-¡No entres! -La puerta se detuvo. Minho miró a Jisung, asegurándole que lo sacaría sano y salvo.

-¿Por qué?

-Yo. . . mmm. . . ¡Tengo una sorpresa para ti! No querrás estropear eso ahora, ¿verdad?

-¡Por supuesto que no! -Minho se levantó lentamente de la cama y comenzó a recoger su ropa y vestirse.

-Espera en la cocina, que bajo enseguida. -Jisung escuchó cómo Jeonmin se alejaba y bajaba las escaleras. Minho caminó hacia la ventana y la abrió.

-Sígueme. -Jisung asintió. Minho salió lentamente de la habitación. Jisung lo siguió rápida y silenciosamente.

Bajaron las escaleras, con cuidado de no hacer crujir las tablas del piso. Luego se dirigieron a la parte trasera de la casa, donde había una puerta que daba al patio trasero.

Minho rápidamente lo abrió, mientras Jisung estaba detrás de él mirando hacia atrás nerviosamente de vez en cuando.

Minho abrió la puerta vacilante. El viento frío de la noche los recibió. Minho se hizo a un lado para dejar pasar a Jisung. Pero antes de hacerlo, Minho lo detuvo.

-¿Realmente dijiste en serio lo que dijiste allí? -Jisung miró a Minho, antes de mirar hacia afuera.

-Minho, por mucho que te ame, no podemos hacer esto, no podemos ir a sus espaldas y vernos, no está bien. En cuanto a Changhee, no tienes de qué preocuparte. Lo he cuidado durante tanto tiempo, puedo seguir adelante, especialmente ahora que Chan está a mi lado. -Minho sintió que le dolía el corazón. Cómo quería regresar y arreglar todo para ser en quien Jisung confiará y estar allí para presenciar cómo crecía su hijo.

-Tengo una condición. -Jisung miró vacilante a Minho.

-¿Qué?

-El cumpleaños de Changhee es pronto... ¿Podrías por favor dejarnos ir? Sólo quiero estar allí al menos una vez... ahora que lo sé. -Jisung dudó en responder.

-Bien. -Minho soltó a Jisung, quien rápidamente salió.

-Buenas noches Minho. -Jisung luego salió corriendo hacia la oscuridad. Minho cerró la puerta.

-¿Minho? -Minho se giró para ver a Jeonmin al otro extremo del pasillo.

-¿Qué haces ahí?

-Me pareció oír un gato afuera. ¡Sabes cuánto amo a los gatos! -Jeonmin se rió suavemente.

-Sí, por supuesto. ¿Y sobre mi sorpresa? -Minho tragó saliva.

-Sí... sobre eso... ¡De hecho, decidí que mañana será un mejor día para ello! ¡No tuve suficiente tiempo y quiero que sea absolutamente perfecto! -Jeonmin sonrió.

-¿En serio? Por un segundo pensé que estabas mintiendo al respecto. Pero supongo que no. Confío en ti Minho. -Minho tarareó.

-Lo sé.

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Cuando Jisung llegó a casa, lo primero que hizo fue gritar. Sus padres corrieron hacia él, preocupados por su hijo. Tan pronto como Jisung los vio, rompió a llorar.

La Sra. Han rápidamente abrazó a Jisung con fuerza. Ella le frotó suavemente la espalda.

-Está bien bebé. Te tengo. -Jisung le devolvió el abrazo con fuerza a su madre. El dolor en la parte baja de su espalda lo estaba matando, pero no era tan doloroso como la herida en su corazón.

-Ya no sé qué hacer. -Susurró Jisung. La señora Han no lo soltó.

-Todos nos sentimos perdidos en ocasiones. Así es como descubrimos quiénes somos. Estamos aquí para ti Jisung. Y la única razón para saber quién eres es pedir ayuda a quienes te rodean. Dejanos ayudarte. -Dijo el Sr. Han en voz baja. Jisung miró a su padre con ojos llorosos.

