【𝟕: 𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐜𝐢𝐭𝐚】
Era oficial. Pico y Lila tendrían una cita.
La mujer había recibido la nota que el otro le había dado a Skid, y por supuesto, había aceptado a salir con él.
Ambos habían hablado por mensaje poco después, para concretar el lugar y día de la cita, pero no se habían visto en persona, por lo que no podían ver cuán nervioso estaba el otro.
Pero cierto niño si pudo verlo, en el caso de Lila al menos
—¡Venga mamá! No estés tan nerviosa— dijo Skid, tratando de tranquilizar a su madre— ¡Solo vas a ir a cenar con Pico!
—Bueno, si lo ves así...— respondió Lila, pero volvió a agobiarse al instante— ¡Ay no! ¿Donde están mis tacones? No voy a ir con estas zapatillas llenas de mierda
—Por favor, a Pico le agradas tú, no lo que lleves— le dijo el niño
—Ya lo sé hijo, pero no voy a ir con mi ropa de trabajo— le contestó ella, mientras revolvía un armario— y no he tenido una cita en años, desde que salí con tu padr-
Silencio
—Olvida eso...— añadió Lila, y trató de cambiar de tema— Por cierto, ahora que lo pienso: si yo voy a estar con Pico esta noche, ¿quién va a cuidar de ti?
—¡Oh si! Pico me lo dijo el otro día— contestó Skid animadamente— Dijo que dos amigos suyos iban a cuidar de mi, y que seguro que me lo pasaría muy bien con ellos.
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Y, mientras tanto, en la otra punta de la ciudad, esos dos amigos estaban hablando por teléfono con aquel que los había enviado.
—¡Tú tranquilo Pico!— dijo una voz femenina al otro lado del teléfono— cuidaremos del niño, tú procura pasártelo bien con tu novia, ¿okey?
—No es mi novia— contestó el pelirrojo con pesadez— ni siquiera-
—Espera, espera— dijo otra voz al otro lado del teléfono, esta vez una voz masculina — ¿Vamos a cuidar un crío para que tú salgas con su madre? ¿Que vas a hacer, cogertel-
—¡DARNELL!— le interrumpió la primera voz, con un atronador grito— ¡Estoy hablando por teléfono, no me interrumpas! ¡Y te he dicho que me traigas mi cuchillo!, ¿¡Dónde está!?
—¡Aquí, gritona!— dijo la voz masculina, y se escuchó un ruido metálico— Ups, se cayó
—¡RECÓGELO! ¡Y más te vale que no se haya rayado!— volvió a gritar la voz femenina. Después, se dirigió de nuevo a Pico, con un tono dulce— Bueno, ¿en que estábamos?
—Solo... Cuiden del niño. Sin matarlo, de preferencia— dijo Pico— yo tengo que prepararme para la cita
Y colgó la llamada
"Tengo que prepararme para la cita", había dicho. Sonó como que lo tenía muy claro aunque por supuesto no era el caso.
No había tenido una cita en toda su vida, es más, nunca había gustado de nadie siquiera. Y ahora que al fin encontraba a alguien, que esa persona le amaba, y que iba a tener una cita con ella, no tenía ni idea.
Abrió su armario. No tenía tanta ropa, solo unas pocas camisas verdes todas iguales, lo mismo con los pantalones caqui, ambos amontonados en el fondo del mueble.
—No voy a ir con eso puesto...— se dijo en voz baja, y abrió otro cajón. Ahí encontró otra camisa, una chaqueta verde y una corbata— Ah, esto debe ser de alguna de las graduaciones del instituto. Servirá, supongo.
Se vistió con esa ropa, bastante más elegante que la que solía llevar, trató de peinarse un poco y tomó un ramo de flores, el cual había comprado previamente para Lila, con una mano, y con la otra, su arma.
Después de esto, abrió la puerta y salió a la calle, rumbo al restaurante en el que tendría su cita.
El chico caminaba por la calle anochecida, tranquilamente, mientras pensaba en cómo actuar frente a Lila o que debía decirle.
Toc, toc, toc...
Trataba de concentrarse en pensar algo decente que decir, cosa que se le dificultaba, pues le parecía oír un sonido a su espalda. Algo como... unos pasos.
Toc, toc, toc...
¿Sería su cabeza jugándole una mala pasada, como siempre? La verdad, se oía muy real.
Se dio la vuelta, para mirar si había algo tras él, y le pareció ver algo. Una sombra, que parecía esconderse tras un contenedor de basura cercano. No pudo llegar a distinguir si realmente era alguien o no.
—¿Hola?— dijo el chico. El silencio fue su única respuesta— Hmm, debió de ser un gato o algo— se dijo a sí mismo.
Ignorándolo, se volvió y siguió caminando.
Finalmente, llegó al restaurante. Abrió la puerta del local, miró las pocas mesas que habían y efectivamente, en una de ellas se encontraba la mujer a la que estaba esperando: Lila.
—H-Hey, hola— saludó Pico, acercándose a la mesa, y sentándose en la silla enfrente de Lila— Uhh... ¿Hace mucho que llegaste?
—¡Oh, Pico! Hola, y no, recién vine, jaja— le contestó ella, sonriendo, y añadió— ¡Me alegra tanto que hayas venido!
—Igualmente— respondió él, sonriente
Silencio
Era bastante más incómodo estar hablando presencialmente que por mensaje o mediante notas, por lo que ninguno de los dos sabía muy bien que decir.
