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◦❄◦ 01 › Lo que más desea Jinko ◦❄◦



◦❄ ONE-SHOT ESPECIAL NAVIDEÑO 2020 ❄◦

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  Navidad, una época llena de felicidad, paz y un montón de tradiciones que, ante los ojos de Akutagawa, eran ridículas. Demasiado clichés, repetitivas y, por sobre todo, excesivamente infantiles.

Era de esperarse que a Nakajima le atrajeran. Incluso Ryunosuke podía testificar que Atsushi tenía el perfil perfecto para ser un admirador de la festividad, ¡y vaya que no se equivocaba!

Aunque deseó con todas sus fuerzas errar, Dazai se lo reafirmó una tarde, días antes del veinticinco de diciembre, mientras caminaban con tranquilidad por las calles concurridas de la ciudad.

—Creo que su emoción se ha acrecentado porque cada vez está más cerca la Navidad —Akutagawa lo miró de reojo, sin comprender su comentario. Por lo que Osamu lo aclaró—: Hablo de los regalos y las sorpresas. Después de todo, esta es la primera navidad que pasarán como pareja, ¿no es así?

El menor asintió por inercia aún sin entender a qué se debía todo eso. Detuvo su caminar para mirar al mayor esperando algo que nunca llegó.

—¿Qué quieres decir con todo eso, Dazai-san?

El mayor se giró sobre sus talones con una expresión que demostraba cierta diversión. Quizás pensando que la pregunta del muchacho era sarcástica o algo por el estilo.

—¿Cómo que de qué hablo, Ryu-chan? —devolvió con una sonrisa que al ver la seriedad de su compañero se desvaneció—. Oh. Entonces, ¿aún no les ha comprado o preparado nada a Atsushi-kun?

El silencio fue la única respuesta que recibió. Y como si ese simple desliz fuese lo más divertido del universo, Dazai no pudo contener que una gran risotada saliera de sus labios. Es que no podía comprender como su encantador kohai habría dejado pasar algo tan importante.

Por supuesto que su reacción solo causó que el menor frunciera aún más ceño y se tensara empezando a enviar sus miradas asesinas al burlesco personaje que tenía delante. Ante sus ojos nada de lo que estaba sucediendo merecía tal acción.

¿Qué era tan gracioso que Dazai Osamu no podía parar de reírse por lo que restaba de camino hacia la plaza?

—No te molestes conmigo, Ryu-chan. Es solo que jamás en mi vida hubiera pensado que eras de ese tipo de despistados —alegó el castaño una vez más calmado, se limpió el rastro de lágrimas y respiró hondo una vez más—. Pero como tu senpai debo decir que tienes mucho que aprender y hacer, para no tener un gatito triste en la mañana de Navidad.

Más silencio. Esta vez un poco más incómodo, porque ahora el moreno empezaba a comprender que había ciertos detalles que había omitido, pero que era de gran relevancia para su novio. Y si había algo que odiaba más que la burla del mayor era que Jinko estuviera triste por su causa.

Respiró hondo y dejó que Dazai le aclarase los puntos nulos de su visión. Conversaciones tan absurdas que Akutagawa no alcanzó a entender del todo por lo ridículas que sonaban en su mente.

¿Por qué tendría él que regalarle algo a Nakajima cuando ellos jamás había habla de obsequiarse algo para esas fechas?

Apenas y habían concordado que pasarían Nochebuena en su casa y eso porque el albino había insistido en que su cuarto era más grande que el cuchitril que tenía por apartamento. Además estaba el anexo que Atsushi compartía apartamento con su hermanita, Kyoka, y a ella no le agradaba demasiado el novio de su oniichan. Ryunosuke ya empezaba a creer que la chica lo odiaba.

Más allá de pasar ese tipo en su casa, Akutagawa no creía que tuviera que haber algo más. Hasta que Dazai se lo explicó a detalle.

«Por supuesto, porque es Navidad y se supone que le obsequias cosas a tu pareja, aún si todo eso suena tan cursi y sacado de un comercial, ¿no?», pensó el moreno en los siguientes días.

