo explicar qué te ocurre.
Oh genial, una voz que me dará explicaciones. Definitivamente loca. Salgo a correr, como si así pudiera dejar atrás esa voz. Pero no estoy acostumbrada a correr con cuatro patas, mis movimientos son torpe aunque eso no me frena; el bosque se convierte en una mancha borrosa verde oscuro mientras lo atravieso.
¡Frena, te harás daño!
Es su voz la que me distrae, me hace perder el paso y mis piernas –mis patas- tropiezan contra una raíz que se alza sobre el suelo. Mi nuevo y enorme cuerpo se cae, soy un lío de patas que se retuercen en el suelo. Abro la boca para quejarme pero de ella sólo sale un aullido lastimero.
Y entonces lo veo. Un enorme lobo negro, tan negro como el cielo que hay encima de nuestras cabezas, emerge de la espesura. Es imponente aunque en sus ojos hay una mezcla de preocupación y cierta resignación.
Debería saber que la prima de Jacob no me haría caso a la primera.
¿Cómo sabes quién soy? ,pienso porque si estoy en esta locura al menos quiero comunicarme con el producto de mi mente.
No soy el producto de tu mente, Josephine. Soy Sam, el líder de la manada.
La manada. Repito el nombre en mi mente mientras me levanto, intentando mantener algo de dignidad lobuna. ¿Eso significa que hay más que nosotros dos?
Sí, todos los que tienen el gen lobuno.
¿Gen lobuno? Pero, ¿tú me has visto? ¡Soy más una colonizadora que una nativa!
Antes de que Sam pueda decir (o pensar) algo otro lobo aparece.
¡Ya era hora de que hubiera otra chica!
Esta voz es femenina y la uno de forma automática a la loba que me observa. Es más pequeña que Sam pero parece igual de temible. Su pelaje es grisáceo.
Leah, no la agobies, le advierte Sam.
La loba resopla en mi mente, lo que es realmente extraño.
¡JOSIE!
El grito suena demasiado fuerte y agito la cabeza para deshacerme de él, viendo retazos de mi propio pelaje marrón oscuro.
No le grites a tu prima, idiota, la voz de Leah suena recriminatoria a la vez que otro lobo aparece. Éste es marrón claro y puedo ver el entusiasmo en sus enormes ojos.
Perdón, es que estaba seguro de lo que ocurría y papá no lo aceptaba.
¿Jake? , pienso por fin y el lobo asiente varias veces lo que es extraño porque nunca he visto a un lobo asentir. El enfado me invade porque es imposible que me esté imaginando todo esto, porque hay una gran posibilidad de que esto sea la vida real. Un gruñido se forma en mi garganta y le enseño los dientes al lobo que es, bueno, que es mi primo. ¡¿TÚ SABÍAS ESTO?! ¿POR QUÉ NO ME AVISASTE?
El orgullo me invade cuando da un paso hacia atrás, algo asustado. Quizás ser una loba gigante no es tan malo.
No podemos decírselo a nadie, cuando te pusiste enferma mi padre y yo lo sospechábamos pero no estábamos seguros.
Resoplo, dando por buena su explicación pero aún algo enfadada.
Así que, ¿esta es la manada?
Más quisiera, pero aún faltan unos cuantos, responde Leah. Te recomiendo volver a tu forma humana antes de que venga el resto de idiotas.
Leah, le regaña Sam aunque sin mucha energía. Sus ojos se dirigen de nuevo a mí. Pero tiene un punto, será más fácil si estás menos agobiada.
No me extraña que los demás no estén pero Paul suele emocionarse con estas cosas. La enorme cabeza del lobo que es Jake se gira alrededor, como si esperara ver aparecer a ese tal Paul de repente.
La última vez que lo vi estaba entretenido así que supongo que estará ocupado un buen rato, la voz de Leah en mi mente suena ligeramente asqueada.
Y, de repente, en mi mente aparece una escena que estoy totalmente segura que yo no he visto. Un chico, parecido a Jacob, mismo tono de piel y mismo tatuaje en el antebrazo, pero más mayor que él está besando sin ningún reparo a una chica en un rincón de un bar.
¿Esa es Sylvie Collins? ¡Pero si tiene novio!
