
✟ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕥𝕣𝕖𝕤: 𝕃𝕒 𝕄𝕒𝕣𝕔𝕙𝕒 𝕕𝕖 𝔻𝕦𝕖𝕝𝕠
1 de agosto de 1968
Distrito Federal
Una taza de café, las noticias donde al surcoreano le costaba entender debido a que el español no era tan fluido como la de sus compañeros, era la manera perfecta de despertar de Min Yoongi en el extraño país y el extraño línea de tiempo en la que se encontraba.
Samantha le había invitado a quedarse como roomie en su departamento de estudiante en lo que Yoongi trataba de agarrar los hilos de la nueva vida que ahora tendría como estudiante de intercambio en la carrera de Música de una de las Universidades más prestigiosa de Latinoamérica.
O es al menos lo que recuerda que había leído en un sitio web años... ¿Adelante?
— ¿En serio que no sabes ni que pasa Yoongi? — Pregunto la chica mientras acomodaba las cobijas en el suelo.
—No, la verdad es que no estoy entendiendo nada de lo que realmente está pasando.
— ¿Qué fue lo último que recuerdas?
Yoongi hecho la sabana ya extendida y tomo asiento encima de las cobijas, recuerda perfectamente lo que estaba pasando esa noche, Jimin lo encontró con una mujer, discutieron, lo empujo matándolo y en el funeral, su suegro lo había molido a golpes, pero claramente no iba a contarle eso a la chica que posiblemente al día siguiente iría a contarle a media universidad de que era gay y que estaba casado con un hombre.
¿La homofobia estaba muy normalizada en estos tiempos?
Miro a la chica y decidió no admitir la verdad, solo le sonrió levemente y negó.
—No es nada, mejor hay que dormir—Y se metió a las cobijas. — ¿En serio irán a esa dichosa marcha?
—Ya te lo explicamos Min, no me hagas decirlo de nuevo—Y la chica se metió en sus abanas—Igual no nos apoyarías, ya nos dimos cuenta.
Yoongi no comento más y prefirió acomodarse para poder conciliar el sueño.
Al día siguiente solamente tomo su mochila, vistió la ropa que alguno de sus hermanos de la chica le presto y salieron juntos a clases, o al menos las supuestas clases que tendría, pues después de la una de la tarde irían a la marcha que obviamente, el pianista no participaría.
—Hola, Yoongi ¿Qué tal amaneciste hoy? —Saludo Marta mientras se acercaba a la pareja recién llegada.
—Bien, no me puedo quejar ¿Ustedes?
—Muy bien, aunque bueno, me tuve que desvelar para revelar algunas fotografías.
El surcoreano recordó que en esas épocas aún no se podía imprimir las fotos como normalmente él recordaba, la tecnología aún no llegaba al cien y aunque no se notaba, luchaba para que nada, al menos para ellos, de su boca no saliera palabra alguna que hablara sobre el futuro y terminara de confundir a los chicos que él llamaba "amigos"
Aunque Samantha –al parecer para él- le creía, y eso aún le tenía un poco de fe.
— ¿Nos acompañarás Min? —Martha pregunto.
—Ya saben lo que pienso sobre eso.
—Yoongi, con todo respeto ¿Apoyarías al gobierno si en tu país mataran estudiantes sin razón alguna?
—Eso pasó hace diez años en mi país—Claramente no se notó el esfuerzo de acordarse del año exacto de la guerra de las dos Coreas.
—No es lo mismo—Ironizo Martha.
—Claro que sí.
—Bueno ya chicos—Y Samantha miro a pianista—Si nos quieres acompañar, ya sabes dónde encontrarnos—y dejaron solo al chico en el pasillo de esa universidad.
┊✤┊
— ¿Sabes lo que realmente me sorprende del coreano ese? Que no se pone en nuestros zapatos— se quejaba Martha—Y realmente es lo que me molesta.
—Mujer, recuerda que cada país tiene un pensamiento diferente, no todos piensan igual que México—Conforto Samantha quedándose a medias en el comentario—Además, deberías saberlo tú más que nadie, estudias periodismo.
— ¿Y eso que tiene que ver?
—Mucho Martha ahora, deja que él solito se dé cuenta de las cosas, no debemos obligarlo.
La estudiante de Periodismo solo suspiro, tomo la cajita de jugo que posaba sobre la mesita y tomo de ella, realmente la mañana estaba algo agitado, sin contar que solamente los rumores de la mañana era lo que estaba aconteciendo actualmente y que también se acercaban las fechas de evaluaciones y que por las manchas y paros que hay, no se llevarían a cabo.
Y una de esas tantas noticias que rondaban, era que habían detenido a varios compañeros de salón y algunos más de otros grados de la misma facultad.
Y también desgraciadamente, habían matado a dos muchachos que consideraba buenos colegas.
— ¿Ya estudiaste la partitura que comentabas?
—No—contesto la violinista— ¿Crees que deba pedirle ayuda a Min?
—Según él es pianista, deberías de pedirle ayuda—y sonrió—Chance y... pase algo más.
—Cállate—Y bajo la mirada avergonzada.
Martha rio al ver a su amiga así, a leguas se notaba que Sam comenzaba a llamarle la atención el pianista, desde que voluntariamente se comprometió en ayudarlo en cuanto a techo, comida y un poco de orientación, se notaba el repentino interés en él.
No malinterpreten a Samantha, pero Martha la conocía bien, y la violinista no era la clase de chica que confiaba fácilmente en desconocidos y Yoongi era un total desconocido que el grupo de amigos había auxiliado en los baños de la facultad de Música.
—Ya está bien, vallamos por los muchachos, ya casi empieza la reunión.
Ambas asintieron y tomando sus pertenencias comenzaron a caminar hacia el centro de la Ciudad Universitaria.
Cientos de estudiantes con pancartas, gritando consignas y alzando los brazos en señal de libertad y justicia era el panorama del día.
El rector tomo el micrófono y miro a todos aquellos estudiantes que estaban gritando por justicia hacia su escuela y hacia aquellos compañeros que habían sido detenidos injustamente aquella madrugada en la toma de la preparatoria y la caida de la Puerta de San Ildefonso.
—Jóvenes—Comenzó—, amada comunidad universitaria, hoy es un día de luto para la Universidad. La autonomía está amenazada gravemente y quiero expresar que la institución, a través de sus autoridades, maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo acontecido.
Todos alzaron sus manos de nuevo acompañadas de gritos y ovaciones en contestación al rector y al igual en señal de solidaridad.
—La autonomía no es una idea abstracta, es un ejercicio responsable que debe ser respetable y respetada por todos.
Y con ellos, dio por iniciado, la Marcha de Duelo en honor a aquellos fallecidos y detenidos de la madrugada del 30 de julio.
┊✤┊
—Fernando, ¿Tú tienes clases con la profe Zamora?
— ¿Por qué la pregunta Park?
—Porque te aviso que el examen que nos hicieron, también va para ustedes.
—No manches Jimin, ¿Qué decía?
Y el trío tomo asiento en una de las jardineras de la escuela, aunque aún estaban en paro por el reciente suceso de la madrugada del 30 de julio, la universidad no había detenido totalmente las clases.
Aun así en pleno caos estudiantil, debieron entregar proyectos, carpetas y todo lo que pedían sus despiadados maestros de carrera, Aunque para Jimin no era ningún problema, por algo si nombre relucir en el primer lugar del cuadro de honor de la carrera de Contaduría Pública.
—No logro entender cómo es que siendo hijo de uno de los empresarios más exitosos de México, vienes a la IPN y no vas en la Iberoamericana o en La Salle.
Jimin miro a la chica y sonrió.
—El hecho de que sea hijo de un empresario y que va a financiar las olimpiadas, no significa que deba de estudiar en una escuela privada.
Jimin era hijo de Park Bogum, Director de una empresa de Textiles que a pesar de la guerra de Corea, había ido creciendo y ahora contaba con una sede en México, además que sería patrocinador de las olimpiadas en México.
Para el alumnado de la IPN era raro que aquel chico estudiara en una escuela de gobierno y en una carrera común y corriente que aunque para él, era algo fácil por lo tan familiarizado que estaba con las cuentas, números y más números.
Exactamente, desde que tiene uso de la memoria y antes del trágico suceso por la cual debió migrar a México.
—No le hagas caso a Diana, ya sabes, esta chiflada—Comento Fernando.
Los chicos rieron y miraron sus apuntes— ¿No saben nada de Guillermo?
—Nada—Y Diana suspiro—, mi mamá fue a buscar en las comisarías para ver si lo habían detenido, pero no hay nada y ella está muy angustiada.
— ¿Y en los hospitales?—Pregunto Fernanda, la chica negó y bajo la cabeza.
Jimin rápidamente abrazo la chica para confortarla.
Guillermo, al igual que varios jovencitos de la Preparatoria Uno, habían sido capturados y algunos desaparecidos después del Bazucazo que había destrozado la legendaria Puerta de San Ildefonso.
—Dani, no te preocupes, de seguro está bien.
—Esto ya es algo que se está saliendo de las manos.
— ¿Irán a la marcha que habrá en la Ciudad Universitaria? —Pregunto Jimin.
— ¿Nos dejarán pasar?
—Solo decimos que somos nuevos, total, hay muchos estudiantes y no creo que nos vayan a reconocer— Afirmo Fernando.
Jimin miro a sus amigos y solo suspiro, no le gustaba meterse con los de la UNAM, sin recordar que en esa escuela estudiaba su amor platónico y después de un mal encuentro, menos quería pisarla.
— ¿No tengo de otra verdad?
—Vamos Jimin, no seas aguafiestas.
—Lo que haya pasado con Samantha nada que ver, vamos.
Jimin solo suspiro y asintió. —Vamos.
┊✤┊
La única marcha que él recordaba que había participado, era una en contra del director de orquesta que había abusado de su compañera de orquesta.
Y después de eso, el director Lee Heechul fue detenido y con nueve años de prisión encima, pensó que había dado por final a ese asunto, a los dos meses, la dulce Daehyun decidió quitarse la vida debido al constante acoso.
Recuerda perfectamente que el violinista Félix soltaba comentarios como: "De seguro estuvo de ofrecida" "Le abrió las piernas y por eso tiene ese lugar en la orquesta" y más comentarios que prefirió no recordar.
Kim Daehyun, de apenas 23 años y que fue mejor amiga de Jimin, había fallecido por culpa de ese animal.
Pero ahora iba caminando detrás de los chicos que lo habían salvado en aquellos baños, aunque odiaba las grandes masas, no iba a permitir que aquellas chicas les sucediera algo de la que después se iba a arrepentir, porque si, no confiaba en Javier y los hermanos.
Recordó que Javier le había contado la anécdota de la noche del partido de futbol americano y que casi Samantha iba a ser reprendida por uno de los granaderos, es por eso que prefirió acompañar a los muchachos en caso de que algo así volviera a pasar y pudiera sacar a tiempo a las chicas.
Para suerte o desgracia de Yoongi, parecía que el destino le estaba jugando una mala jugada, pues pareció haber visto a Jimin, su amado pollito, aunque al minuto prefirió olvidarlo y seguir caminando de la mano de la violinista y la periodista para no perderse.
Para la sorpresa de Jimin y sus amigos, la Politécnica también era partícipe en la marcha. Varios contingentes de su universidad se hacían presente y la universidad contraria los recibía en aplausos y chiflidos y no con rechazo, dando por entendido que aquella rivalidad estaba siendo olvidada.
La lucha contra el gobierno opresor de Díaz Ordaz había unido a los bandos de las fresas y los callejeros.
La marcha iba en total calma entre gritos de justicia y porras, pero notaron como los contingentes se habían detenido.
Los líderes habían recibido informes sobre que el ejército y policías los esperaban en caso de que lograrán librarla con los granaderos, para evitar algún evento catastrófico, prefirieron parar.
—Jimin, da tú el informe en este lado, ya el rector de la UNAM está dando aviso.
Jimin tomo el megáfono y escuchando lo que debía decir, subió en una banqueta y suspiro.
— ¡Compañeros, el cuerpo granadero nos impide el paso, por lo cual, egresemos a las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México y demos por terminada nuestra marcha!
Y en total calma, regresaron a la Ciudad Universitaria, y en un minuto de silencio y entonando el Himno Nacional, honraron la memoria de los muertos del 26 de julio.
Y a lo lejos, Min Yoongi estaba llorando en silencio al ver aquel chico del Instituto Politécnico Nacional.
Hola a todos, este nuevo capítulo, espero que le vallan entendiendo todo 😅 sino subiré más información.
Recuerden que algunas cosas serán ficticias y algunas cosas son datos reales.
De nuevo muchas gracias por leer está historia ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro