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✞ ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕢𝕦𝕚𝕟𝕔𝕖: 𝕊𝕠𝕝𝕦𝕔𝕚ó𝕟 𝕕𝕖𝕗𝕚𝕟𝕚𝕥𝕚𝕧𝕒

Estudiantes corriendo escaleras abajo, soldados acorralando a todo grupo que no lograba conseguir escapar. Algunos soldados tumbando puertas de salones, entrando y volteando butacas y mesas.

Soldados entrando a los laboratorios y tumbando todo estante que se atravesará, regando documentos y tomando a las muchachas por sus cabellos.

Estudiantes tratando de rescatar todo material que pudiera salvarse y aventando volantes del movimiento como modo de distracción para que los militares no pudieran alcanzarlos

— ¡Córrele pendejo! —grito Yoongi mientras tomaba del brazo a David que había tropezado tratando de correr.

—Puta, ¿qué hacen los pinches miliares en la UNAM?

—No se wey, pero corre sino te alcanzan.

Entre el cansancio y la adrenalina por escapar ninguno se percató que uno de los líderes de la CNH había sido detenido junto a Mariela, también integrante de la CNH.

Yoongi y David corrían por los pasillos y trataban de ayudar a los que caían al suelo por su estúpida torpeza y que no entendían que debían de correr por su vida.

A lo lejos pudo ver a Martha correr descalza, pero unos militares habían logrado tumbarla y subirse sobre ella para poner sus brazos detrás y detenerla.

— ¡MARTHA!

—Carajo Min corre pendejo.

David tomó del brazo a Yoongi y corrieron escaleras abajo. Algunos estudiantes se detenían frente al asta y cantando el Himno Nacional, se entregaban como muestra de que ellos podían acatar órdenes de arriba.

Entre ellos, dos líderes más del Consejo Nacional de Huelga.

Fernando había logrado escapar junto a Sócrates y en el camino se toparon con Yoongi y David. Se detuvieron en un teléfono público, un poco más alejado de la Ciudad Universitaria.

El cansancio y la nula energía ya era evidente en sus rostros de todos los que ya estaban reunidos en aquel teléfono público, Fernando inmediatamente descolgó el teléfono y marcando un número y metiendo monedas esperó, Yoongi y David realmente no sabían que estaba haciendo el muchacho.

— ¿Profesor Seokjin? Invadieron la Ciudad Universitaria... No, no tenemos donde quedarnos, sí... Somos... —Y volteó hacia los demás, había tres líderes de la CNH y él que era de la Politécnica, de nuevo se dio la vuelta y contesto la cantidad.

Unos segundos más y miro a los chicos.

—Vámonos, tenemos que escondernos.

—Tenemos que esperarnos, sí que tal viene más gente y podemos irnos a...

—A ver, David—, y Fernando lo tomó por los hombros. —Ya detuvieron a tres líderes, los pendejos se entregaron solos. Si a Sócrates, Yoongi, tú y yo nos detienen, se va a carajo todo, así que decídete, wey.

David solamente trago saliva y suspiró, con un asentamiento simplemente corrieron hacia donde Fernando les indicaban.

Yoongi inmediatamente miro una casa estilo antiguo y al tocar la puerta, un profesor les abrió. No pudo evitar el gran impacto que eso le había generado, era como ver al exnovio de Jimin.

Lo recuerda perfectamente, un chico alto y realmente guapo, actor y dueño de una empresa clínica y tres restaurantes heredado de sus abuelos.
Recuerda perfectamente que lo conoció aquella noche del recital de su esposo, le había obsequiado un ramo de tulipanes rosas y besado su mejilla que Jimin tímidamente había aceptado.

Recuerda perfectamente que había ido a su boda y Jimin simplemente le saludo.

Kim Seokjin ahora era un profesor de Ciencias Políticas, según lo que escuchó, cuyo hermano también había asistido al mitin del zócalo y que no sabía dónde estaba.

Simplemente, esas palabras le eran raras.

—Es algo pequeño muchachos, hay una cama y un catre para que puedan dormir.

—Gracias profesor— Agradeció Yoongi mientras trataba de analizar la trampa del lugar.

Simplemente, no podía confiar fácilmente en la ayuda que repentinamente había conseguido Fernando.

Sócrates también miraba todo curiosamente, miraba cada rincón y David simplemente caminaba con la mirada gacha.

—No se preocupen muchachos, yo soy profesor de Ciencias Políticas de la Ibero, comúnmente no hago esto, pero yo también estoy buscando a mi hermano.

— ¿Ya lo busco en Lecumberri? —pregunto David.

—Ya, pero me dicen que no está en el lugar, pero lo estoy buscando.

Yoongi simplemente asintió y suspiro. —¿Puedo usar su teléfono?

—Claro, están en aquella esquina.—Seokjin señalo el teléfono y Yoongi rápidamente marco el número que simplemente se sabía de memoria.

Jimin tomo el teléfono y contesto.

