Capítulo 3
Disfruten su lectura 😳
Estaban a solas.
Ese pensamiento no dejaba de rondar su mente. Incluso cuando escuchó el ruido del más alto moviéndose fuera del alcance de su visión.
¿Qué se supone que debería hacer ahora?
¿Solo así tenia que desnudarse y meterse en la cama?
Era pésimo en esas situaciones. Su marido era quien siempre le preguntaba primero si podían hacer el amor y lo guiaba en cada paso cuando él aceptaba. Lo ayudaba a desnudarse y le decía como acomodarse en la cama, siempre con ojos amorosos y voz tranquila.
- ¿No sabes desnudarte?
Absolutamente no gritó de manera aguda cuando esa voz grave chocó contra su oído.
Se dio media vuelta un poco enfadado por el susto mientras tapaba su oído derecho.
Quizás debió de haberse quedado de espaldas.
Su corazón se salto varios latidos cuando vio al más alto. Solo portaba unos ajustados bóxer negros que ciertamente no estaban disimulando para nada el contorno de la gruesa erección.
Cuando escuchó la risa burlona del hombre se dio cuenta de lo fija que estaba su mirada en esa zona. Apartó la mirada tan rápido como pudo dándose media vuelta una vez más.
Ahora no solo su corazón parecía estar trabajando al doble de velocidad, también sus pulmones, pero no importó que tan rápido respirara, el aire no parecía ser suficiente.
- Entonces... - La voz baja del más alto volvió a llenar la pequeña habitación y luego muchos músculos marcados aparecieron frente a él. - Si realmente necesitas ayuda, no me molestaría...
Esos dedos largos y gruesos desabrocharon un botón de su camisa. Ese hombre no le quitaba la mirada de encima con esa sonrisa de hoyuelos burlándose se su rostro rojo.
Rápidamente apretó su camisa en sus puños y dio un paso atrás.
- ¡Y-Yo puedo!
- Bien.
Con un movimiento el pesado cuerpo se dejó caer en la cama, los brazos extendidos hacia atrás con las palmas sosteniéndolo para que su torso quedara elevado.
Realmente quería pedirle que cubriera esa cosa que sobresalía de manera obscena estirando la tela de licra.
En su lugar sacó de los bolsillos de su pantalón los dos condones que traía consigo y la compacta botella de lubricante, se sintió infinitamente avergonzado cuando tuvo que dejarlos en la mesita de noche bajo la atenta mirada de ese hombre.
Soltó un botón más de su camisa con sus manos temblorosas y vigilando que ese hombre siguiera en la cama. Pero en el tercer botón dudó.
- ¿Podrías... girarte?
En cuanto él más alto lo hiciera, se desvestiría a toda prisa y se metería debajo de las cobijas. Ese era su nuevo plan.
- No. Me encanta ver esta parte donde se quitan la ropa. Aunque agradecería que fuera para hoy.
- P-Por favor.
Una estruendosa risa salió de ese hombre.
- ¿Se supone que ahora tenga que hacer lo que me pides solo porque me dijiste "por favor"?
Bueno... si.
Su marido lo hacia.
Mordió su labio inferior inseguro de que decir para que ese hombre dejara de verlo tan atentamente.
Pero no pensó lo suficientemente rápido. El más alto se puso de pie y lo atrajo en un beso. No tenía ni idea de dónde poner sus manos porque todo era músculo cincelado al descubierto. Termino agarrándose de los bíceps cuando esa lengua invadió su boca.
Sus piernas temblaron.
Definitivamente odiaba ser besado de esa manera. Su mente se ponía brumosa, sus piernas se sentían débiles y su corazón sonaba contra sus oídos tan fuerte que temió que estuviera tratando de escapar.
Y ese hombre, simplemente lo dirigió como se le pego la gana. Les dio la vuelta y comenzó a caminar, su camisa había sido desabotonada con rapidez y luego fue lanzada a algún lugar del suelo. Cuando sintió la cana golpeando con la parte trasera de sus rodillas trató de apartarse pero con un empujón él cayó sobre la blanda superficie. Ni siquiera tuvo tiempo de rebotar cuando esos labios gruesos estaban de vuelta sobre los suyos. Esta vez sus manos terminaron agarrándose a esos hombros amplios. Se sentía tan acalorado estando debajo de ese pesado cuerpo con toda esa piel caliente.
No le gustaba.
Se sentía raro.
No podía pensar y sus gemidos escapaban sin que él pudiera hacer nada. Ni siquiera protestó cuando esos dedos gruesos deslizaron su pantalón y ropa interior hasta la mitad de sus muslos.
Se sintió tan avergonzado cuando su pene saltó totalmente erecto y con la punta húmeda por su presemen. Debería de estar cubriéndose para que esos ojos de ónix dejaran de verlo tan fijamente pero sus manos estaban siendo sujetadas a los lados y sus piernas no podían moverse porque ese hombre estaba encima de ellas.