Pero más allá de cumplir su deber como novio del albino, había otra cuestión que lo incomodaba conforme caminaba por las calles de Yokohama en busca del regalo perfecto. Un detalle tan insignificante, pero que según Dazai, era gravísimo que no supiera; ¿qué era lo más deseaba Atsushi para Navidad?

Ante esa disyuntiva, optó por averiguarlo. Aunque todas las respuestas que recibió por parte de los compañeros de Jinko no le convencieron en absoluto, ni siquiera lo que Osamu le había comentado servía. Nada sonaba como algo que su novio quisiera.

Porque quizás él nunca había sido bueno dándole cosas a los demás, pero en definitiva su pequeño tigre no quería un libro de-quién-sabe-qué-autor-rarito, dulces imposibles de comer, un pasaje para el campo o unas orejas de tigre para disfrazarse.

Aunque eso último no sonaba tan mal.

«Para otra ocasión, tal vez...», consideró guardando la última propuesta con una sonrisa para nada inocente en los labios.

Una vez tachada todas las demás opciones, Akutagawa decidió irse por el camino más directo. Así que sin esperar ni un segundo más aprovechó el momento en que se vería con su novio en la feria del puerto para preguntárselo.

Porque aunque se delatara a sí mismo, lo que más importaba era darle el obsequio ideal a Atsushi, ¿no es así? ¿Qué importa que el albino se dé cuenta que su novio es u asco para atinar con ello por su cuenta?

Claro que Akutagawa jamás pensó que su albino pediría algo tan... extraño cuando se lo preguntó.

Trató de buscar la trampa en sus palabras o codificar el mensaje oculto, pero automáticamente se recordó que su tigre no era de ese tipo de persona. Él siempre era sincero, aún si carecía de sentido... como ahora.

—Déjate de bromas, Jinko —contestó, sin gracia.

Nakajima sonrió con nerviosismo. Empezó a jugar con sus dedos mientras evitaba la mirada del moreno al tiempo que un tono rosado empezaba a surcar sus mejillas.

—No estoy bromeando. ¡Lo digo muy en serio!

—No puedes realmente querer algo tan estúpido.

Mala elección de palabras.

—¡¿Cómo que algo tan estúpido?! —explotó Atsushi mirándolo con la furia resaltando. Sí que estaba molesto—. ¿Qué hay de malo con lo que deseo?

—Es absurdo —alegó Akutagawa, desviando la mirada.

—¡Pues, no lo es! ¡Lo único que necesito para ser feliz es tenerte a mi lado! —exclamó con el rostro aún más sonrojado, tanto por la vergüenza como por el enojo que se incrementaba—. El regalo perfecto para mí serías tú, Ryunosuke.

El moreno suspiró. Miró a Atsushi, acunó su rostro acariciándolo con sumo cuidado, como siempre hacía para tranquilizarlo, se inclinó un poco y presionó un tierno beso en los labios ajenos.

Si eso era lo que realmente deseaba su tigre albino, pues él se lo daría. No tenía más opción. Y para ser sincero él estaba contento con que hubiera salido con algún deseo imposible o aún más tonto.

Junto sus frentes una vez el beso terminó y con voz decidida le susurró:

—Pues, ya me tienes, Jinko.

1,149 Palabras ◦❄

¡Saludos, mis dulces lectores noctámbulos o diurnos!

Y aquí vuelvo con un nuevo one-shot cortito pero con cosas fluffy de otro de mis ships favoritos del universo anime: Shin Soukoku, también conocido bajo los nombres de AkuAtsu o AtsuAku. La cuestión es acá el perro de la mafia y el tigre de los detectives se dan mucho love.

Y por supuesto que mi tercer esposo debía aparecer: Dazai Osamu. Prometo que a futuro terminaré un OS que estoy escribiendo de él desde hace meses pero no he podido darle el final que quiero ;^; (no es de ninguna ship, es solo de Dazai).

Pero en fin, ¿qué opinan de la historia? ¿Alguna parte favorita?

En lo personal amé la confesión de Atsushi con lo que más desea, fue la cosita más hermosa que mi mente pudo idear *lanza corazones gays por todos lados*

Espero que hayan disfrutado de este especial navideño, de haber sido así por favor ¡no se olviden de votar y dejarme sus comentarios!

¡Felices fiestas, mis Moonies!

Los quiere siempre, Dorian.

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