【 𝟑: 𝐃𝐢𝐛𝐮𝐣𝐚𝐧𝐝𝐨 】
—¡Kevin, mira!
El hombre desvió la vista de su celular y miró a Skid, que le enseñaba un papel con un dibujo animadamente.
Este se encontraba en casa de Jaune, cuidando junto a ella del hijo de Lila, como solían hacer todos los viernes. Esto ponía a prueba su paciencia, pues aunque estaba acostumbrado a tratar con niños, Skid era... algo más animado.
—¡Mira mira mira! —insistió el menor— Es para ti!
Kevin tomó la hoja, y vio en esta un dibujo de sí mismo tumbado en el suelo, con un dulce ensangrentado clavado en la pierna, y un Happy Fella muy sonriente a su lado.
Estaba sorprendentemente bien dibujado.
—Ah, esto...— el hombre no sabía muy bien qué decir— Gracias
—¡También hice uno para la tía Jaune!— exclamó el niño, y después salió corriendo en su búsqueda
Antes de que Kevin pudiese detenerlo, ya podía oír al niño gritando desde arriba.
"¡Tía Jaune, te he hecho un dibujo!"
"¿Un dibujo? ¿A mi?"
"¡Vamos, ven!"
Y, diez segundos después, ahí estaba Skid de nuevo, solo que ahora arrastrando a Jaune detrás de él.
—¡Mira!— el niño le dio otra hoja a la mujer. Esta vez aparecían Lila y la propia Jaune, dibujadas como stickmans y tomadas de la mano, y también bastante bien dibujado.
—Awww, es muy bonito, Skid— lo felicitó ella, guardándose el dibujo en el bolsillo— ¿Kevin te ha ayudado?
—¿Sabe dibujar?— preguntó el menor
—¡Si! Me mostró algunos de sus dibujos antiguos, y era muy talentoso— contestó Jaune, sonriente— ¿Verdad, Kev?
—Esos eran dibujos de secundaria, hace mucho de eso—dijo Kevin sin dejar de mirar su celular— Además, solo eran personajes de anime y cosas así, típicas cosas del callado de la clase...
—No está tan mal, los hay que hacen tiroteos— dijo la mujer en broma, y de repente se le vino una idea a la cabeza— Oye, y... ¿podrías dibujarme a mi?
—¿A ti?
—Si, bueno, sé que dibujabas personajes de anime, así que... ¿podrías dibujarme en ese estilo?— preguntó Jaune tímidamente
—¿De verdad? No he dibujado en años— contestó el pelinegro
—Oh, vamos, estoy segura de que recordarás algo
La rubia tomó un papel en blanco y algunos de los crayones de Skid, se los dio a Kevin y luego se colocó frente a él para posar.
—¡Que tal así!— preguntó la mujer, haciendo una exagerada pose de Jojo's
—Mejor algo más natural, o te cansarás de estar así
—Hmm, bueno— Jaune se limitó a ir al sofá y sentarse, cruzando sus piernas— Déjame pensar como-
—¡Así está perfecto!— Kevin levantó el pulgar en señal de aprobación— Te dibujaré así, sentada. No te muevas
—Oh, está bien
El hombre la miró una vez más y después comenzó a dibujar sobre la hoja en blanco.
Durante unos minutos ambos estaban en silencio, escuchándose solo el sonido del lápiz contra el papel, y de vez en cuando el de la goma borrando lo mal dibujado.
—¿Y por qué dejaste de dibujar?— preguntó Jaune, rompiendo el silencio— ¿Ya no tenías amores ficticios que plasmar?
—No era eso, solo... Supongo que era triste no dibujar más que eso— respondió Kevin— Dibujar amores ficticios en lugar de a alguien que realmente le interesase
La chica asintió, y volvió a preguntar.
—Pero lo importante es que dibujar te hiciese feliz, no a quién dibujabas, ¿no?
—Es una forma de verlo— contestó el hombre— Pero... Que importa, ni siquiera era bueno en ello, solo lo hacía porque me divertía
—A eso me refiero— añadió ella— Si realmente te gustaba dibujar, ¿por qué dejar de hacerlo, aún si lo que dibujas es una tontería? Lo importante es que te guste lo que haces
Kevin no respondió y se quedó mirando el papel unos segundos.
—He terminado
Jaune sonrió profundamente y se levantó, lista para ver el dibujo.
—¿Me lo das?— preguntó animadamente, y el chico se lo mostró.
En la hoja podía verse a ella misma, sentada con las piernas cruzadas y la cabeza ladeada, sonriendo. Estaba hecho a boli, sin pintar, pero estaba tan detallado que parecía salido de un manga.
—Esa... ¿soy yo?— preguntó la mujer
—S-Si, bueno, se supone...
—Me veo... hermosa
—Eso es porque dibujé como eres— contestó el hombre, sonriendo levemente— Hermosa
Jaune siguió sonriendo al oír eso.
—¿Sabes? No creo que debas dejar de dibujar, te veías muy contento mientras lo hacías
—Eso es una tontería, ya hago otras cosas como trabajar
—Pero no tienes por qué renunciar al dibujo aunque tengas un trabajo— dijo la mujer— No estás sujeto a una sola cosa
—Me sorprenden palabras tan inteligentes por tu parte— dijo el pelinegro en broma, y la rubia hizo un puchero— Ya, ya, no te enfades
Jaune volvió a mirar el dibujo, tomándolo con cuidado.
—Quiero enmarcarlo— dijo esta
—Oh, si solo es un dibujo, puedo hacerte mil más— dijo el hombre sin darle importancia
—Pero a mi me gusta este, es perfecto, y lo has hecho tú
Kevin no protestó. Quizás por eso dejó de dibujar, porque no tenía a nadie por quien hacerlo, pero eso había cambiado. Ahora tenía a alguien a su lado, que sabía reconocer y apreciar hasta los mínimos detalles.
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