【 𝟓: 𝐁𝐚𝐢𝐥𝐚𝐧𝐝𝐨 】
—¿Y vas a estar ahí hasta que cierren? ¿Podrás salir un poco antes? ¿Me dejarás que te ayude con algo?
Kevin se veía abrumado por todas las preguntas que su novia, Jaune, le hacía mientras ambos caminaban por la feria de Spooky Town.
El chico estaba allí por órdenes de su jefe. Según él, nadie iría a la tienda de dulces en una época tan alejada de Halloween, así que pondrían un pequeño puesto de algodón dulce en aquella feria.
Él no era muy fan de las ferias, por la cantidad de gente y de ruido que solía haber en estas, pero seguramente su estancia se le haría más amena gracias a Jaune. La chica si que amaba ese tipo de eventos.
—Oye, ¿y ahí vendéis cerveza? ¿Me puedes conseguir una?— volvió a preguntarle la mujer
—No, solo hay algodón dulce, gofres y manzanas de caramelo— explicó el hombre— Ya sabes, cosas de feria
—¡Manzanas de caramelo! ¡A Lila le encantan!— dijo ella emocionada, y después pensó— Oye, ¿crees que su hijo vendrá por aquí?
—Espero que no...— dijo el pelinegro por lo bajo
—¡Pasando!
Tras escuchar eso, Kevin fue empujado hacia un lado con fuerza, cayendo al suelo.
—¡Eh!— Jaune se sorprendió por ello, y le gritó a quien le había empujado— ¿¡Oye, que haces con mi novio, mierda!?
La figura se giró al oír eso.
Se trataba de una mujer con el cabello castaño y rizado, algo más alta que ella, y que llevaba un vestido rojo y largo, como si de una modelo se tratase.
—Oh, vaya, eres tú— dijo con un tono de burla, acercándose
Kevin se levantó, y ambos miraron a la mujer, Jaune con más asco que nadie.
—Hmm, no esperaba verte aquí, y menos vestida de esa manera —dijo la del vestido en ese tono repelente— Te verías mejor con una bolsa de basura
La castaña rio, mientras la rubia parecía querer matarla, y el pelinegro no entendía nada.
—Emm, disculpe, ¿y usted es...?— preguntó Kevin
—Soy Carmen, y tú... ¡oh, eres ese vendedor de caramelos! —le dijo la mujer con simpatía— ¡A mi hijo le encantan! Se llama Raynold, seguro que lo conoces, es muy popular
El hombre no tenía ni idea de quien estaba hablando aquella mujer, pero asintió para no discutir.
—En fin, lamento que tengas que estar con esta porquería hecha mujer —dijo Carmen en tono de conclusión— Oh, aún recuerdo cuando su marido la dejó. Era muy guapo
La castaña le dio una palmada al chico en la espalda.
—Y tú de ninguna manera estás a su nivel, querido. Pero al menos si que estás al nivel de esta payas-
—¿No tienes otro sitio donde estar, Carmen? —preguntó Jaune, tratando de ser educada, pero con una rabia evidente en su tono de voz
—¿Y tú? No creo que puedas permitirte ni lo más barato de esta feria— dijo la contraria, aún burlona
—Tú tampoco, si no fuera porque te casaste con el vice alcalde— la rubia apretó los puños— Fuera de eso, no has logrado NADA
—¿Y tú que has hecho, querida? ¿Separarte de tu marido, criar a un hijo sola, emborracharte hasta vomitar? ¿O todas ellas?
Jaune se quedó helada al oír eso.
Ya no le salían las palabras. Solo quería ir hasta esa mujer y darle un puñetazo en la cara, y estaba conteniendo todos sus impulsos para no hacerlo.
—Bueno, ya está bien— Kevin se interpuso entre ambas para calmar la situación— Esto, emm... ¿no pueden tener una forma menos violenta de discutir?
—¿Y ahora se interpone tu novio? —dijo Carmen con sarcasmo— Oh, no puedes ni ganar una discusión sin algo de ayuda
—¡Puedo ganarte en lo que sea, pedazo de Karen!— le gritó Jaune
—¿Quieres pelea, pobretona?
—¡Claro que quiero, te partiré la cara si es necesario!— Jaune volvió a apretar los puños y se dirigió hacia Carmen, antes de que Kevin la detuviese tomándola del brazo— ¡Suéltame!
—¡No se peleen, por favor!— el pelinegro vio a la gente congregándose a su alrededor— Podemos arreglar esto de otra manera, emm...
El hombre comenzó a mirar los puestos de feria cercanos, tratando de buscar una idea, y ahí estaba: Una máquina de baile de Arcade.
—¡Ya está! ¿Por qué no tienen una... competición de baile?— Kevin se sintió un poco estúpido al decirlo en voz alta, pero igualmente, era mejor opción que una pelea
—Esa idea es una tontería— respondió Carmen— Ugh, no tengo tiempo para esas cosas de niños
—¿Por qué?— Kevin decidió echar leña al asunto— ¿Te da miedo perder?
Ahora fue la castaña la que se quedó en silencio, cruzada de brazos.
El pelinegro se giró y miró a Jaune, que tampoco podía creer lo que estaba pasando.
—¡Eso es! ¿Te da miedo que te superen en algo, eh?— le gritó la rubia a la contraria
—¡NINGUNO!— le gritó Carmen como respuesta
—¡Entonces vamos! —volvió a decir Jaune
—Si... buena suerte ganándome en algo, pobretona
—Y buena suerte sobornando a una máquina de baile, Karen
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Ahora ambas se encontraban en sus puestos de la máquina de baile, listas para dejar a la otra en ridículo.
La gente estaba congregada a su alrededor. No era habitual ver a gente tan competitiva en aquella máquina, y menos siendo dos mujeres adultas, y menos todavía siendo una de ellas la mujer del vice alcalde.
—«En que lio me he metido...»— pensó Kevin al ver toda la situación
"Ready?"
"Set?"
"GO!"
La música empezó, y ambas comenzaron a bailar al son de la música.
A pesar de estar bailando y de la gente aplaudiendo a su alrededor, no podían evitar echarse una mala mirada de vez en cuando, especialmente de Jaune hacia Carmen.
No había un premio más que dejar humillada a la otra, y ninguna estaba dispuesta a ponerse por detrás.
—¡Vamos, tú puedes!— Kevin animó a su novia
—¡Gracias cariño!— dijo ella como respuesta, distrayendo a Carmen por un momento
—¿¡Quieres callarse ustedes dos!?— la castaña no bailaba muy bien, entre las distracciones y los altos tacones que llevaba
—¿Que? ¿Te molesto?— contestó Jaune en tono de burla
Carmen no dio respuesta, y ambas siguieron bailando —quizás una mejor que otra— hasta que la música se dio por terminada.
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"Puntuaciones: Jugador 1, 63.200 puntos. Jugador 2, 45.500 puntos"
"Ganador: Jugador 1"
Dijo la máquina de baile con su voz robótica, y luego comenzó a sonar una musiquilla de victoria. Jaune alzó el puño al aire, victoriosa, mientras bajaba de la máquina.
—¡Buen trabajo!— la felicitó Kevin
—¡Gracias! Debo decir que fue divertido—respondió la chica, y después dijo algo más bajo— Especialmente lo de dejarla en ridículo...
—¡Te he oído!
Carmen volteó a mirarla. Se le veía enojada, por supuesto, acababa de perder contra una persona a quien consideraba inferior a ella.
—Bueno, ¿a que hora tenías que ir a trabajar?— le preguntó Jaune a su novio, ignorando a la otra
—Ah, casi me olvido. Pues tengo que ir...— Kevin sacó su celular y miró la hora— ...Hace media hora
—Ah, vaya, supongo que nos distraíamos con lo de-
—¡Ah, mierda, es tarde! ¡Vamonos!— dijo el hombre en pánico, mientras tomaba la mano de su novia y salía corriendo del lugar
Mientras todo esto sucedía, Carmen seguía pataleando encima de la máquina de baile.
—¡Agh! ¡Esto no ha terminado!— gritó la castaña a nadie, ya que Jaune ya se había ido— ¡No creas que eres nadie por ganarme en un tonto jueg-
¡PLAF!
Carmen tropezó y cayó de la máquina, interrumpiéndose a sí misma. Verla ahí tirada provocó una risa general entre el público.
—Ugh, y encima ya se ha ido esa payasa... —se quejó la mujer, y después le gritó a los presentes— ¿¡Y que hacen todos ustedes aún aquí, eh!? ¡Vamos, todos fuera! ¡Aquí no hay nada que ver!
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