Capítulo 4
Sus piernas estaban temblando tanto que aún se preguntaba como seguían sosteniendo su peso. Quizás era por el antebrazo de ese hombre que lo estaba sosteniendo de la cintura. O el pene duro que seguía golpeando en su interior sensible.
Aun se preguntaba como es que su cuerpo seguía manteniendo erecciones después de correrse seis veces. En los breves momentos que se habían detenido ni siquiera había podido cerrar sus ojos porque ese hombre seguía besándolo o acariciándolo. Y su cuerpo simplemente le respondió a cada agresivo intercambio de besos y a cada roce de esos dedos sobre su piel. Ni siquiera había tenido que tocar su pene para correrse, en ninguna de esas seis veces.
Su garganta ya se sentía irritada por gritar tanto, era más que probable que estaría sin voz para el momento en que saliera de ese lugar.
- Por favor... ya no... puedo... mghhh~
Esas caderas se detuvieron. Sintió en su propia espalda cubierta de sudor como ese amplio y marcado torso se pegaba a él hasta que esos labios gruesos besaron su nuca llena de hebras de cabello húmedo y luego viajaron hasta su oído. El aroma de ese hombre lo invadió de nuevo. Había un claro olor a sexo y semen, pero también había algo puramente masculino, una aroma amanerado especiado pero era suave como si no provinieron de un perfume.
- Sigues diciendo que no, pero este lindo culo tuyo sigue agarrando mi pene fuerte, como si no quisieras que saliera de ti nunca. - Su aliento escapó por las palabra en su oído, y como si fuera una orden su interior se contrajo con fuerza alrededor de la dureza en su interior. - Mmm~... Tu interior se siente delicioso.
- ¡N-No lo digas!
- ¿Por qué? ¿Te excita que hablé de cómo tu cuerpo reacciona al mío.
- ¡No!
Esa risa ronca estuvo directamente contra su oído unos segundos antes de que el calor de ese hombre volviera a apartarse. El antebrazo en su cintura se fue y cada mano grande y fuerte tomaron una mejilla de su trasero y lo extendieron.
- Ojalá pudieras ver esto. Te estiras tan bien a mi alrededor aun si estás todo rojo e hinchado. - Los dedos pulgares acariciaron alrededor, el de la mano derecha más calloso que el de la izquierda. El gimió y se apretó más alrededor de esa erección en su interior que había dejado de moverse. - Y tu interior es tan suave y caliente.
- ¡Cállate! ¡No d-digas eso!
- ¿No quieres saber lo mucho que me gusta estar dentro de ti? ¿O lo bien que te ves a mi alrededor?
Tuvo que poner su rostro contra la tela áspera de la manta para tratar de ahogar su gemido. Le estaba provocando, lo sabía pero aun así esas palabras hicieron que su abdomen bajo cosquilleara. La risa baja de ese hombre no ayudaba a las sensaciones que recorrían su cuerpo sensible.
- Te encanta totalmente escucharme hablar así. Te gusta saber lo bien que me complace tu agujero apretado.
Hundió más su rostro contra la manta pero aun pudo escuchar la risa burlona después de que un gemido escapara de su labios.
- I-Idiota - murmuró.
- Aww~ ya estamos con los apodos cariñosos.
Trató de alejarse de ese hombre que no dejaba de burlarse de él, pero las manos de este tomaron su cintura rápidamente y lo hicieron regresar los pocos centímetros que había logrado de espacio. Ese brusco agarre provocó una estocada que le arranco un gemido.
- Oh no. No puedes huir ahora cuando aún no he tenido mi orgasmo. - Una mano se deslizó de su cintura hasta extenderse en sí glúteo derecho donde hizo círculos suaves con toda la palma extendida. - Tan egoísta. Tú te has corrido seis veces y yo solo cuatro. Eres tan malo. - La mano se alejó por unos breves segundos y luego cayó con fuerza dejando una sensación de picor y cosquilleo en su glúteo que lo hizo gritar, pero no fue de dolor, solo sorpresa. - Tan egoísta.
