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𝐂𝐎𝐅𝐅𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄

Hace ya cinco años que Lee Felix había comenzado a trabajar en una pequeña cafetería situada en una de las plazas mas visitadas de Seúl. Había comenzado a trabajar con el propósito de pagar la matricula de una de las academias de baile mas famosas de Corea, la cual costaba alrededor de 2 millones de wons. Con el paso del tiempo había conseguido una cantidad bastante grande de dinero. Su madre no podía ayudarlo ya que con mucho esfuerzo apenas podía pagar el apartamento en el que ella vivía. 

Un día mas se sumaba a su lista. El día estaba soleado y tenia el presentimiento de que seria un buen día. Claro, de no ser porque al salir de su departamento casi se tropieza con un paquete el cual no era para él, sino para su vecina. 

Tomó la caja entre sus manos y se acerco hacia la puerta de su vecina, la señora Han. Una anciana tan dulce como la miel, la cual cuando se mudo fue la primera en visitarlo, e incluso le llevo galletas de vainilla. Toco tres veces y espero a que la mujer abriera la puerta de madera.

—Buenos días, señora Han. Dejaron este paquete en mi casa que al parecer es para usted—checo de nuevo la etiqueta en la cual venia el nombre.

La mujer tomo entre sus manos la caja dejándola en el interior de la casa para después hacer una reverencia.

Muchas gracias, hijo. Creo que es de Jisung, pero ya sabes que el no es bueno con eso de las entregas—sonrió la mujer.

El joven de apellido Lee hizo una reverencia y le indico a la mujer que tenia que irse. 

Mientras salía del edificio no pudo evitar sentirse algo celoso de que aquella caja no haya sido para él, pensó que su padre le había enviado un paquete. Pero bueno, sabia que por su trabajo eso seria imposible. Sus padres se habían divorciado ya que después de años, supieron que lo suyo nunca podría funcionar, ambos tenias diferentes puntos de vista en algunas cosas y al final optaron por eso. Aunque no era novedad que ambos se trataran como viejos amigos. Una relación linda sin duda.

En el camino, noto como su teléfono comenzaba a vibrar en señal de que algún mensaje había llegado. Era Jisung disculpándose por haber enviado el paquete al lugar incorrecto. Pero ya no importaba.

Al llegar al trabajo, como era de costumbre, él fue quien abrió el local y limpio un poco. Era costumbre que el fuera quien abriera y cerrara. El dueño le tenia cierto cariño. Se coloco su uniforme y se coloco en el mostrador a la par que algunos de sus compañeros comenzaban a llegar. Con el paso de los minutos, varios clientes comenzaron a llegar al local. Parejas, amigos, o personas solas. La mayoría eran clientes los cuales ya conocía por las múltiples veces que iban 

La música se hizo presente en el local y el olor a café y pastelillos recién hechos daban un ambiente cálido. Digamos que el cocinar era el fuerte de su compañero encargado de la cocina, SeungMin.

—Unos pastelillos de fresa y cappuccino, Min—se asomó por la pequeña isla que había en la cocina para dejar uno de los postres en el mostrador.

—En seguida—contesto.

—¡Minho, la orden de la mesa tres esta lista!—alzo un poco la voz para sacar de sus pensamientos a su otro compañero. El cual asintió repetidas veces.

Eran como un equipo, él era la cabeza de todo. Ya que conocía a esa pareja la cual siempre que podían se distarían con prácticamente cualquier cosa. 

Había terminado de atender a las personas de la fila, cuando de pronto una tos fingida hizo que se volteara de su lugar. Un chico, ¿Cuándo había llegado?

—Lo siento, ¿Qué se te ofrece el día de hoy?—pregunto sonriente.

—Mhm. Todo se ve bien, creo que pediré un expreso y... Creo que es todo.

—Bien, en un momento te entregare tu orden—escribió su orden en una libreta para después dejársela a SeungMin, el cual se quejo pensando que ya había terminado.

