Zona Roja
Una sonrisa socarrona se poso en sus labios al ver al mismo joven de cabellos castaños entrar al callejón de la avenida Blue.
— Siempre cometes el mismo error— nego suavemente antes de encaminarse a ese lugar.
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Sus pasos se detuvieron en frente de aquella puerta color azul que por la luz de la noche, se veía de color negro.
Se apresuró a dar unos pequeños golpes en ella, debía de ser rápido para no volver a encontrarse con el estupido policía que rondaba por aquí.
Los pequeños pasos suaves de una mujer se escucharon cercanos.
La puerta se abrió frente a el, una mujer con moretones en el rostro y algo cansada apareció en frente suyo, ella al verlo sonrio, el le devolvió la sonrisa.
— ¿Que haces por aquí Jungkookie? — pregunto con voz suave.
— Le traje esto señora Soon — de su canguro desgastado, saco una pequeña bolsa de plástico, dentro de ella estaba bien envuelto dos huevos y tres panes, esta mañana había conseguido dinero de un señor gordo que le pagó por cargar unas cosas, gracias a eso el pudo comprar la comida para los pequeños de la señora Soon.
La mujer sonrió al ver lo que el le dio, sus ojos brillaron en alegría.
— Muchas gracias Kookie— agradeció con una reverencia. — Pero pasa, pasa, te invitaremos un te.
Hubiera querido aceptar, pero lastimosamente, debía de marcharse rápido. No quería toparse con el policía de esa mañana.
— Debo de marcharme señora Soon, mañana regresaré por ese te. — le dio una reverencia y se despidió.
Camino rápido a la salida del otro lado de esta calle, sabía que debía de tener cuidado, sus pasos retumbaron por la calle angosta, las luces del cielo poco a poco se fueron perdiendo, dando lugar a un ambiente tétrico.
Suspiro, este callejón era muy largo y tenía varios callejones conectados, la mayoría eran de bares y clubes nocturnos, por eso era demasiado peligroso caminar a estas horas de la noche.
Se detuvo en una esquina, solo para ponerse la capucha sobre su cabeza cuando escuchó pasos detrás suyo.
— Siempre te encuentro haciendo cosas malas Jeon... — esa voz acercarse le puso la piel de gallina. — Quizás deba de castigarte de nuevo.
Un escalofrío recorrió su espalda al sentir esos brazos alrededor de su cuerpo. La respiración le faltó cuando el respiro cerca de su oído.
El era fuerte, demasiado. Pero cuando se trataba de Park Jimin... simplemente no podía resistirse, caía a sus pies aún si sabía que el era un idiota.
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Una historia nueva que espero les guste, pienso hacerla corta, aunque ya saben, aveces me exedo. 🤗 gracias por leer.
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