A medida que la conversación avanzaba, Valeria y Leo descubrieron que tenían más en común de lo que pensaban. Hablaron sobre sus intereses, sus sueños y sus pasiones. Leo encontró en Valeria una frescura y una autenticidad que le eran muy atractivas.

Mateo, observando la conexión entre ellos, decidió darles algo de espacio y se fue a comprar algo para todos. Mientras estaba fuera, Leo y Valeria continuaron hablando, compartiendo historias personales y risas. Leo se sorprendió al darse cuenta de cuánto le gustaba estar con Valeria. Había algo en ella que le hacía sentir cómodo y entendido.

—Sabes, Valeria, no me esperaba esto. A menudo, las personas que conoces en eventos como este no son tan... reales. Pero tú tienes algo especial —dijo Leo, con sinceridad.

Valeria sonrió, sintiendo una calidez en sus palabras. —Gracias, Leo. También me he sorprendido de lo fácil que es hablar contigo. Pensé que sería más difícil.

Cuando Mateo regresó, la atmósfera seguía siendo ligera y cómoda. Decidieron continuar charlando, y el tiempo pasó rápidamente. Antes de despedirse, Leo le pidió a Valeria su número de teléfono, con la promesa de mantener el contacto.