—Gracias—dijo para después ir a sentarse. 

Felix siguió cada uno de sus movimientos inconscientemente, al darse cuenta de sus acciones sacudió su cabeza un poco, para seguir trabajando.

No sabia por qué, pero en todo ese lapso de tiempo no pudo quitar sus ojos de aquel chico. Claro, hasta que la mano de Minho paso por en frente de él, sacándolo de sus pensamientos. 

—Deja de verlo así, harás que se vaya—hablo con una pizca se burla en su voz.

—Lo siento, simplemente...—busco una excusa pero no hizo mas que sonreír con enojo al ver que Minho lo miraba con una sonrisa y una ceja enarcada. 

—No te molestes en buscar una excusa, Lix. 

—Esta bien, es solo que no he podido concentrarme en mi trabajo—explico mientras acomodaba algunas cosas.

—Oh, ya veo—sonrió de lado mientras tomaba entre sus manos la taza de café que era correspondida al chico de cabello negro y lunar bajo su ojo—Entrégale el café. 

El chico de pecas lo miro con los ojos abiertos de sobremanera, ¿En serio le pedía eso?

—No creo que esto sea bueno, se supone que debo de estar aquí—señalo el mostrador.

—Yo te cubro—sonrió mientras empujaba al contrario fuera del mostrador—Ve, no puedes hacer esperar a los clientes.

El chico se posiciono frente al mostrador y con sus dos manos sostuvo la taza de café, suspiro mientras se daba la vuelta y se dirigía a la mesa de al fondo en la cual un chico pelinegro se encontraba sentado leyendo un pequeño libro. Al estar frente a él, tuvo que respirar profundamente unas tres veces para calmar sus nervios, sintiendo en su estomago las famosas "mariposas". Toco su hombro unas cuantas veces para que el chico después posara su vista en él, sintió sus piernas temblar ante lo tierno e inocente que se veía el contrario.

—Aquí esta su café—sonrió mientras dejaba esta misma sobre la mesa.

—Gracias—devolvió la sonrisa mientras soplaba un poco el café. Al ver que el contrario se había quedado estático en el mismo lugar, ladeo su cabeza mirándolo fijamente—¿Quieres hacerme compañía?

—¿Eh? Y-yo... Esta bien—tomo asiento en la silla de enfrente volteando discretamente en dirección a Minho quien lo miraba con una sonrisa, con sus manos arriba mostrando ambos pulgares en señal de aprobación.

Miro hacia la persona que tenia frente a si, sonriendo. Su mirada viajo al libro que tenia bajo su brazo, el suéter de rayas del contrario no lo había dejado ver bien el titulo pero por el color de la portada y la fuente de las letras, pudo identificarlo como Me Before You. No había leído el libro, pero era una de sus películas favoritas.

—Me gusta... La película—hablo señalando el libro. Ambos se miraron mientras sonreían—Soy Felix.

—HyunJin.

Un silencio incomodo se instalo después de haberse presentado. Felix suspiro mientras en su cabeza buscaba un tema de conversación.

—Veo que te gustan los libros, ¿Sueles leer mucho?—quiso golpearse por la pregunta que acababa de hacer pero lo único que consiguió fue una pequeña risa por parte del mayor.

—Si, me gusta imaginar todo lo que sucede—palmeo su libro—¿Tienes algún hobby?

—Me gusta el baile, estoy ahorrando dinero para inscribirme a una academia. 

—Wow, eso suena bien—sonrió. Felix creía que se había vuelto el fanático numero uno de aquel gesto.

Su tarde fluyo con normalidad, entre charlas, preguntas, sonrisas. Ambos habían descubierto que tenían varias cosas en común, y una de esas cosas era el amor. Ya que entre sonrojos y comentarios, dos corazones latían con fuerza.  

Y es que todo había comenzado con una taza de café.

Para después convertirse en un amor tan hermoso.

Un amor puro e inocente.















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