Más palmadas cayeron en el mismo lugar, la segunda fue tan sorpresiva como la primera. La tercera ya la esperaba pero no con miedo porque aún no entendía del todo que estaba sintiendo su cuerpo, solo sabía que cada palmada lo hacía apretarse alrededor del pene en su interior. La cuarta y la quinta lo hicieron darse cuenta de que en realidad no le dolía de la manera que debería porque un largo hilo de presemen estaba escurriendo de la punta de su pene. La sexta aumento ese cosquilleo en su vientre bajo y en la base de su espalda. Fue la séptima la que lo hizo estremecerse y gritar tanto que no entendía muy bien que estaba pasando hasta que el pene en su interior salió de un movimiento y él fue puesto sobre su espalda.
A través de la bruma espesa en su cabeza y el ruido estático en sus oídos miró hacia abajo. Su pene estaba ablandado lo que significaba que se había corrido. Sólo por un pene duro en su interior que había permanecido inmóvil y unas palmadas en su glúteo.
Aun estaba tratando de entender que había pasado cuando notó la mirada de esos ojos negros y brillantes viéndolo fijamente. Una sonrisa traviesas se extendía por su rostro.
- Mira eso. Nunca habría imaginado que te podrías correr solo con unas bofetadas en tu culo. Debe de gustarte mucho este tipo de cosas. - Esa sonrisa se extendió peligrosamente. Un escalofrío lo recorrió. - Ahora que te he complacido, deberás quedarte así recostado y ser solo un agujero apretado y húmedo para que yo tenga mi orgasmo, ¿de acuerdo?
No entendió para que preguntaba, de todas maneras lo hizo. Entró de una sola embestida y lo follo duro. Su pene flácido se balanceo entre ellos, no creía tener fuerzas para conseguir una nueva erección. Sus piernas también estaban dóciles y abiertas para acomodar el cuerpo de ese hombre entre ellas, el único movimiento que tenía en ellas eran los dedos de sus pies apretándose una y otra vez. Su cabeza rodó hacia atrás, de vez en cuando se movía hacia los lados porque su cuerpo estaba tan sensible que parecía que todos sus nervios estaban expuestos y siendo tocados directamente. Sus manos se apretaron en esos antebrazos gruesos llenos de venas marcadas por el fuerte agarre que mantenían sobre su cintura.
Y obedientemente se quedó ahí, recibiendo cada embestida con un gemido escapando de sus labios cada vez. No le pidió que parara y no trató de separarse como las veces pasadas que su cuerpo estaba tan sensible que necesitaba detenerse. Esos gruesos muslos duros chocaban una y otra vez contra su trasero y fue evidente el lugar donde había recibido las palmadas antes porque ardía y picaba con cada choque, fue confuso porque cada golpe debería de estar doliendo pero no lo hacía, lo hacía esperar y desear por el siguiente.
Estaba perdiendo su mente.
Y no pudo estar más confundido cuando en lugar de protestar, pidió más.
No tenía ni idea de a qué se refería cuando lo dijo, pero ese hombre al parecer sí porque dejó de estar sobre sus pantorrillas para levantarse sobre sus rodillas elevando su trasero unos centímetros lejos de la cama. Y luego lo follo más duro. Estaba seguro de que tendría muchos moretones en la cara interna de sus muslos y la parte baja de las mejillas de su trasero. Esos golpes no tuvieron pausa entre sí y llegaban tan profundo que juró que podía sentir el pene de ese hombre golpeando contra su ombligo.
Y luego gritó muy fuerte cuando el último golpe lo deslizó unos centímetros hacía arriba. Ese hombre finalmente se quedó quieto y él estaba temblando con un orgasmo arrasador que le hizo sollozar por la intensidad. Pero se sentía diferente a sus orgasmos habituales, incluso a los que había tenido esa noche.
Trató de averiguar porque pero su mente no coopero. Su cuerpo estaba tan laxo que ni siquiera podía ordenarle a sus dedos moverse. Su mente daba vueltas y sintió que la conciencia se le escapaba por segundos hasta que finalmente perdió la batalla y cerró sus ojos. Aún podía escuchar y apenas pudo responder cuando ese hombre le preguntó si seguía despierto. Aunque fue más un qujido que una afirmación.
Manos gentiles separaron el cabello húmedo de su frente llena de sudor y luego un beso de esos gruesos labios fue dejado.
- Estuviste increíble. No muchos hombres tienen orgasmos secos tan intensos como tu.
Volvió a responder con un extraño sonido. Espero poder recordar eso de "orgasmo seco" cuando despertara para poder preguntarle a ese hombre por su significado, pero justo en ese momento dejaría que la oscuridad se llevara lo último de su estado consciente.