¿Bueno?

—Jimin... ¿Dónde estás? ¿No estabas es CU?

No, estaba en mi casa ayudando a mi papá, no pude ir. ¿Qué pasó?

—Los militares tomaron la Ciudad Universitaria, detuvieron a varios y también a... —Tomó aire —también a Martha.

Jimin no podía creer que era lo que estaba escuchando ¿Cómo que habían detenido a la amiga de su ex?

— ¿Y Samantha? ¿La detuvieron?

— No sé, Fernando y yo solamente corrimos y no pudimos ver a dónde se fueron los demás.

Escucho un suspiro en la otra línea.

Yo la iré a buscar, y Yoon... Cuídate.

Yoongi afirmó y colgó el teléfono.

┋✥┋

Marisol sacaba las fotografías que había tomado de la marcha del silencio. Había decidido revelarlas y poderlas mantener a escondidas de su papá.

Cuando menos lo pensó, un golpe fuerte llegó a su cabeza logrando desmayarla.

—Llevensela, nos va a servir esa mocosa.

—Jefe... ¿Cree que va a poderle sacar dinero al atleta ese?

—No te estoy preguntando si le vamos a sacar dinero o no a Taehyung, dije llévatela.

El chico rápidamente tomo a la chica y la subió al auto, el tipo inmediatamente llamo al nadador y al escuchar la voz del chico sonrió.

—Ven a Lecumberri con un millón de dólares, sino quieres que tú noviecita se muera.

Y colgó el teléfono del laboratorio.

┋✥┋

Me es insostenible la postura que el gobierno ha tomado con la población estudiantil. Usar la fuerza militar y civil para oprimir la voz del futuro de México es un acto que no pienso tolerar. Además que se me ha culpado de las actividades que se han realizado a través de estos últimos meses

Menciono el rector de la UNAM.

Por lo cual, presento mi renuncia ante los directivos de la UNAM haciendo de esta irrevocable.

—El rector ahora se nos hecho para atras.

Yoongi suspiró y solamente tomo asiento en el sofá.

— Ahora nos quedemos solos sin la ayuda del rector.

—La CNH es independiente— contesto Yoongi. —Nuestras actividades siempre han sido por decisión de los líderes, no se confundan.

— ¿Entonces que hacemos? —Pregunto desesperado Sócrates.

—Darnos por vencidos, eso nos conviene. —Menciono David. —Yo mejor me voy.

—Esperate wey— Lo detuvo Fernando. —No vamos a tirar a la basura todo lo que realmente ya logramos hacer, así que no no va dejar que todo lo que ya hicimos de valla a la mierda.

— Pero mira, el pendejo ese se chivo y huyó como un puto.

—Y seguiremos caminando solos— Está vez Yoongi hablo. —Asi que seguiremos peleando nosotros, si el rector se rindió está bien pero nosotros no.

—Pero Yoongi...

—Ya escuchaste, no vamos a dejarnos tumbar, no ahora que podemos lograr algo, tomaron la IPN y ahora la UNAM.

David suspiro y solo miro a Sócrates y Fernando, ambos se notaban tan tranquilos que no creía realmente que ellos estuvieras desesperados como justamente ahora lo estaban Yoongi y él.

Algo le decía que había algo detrás.

— ¿Tenemos el mitin del 2 de octubre no?

Y el teléfono sonó, escucharon los pasos y al minuto el profesor se asomo.

—Chicos, es el rector.

┋✥┋

—Pero Barros, no puedo aceptar tú renuncia así de la nada.

El exrector miro de regreso al Gran Presidente con la mirada incrédula.

—Mi renuncia es hacia los directivos de la UNAM, además. Sabes que no puedo tolerar lo que han hecho.

—No tenía otra opción.

—Tomar las instalaciones de la UNAM, Ordáz, no puedes simplemente entrar a la máxima casa de estudios y detener a los estudiantes como si fueran criminales.

El Gran Presidente tomo un trago del Whisky que le había ofrecido el profesor y lo miró.

—Son delicuentes.

—Son jóvenes que buscan su libertad.

—Por favor, no puedes renunciar así de la nada, tú eres quien abrirá la sala olímpica por favor.

El exrector medito aquellas palabras, además que una sensación de arrepentimiento comenzaba a llegar debido a que había abandonado a los muchachos. Con su renuncia a la rectoría dejaba vulnerables a sus estudiantes que habían confiado en él y además... Abandonaba a los de la CNH.

Debía de regresar si o si.

—Acepto con tres condiciones.

—Dos, no puedo hacer más.

Barros acepto.

—Libera a los líderes que detuvieron ayer y abre una charla con la CNH.

Días Ordáz no tenía de otra.

—Esta bien.

┋✥┋

—Pero presidente, ¿Cómo pudo aventar eso?

—Era eso o dejarlo ir además, ahorita no estamos en disposición de aceptar berrinches.

—Esos pendejos solo quieren a sus muertos para que se estén quietos, hay que dárselos.

—Señor presidente, considero que se habrá el debate.

El presidente miro a todos y asintio.

—Manatou encárgate del debate, y si no hay resultado, Echeverría me dará la solución definitiva.

┋✥┋

Taehyung corrió todo lo que sus pies le permitían hacia aquel punto que se le había indicado. Una vez que llegó solamente lanzo la maleta con el dinero y suspiró.

— ¡Suelten a Marisol!

—Pero que valiente muchacho, no te preocupes, tu linda novia está adentro.

El tipo tomo la maleta y simplemente salió del lugar, Taehyung rápidamente entro a aquella casa y viendo a la chica corrió para poderla auxiliar.

—Taehyung... No lo hubieras hecho, no es tu deber.

—Mar, debemos de irnos juntos, que la competencia no valga nada, vámonos...

—Tae...

—Vamonos a mi país, haya nada te lastimara. Te casarás conmigo y podemos ser felices.

Marisol miro los ojos de Taehyung. ¿Una vida juntos? Realmente nunca de lo había planeado. Siempre pensaba que terminaría la preparatoria teniendo dieciocho años y tal vez se casaría con alguien o sus padres le buscarían a alguien. Sería maestra y condenaria a su vida ser ama de casa. Pero nunca imagino que conocería a un extranjero y le pedía casi suplicando que se fuera con el a su país.

Debía de pensarlo.

—Dejame pensarlo por favor.

—Pero...

—Osito, solo dame tiempo por favor, dame tres días y te lo diré.

No tenía otra opción.

—Esta bien.

┋✥┋

—Los presos políticos fueron liberados tal y como el rector Barros lo pidio, a cambio pedimos que por favor, se detengan las marchas en lo que duran las Olimpiadas.

Los estudiantes que habían sido enviados para el debate miraba a Manatou y los secretarios. Uno de ellos reconoció perfectamente al Secretario Echeverría y trago saliva, en su expresión reconoció que este diálogo no le agradaba del todo.

Lo que Echeverría quería ver era sangre.

—En cuando a eso señor, realmente el Consejo Nacional de Huelga no tiene intensión de perturbar la paz de la sociedad, lo que nosotros queremos es el Diálogo y el derecho a la libre expresión.

Manatou asintio.

—Abriremos el diálogo muchachos, pero ustedes también ayúdenme en esa parte, entonces ¿Aceptan?

El estudiante de Derecho sonrió.

—Aceptamos.

┋✥┋

Yoongi sonrió al ver a Jimin parado frente a la puerta de su casa, se acercó hasta él y tomo su hombro. Jimin pego un brinco asustado y miro quien era.

— ¿Busca a alguien joven Park?

Jimin negó y suspiro.

— Solo... Quería pedirte disculpas por lo que pasó aquella noche.

Inmediatamente Yoongi borró su sonrisa.

—Mira, no quiero que te confundas, es que tú... Es que yo...

—Entiendo ¿Quiere pasar? En la mochila traigo unas cervezas.

Jimin asintió y dejando que el dueño abriera la puerta se hizo a un lado. Yoongi permitió la entrada a Jimin y simplemente cerro la puerta.

—Ya tenemos avances, por lo mientras solamente haremos el mitin en Tlatelolco.

Jimin volteo la mirada hacia el pianista.

— ¿Y Martha?

Yoongi suspiró.

—La encontraron muerta.

Jimin simplemente tomo asiento en el sofá y en cuando Yoongi acercó la cerveza, este rápidamente se lo arrebato y tomo un trabajo trago de ella.

— ¿Quién fue?

—Eso no lo sabemos Jimin.

— ¡¿Cómo mierda no van a saber Yoongi?! ¡Era también mi amiga!

—Y no sabes también cuánto me duele, por eso también quiero saber quién la mato.

Jimin simplemente de nuevo tomo asiento en el sofá y suspiro.

—Tengo miedo.

El pianista se acercó y tomo su manos.

—Yo también tengo miedo, no se si mañana regrese a casa vivo o amanecer el Lecumberri, o muerto también.

Ambos se miraron a los ojos y de nuevo ese impulso, Jimin ni siquiera sabía porque ese impulso de nuevo que querer besándolo. Pero cuando menos lo pensó de nuevo estaba allí, disfrutando del beso que patéticamente era prohibido para él.

Porque lo prohibido también era lo que más le gustaba.

Unos segundos bastaron para ambos separarse y suspirar.

—Tú no te vallas.

El pianista tomo las mejillas del contador y junto sus frentes.

—No te dejare.


Hola a todos, de nuevo regresamos aquí con un nuevo capítulo.

Ya esta es el penúltimo capítulo de 1968, créanme que hasta a mí me duele este suceso, pero poco a poco estamos llegando al final.

Y nada, hay nuevos lectores por aquí, gracias de verdad por tomarse el tiempo de leer está obra.

Sin más por el momento, nos estamos leyendo.

—SuAMin.

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