—Bueno, vamos a ir pidiendo la cena o algo— dijo Pico, con una risa nerviosa, tomando la carta
—Ah, si, claro— contestó la mujer, tomando su carta también
Por suerte, esta incomodidad no tardó en convertirse en una charla más animada por parte de ambos. Hablaban de sus hobbies, contaban anécdotas o cualquier cosa.
—Y entonces le dije: "Tú novio me dice papi"— dijo Pico, en referencia a... Bueno, si ya se la saben— Y todos se quedaron en silencio. Y desde entonces, por culpa de ese chiste, mucha gente me empareja con él.
—¿Con Boyfriend? Dios mío— respondió la mujer, pero luego sonrió y dijo— ¡Pero yo tengo algo mejor que eso! A mi me emparejan con una fruta
—¿Una fruta?— dijo el pelirrojo, aguantándose la risa— ¿Como?
—No preguntes por qué. Es un limón o algo así, ni siquiera sé su nombre— contestó Lila, riendo un poco— Qué raro, ¿no?
—Sip, jaja— dijo el chico, y comenzó a reír también
¡Bang, bang!
Se escuchó un fuerte sonido, y todo el restaurante se quedó en silencio.
—¿Que fue eso?— preguntó Lila a su acompañante, interrumpiendo el silencio
"¡No! ¡Por favor, se lo ruego, no dispare!"
¡Bang!
El sonido se escuchó de nuevo, esta vez más cerca, y Pico pudo reconocer de que se trataba.
Disparos.
El restaurante seguía en un silencio sepulcral, y esta vez fue Pico quien lo interrumpió con un grito.
—¡Todos, escóndanse! ¡RÁPIDO!— gritó este, subiéndose a una silla— ¡Busquen un armario, vayan a los baños o escóndanse bajo las mesas, VAMOS!
En un segundo, se armó un gran barullo en el local. Mientras todos gritaban, corrían o simplemente se tiraban al suelo, Pico salió del lugar en dirección a donde habían sonado los disparos: Un callejón, en la misma calle en la que estaba el restaurante.
Se asomó por el callejón, y vio a una figura alta, girada, con un cadáver frente a él.
En silencio, Pico se llevó la mano al bolsillo del pantalón, sacó su arma y apuntó a esa silueta, que aún estaba de espaldas.
Lo cual no duró mucho...
La figura se giró muy rápidamente hacia Pico, y le apuntó con la pistola con la que había matado al hombre de antes. Después, dio un paso hacia delante, y el sicario pudo ver finalmente de quién se trataba.
—Es... Usted— dijo este, con su voz algo temblorosa
—Si, soy yo— sonrió esa persona— Sorpresa
—¿Que hace aquí?— preguntó Pico, aún con miedo
—Vine a hacer el trabajo que tú no hiciste por mi— contestó seriamente, aunque después echó una carcajada— Porque estabas... ¿En una cita? Pfff, jaja, no me digas que encontraste a una mujer tan enferma mental como tú.
—No hable así de ella— dijo el chico con decisión, tratando de ocultar ese miedo.
—¡Pico!
—¿Eh?— el pelirrojo se giró hacia el lugar del cual provenía la voz, y se sorprendió al ver que era su pareja— ¡Lila! ¿Qué haces aquí?
—¿¡Que haces tú!? ¿Eso es un arma?— dijo ella, muy asustada, y después se giró hacia la aún misteriosa figura— ¿Y quién rayos es usted?
—Gabriel Updike, un gusto— respondió él secamente, y volvió a mirar al sicario.
Los tres se quedaron en silencio.
Updike y Pico apuntándose mutuamente con las armas, listos para disparar, y Lila al lado del segundo, asustada.
—Voy a dispararle— le susurró el sicario a Lila— Estoy harto de toda esta mierda
—¡No lo hagas!— le contestó esta, subiendo un poco la voz, pero después susurró— Él también tiene un arma, te disparará
—Que se atreva— susurró este de nuevo
¡Bang!
Pico había disparado al estómago del contrario, el cual cayó al suelo, de rodillas.
—A-Agh...— gimió de dolor Updike, con una mano en el estómago— Puto traidor...
—Vámonos— dijo Pico a Lila, tomándola de la mano— Con suerte no se levantará
—Okey, pero no creas que no te voy a pedir una explicación a todo esto— respondió esta
Antes de que se fueran, el hombre nube levantó su otra mano, aún con el arma, y disparó a la pierna del pelirrojo.
¡Bang!
...
Pico sintió como se le nublaba la vista.
Todo se escuchaba como un eco apenas inteligible, no podía ver nada con claridad, y lo único que sentía era... dolor, el cual ni siquiera sabría decir de donde provenía.
"Que ha sido ese ruid... ¡PICO!"
El chico intentó responder, pero de su boca no salía ningún sonido. No tenía fuerzas.
"¿Estás despierto? O-Oh dios mío, Pico..."
Solo seguía escuchando una voz, la cual no supo siquiera identificar en ese momento, ni entender todo lo que estaba diciendo.
Pero que, aún así, sabía que lo estaba animando. Lo cual le hizo sentirse un poco menos mal, y aunque no le quitó ese fuerte dolor en la pierna, pudo darle una breve tranquilidad dentro de todo ese agobio y tensión.
Y eso era un gran paso.
Ahora quedaba el otro paso, el más difícil.
"Por favor, no te vayas..."
Ser capaz de hacerle caso a esa voz.
Continuará...
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