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Su vida cotidiana había cambiado drásticamente, ahora se hacía cargo de los niños, aún que claro, Jimin enloquecía junto a el.

— Déjame intentarlo, es una buena oportunidad para poder crecer. — Jungkook hacia malabares con Yisu que no quería vestirse.

— Es muy arriesgado, todos tus ahorros podrían irse al caño. — Jimin por su lado vestía a un Yosun muy tranquilo y sonriente.

Hoy ambos llevarían a los niños a su chequeo médico, habían pasado cinco semanas desde que los adoptaron y cada día ellos se iban adaptando a su hogar. El castaño se sentía muy alegre al poder verlos sonreír un poco más cada día, sobre todo por Jhako, el pequeño aún no superaba la despedida de su mamá, pero de a poco empezó a confiar en el y volvió a sonreír.

La discusión de este momento era hacerca de un nuevo negocio que tenía pensado Jungkook, ya que el no aporto nada a la casa por las últimas semanas más que sus serviciales cuidados al jardín, pensó en invertir el dinero que tenía ahorrado en una florería, el quería alquilar un local y con el dinero que le sobrará llenarlo de productos y empezar a vender, el problema estaba en que el local que tenía pensado comprar estaba totalmente destruido y sería remoderlarlo de nuevo, sería más barato y podría ganar mucho dinero si le iba bien.

Pero Jimin tenía desconfianza.

Jungkook sabía que el dinero era suyo y Jimin no tenía nada que ver en sus planes, sin embargo, confiaba en él buen criterio de su novio para poder tomar una buena decisión.

— Tienes puntos a favor con el precio y el costo de la remodelación, más sin embargo, si no vendes nada entraras en la quiebra y perderás más dinero del que inviertes.

El castaño odiaba la sabiduría de Jimin.

— ¿Has conocido el dicho que dice "El que no arriesga no gana"? Vamos Jimin, solo dime qué está bien y dame mimos... Digo, ánimos. — Jungkook bufo abochornado.

Jimin había descubierto que Jungkook solía complicarse con las palabras, muchas veces tartamudeaba cuando ellos discutían, era tierno y terminaba sonriendo y dejando el enojo de lado.

— Si quieres mimos no tengo problema cariño.

Jungkook rodó los ojos a la par de la sonrisa del pelinegro.

— Ya Jimin, sabes a lo que me refiero... — dejo a Yisu con un suéter color púrpura, unos pantalonsitos color blanco y zapatitos rosas en el suelo, luego peinaria sus cabellos. La pequeña salió corriendo al patio tracero donde estaba Jhako. — Quiero sentir tu apoyo.

— Me gusta tu idea... Pero — el aún dudaba mucho de el negocio, no quería que este fracasará y Jungkook terminará triste, solo habían dos opciones y eran muy arriesgadas. Dejo a Yosun en el suelo y el también se fue corriendo. Miro a los ojos de Jungkook — Siempre te apoyaré en lo que tú decees hacer, esta ves no será distinto, aunque solo quiero que me prometas algo.

Jungkook lo abrazo alegre.

— Claro que si, te prometo lo que quieras.

— Quiero que me cuentes todo del lugar, no quiero que te estafen, investigare de los dueños, el lugar geográfico, la inversión bancaria, el sector y su tipo de demanda...

— Okey, okey. — se le escapó una risa — Te diré todo, pero no es necesario investigar eso.

— Lo es.

— No

— Si

— Oh vamos Jimin, solo es un negoció — se despegó de el y busco la peineta de Yisu — Te contaré hasta el más mínimo detalle, y si quieres puedes venir conmigo a comprarlo — cuando la tuvo en sus manos giro y le sonrió al mayor — Somos dos en esta relación y yo también quiero poner mi granito de arena en la casa.

— Ya haces mucho cuidando a los pequeños.

— Corrección, hacemos mucho.

En esas semanas, ambos se quedaron al lado de los pequeños, Jimin uso sus semanas de vacaciones acumuladas para poder quedarse, aún le quedaban dos semanas más, pero Jungkook no quería depender solamente de el, sentía que era egoísta al solo gastar el dinero de Jimin, el quería también sentirse útil.

— Lo entiendo — sonrió.

— Debo de peinar a Yisu — los dos fueron al patio tracero donde los tres pequeños se encontraban sentados jugando con unas cartas de superpoderes (aunque solo eran cartas de uno) que le había regalado Jimin a Jhako.

Jungkook se acercó primero, termino sentado detrás de Yisu peinando la con sumo cuidado para que no se quejara, el admitía que jamás había peinado a nadie y Yisu era su primera experiencia, una no tan buena.

Jimin se quedó apoyado en la baranda que rodeaba el patio admirando a su familia, sonrió al sentir aquella palabra tan cálida.

Hace un año atrás no se hubiera imaginado enamorarse o tener una familia, era un desalmado al que le gustaba pasearse de cama en cama, ahora no se veía de esa manera.

Jungkook lo era todo para el, no sabía cómo explicarlo, el muchacho de cabellos castaños se metió en su mente con aquella rebeldía, con esos ojos oscuros llenos de energía, sus sonrisas, sus quejas, sus ocurrencias, amaba todo de Jungkook.

De la noche a la mañana sintió aquel calor en el corazón, el día en que firmó los papeles de adopción y los vio a los cuatro llorando en el albergue supo que quería protegerlos, que ellos cuatro lo eran todo para el, que el amor de Jungkook por los pequeños también era su amor por el.

Amaba a Jungkook desde lo más profundo de su ser, verlo sonreír al peinar los cabellos de la pequeña Yisu era lo más hermoso del día, no importaban los problemas o preguntas de ¿Que pasará ahora? Solo importaba que lo malo se esfumó al ver esos ojos brillantes.

Su miserable vida cobro sentido al conocerlo, apesar de no haberlo entendido en ese momento.

— Jiminie, es hora de llevarlos — sus pensamientos se esfumaron al verlo sonreírle, traía a la pequeña Yisu de su mano y Jhako sostenía a Yosun.

Jimin solo vio su felicidad caminar hacia el.

— Vamos — pronunció antes de tomar la mano de Yosun.


.   .   .   .   .   .   .   . 

— ¿Te gusta? — la emoción en sus ojos era más grande que el miedo por una respuesta.

Jimin observo el local, no estaba tan mal como pensó.

Solo bastaba cambiar los vidrios, pintar las paredes y arreglar las luces, claro que no tenía muebles o estantes, pero el lugar era estratégico, estaba a diez minutos de casa a pie y cerca había un colegio, Jungkook le había dicho que lo busco en ese lugar por Jhako, que iniciaría su primer año de escuela en tres semanas.

Le gustaba el lugar y era una muy buena opción.

— Y... ¿Que tal? Porque si no te gusta no me importa, lo compraré — se cruzó de brazos bufando.

Jimin le sonrió

— Este lugar es bueno, no está en las ruinas como me dijiste, solo necesita unos retoques.

Jungkook miro alrededor algo nervioso.

— De echo, la primera ves que vine si estaba peor que ahora, solo... Solo que el dueño le hizo unos arreglos... — una mueca apareció  en el — Aunque el muy hijo de su fruta subió el precio por eso.

— Puedo ayudarte a pagarlo...

— No, no, aún puedo pagarlo, de echo no afectaría mucho, porque calcule los precios y me sobraría dinero, es muy tonto el dueño — lo último lo dijo susurrando.

Jimin soltó una carcajada.

— Muy bien señor negocios.

— Que puedo decir, soy un haz en las finanzas.

Más tarde se reunieron con el dueño y terminaron de firmar los papeles y pagar todo, Jungkook parecía tan feliz que los invito a comer.

Ya por la tarde, los niños llegaron con Jimin y corretearon por el local, ellos le ayudaron a limpiar el suelo, Jimin se ofreció a raspar las paredes y después pintarlas.

Los días pasaron entre refacciones y pintura, hasta que fue el día de la inauguración.

— Todo saldrá bien — Jimin lo abrazo por la cintura y le dejo un besito en el hombro.

Jungkook estaba tenso, muy tenso por los nervios.

— ¿Puedes relajarme? — salió de sus labios.

Jimin sonrió entre dientes, el sabía a qué se refería.

Ambos se quedaron envueltos en las sábanas del placer por dos horas, hasta que ya dieron las diez y tuvieron que levantarse, eran padres después de todo.

Por la tarde llegaron todos sus amigos y conocidos, el local estaba hermoso, lo pintaron de púrpura y dejaron un hermoso letrero en la parte delantera "Borahae" que era el nombre del local.

Jungkook sonrió en grande al ver a Yoongi, SeokJin y el oficial Kim.

— Pero mira que hermoso, tienes un exelente gusto Jungkookie — el pelirosa se acercó y le dejo un abrazo. — Me alegra que estés bien.

— Hyung — el castaño lo abrazo fuerte antes de soltarlo — Muchas gracias por venir, me pone muy feliz verte aquí.

— ¿Y yo que? — Yoongi bufo

Jungkook dejo a SeokJin y se abalanzó a Yoongi, quien lo agarro en el aire, ese mocoso le sacaría el aire algún día.

— Gracias por venir Yoongi, pensé que estarías ocupado.

El peligris le sonrió.

— Odio la academia así que está es una buena opción para que me despidan.

Yoongi había aplicado para el trabajo de asistente del director en la misma academia que SeokJin (por exigencia de su primo, claro). El no quería ser aceptado pero lo fue, el director parecía estar muy interesado en el así que lo acepto, apesar de que siempre hacia las cosas mal para que lo despidieran, pero eso no pasaría.

Jungkook le frunció el ceño antes de preguntar

— ¿Pediste permiso?

— No

— Te van a despedir Yoongi — regaño el menor.

— Que lo hagan, odio a ese cascarrabias.

— Solo es cinco años mayor a ti Yoongi — intervino Jin — Además de que pareciera estar enamorado de ti, es imposible que te despida.

Yoongi murmuro entre labios antes de alejarse y quedarse en frente de los bocadillos, junto a los pequeños que comían a boca llena.

SeokJin parecía divertido al verlo.

— ¿Cómo ha estado todo Hyung? — pregunto viendo al mayor.

SeokJin se puso un poco nervioso, sabía a qué se refería, respiro suave al ver de reojo a Namjoon que hablaba amenamente con Jimin.

— El se porta genial conmigo, pero aún no quiero adelantar nada, por ahora vamos bien.

— Me alegro — le sonrió sincero.

La tarde se pasó en medio de risas y un Jungkook feliz, Jimin se quedó a su lado la mayoría del tiempo hasta que tuvo que marcharse, esa noche regresaba a trabajar en el turno nocturno, lo quiso así para poder ayudar a Jungkook por las tardes y parte de la mañana, el se quedaría con los niños y Jungkook atendería la florería.





.   .   .   .   .   .   .   .   .   .

— ¿Te gustan tus cuadernos Jhako?— pregunto nervioso.

— Son muy bonitos — el pequeño se quedó mirando los dibujitos de peces y tiburones en sus cuadernos, había decidido usar esos porque le gustaba todo lo relacionado con la naturaleza, los animales del mar eran sus favoritos.

— Que bueno cariño — Jungkook le abrochó la chamarrita y suspiro un poco.

Ambos estaban en la florería, el se trajo a Jhako en la mañana ya que sería mas fácil llevarlo directamente. Jimin lo había llamado hace media hora diciéndole que vendría con los niños ya que ellos también tenían curiosidad por el primer día de clases de su hermano.

Solo faltaban veinte minutos y el estaba más que nervioso.

Estuvo los últimos minutos acomodando las flores en los estantes y dejando las canastas de rosas sobre el estante del frente, suspiro al ver el auto de Jimin estacionarse en frente de la florería.

El pelinegro bajo y se apresuró a abrir la puerta de atrás, Yisu y Yosun salieron rápido para entrar corriendo a abrazarlo, el les sonrió de vuelta.

— Lamento llegar tarde, ellos no cooperaron mucho que digamos.

— Estoy nervioso — se acercó a el y lo abrazo, las manos de Jimin rodearon su cintura — ¿Y si algo sale mal? ¿Y si los niños son malos?

— No pasará nada de eso Kookie, tranquilo, todo saldrá bien —

Los dos suspiraron dándose un pequeño beso en las mejillas y sonriendo al separarse.

Más tarde ya se encontraban afuera del colegio, este tenía las tres etapas de enseñanza: jardín, primaria y secundaria.

Jimin observo lo abarrotado que estaba el lugar, la gente iba de un lado a otro con sus niños de la mano, el apretó un poco la mano dándole ánimos a Jungkook que parecía algo asustado.

Lo cierto era que muy aparte de tener miedo de como le fuera a Jhako, el se sentía muy nervioso por esta experiencia, a el jamás lo inscribieron en un colegio, el aprendió a leer y escribir por su cuenta, aún recordaba aquellos días en que un pequeño niño sonreía al entender de a poco las letras y palabras que leía en las latas de refrescos o las revistas que encontraba en las bancas del parque.

No lo ponía triste o lo hacía sentir de menos, solo que el quería ser una mejor persona por sus pequeños, el quería ser una buena figura paterna, solo quería que ellos fueran felices y tuvieran mejores oportunidades, que sean mejores a ellos, que hicieran lo que les gustará y sean felices con ello, no quería verlos sufrir.

— Vamos Kookie — fue susurrado en su oído.

El despertó de sus pensamientos y escucho la campana de entrada sonar, se apresuró a caminar hacia adentro de la institución, estando en el patio del colegio suspiro y se agachó a la altura de Jhako, el niño parecía muy emocionado y algo confundido por el lugar, sobretodo por los colores.

— Jhako... — la voz de Jungkook lo atrajo a la realidad y se quedó mirando al pelicastaño — Hoy entraras a la escuela, será muy divertido. — la sonrisa de Kookie hizo que el también sonriera.

Jimin se agachó a su lado y sus hermanos menores también imitaron este gesto.

Jhako sonrió al verlos a los cuatro rodeándolo, era muy especial para el.

