✨Capítulo Dieciocho
De su boca se escapó un dulce gemido, sus manos pasaron de estar frías a calientes, sin embargo, cada toque sobre su cuerpo quemaba más que el fuego —Papi —suplicó con cariño al buscar sus labios.
—He dicho que no —murmuró entre su boca mientras lo tomaba despacio de las caderas tocando con cariño su sensible piel—. Cuando nuestro contrato se renueve.
—Pero deseo tanto que me inmovilices...—gimió tratando de mantenerse quieto. Su boca se apoderó del cuello mientras que el menor se mantenía sin moverse con la polla dentro de sí ¿Juegos?, quién se mueva primero pierde—. No lo soporto.
—Desobedéceme y estaré fascinado de corregir tu mal comportamiento.
—Nunca he sido un chico bueno, lo sabes —gruñó contra su cuello al moverse apenas y dejar a Seok Jin mirando las estrellas en ese juego engañoso—. Vamos papi, sé que lo quieres, solo tienes que follarme.
—No seré quien pierda —apretó su cuello con la mano derecha provocando una excitación fascinante, arqueando todavía más su espalda y moviéndose sin quererlo, porque él quería ganar, no iba a moverse más—. Vamos cariño, puedes hacerlo, solo ten en cuenta que perderás.
—Haces trampa —gimió lamiendo las lágrimas que caían sobre sus labios y mentón.
—Lloras de fascinación, ¿no es así?
—Eres un jodido soberbio.
—Hey, sin groserías.
—Oblígame —ambas manos se posicionaron en sus redondas mejillas traseras empujando su polla poco a poco—. Ahh... papi... es trampa.
—Solo tienes que moverte, solo me tienes que usar —jadeó sobre su oreja antes de morderla con cariño—. Solo eso, follate con mi polla, vamos —el agarre de sus hombros se apretó el instante que sus manos volvieron a empujarlo más profundo. Tae Hyung estaba empalado en su polla mirándose a los ojos y tratando de mantener la cordura. Un juego peligroso que sin duda los agotaría para mañana.
—No... hum... —gimió apretando más fuerte el hombro de su compañero. La inquieta lengua iba de pezón a pezón como si no importara torturarlo—. No quiero —sus lágrimas no dejaban de salir tan desesperado, pero la recompensa del juego era valiosa, sin duda ninguno quería perder.
—Sí quieres —rió—. Solo montame, cariño.
—Cállate...—había gruñido de excitación—. Que no quiero perder...
—No me calles —el menor gimió ante el pequeño azote en sus nalgas—. Vuelve a mandarme a callar y tendrás otro azote.
—¡Cállate! —azote—. ¡Cállate! —azote—. ¡Cállate! —azote—. Ahhh, no lo soporto... —entre lágrimas insoportables y frustración comenzó a follarse contra la dura polla de su novio. Seok Jin gimió de alivio haciendo de su parte, haciéndolo tocar el jodido paraíso. Ambos gemían duro, desenfrenados y sin ningún tipo de remordimiento.
Se corrió entre gemidos desesperados, tan iluso de oírse así mismo fantaseando de placer, de sentir su cuerpo hermosamente caliente y pegajoso de su propia esencia y sudor al caer sobre el pecho de Seok Jin quien seguía follándolo y regalándole sus gemidos preciados. Terminó de correrse tan satisfecho, tan libre y encantado de poder jugar así con su novio, Tae Hyung lo mantenía abrazado fuerte, tan cansado y débil como para siquiera pensar.
—Perdiste —mencionó entre besos que repartía entre sus mejillas y caricias que jugaban en la curva de su espalda hasta las nalgas—. Gracias por dejarme ganar, mi amor. Tendrás una oportunidad para ganar después. Mañana te diré dónde iremos —Tae Hyung se echó una risa complacida, porque sí, de eso trataba el juego, el ganador podrá elegir donde tendrían su segunda cita—. Descansa —sintió un tranquilo beso sobre su cabeza antes de cerrar sus ojos y quedar rendido.
La reunión con el abogado había terminado hace dos horas y sin esperar más tiempo, la segunda reunión del día se cumplió, no iba ser una general, era una reunión familiar, pero había un Kim más en esa sala de reuniones y Seok Woo pensaba que no debería estar ahí.
—Papá, por favor cállate y siéntate —jadeó Seok Jin con los brazos cruzados y molesto de las quejas de su pariente—. No estás en tu casa, estamos en mi empresa y aquí se hace lo que yo ordeno.
—¡No seas insolente!
—Seok Woo siéntate —advirtió el anciano con recelo—. Quiero escuchar lo que mis nietos tienen que decir.
—Aún no entiendo que hace Tae Hyung... —se detuvo de hablar antes de cruzarse de brazos—, el señor Kim, aquí, en una reunión familiar —terminó por decir.
—Si te sientas y te callas puedo decirte —con fastidio obedeció—. Gracias. Señores. Estamos aquí convocados por una petición, mi hermano ha tomado una decisión y estoy dispuesto a colaborar con sus deseos —la sala de juntas se tensó en un solo minuto.
—Seok Jin es propietario de Kore Play, se la he vendido —habló Se Hun. Seok Woo maldijo en lo bajo mientras que Shin Han se llevó la mano a la frente—. Me voy a divorciar, y voy a volver a la actuación.
—¡Pero qué disparates son estos! —gritó Seok Woo en su idioma nativo al levantarse de golpe—, ¡¿estás estúpido?!
—Volveré a la actuación después de mi divorcio. Firmamos el contrato de compra, Kore Play es solamente suya, como siempre lo ha sido —Tae Hyung estaba muy callado, ellos hablaban en otro idioma, no era capaz de entender qué decían, pero por la cara de todos en la sala podía imaginarlo.
—¡Eres un estúpido! Morirás de hambre.
—Y con honra. Si se los estoy diciendo es porque a partir de ahora haré lo que yo quiera con mi vida.
—¡Cállense! —gritó Shin Han un poco sofocado.
—Por favor sí, hagan silencio. No es el único anuncio —intervino Seok Jin al cruzarse de brazos—. He decidido renombrar a Tae Hyung como director ejecutivo de Kore Play, lo voy a entrenar para que cuando él sea dueño de la desarrolladora pueda ser perfecto para...
—¡Papá! —gritó Seok Woo al sentir como su padre lo apretaba del brazo mientras tocaba su pecho—. ¡Respira! —Tae Hyung tomó su móvil marcando el número de urgencia mientras los demás lo estabilizaron.
La fría sala de hospital se sentía más cálida entre sus brazos. El menor lo consolaba. Ninguno de los dos pensó que las noticias fueran afectar tanto a Shin Han, sin duda Tae Hyung no tenía idea de esa noticia que Seok Jin soltó antes de la tragedia, ¿iba a regalarle Kore Play con qué motivo?, era absurdo.
—Mi padre está bien, solo... las emociones fueron muy fuertes, y su edad no le está ayudando, su corazón ya no es fuerte...y ustedes son unos estúpidos.
—No pensé que esto le afectaría de esa manera —mencionó entre lágrimas el segundo hijo—. ¡Pero es lo que me provocas!
—Calma Se Hunnie —intervino Seok Jin.
—Son bien estúpidos, y tú Seok Jin, no puedo creer que una polla... —se levantó de su asiento muy molesto, pero Tae Hyung trató de detenerlo tomándolo por el brazo.
—Atrévete a decirlo.
—Por favor, cálmense —intervino Tae Hyung con su suave voz—. No es el lugar.
—Mírate muchacho, hace unos días temblabas cuando te dirigías a mí y ahora eres capaz de darme órdenes. Delante de Seok Jin te lo diré. Nunca. Te. Voy. A. Querer. En mi familia ¿lo has entendido? —Tae Hyung apartó su mirada removiendo las traicioneras lágrimas que salieron de sus ojitos—. Mírame cuando te hablo —le dio la cara, pero aún sostenía a Seok Jin del brazo.
—No te permito que le hables así —defendió Seok Jin.
—Entendido, señor Seok Woo —respondió con una fría mirada. Se Hun los miró a los tres desconcertado y con un sentimiento de culpa.
—Disculpen —los cuatro voltearon a mirar al doctor que estaba atendiendo a Shin Han—. El señor deberá pasar la noche, solo por revisión, por favor no alteren más su salud. Si siguen las instrucciones que les he dado el señor Kim se pondrá mucho mejor de su estado actual. Pueden pasar a verlo, aunque me pidió que el joven llamado Tae Hyung entrara a verlo, no se pueden tardar más de quince minutos cada uno. Solo uno de ustedes puede quedarse acompañarlo por la noche.
—Muchas gracias —habló el mayor de los Kim y apenas esperó que el doctor se fuera volteó a mirar a Tae Hyung—. No vas a entrar a verlo —fue lo único que dijo antes de irse, él sería el primero en ver a su padre.
—Cielos —jadeó agobiado—. Solo estoy causando problemas...
—No eres un problema, mi padre lo es.
—Debería irme...
—Si mi abuelo quiere hablar contigo debe ser por algo —intervino Se Hun—, no te vayas, Seok Jin tiene razón, no es tu culpa. De todas formas, esto lo debíamos hablar... —el menor volvió a tomar asiento, pero Tae Hyung tomó a Seok Jin del brazo para alejarse un poco.
—Seok Jin, ¿por qué dijiste eso?, ¿por qué mentir con darme Kore Play?, ¿qué pretendías hacer?
—Cariño, lo que he dicho es verdad, quiero darte Kore Play a ti.
—¿Y por qué? —preguntó con sus ojos brillosos y llenándose de lágrimas—. ¿Por lastima?, ¿por qué te dije que era un maldito huérfano?, no quieras hacer una obra de caridad conmigo. Por eso es que nunca lo he dicho en voz alta, por eso nunca se lo he dicho a nadie. No me tengas lástima —mencionó enojado al limpiar sus lágrimas.
—Cariño, pero...
—Basta Seok Jin, no tienes derecho hacer algo así. Lo mejor es que me vaya.
No lo detuvo. Seok Woo cerró la puerta a sus espaldas mirando a su padre encamado —¿Ahora te llamas Tae Hyung? —apenas dijo con la voz debilitada, pero vacilante—. Vete, quiero ver al muchacho primero.
—¿Qué vas a decirle?, sí por su culpa estás ahí en una maldita cama de hospital.
—Por supuesto, olvidemos que tengo ochenta años Seok Woo. Quiero ver al muchacho.
—Se fue. No voy a permitir que...
—Seok Woo, a mí no me importa lo que quieras. Por fin Seok Jin ha organizado sus ideales y prioridades, seguramente se casen, es lo que necesito para morir en paz, y Se Hun, bueno... me hubiera muerto en serio si en vez de Se Hun es Seok Jin el que quiere abandonar sus responsabilidades para jugar a la actuación. Seok Jin es el único que vale la pena de todos tus hijos.
—Shin Han, eres un maldito bastardo.
—Bueno, es algo que no te atreves a decir en voz alta.
—Seok Jin no va emparejarse con ese hombre, primero será Kore Play, y luego le dará su empresa, la nuestra, ¿acaso no ves la realidad?
—No creo que la veamos iguales. Tú no sabes de dónde viene ese muchacho.
—No tiene nada que ofrecer, es un pobre diablo. No tiene futuro con mi hijo.
—Te equivocas —mencionó negando con la cabeza—, es hijo de... —Seok Woo volteó a mirarlo—. Mejor no te lo voy a decir, no estás listo para esta conversación.
—Viejo infeliz.
—Vuelve aquí con el muchacho. Quiero verlo —Seok Woo salió de la habitación maldiciendo entre dientes, pero cuando llegó a la sala de espera, solo estaba Se Hun.
Yoon Gi alzó la mirada cuando la puerta de su oficina fue tocada. Vio a su asistente entrar y se le veía preocupada —Señor Min, es nuevamente el señor Park —rodó los ojos antes de abandonar su escritorio mientras seguía a su asistente piso arriba en los sets de grabación.
Que Park Ji Min el heredero de Ji Filter estuviera trabajando como parte del staff de la agencia había sido una total locura, un suceso fuera de lo común, pero el menor demostró que era apto para el trabajo, Yoon Gi estaba fascinado por él, y de su trabajo también.
—Por fin ha venido, señor Min, puede recordarle a la señorita que usted me contrató para encargarme del peinado, maquillaje y vestuario de esta sesión fotográfica —dijo Ji Min y Yoon Gi no podía dejar de pensar que se veía muy caliente enfadado. La maquillista a su lado lo volteó a mirar con disgusto.
—Lo hice.
—Lo ha escuchado, déjeme a mí hacerlo —mencionó acariciando con cariño los hombros de Jeon Jung Kook quien esperaba ser atendido de una vez.
—Pero señor Min, el señor Park quiere... —defendió ella.
—Señorita Hee, el señor Park tiene esa obligación, tuvo que ser una confusión, Rose se encargará de reubicarla en otro servicio. Lamento la confusión —ella apartó su mirada con disgusto antes de seguir a Rose fuera del set.
—¿Seguro que Rose hace bien su trabajo? No es la primera vez que tenemos esta conversación.
—¿No será que el diablo y tú se confabulan en mi contra para matarme antes de tiempo? —Jung Kook se rio mientras sentía su cabello ser tocado por Park—. Si no te dejo ir es porque me gusta tu trabajo.
—Por eso, y porque somos socios, no te olvides de esa parte.
—No, no lo olvido —jadeó mirando sus ojos castaños—. Ji Min, no me causes más problemas, estoy realmente ocupado.
—No te veo yéndote —vaciló. Yoon Gi lamió sus labios antes de sonreír.
—Cuando termines quiero verte en mi oficina —eso hizo reír al endemoniado y fabuloso Park Ji Min.
Habían hecho negocios desde hace mucho tiempo, principalmente porque se había convertido en una de las marcas que patrocinaban a sus artistas hace más de una década y porque su embajador no podía ser otro que Jeon Jung Kook, la estrella más brillante de MYG Entertainment.
Muchas gracias por leer 🥰❤
-: ✧ :-゜・.FairyWin
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro