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001\. ┊໒ ⸼۰CHAPTER ONE
Mundiales de quidditch


—¿Si es el día correcto, papá? —la voz burlona de Roy causo una ronda de risas con los presentes.

—Gracioso, muy gracioso —resoplo James Potter con cero diversión.

Después de la equivocación de James por el día de la copa, sus hijos, más específico Roy. No dejaron de burlarse de él en cualquier momento. Ahora mismo iban camino a la colina donde se encontrarían a los weasley.

James, Sirius y Remus iban dirigiendo el camino, detrás de ellos caminaban Harry, quién iba haciendo malas caras por tener que estar en el mismo lugar que Eileen Snape, la chica por igual parecía muy incómoda. Si bien James había arreglado sus diferencias con Severus, no quería decir que sus hijos no tuvieran las suyas.

Exceptuando a Roy y Jack quienes se volvieron mejores amigos desde el primer momento que se vieron en el tren. Algo que muy en el fondo James odiaba, pero aceptaba por su hijo, además, Jack Snape era un buen chico.

Junto a los chicos venía Lydia Black, la hija de Sirius y mejor amiga de ellos dos. Apesar de estar en casas diferentes, los tres eran mejores amigos. Aunque cierto chico pecoso preferiría que no fuera así.

—¡Los veo!

—¡Ahí está, Harry!

Harry sonrió y corrió a su amigo Ron, el chico lo saludo con entusiasmo y abrió los ojos cuando vio a Eileen destras de el. Los gemelos Weasley se acercaron a saludar a Roy mientras que cierta chica castaña veía todo desde lejos. Hermione quería acercarse, pero la vergüenza le ganaba, nunca había mantenido una conversación normal con Roy.

—¿Cómo te va, Roy? —Cedric Diggory se acercó a el con una sonrisa amable.

—Hola, Cedric —lo saludo—. Estoy bien ¿Y tú?

—Emocionado —respondió—, este es mi año, ¿sabes?

Roy soltó una risa sabiendo que el se refería al quidditch, ambos eran rivales en la cancha y Hufflepuf era bueno, pero con Roy Potter en el equipo de Gryffindor ellos eran imparables.

—Se vale soñar amigo —solto una risa al igual que el rubio, Roy se dio la vuelta y sin darse cuenta chocó contra alguien más—. Carajo yo-

—¡No maldigas, Roy! —su padre lo reprendió desde lo lejos.

—¡Lo siento! —contesto antes de mirar a la persona en el suelo—. ¡Merlín, lo siento mucho, Granger!

"Granger" así la llamaba siempre, ni siquiera con su nombre. La chica hizo una mueca, más por el apodo que por el dolor.

—Esta bien, yo no-

—¿Te lastimé? —pregunto agachándose a su altura para verificar algún daño.

Roy tomó su brazo con delicadeza y lo observó, Hermione contuvo la respiración al sentir la cercanía del chico que amaba. Era la primera vez que estaban tan cercas, podía sentir su respiración caliente sobre ella y su piel. Parecía ser perfecto.

Sin embargo, no lo era, pues en el momento que la chica Black abrió su boca llamando a Roy toda la perfección se esfumó y solo quedó la realidad.

—¡Ven a ver esto, Roy!

El chico se giro a mirar a Lydia y sonrió de inmediato.

—¡Ya voy! —se puso de pie y miro a Hermione quién solo veía con decepción la escena—, ¿segura que estás bien?

—Si, claro —mintio.

Roy sonrió y la ayudo a ponerse de pie antes de salir corriendo en donde sus amigos estaban. Hermione solo miro a la distancia como siempre, sintió la precensia de alguien y se giro a mirar a Ginny quién le sonreía con tristeza.

—Estoy bien —volvio a repetir.

—Muy bien chicos, acérquense —Arthur Weasley hablo mirando a su alrededor—. Estamos listos para irnos.

Enfrente de ellos se encontraba una vieja bota, Roy se acercó a ella junto su mejor amigo, los demás siguieron su acción de inmediato.

—¡Sujetense y no se suelten!