Lo pero era que estar así de expuesto ante ese desconocido estaba provocando más y más fugas en la punta de su pene, en su abdomen estaba quedando la evidencia de ello. Nunca le había pasado algo así solo por que su esposo lo mirara.
- Por favor, d-deja de mirarme.
Esa maldita sonrisa de hoyuelos nuevamente. Se estaba burlando de él.
- ¿Por qué? Parece gustarte mucho, te estás mojando tanto. Lamentablemente ese bonito pene tuyo no es lo que usaré para divertirme.
En el momento que él alto moreno se separó un poco para quitarle los zapatos y deslizar su pantalón fuera, el tomo una de las almohadas como si fuera su salvavidas. Se aferro a ella tratando de cubrir su pene y la mayoría de su torso, agradeció que estas fueran almohadas grandes.
- E-Espera... yo...
Se detuvo cuando en realidad no supo como seguir.
¿Qué podía decir?
No puedo, cuando su esposo ya estaba en otra habitación con aquel bajito hombre castaño, ni siquiera quería pensar en lo que ya estaban haciendo porque claramente no iban a charlar.
No quiero. ¿Podía decir eso cuando su pene estaba así de duro y su abdomen bajo cosquilleaba? Además cada beso que recibió lo hizo sentir abrumado, pero para nada se sintieron mal.
- ¿Vas a ser pudoroso después de que duré unos segundos viéndote el pene? - la voz de ese hombre no sonó enojada, incredulidad era lo que sentía, si la ceja alzada era un indicativo.
- Déjame-Déjame cubrirme con las mantas o-o apaga la luz... por favor.
Otra de esas risas fuertes hizo retumbar el pecho amplio y musculoso del más alto.
- Esta haciendo un terrible calor, no puedes querer enserió meterte debajo de una manta. Y no apagaré las luces, me gusta ver lo que estoy haciendo y sobre todo me gusta ver las caras que hacen a quienes satisfago en la cama.
- E-Entonces no me quitaré l-la almohada.
- Lo que te complazca.
Una sonrisa traviesas fue su única advertencia.
Esas manos fuertes tomaron la parte trasera de sus rodillas y elevaron su parte inferior hasta que la mitad de su espalda quedó suspendida en el aire. Un antebrazo lleno de venas marcadas rodeó su cintura tomando también la almohada con un agarre firme y después sintió los músculos mascados pegarse a su piel desnuda.
Gritó, pero eso no evitó que ese hombre lo metiera su rostro en su zona íntima. La punta de la nariz justo debajo de sus testículos.
Nunca en su vida se había sentido tan avergonzado.
- ¡B-Bájame, bájame bruto!
No lo hizo. Lo abrazó con más fuerza contra ese cuerpo grande y después la punta de la lengua ajena comenzó a deslizarse alrededor de su entrada. Daba vueltas, presionaba sin mucha fuerza y volvía hacerlo, una y otra vez. Lo hizo tantas veces que podía sentir un hilo de saliva pasando más allá de su entrada y deslizándose por su columna.
- Por favor~
- Por favor, ¿qué?
- ¡Mgh! ¡N-No sé!
Estaba comenzando a odiar esa risa que se burlaba de él.
- No mientas. - Gritó una vez más cuando recibió la presión de los dientes de ese hombre en la cara interna de su muslo izquierdo. - Dime lo que de verdad quieres.
Que dejes de hacerlo.
Quería decir eso.
Pero no era la verdad.
- Por favor...
- Esas palabras no siempre te conseguirán lo que quieres. Pero justo ahora me siento amable.
- ¡Mghhhh! ¡Ahhh!~
Sostener la almohada ya no era para nada importante para sus manos, si se sostenía en su lugar era porque aún estaba apretada entre su abdomen y el antebrazo del más alto. Sus manos se habían cerrado en puños tirando de la manta gris cuando esa lengua atravesó su anillo de músculos.
Pero no fue todo lo que esa boca le hizo. Succiono sus testículos uno a uno, lamio su erección, y dejó impresiones de esos dientes a lo largo de sus muslos y glúteos.
Y cuando ya estaba llorando por todas las veces que es boca se alejaba justo antes de obtener su liberación, dos dedos gruesos y largos lo invadieron. Con precisión. Como si conocieran su cuerpo mejor que el mismo. Fueron directo a su próstata y eso fue todo. Se corrió con un grito fuerte que le hizo encoger los dedos de sus pies.
Su cuerpo laxo fue dejado nuevamente en la cama, la almohada fue lanzada al piso pero no tenía ánimos de discutir por ella, aún estaba lidiando con su mente brumosa por el orgasmo. No discutió tampoco cuando lo movieron al centro de la cama.
Y cuando finalmente el pensamiento lógico volvieron a él esos labios...