🔁
Podía sentir el cuerpo de su esposo contra su espalda, era más cálido que de costumbre pero se sintió bien a pesar del calor que hacía.
Estaba comenzando a estirar sus músculos cuando un dolor inmenso en su espalda baja lo detuvo. De hecho todos sus músculos protestaron cuando intento moverse. Abrió los ojo y la desconocida habitación lo rodeó. Sólo que no era totalmente desconocida. Anoche la había visto bien porque en realidad era pequeña y no había mucho que observar en ella.
El brazo moreno se apretó contra su estómago acercándolo más al cuerpo detrás de él. El que ahora estaba seguro de que no le pertenecía a su esposo porque recordó.
Recordó cada detalle de la noche anterior a pesar que había estado abrumado la mayor parte del tiempo. Ahora se preguntaba si debió de haber bebido más alcohol, quizás hubiera sido mejor estar borracho en lugar de recordar todo lo que había pasado con ese hombre que respiraba contra su nuca.
- Nunca pensé que un corazón pudiera latir tan fuerte al punto de ser ruidoso. - La voz ronca y el aliento caliente chocaron contra su piel causándole escalofríos. - Quieres calmarte un poco, siento que te dará un ataque de un momento a otro.
- N-No puedo.
Realmente no podía, su aliento entrecortado se había unido al latido frenético de su corazón y le estaba costando mucho tomar respiraciones tranquilas que lo relajaran.
- ¿Cuántos años tienes? - la pregunta repentina lo tomó por sorpresa, sobre todo por lo normal que parecía ser.
- V-Veintiséis.
- Pensé que eras más joven. - Había sorpresa en esa voz ronca. - Te ves más joven. Quizás por esos ojos grandes que tienes.
- ¿Tú cuantos tienes?
- Treinta.
Asintió en silencio. Su corazón ahora más tranquilo. Agradeció mentalmente por la distracción.
- ¿En serio? - Protestó el hombre detrás de él. - Solo vas a asentir sin tratar de hacerme sentir menos viejo al decirme que también me veo más joven que mi edad.
Sin esperarlo una risa pequeña escapó de sus labios. Se sorprendió por ello y enseguida la silenció mordiendo su labio inferior.
- No tienes que sentirte incómodo. Se que es la primera vez que tú y tu esposo hacen esto pero si ambos llegaron a pensar que querían probar esta experiencia lo mejor es solo disfrutar el momento y al salir del edificio dejar todo atrás.
Se quedó en silencio por unos segundos, repetía las palabras de ese hombre en su mente. Era correcto lo que decía, excepto que una parte no encajaba con lo que había pasado.
- Solo mi esposo - dijo sin pensar.
- ¿Qué?
- Mi esposo fue quien quería intentarlo. Me lo dijo hace una semana. Yo no sabía de... esto cuando él lo mencionó.
El cuerpo detrás del suyo se puso rígido. El brazo a su alrededor fue retirado poco a poco.
- ¿Él te obligó a venir? - Negó rápidamente. - No me refiero a que te trajera a la fuerza, quiero decir que si el te hizo venir exponiendo el porque era buena idea o te amenazó con terminar su matrimonio si no lo hacían, o algo como eso.
- No, no. Enserio. El me dijo acerca de esto y yo acepte porque los dos siempre intentamos complacer al otro.
El hombre se alejó y pudo ver de reojo que se sentaba al borde de la cama. Jaló la manta y trató de cubrirse lo mejor que pudo antes de girarse. El hombre mayor tenía su rostro ente sus manos.
- ¿Qué pasa?
¿Había dicho algo malo? Porque ciertamente lucía molesto.
Esos ojos de ónix se centraron en los suyos y eso lo hizo encogerse un poco por el fuego que podía ver detrás de ellos.
- Esta no es una experiencia que se pueda decidir solo por complacer a tu esposo y mucho menos con tan pocos días de anticipación. El intercambio es una experiencia en la cual tienes que entrar sabiendo pros y contras, tiene que haber un verdadero razonamiento de parte de ambos y una larga platica para saber como se sienten ambos al respecto. Sobre todo no pueden llegar a este punto sin al menos haber investigado mas. ¿Siquiera sabes que este es un lugar on permise? ¿O sabes que en lo que participaron fue un full swap? ¿O sabes que pudieron haber empezado por un soft swap?