Entonces todo comenzó a dar vueltas y todos pudieron sentír un tirón en sus cuerpos, cuando pudieron soltarse la mayoría de ellos cayeron al suelo, algunos como Arthur, Amos, Cedric, James, Remus y Lydia, bajaron de manera correcta.

—¡Estoy muerto! —chillo Roy—, ¡No siento mi pierna! —tomo su pierna moviéndola con temor.

—¡Es es mi pierna! —grito Jack Snape—. Amigo casi me la zafas —le dijo sobándose.

—¡Lo siento!

—¡Quítate de encima mío! —escucharon a lado de ellos.

—¡No, tú házlo! —Roy se giro a ver a su hermano pelear con Eileen.

—¡Lydia, deja de reírte y ayuda a tu atractivo padre! —sollozo Sirius, su hija solo reía al ver cómo no pudo caer de forma correcta.

Roy se puso de pie con la ayuda de Cedric quién le sonrió con amabilidad. El chico le agradeció con una sonrisa y luego ayudaron a Jack a ponerse de pie. Roy se giro para ver a Hermione aún en el suelo y se acercó a ella con la intención de ayudarla.

—¿Necesitas ayuda? —pregunto ofreciéndole su mano.

Hermione lo miro y con timidez asintió, el chico sonrió una vez más y le ayudo a ponerse de pie.

—¿Te encuentras bien?

—Si, solo no esperaba este aterrizaje —solto una risa que contagio a Roy.

—Tienes razón, creo que nadie lo hacía —comenzo a caminar, sin darse cuenta de como sostenía a Hermione del brazo.

La chica sentía que sus piernas no funcionarían en cualquier momento y caería al suelo haciendo el ridículo.

—Muevete Potter —Eileen empujó a Harry quién tropezó, este la miro mal antes de correr hacia ella y molestarla.

—No se llevan nada bien —comento Roy.

—Ni un poco —hablo Hermione—. No tengo idea de que sucedió con ellos —Roy le dio una mirada por lo dicho y ella aclaró—. Es solo que tú y Jack se llevan tan bien que las personas pensaron que ellos también lo harían.

—Harry suele ser parecido a mi padre, yo también. Pero el más.

—Tu eres más como tú madre —dijo de inmediato.

Roy sonrió ante eso y asintió.—Me gusta pensar que si.

—¡Bienvenidos al campeonato mundial de quidditch!

—Increible —murmuro el chico azabache—, tengo que ir con Jack, parece que no puede caminar, ¿estarás bien, Hermione?

«Mierda» el había dicho su nombre. Hermione no estaba preparada para eso en ese momento, por lo que asintio sonriedo y el chico le regreso el gesto antes de correr con su amigo y ayudarlo. La chica siguió caminado sin darse cuenta del chico que la miraba con el ceño fruncido.

—¿Por qué esa cara?

—¡Ron!

—Solo preguntó.

—No es nada —nego ella caminando rápido para evitar el tema.

Sin embargo, lo era todo para Hermione, el que la llamara por su nombre por primera vez, había sido suficiente para sentirse en un paraíso irreal.


( . . . )


—Tenemos que armar esto nosotros mismos —dijo Remus viendo la casa de acampar.

—Safo.

—¡Safo!

—¡Safo, también!

—¡Yo no!

Remus suspiro viendo como todos negaban.

—Yo lo ayudaré, señor Lupin —Eileen le sonrió al hombre quien le agradeció.

—Muchas gracias, Eileen —los dos se pusieron en marcha a trabajar.

Roy suspiro mientras se acerca a su padrino y lo ayudaba por igual, más tarde todos terminaron ayudándolo a terminar la casa.

—No vamos a caber ahí —comento Harry viendo lo pequeña que era para las ocho personas—. Mejor me voy con Ron.

—Es mágica, idiota —suspiro la chica Snape.

—¿Y eso qu-

Eileen lo empujó a la casa entrando con el. Roy los siguió mientras miraba todo a su alrededor con asombró y emoción. Cómo amaba la magia.

—Dejemos nuestras cosas y descansemos un poco antes del partido.

Todos asintieron y se comenzaron a dispersar. En ese momento la puerta de la casa fue abierta por Ron y Hermione.