— Te dejaremos con tu maestra y regresaremos en la tarde, no te asustes, ahí adentro hay juegos y podrás hacer amigos, claro, solo si quieres, no estás obligado a hacer amigos.

— Estaremos aquí cuando la campana suene otra ves, te deje tus galletas favoritas en tu mochila.

Así ambos le dieron una mini charla para que no se pusiera nervioso, pero lo cierto  era que Jhako ya estaba más que preparado, en su pequeña cabesita aún rondaba la charla de su mami cuando ella quiso llevarlo al colegio, solo fue el primer día porque su papi no quiso que fuera. Le alegraba mucho volver.

La maestra fue a ellos y se llevó a Jhako de la mano, el pequeño les sonrió al entrar al aula.

— El estará bien.

— Es un niño muy inteligente, no me sorprendería que fuera el mejor de su clase.

— ¡Verdad que sí! — hablo emocionado al verlo a la cara — siempre pensé que era muy inteligente.

Jimin le sonrió de vuelta — No te preocupes mucho por el Jungkook, estará bien.

Ambos se sonrieron.

Más tarde regresaron al local y lo volvieron a abrir. Los pequeños entraron y se fueron directo hasta la parte de atrás, dónde tenían un pequeño cuarto de juegos, Jungkook lo había mandado a hacer para ellos.

— ¿Estás seguro de querer quedarte? Sería mejor si dejaras a los mellizos y fueras ha casa a descansar.  — se acercó y dejo las margaritas sobre el estante derecho, curiosamente, las margaritas eran las que más se vendían en esos días, las personas las amaban.

— Estaré mejor aquí — se alzó de hombros con desinterés antes de  mirar a Jungkook, o bueno, su figura moverse de aquí hacia allá. — Tengo que contarte algo.

Jungkook dejo los girasoles sobre la mesa y lo miro intrigado.

— Es algo bueno, lo veo en tus ojos — bromeó.

— Es algo muy bueno

— Déjame adivinar, m... — se puso una mano en el mentón — Compraste pizza para la cena.

— Nop

— Conseguiste un millón de dólares, ¡Somos ricos!

— No es eso — sonrió al ver las manos del castaño alzadas por la emoción— Me ascendieron, ahora soy el nuevo Comandante. — se encogió de hombros quitándole importancia.

Jungkook parpadeo confundido ¿Lo habían ascendido? ¡Por dios! Con una gran sonrisa se lanzó al mayor y lo abrazo muy fuerte.

— ¡Felicidades! Lo querías tanto y ahora lo tienes, me siento muy feliz por ti.

Hace unos días que Jimin le había confesado que quería ser comandante para así tener más dinero y no pasar tanto tiempo en la estación, ya que su trabajo sería sobretodo de papeleo y sería trabajo de casa, así que estaría más tiempo con los niños y lo ayudaría en la florería.

— Yo también tengo una buena noticia. — sonrió al separarse un poco y dejar un pico en los gruesos labios de Jimin.

— Sorprendeme — le dijo divertido volviendo a besarlo.

— Te conté que esto días emos vendido mucho y que ahora tenemos clientes fijos.

— Si.

— Pues... Resulta que una compañía de decoración de matrimonios se interesó por la florería y me ofrecieron un contrato de dos años.

Jimin lo abrazo fuerte, eso era lo que más quería Jungkook, que la florería fuera firme y lo estaba logrando.

— Me alegra mucho por ti cariño, esto es tan repentino.

— La vida nos quiere mucho.

— Mucho, mucho.

Los dos se dieron un último beso para después seguir trabajando.

Si vida ahora era feliz, Jungkook cumplía su único sueño que era vivir tranquilo, ser feliz y dejar de pensar en su pasado, experimentar lo que era el amor de verdad y tener una familia, no pedía más.

Jimin por su lado cumplía sus metas al lado de las personas que lo apoyaban y amaba, el no sabía que necesitaba tanto de algo hasta que al fin lo tuvo, admitía que antes fue un hijo de puta, pero ahora dejo eso atrás y se dió la oportunidad de luchar por algo que no pensaba que quería pero es lo más hermoso que le pudo pasar.

Ellos dos vivieron una historia inusual de un amor único y simple, un amor que se dió poco a poco, con inseguridades pero el apoyo de los dos.

Porque ambos eran el uno para el otro.






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Fin
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Muchas gracias por leer, este es el hermoso final que se me ocurrió y estoy feliz de que ustedes apreciarán esta obra, me alegra mucho haber profundizado en lo que quería mostrar y que terminara bien, muchas gracias por leer.

He decidido no darle extras por ahora, pero quizás en un futuro publique algún extra, solo que no prometo hacerlo ahora, nuevamente, Muchas gracias por leer.

L@s quiero mucho. :)

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