Dudo que a Paul le importe. La indignación de Jake contrarresta con la ligera diversión de Leah. Espero que le parta la cara.
¿Podemos volver a centrarnos en Josie?, sugiere Sam y toda la atención se vuelve a centrar en mí.
Me remuevo incómoda dentro de mi nuevo cuerpo.
¿Qué tengo que hacer?, pregunto.
Cierra los ojos, respira hondo y visualiza tu cuerpo.
Sigo las órdenes de Sam. Me imagino a mí misma en mi mente que de repente está agradablemente silenciosa. Todos están expectantes. Pero nada pasa.
Eh...Sam, no funciona...
Date tiempo, Josie. Tranquila. Yo tardé semanas.
¡¿Semanas?!
Abro los ojos, aún lobunos, para mirarlo con espanto.
Eres horrible en esto, en serio, Sam, masculla Leah en mi mente antes de dar un paso al frente y dirijo mi vista hacia ella. Vuelve a intentarlo. ¿Has hecho alguna vez yoga? Pues es muy parecido a eso. Simplemente deja la mente en blanco y centra tu energía en volver a tu cuerpo humano.
¿Desde cuándo haces yoga?, el tono de Jake es jocoso pero escucho a Sam chistarle en mis pensamientos.
Tardo unos cuantos minutos pero cuando vuelvo a abrir los ojos, son mis manos, mis manos humanas, las que veo.
Además del resto del cuerpo, sin ropa que lo oculte.
-¡Oh, dios mío! –grito con una voz mucho más aguda de lo habitual mientras intento taparme con las manos la mayor parte de piel desnuda posible.
Los lobos se han dado la vuelta, mirando hacia otro lado. La loba que es Leah ha desaparecido de repente. Veo a una chica salir de la arboleda. Piel morena, pelo corto y rasgos afilados. Además de completamente vestida.
Me lanza una camiseta y un pantalón que atrapo para ponerme con rapidez.
-Los chicos decían que era una idiotez guardar ropa en unos cuantos huecos de árboles pero estoy harte de verlos desnudos. –me explica Leah y su voz suena exactamente igual que en mi mente. Sus ojos oscuros me recorren pero no hay animadversión en su mirada, sólo curiosidad. –Pues sí que pareces una colonizadora. Bueno, nunca viene mal algo de variedad.
Los dos lobos desaparecen de entre los árboles para aparecer poco después, en la forma de Jake y del otro chico, Sam. Es más mayor que Jake, probablemente tres o cuatro años mayor que yo.
-Sam Uley. –se presenta de nuevo, pero esta vez me tiende la mano con una pequeña sonrisa. –Bienvenida a la manada.
-Josie Dawson. –se la estrecho y su piel es cálida pero apenas lo noto porque mi piel está a la misma temperatura. Le devuelvo la sonrisa, pasado el impacto inicial creo que esto de ser loba no estará tan mal.–Muchas gracias.
Jake da una sonora palmada, su sonrisa es mucho más ancha y sus dientes blancos resaltan en la oscuridad del bosque. Es curioso cómo veo mucho mejor incluso en mi forma humana.
-¿Vamos a mi casa? Estoy seguro de que mi padre nos espera despiertos.
-Sí, no quiero despertar a Em. –acepta Sam.
-¿Quién es Em? –pregunto mientras les sigo.
-Mi prometida. –hay tanto orgullo en su voz que me cae aún mejor este hombre. El alfa da la manada. Mi alfa, supongo.
-Y mi prima. –añade Leah. Los chicos intercambian una mirada incómoda que no me pasa desapercibida y ella pone los ojos en blanco. –Sólo es un hecho, no va a malas, relajaos.
Sé que algo se me escapa pero no creo que sea el momento de preguntar. Nos tiramos un buen rato caminando por el bosque pero no tengo miedo, hay algo profundo en mí, un sentimiento de pertenencia que nunca he tenido. Este es mi bosque. Esta es mi tierra. Esta es mi gente.
Billy nos espera en la puerta de la casa con la luz del porche encendida. Puedo ver su sonrisa cuando nos acercamos un poco más.
-Sabía que tenías el gen. –no lo dice a modo de crítica sino que hay un orgullo visible en todo su rostro. Es como si le hubiera dicho que he ganado el premio nobel. –Vamos, pasad, Sue nos ha traído la cena hace un rato por si nos reuníamos.
-¿Es que todo el mundo lo sabía menos yo? –pregunto y sueno infantilmente indignada.
-Sólo la familia. –me explica Leah mientras se acomoda con naturalidad, sentándose en una de las sillas que rodean la mesa mientras empieza a llenar su plato de comida casera que hace que me ruja el estómago. –Sue es mi madre. También lo sabe mi hermano Seth pero es porque forma parte de la manada.
-Bueno, y los Cullen. –comenta Jake con la boca llena de puré de patatas.
-¿Quiénes son los Cullen? –pregunto mientras Billy le regaña.
-Nuestra razón de ser. –explica Sam. Su plato está repleto de comida también pero, al menos, ha parado para responder. –Son vampiros. Nosotros fuimos creados por la madre naturaleza para destruirlos. Para mantener el equilibrio de lo natural y proteger a los humanos.
La boca se me queda repentinamente seca. Vampiros. Por supuesto. ¿Por qué no? A ver, yo soy una loba gigante. Bebo agua, dando tiempo a mi cerebro para procesar que no sólo esos seres existen sino que yo los tengo que matar. ¿Se puede matar algo que está muerto?
-Pero los Cullen son inofensivos. Todo lo que pueden serlo los chupasangres, claro. –apostilla Leah. –Sólo beben sangre animal.
-Vegetarianos se hacen llamar. –y por el tono de Jake sé que los detesta más que nadie.
-Nuestros antepasados firmaron un tratado con ellos hace mucho tiempo. Ambas especies convivimos en paz siempre que no se traspase la frontera salvo...excepciones. –explica Billy, él no ha probado bocado así que asumo que ya ha cenado antes.
-¿Excepciones? –cuestiono. Mi tío asiente.
-Ahora mismo estamos colaborando ante un posible ataque. Según Alice Cullen un ejército de neófitos vienen hacia Forks.
De repente mi estómago se ha cerrado.
-¿Por qué? ¿Y cómo lo sabe esa chica?
-Alice ve el futuro. –me explica Sam, su voz calmada contrasta con mi repentina ansiedad. –Y respecto al ejército, bueno...
Su mirada viaja hacia Jacob, que observa taciturno su plato.
-Vienen a por Bella. Es...es una amiga que se ha metido en esa locura de mundo. Mañana nos tocará entrenar con ellos.
-Conseguirán que la maten por idiota. –comenta Leah y se gana un gruñido por parte de Jake. Ésta lo fulmina con la mirada, sin dejarse intimidar. -¿Qué? Sabes que tengo razón.
-¿Y con como los vampiros de los cuentos? –pregunto para intentar cambiar de tema. –Ya sabéis, colmillos, capas y que se queman bajo el sol.
Mi tono medio en broma medio en serio aligera el ambiente un poco. Todos niegan pero es Billy el que me responde.
-No. Pero son pálidos, ojos dorados y su piel se asemeja a la piedra o al mármol. No pueden exponerse al sol pero ésta tampoco les hace daño. Has tenido que estar cerca de uno de ellos para que tu gen se active. ¿Has visto a alguien así?
Me quedo congelada. ¿Qué si he visto a alguien así? Por supuesto que sí.
-Jasper. –su nombre sale casi como un susurro, un secreto revelado. Parpadeo para salir de mi estupor ante las miradas que se centran en mí. Carraspeo. –Jasper y Emmett. Los vi en el supermercado. Asumo que son de los Cullen.
Todos asienten.
No les he dicho que también me lo encontré hace apenas unas horas. Que me quiso ayudar. Que me pareció sincera su preocupación.
Jasper es mi enemigo natural. Un vampiro.
Pero algo se agita en mí cuando mi mente la evoca. Algo que ni siquiera sé identificar.
Y mañana tendré que verlo de nuevo.
Ahh, en el siguiente capítulo nuestra lobo y nuestro vampiro se verán de nuevo. ¿Qué creéis que pasará?
Aquí Leah no estará tan amargada como en la historia original, honestamente, ¿una chica tan increíble como Leah va a amargarse sólo por un tipo? Aunque sea Sam Uley, no merece la pena.
Recordar darle amor y comentar si os apetece, nos leemos!🥰🥰
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