—¡Vaya, esto es más grande que la mía!

—Es último modelo —presumió Sirius su casa de acampar mágica.

—Iremos a buscar agua, Harry. ¿Quieres venir? —pregunto Hermione mirando a su mejor amigo.

—¿Papá?

—Puedes ir Harry, solo no te alejes tanto —le pidió y antes de que saliera lo detuvo—. Y lleva a Eileen contigo.

—¡No!

—¡No!

—Si, no, no vas —levanto sus hombros con diversión.

—James —se quejo Eileen.

—Estoy a cargo de ti, Eileen. Solo acompaña a Harry, será divertido —le pidió sonriedo y la chica bufo ante eso y salió del lugar siendo seguida por el trio.


( . . . )


Unos momentos más tarde, Ludo Bagman llegaba a la tribuna principal como si fuera un indio lanzándose al ataque de un fuerte.

—¿Todos listos? —preguntó—. Señor ministro, ¿qué le parece si empezamos?

—Cuando tú quieras, Ludo —respondió Fudge.

Ludo sacó la varita, se apuntó con ella a la garganta.

—¡Sonorus! —su voz se alzó por encima del estruendo de la multitud que abarrotaba ya el estadio y retumbó en cada rincón de las tribunas—. Damas y caballeros… ¡bienvenidos! ¡Bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda edición de la Copa del Mundo de quidditch!

Roy grito como loco junto a Jack quien ondeaba su bandera con emoción. Todos a su alrededor hacían lo mismo con la misma euforia.

El enorme panel que tenían enfrente borró su último anuncio (Grageas multisabores de Bertie Bott: ¡un peligro en cada bocado!) y mostró a continuación: BULGARIA: 0; IRLANDA: 0.

—Y ahora, sin más dilación, permítanme que les presente a… ¡las mascotas del equipo de Bulgaria!

Las tribunas del lado derecho, que eran un sólido bloque de color escarlata, bramaron su aprobación.

—Me pregunto qué habrán traído —dijo Sirius, inclinándose en el asiento hacia delante—. ¡Aaah! —de pronto se levantó de su asiento con emoción—. ¡Son veelas!

Un centenar de veelas acababan de salir al campo de juego. Las veelas eran mujeres, las mujeres más hermosas que hayan visto.

Las veelas se pusieron a bailar, y la mente de todos se quedó totalmente en blanco, sólo ocupada en las mujeres que tenían enfrente.

—Harry, ¿qué haces? —la voz de Hermione llamo la atención de Roy.

—Es el efecto de las Veelas —le explico.

La chica se giro a mirarlo y abrió los ojos sorprendida.

—¿Por qué no estás como ellos?

Harry, Ron, Jack, Sirius y la totalidad de los hombres del estadio parecían anonadados. Su padre era el único que se reía de Sirius, y Roy quien estaba de manera tranquila.

—Las veelas son hermosas, pero su belleza no se compara con la de mi madre —sonrió recordando a la mujer pelirroja—. Creo que es por eso, su belleza no me afecta y a mí padre padre tampoco —levanto sus hombros.

Hermione la miro con miles de emociones, ¿Roy Potter, podría ser más perfecto que eso?

—¡Papá! —el gritó de Lydia los distrajo, la chica intentaba hacer que su padre reaccionara.

El estadio se sumió en gritos de protesta. La multitud no quería que las veelas se fueran.

—¿Qué? —Sirius se giro a ver a su hija quien parecía molesta.

—¡Dijiste que yo era la persona más hermosa que habías visto! —se giro indignada.

—¡Y es cierto! —chillo siguiéndola—, amor mío, mi hija favorita.

—Soy la única —lo miro mal.

Roy soltó una risa que contagio a Hermione ante la escena que tenían enfrente.

—Y ahora —bramó la voz de Ludo Bagman— tengan la bondad de alzar sus varitas para recibir a… ¡las mascotas del equipo nacional de Irlanda!

En aquel momento, lo que parecía ser un cometa de color oro y verde entró en el estadio como disparado. Y la multitud se volvió loca una vez más. Roy gritaba con emoción y veía todo a su alrededor, y Hermione, ella veía a Roy.

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