Parpadeó confundido y un poco cohibido por en realidad no sabía nada de eso.
- ¿Cual es la diferencia? - preguntó cuando su curiosidad ganó.
- Exactamente a eso me refiero. Tú solo dejaste que te colocaran la pulsera roja sin saber nada al respecto. - Miró su muñeca, donde aún estaba la pulsera de papel y de la cual aún no conocía el significado. El mayor siguió su mirada y suspiró. - La pulsera roja significa que vienes en pareja buscando un full swap, es decir que estás buscando otra pareja para que intercambien y tengan sexo con alguien diferente a con quien vinieron. Pero también esta el soft swap, si hubieras traído la pulsera naranja significa casi lo mismo, que vienes en pareja buscando intercambiar con otra pareja pero en ese caso son solo besos, masturbarse uno al otro o sexo oral pero hasta ahí. No hay sexo de por medio. Y como viste, o al menos espero que hayas visto, hay muchos colores, cada uno con su significado diferente. No es algo que hagan todos los lugares de este tipo pero las reglas implícitas siguen siendo similares y los términos que acabo de usar tienen que ser conocidos por quienes practican esto. No es una experiencia que se debe de tomar a la ligera y precisamente tenemos mala fama por personas como tú y tu pareja que vienen estos lugares pensando que pueden usarlo de excusa para tener sexo con alguien más sin que se considere ser infiel.
Entendía el porqué estaba molesto, quizás si fue su culpa no haber investigado mas. Pero él se enojó también cuando insinuó que Taehyung y él solo querían ser infieles. Eso estaba muy lejos de la verdad.
- ¡No puedes saber eso! ¡Esa ni siquiera es la razón por la que venimos aquí! ¡No puedes simplemente hacer tus propias conclusiones si no nos conoces, si no sabes nuestros motivos!
Esos ojos lo miraron y el fuego en ellos había aumentado. Por unos segundos temió hasta que una sonrisa fría y sin humor se extendió. Los hoyuelos a los lados no hicieron nada para suavizarla.
- ¿Y tú? ¿Sabes la verdadera razón por la que tu marido pensó en hacer esto? ¿Puedes confiar en que lo que te dijo para convencerte era verdad?
- ¡Claro que si! - respondió sin dudar.
Eso causó una carcajada en el más alto que alcanzó su ropa interior y comenzó a ponérsela.
- Si, claro. Y por eso sabías sobre el color de tu pulsera, porque si tu esposo hizo la reservación a él se le debió de haber informado todo y como confían uno en el otro, él pidió tu opinión al respecto.
Sus labios se abrieron para replicar, pero ningún sonido salió.
El más alto comenzó a vestirse rápidamente sin volver a mirarlo. Él casi esperaba que saliera sin mirar atrás cuando terminó de ponerse los zapatos, pero en su lugar se acercó nuevamente y colocó la tarjeta llave de la puerta en la mesita de noche junto a los condones que él había puesto ahí la noche anterior. La botella de lubricante no estaba.
Ese hombre lo miró por un segundo con su sonrisa divertida.
- Cuando te vayas, hazme un favor. - Señaló los condones sin usar que él había traído. - Dile a tu marido que no quise despreciarlos pero que su tamaño me iba a quedar apretado.
Soltó una carcajada cuando él le lanzó la almohada que había estado usando para apoyar su cabeza. La desvió hacia el suelo antes de que lo tocara y le lanzó un beso al aire.
- ¡Idiota! - gritó con fuerza y su garganta protestó.
También su cadera dolió cuando se sentó de un solo movimiento. Hizo una mueca que fue notoria en su rostro si la sonrisa del mayor era una pista.
- Deja los apodos cariñosos. - Camino hasta que estuvo en la puerta con medio cuerpo fuera de la habitación. - Suerte bajando las escaleras, o bajándote de la cama - dijo señalando su cadera.
Otra carcajada resonó, pero ese hombre ya se había ido. Y él se quedó ahí solo en medio de la habitación extraña, enojado, adolorido y sin saber que hacer a continuación.
Solo sabía que deseaba nunca volver a ver a ese hombre.
Bien aquí esta ya el capítulo siguiente.
Espero que hayan disfrutado su lectura, nos vemos en la siguiente actualización♡
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