-Ojalá... Ojalá pudieran ayudar pero no lo hagan... No quiero causar más problemas de los que ya tengo. -La señora Han frunció el ceño.

-Jisung, piensa por un momento. ¿Por qué te metiste en problemas para empezar? -Jisung se puso rígido. La casa estaba en silencio, sorprendentemente porque esperaban que Changhee se despertara.

- ...Lo mantuve guardado para mí. -El rostro de la señora Han se suavizó.

-Entonces cuéntanos, ¿qué es eso? -Jisung respiró hondo y temblorosamente. Cerró los ojos antes de abrirlos para mirar directamente a sus padres.

-El padre de Changhee... -El Sr. y la Sra. Han permanecieron en silencio, esperando que Jisung terminará.

-El padre de Changhee es Lee Minho... el chico con el que salí hace ocho años... -La casa estaba en silencio. Luego hizo clic para la Sra. Han.

-¿El mismo Minho que vino a buscarte? ¿Nuestro vecino? -Jisung asintió tímidamente. La señora Han miró a su marido. Ninguno sabía qué decir ni qué hacer.

-Lo sabía... Sabía que no debería haberlo hecho, debería haberlo hecho... pero lo amo mucho... Parece que no puedo dejarlo atrás. Realmente no puedo. Realmente no quiero lastimar a nadie más por esto. Fui a hablar con él, ¡pero no se solucionó nada! Ahora lo sabe, pero ¿de qué sirve eso cuando él tiene una novia hermosa y yo tengo un novio cariñoso? ¡Me siento tan estancado ahora mismo! ¡No puedo seguir así! -Jisung comenzó a llorar porque eso era todo lo que sabía hacer en ese momento. Era todo lo que realmente creía que podía hacer.

La señora Han abrazó fuertemente a Jisung.

-Está bien. Todo va a estar bien. ¿Quieres que te llame amigos? ¿Chan tal vez? -Jisung asintió débilmente. Sus amigos siempre tenían una manera de animarlo y Chan siempre le brindaba el consuelo que necesitaba.

-Los llamaré. -El Sr. Han desapareció en la cocina. Jisung y su madre escucharon pasos suaves bajando los escalones de madera.

-¿Mami? ¿Qué está sucediendo? -Changhee se frotó los ojos suavemente.

-Nada cariño, vuelve a la cama. -Changhee frunció el ceño.

-Mami ¿estás llorando? ¿Quién lo hizo mami? ¡Se los mostraré! ¡No tengo miedo! -Changhe lanzó pequeños golpes al aire. Jisung sonrió suavemente.

-No, mamá no está llorando. Sólo tengo algo en el ojo. -La señora Han tomó la mano de Changhee.

-No molestemos a tu mami ahora mismo. Toma, te leeré tu cuento favorito antes de dormir. -Changhee asintió y subió las escaleras con la Sra. Han.

Jisung se quedó solo. Suspiró y caminó hacia la sala dejándose caer en el sofá. Entonces apareció el Sr. Han.

-Tus amigos están en camino. -Jisung asintió suavemente -¿Te gustaría pasar un tiempo a solas? -Jisung asintió de nuevo.

-Los dejaré entrar. No te preocupes. Vete a la cama papá, es tarde y tienes trabajo temprano en la mañana. -El Sr. Han le dedicó una suave sonrisa tranquilizadora. Jisung suspiró, pensando en el día en que descubrió que estaba embarazado.

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Flashback...

Jisung estaba en su habitación.
como cualquier otro domingo durante las vacaciones de noviembre.
Estaba jugando en su teléfono, esperando
para que Minho le envíe un mensaje de texto.

Pero cuando la mañana se convirtió en tarde, y estaba claro que Minho no iba a enviarle mensajes de texto, decidió visitarlo.

Se lo dijo a sus padres y bajó corriendo los escalones de madera. Luego salió a disfrutar del aire fresco.

Dobló la esquina hacia la calle principal, donde estaba el gran hotel. Jisung se sonrojó ante los recuerdos. Luego continuó caminando hasta que giró hacia otra calle familiar.

Luego vio la familiar casa color melocotón, completamente vacía. Se apagaron todas las luces y se quitaron las cortinas. En el interior no había ni un solo mueble

Jisung sintió que le comenzaba a doler el estómago. Se retorcía y giraba. Sintió una sensación de ardor en la garganta.

Se encorvó y se agarró la tela de la camisa alrededor del estómago. La sensación de ardor subió por su garganta y pronto se encontró vomitando por todo el jardín de la casa.

Las lágrimas corrían por su rostro mientras miraba el desastre que había hecho. Su cuerpo temblaba al sentir esa sensación de ardor nuevamente.

-¿Jisung?

Jisung se volteó para ver a uno de sus compañeros de clase (y uno de sus futuros mejores amigos) Kim Seungmin, parado frente a él con su bicicleta a su lado.

Jisung no pudo decir nada antes de vomitar de nuevo. Seungmin dejó caer su bicicleta y corrió hacia él.

-¿Jisung estás bien? ¡Le llamaré a tu mamá!

Seungmin sacó su teléfono y llamó a la madre de Jisung. Sonó una vez antes de que ella contestara.

-Señora Han, ¡algo anda mal con Jisung! Por favor venga rápido, estamos en ****.

Luego colgó.

-Todo estará bien Jisung.

Jisung no pudo decir nada. Seguía llorando y vomitando. Seungmin se mantuvo firme, asegurándole qué todo estaría bien.

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El camino al hospital fue silencioso. Jisung se sintió enfermo hasta la médula. Su madre le dio una bolsa de plástico para que vomitara si se sentía mal.

Cuando llegaron todo sucedió de forma borrosa. Hablando, luces intermitentes, paredes blancas. Jisung no pudo mantenerse despierto y terminó quedándose dormido.

Cuando despertó de nuevo, tanto sus padres como el médico estaban en la habitación.

-Les daré a todos algo de privacidad.

El médico se levantó y suspiró antes de salir de la habitación.

-¿Qué... Fue lo que pasó?

La señora Han se volteó hacia Jisung. Tenía una expresión ilegible. Sin embargo, los ojos de su padre estaban fríos.

-Jisung, ¿Dónde estuviste exactamente la semana pasada el viernes por la noche?

Jisung se congeló. Recordó todo vívidamente.

-¿Con quién estabas?

Jisung permaneció en silencio. Sus ojos temblaron de miedo.

-Porqué... ¿Porqué eso es importante?

-¡Porque estás embarazado!

La señora Han se desdibujó. Los ojos de Jisung se abren como platos. Miró su estómago, que todavía estaba plano. Colocó suavemente su mano sobre él.

El señor Han salió de la habitación, queriendo calmarse antes de hacer algo estúpido.

-Jisung... Jisung ¿Con quién estabas?

Jisung sacudió la cabeza. Recordó la casa vacía.

-No, eso no es importante. Lo importante... ¡Lo importante es lo que haré con el bebé! ¡Mamá que voy a hacer! ¡La gente en la escuela lo notará! ¡Comenzarán a preguntar!.

Jisung comenzó a llorar. La señora Han rápidamente se apresuró a abrazarlo.

-No te preocupes bebé. Tu padre y yo estamos aquí para guiarte. Realmente deseaba... Bueno, deseaba que dijeras con quién estuviste, pero si no te sientes cómodo ahora, simplemente dinoslo cuando sientas que es el momento adecuado. No quiero hacerte pasar por el dolor de cargar a otro humano, pero... Pero es tu elección, ¿Quieres o no quieres quedarte con el bebé?

Jisung miró su estómago. Él tenía dos opciones, quedarse o abortar al bebé. Él pensó en lo que Minho podría querer, o lo que podría decir. Si se lo queda, sería lo correcto que habría hecho. Y si lo aborta, Minho podría reaparecer un día y se enojaría con él.

-Lo quiero...

El señor Han entró a la habitación de nuevo.

-Lo quiero...

La señora Han miró a su esposo.

-Yo quiero tenerlo...