Pero, no fue una venganza
Mi tía se ha divorciado y viene a vivir con nostotros trayendo a mi prima. Todo es genial excepto por el hecho de que mi prima odia a su padrastro, porque por su culpa, sus padres dejaron de quererse. Yo quería apoyarla pero estaba dolida en silencio hasta que le conté. Ella ahora sabía todo.
***
¿Alguna vez actuaste cegada por el dolor, celo o el hecho de escuchar hablar mal de ti? Eso me pasó a mi.
Estos ojos azules tuvieron mi atención porque sabía a dónde quería llegar. Amigos con derechos, esa era su propuesta, tentadora propuesta pero algo no me gustaba. Su amigo era un completo imbécil y estábamos de acuerdo. Yo tenía dieciseis años.
Ya se esparcía el rumor. El mejor amigo y yo éramos algo en secreto. Hubieron besos y algunas clases de sexo oral, solo eso y nada en exceso. Y una noche, una invitación a su apartamento, a solas en su cuarto, me ofreció beber alcohol. Besos a medias y semidesnuda, mareada y caliente.
Alquien no sale de mi cabeza. Sus besos no puedo reemplazarlos, ni sus caricias. No quiero que entre alguien más. No puedo. No quiero.
-Te dejó ir. Pero déjame tirarte una foto.-acepté desesperada por salir.
¿Por qué me dejé tirar esa maldita foto?
¿Llegó a oídos del mujeriego? Eso parece, porque al poco rarto los mejores amigos ya no se hablaban.
No entendía, si yo no tenía importancia para él.
Me siento asquerosa. Perdóname.
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¿Qué aconsejas a nuestra prota?
¿Fue cobarde, ingenua o demasiado estúpida?
¿Este chico de ojos azules, acaso estaba siendo honesto?
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