Esos labios gruesos estaban encima de los suyos una vez más. Succionando, mordiendo, mezclando sus salivas y robándole el aliento.
Y otra vez esos dedos invadiéndolo pero ahora estaban resbalosos y ya no eran solo dos. Alguien tenía prisa porque esos dedos se movían dentro y fuera con rapidez. Después de un orgasmo estaba tan sensible. Taehyung siempre le daba tiempo para recuperar, no parecía que ese hombre le fuera a dar tiempo de nada.
Y de todas manera su cuerpo también estaba listo para continuar, después de un momento de su próstata siendo golpeada, su pene volvió a llenarse y se presionó entre su cuerpo y los músculos firmes del abdomen de ese hombre.
- Lo siento, pero espero que sea suficiente porque ya no te estirare más. - Las manos fuertes abrieron sus piernas totalmente, exponiéndolo por completo. - Quiero follarte ahora.
Cuando ese hombre puso su espalda recta ya no había nada restringiendo esa erección gruesa y larga excepto un condón que no disimulaba el tamaño.
Apenas tuvo tiempo de impresionarse cuando vio como una de esas manos tomaba la base de ese pene y lo dirigía a su anillo de músculos.
Cerró los ojos con fuerza mientras la gruesa longitud lo llenaba lentamente.
¡Oh Dios!
Era definitivamente más grande que su esposo.
Lo estiró sin una sola pausa hasta que tocó fondo.
Esto se sentía...
El moreno que lo miraba atentamente hizo un ruido bajo, como un gruñido, salió y luego embistió dentro de él, apuñalando su próstata. Él gritó, arqueándose en la cama.
Trató de mantener sus labios sellados, pero no lo logró en la segunda embestida.
- Más~
Riendo, ese alto moreno lo embistió de nuevo. Y otra vez, y otra vez, y otra vez.
Apenas estaba distantemente consciente de que los sonidos que estaba haciendo no sonaban humanos. Estaba medio gruñendo, medio gimiendo por cada empuje de ese pene duro. Probablemente se veía y sonaba ridículo. No le importaba. Se sentía, tan bien, no podría detener los ruidos que estaba haciendo incluso si su vida dependiera de ello.
En algún momento, cuando estaba tan tembloroso por los constantes golpes a su próstata, ese hombre lo puso en sus manos y rodillas y comenzó a penetrarlo desde atrás, su rostro y sus hombros pegados a la almohada y su trasero elevado y exhibiéndose completamente para ser abusado.
- Oh, dios. Ahhmm~... ¡Ahh!...
Ese hombre lo golpeaba por detrás, las caderas golpeando la parte posterior de sus muslos con cada empuje con un ritmo cada vez más rápido. Fue ensordecedor el sonido de piel golpeando contra piel.
- N-No te detengas~
No pudo hacer nada ante su tono de suplica. Cuando ese día comenzó realmente nunca habría podido imaginar que estaría rogando de esa manera.
Pero el más alto no comento sobre ello, simplemente lo tomó con más fuerza de sus caderas y lo follo tan duro que sabía que la parte inferior de sus muslos y sus nalgas quedarían con moretones.
No le tomó mucho tiempo después de eso, al cabo de segundos de que el más alto aumentara el ritmo él estaba medio sollozando por un placer intenso y abrumador. Su orgasmo lo alcanzó por segunda vez y parecía durar por siempre. Cada ola de placer lo hizo temblar tanto que hubiera caído a deshuesado a la cama si ese pene y esas manos no lo estuvieran sosteniendo. Sus orgasmos siempre eran satisfactorios, llegaba a ellos lentamente con su esposo murmurando palabras dulces en su oído.
Pero esos dos que había tenido le fueron arrancados de manera agresiva, a base de fuertes embestidas. Incluso se sentía bien que ese hombre aún continuará moviéndose contra él atravesando su propio orgasmo. Su esposo siempre terminaba junto a él o fuera cuando lo alcanzaba primero.
A ese hombre no le importó que todo su cuerpo sensible estuviera temblando, el continuo con su pene sumiduro frotándose contra su próstata.
Estaba en problemas.
Cada segundo con ese hombre había sido diferente y abrumador.
Pero, oh infiernos, lo había disfrutado tanto.
Como se supone que olvidaría una experiencia como esa.
No lograba encontrar una respuesta aunque trato de exprimir su cerebro. Ni siquiera debía que hacer en ese momento, no se sentía capaz de moverse incluso cuando el más alto se alejó y sus piernas finalmente cedieron y el cayó sobre un costado.
- ¿Relajado? - Pudo escuchar esa voz baja burlarse en algún lugar detrás de él y enseguida el colchón se hundió bajo el peso de ese hombre que se amoldo a su alrededor. - No te duermas hermoso, aún tengo que disfrutar de las siguientes horas contigo.
Estaba en problemas.
Ya lo dijo Namjoon. Aún no acaba, así que esperen por el siguiente capítulo 😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro