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—Deja la bobera, peazo e' idiota, ¿que van a estar mamá y YeYe teniendo algo? – le dijo Sana a Mina mientras que ambas hacían el inventario del kiosko. — Mamá le lleva como 30 años a YeYe y además la vio crecer junto con nosotras, sería burda e raro.

Mina se quedó en silencio, procesando lo que su hermana le estaba diciendo. Sana tenía razón, pero ella estaba totalmente segura de que su mamá y YeJi tenían algo.

—¡MINA, MUCHACHA ER COÑO, VEN ACÁ! – se escuchó la voz de su madre. Ambas hermanas se miraron de inmediato y decidieron dejar todo lo que estaban haciendo para ir hacia donde estaba su madre. 

—¿Señora? – dijo Mina, sintiendo un golpe de cabeza en cuanto llegó a donde estaba su mamá.

—¿¡ACASO NO TE DIJE QUE LAVARAS LA LOSA!? – le gritó la mujer, señalando el lavabo de la cocina con un par de platos sucios.

Mina miró a Sana, quién hizo un pequeño sonido y cerró los ojos.

—Pero si le tocaba a Sana.

—¡PERO TE MANDE A TI!

—Ya iré a lavarla...

—¿¡CON QUE AGUA SI NO HAY!? – gritó. — ¿¡VISTE QUE NO QUIERES SERVIR PA UN COÑOEMADRE NADA!? ¡ERES IGUAL QUE LA MIERDA DE TU PAPÁ, INSERVIBLE Y UNA PLASTA E MIERDA!

—¡Mamá! – intervino Sana, parándose delante de Mina. — A mí me tocaba lavar la losa y fue a mí la que me le olvidó, ya deja a Mina.

La señora Minatozaki se quedó en silencio, mirando a sus dos hijas. Sana la miraba a ella mientras que Mina miraba el suelo. Suspiró y se llevó las manos a la cara.

—Largate pal coño antes de que te agarre y te joda. – dijo.

Mina no tuvo que esperar a que se lo dijera una segunda vez cuando ya había salido de la casa. Siempre era la misma vaina con su mamá, sabía que ella nunca cambiaría, pero a estas alturas de su vida ya estaba acostumbrada.

Miró al cielo, notando que ya estaba cayendo la noche cada vez más rápido. La mayoría de sus vecinos estaban sentados en las aceras frente a sus casas, manteniendo conversaciones entre ellos. Sacó su telefono y comenzó a escribirle a NaYeon.

—¡Epa, Mina, que lo qué! – escuchó. Levantó la mano a modo de saludo y siguió caminando. Iría a la esquina de la calle para despejarse un rato, ahí quizás estaban HyunJin y Felix fumando un bareto, aquello le caería bien en ese momento.

—¡Mina, Mina, Minari, mamagüeva Mina! – sus amigos le gritaron en cuanto la vieron llegar a dónde ellos estaban.

—Epale. – saludó. — ¿Van a la vaina de YeYe?

—Nah, ahí va haber pura jeva y pura fresa. – contestó HyunJin. — ¿Tú no vas?

—No lo sé... – dijo más a la nada que a sus amigos.

Se quedó en silencio mientras que escuchaba la conversación de sus amigos, mirando a las personas que iban de un lado a otro.

—Epa, ¿y esta? – escuchó la voz de Félix. HyunJin y ella voltearon a ver hacia el lugar que veía el rubio. Mina frunció el ceño. —  Alta fresa con severa pinta.

—Se ve que es de plata, ¿si o qué?

—Sisa, menor. – dijo HyunJin. A Mina ya le había comenzado a hervir la sangre por la forma en la que hablaban de NaYeon. — ¿'tonces qué? Si le quitamos el telefonito ya conseguimos pal bareto de hoy.

—Ningún bareto y un coñoemadre nada, mamaguevo. – explotó Mina. — La fresa es la jeva mía y al primero que se le ocurra ponerle un mano encima o quitarle algo, le voy a decir a YeYe, sapos.

Mina se levantó y caminó hacia donde NaYeon estaba parada. La mayor se sorprendió al verla caminar hacia ella.

—Te dije que me avisarás cuando fueras llegando, nojoda, Nayely. – reclamó, tomando el brazo de la mayor para comenzar a caminar. — Hasta cuándo contigo, coño, ya me tienes mamada con tu maldito orgullo.

—Ve, si andas arrecha ve a pagar la arrechera con la mamá tuya, yo no tengo porque estarte soportando. – Nayeon dejó de caminar. — ¡Y suéltame que ya sé dónde es la casa y puedo llegar yo sola!

NaYeon comenzó a caminar y Mina se quedó atrás, sacando a pasear a la mamá de NaYeon durante algunos segundos. Bufó, viendo que la muchacha ya se había alejado bastante. Había caminado rápido, parecía que le hubieran metido un cohete en el culo.

—¡NaYeon, espérame! – le gritó, comenzando a correr detrás de ella. — NaYeon. – le llamó. — NaYeon.

—Ah, verga, ¿qué quieres fastidiosa er coño? Ya déjame en paz y vete a ver si la puer-

NaYeon no termino de hablar cuando los labios de Mina se posaron sobre los suyos y comenzó a besarla con rudeza. Aquello la había tomado desprevenida, y cuando había caído en cuenta de lo que estaba sucediendo, por instinto quiso pegarle una cachetada, pero Mina se separó de ella antes de que pudiera conectar las neuronas que necesitaba para hacerlo.

—Ahora sí ódiame todo lo que se te dé la maldita gana, Nayeon. – le dijo Mina en un susurró y sin más comenzó a caminar hacia su casa.

NaYeon se quedó de pie a mitad de la calle, notando como las personas de por allí la miraban más de lo necesario, haciéndola sentir incómoda. Sin pensar en lo que acababa de suceder, comenzó a caminar hacia la casa de su amiga.

[•••]

NaYeon llegó al piso donde vivía JiSoo, literalmente iba con la lengua afuera y respirando de forma irregular. Nunca había subido tantas escaleras en su vida y de cierta manera detestaba que fuera en aquel lugar. Miró al suelo, notando un camino de velas repartidas por el piso.

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