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— ¡Ven aquí!
— Mira Jungkook, yo creo que podemos arreglar las cosas de manera civilizada, deja eso en el suelo y hablemos. — Un grito agudo salió cuando el libro de recetas voló por su costado e impacto en la pared.
— ¡Ven pequeño duende que no sabe controlar sus hormonas!
Así ambos se enfrascaron en una pelea absurda que terminó con ambos cansados y tirados en el suelo.
— Lo siento. — se oía apenado y a la vez exausto, quizás por correr o por esta situación. — soy un idiota que no puede mandar en su corazón, lo siento Jeon.
— Deja de decir tonterías, el hijo de puta es ese Hoseok.
— No lo culpes solo a el, ambos cometimos el error, yo siempre supe que era casado.
El castaño rodó los ojos para después abrazar con fuerza al peligris, algo le decía que lo necesitaba.
— ¿Crees que eso sería lo mejor?
— Si te quedas aquí el podría encontrarte y acabar contigo, no quiero que eso pase, la mejor solución es que te vayas a Jeju, tu abuela estará feliz de que la visiten, además de que puedes comer mandarinas. — sonrió.
Yoongi asintió a todo con un mini puchero en los labios, el quería negar que todo esto pasará por su descuido y la lujuria del momento, aceptaba que fue totalmente inmoral meterse con un hombre casado, pero, su corazón creía otra cosa.
Aún estaba demasiado triste por lo que Jungkook le contó, también estuvo demasiado asustado, pero lo mejor era desaparecer hasta que las aguas se calmaran, hasta que Jungkook arreglará su desastre y quién sabe, la vida de agricultor podría llegar a gustarle.
— Recuerda llamarme siempre.
— Lo recordaré.
*********
— No puedes usar la fuerza de autoridad para manipular y chantajear a la gente, ¡Por dios Jimin! Somos policías, estamos del lado de la ciudadanía no en su contra. — Namjoon se encontraba furioso luego de enterarse lo que hizo Jimin, no le parecía ético y nada moralista amenazar a alguien usando el uniforme.
— ¿Puedes dejar de gritar y escucharme? — levanto la ceja.
El policía bufo y se tomó de la cien antes de asentir, tenía una jaqueca gracias a las ocurrencias de su compañero.
— Mira Nam, si ese mocoso nos ayuda, podremos infiltrarnos a BlueS y ver lo que oculta el maldito de Kim. El nos necesita y nosotros a el, es un ganar ganar.
— Entiendo tu punto, pero. ¿Que necesidad había de someterlo de esa forma y robarle un beso? Responde Jimin.
Bueno, ninguna de echo. Jimin no recordaba nada de ese momento, solo supo que perdió la consciencia total de si cuando vio al muchacho de cabellos castaños contra el suelo y esposado, como que le causó una corriente de satisfacción verlo de aquella manera, sumiso y a su Merced. Ya después sus recuerdos vuelven con lo que pasó, se sintió confundido.
— Ninguna, en mi defensa, ese mocoso es un insolente que cree que puede jugar conmigo.
— ¿Y te crees en derecho de jugar tu con el?
— Si los ratones hacen fiesta cuando el gato no está, el gato cobrará venganza.
— ¿De que estás hablando? Acaso te fumaste algo Jimin, estás loco. — Negando se fue del lugar.
Y si, Jimin estaba vuelto loco por aquel mocoso insolente.
. . . . . . .
— Te extrañaré Yoongi, duerme bien y come bien, los problemas aquí se arreglaran con tiempo. — lo abrazo fuerte para después darle unas palmadas en la espalda en forma de despedida.
— Lo haré, y tú no te metas en más problemas por mi culpa, estaré de regreso cuando todo esté mejor, lo prometo.
Ambos se miraron a los ojos en un silencio algo extraño, por un lado Jungkook estaba preocupado por la situación que estaba apunto de desatarse gracias a los líos en los que se metió, pero por otro estaba asustado, no quería que nadie le hiciera daño a su amigo y peor aún matarlo, eso era algo que no quería.
Yoongi aún estaba muy arrepentido de las cosas que estaban pasando por su estúpido afán de enamorarse de alguien que no estaba a su disposición, admitía que su corazón se encontraba dolido de desaparecer sin decirle nada a Hoseok, pero era lo mejor, olvidarlo y que no lo buscará para así curar aquella herida de un amor simplemente prohibido, quizás podría ser feliz en su tiempo fuera de la ciudad, el campo era lo mejor.
— ¿Ya no te queda dinero verdad?
Esa era otra de sus preocupaciones pues ambos habían gastado hasta su último centavo en el pasaje de barco, a Jungkook no le quedaba ni una miseria de moneda y eso podría pasarle factura a la hora de tener hambre, el se sentía aún más basura por ello, se odiaba, a el y sus malas decisiones.
— Deja de ser tonto y preocuparte, siempre tengo algún trabajo por ahí y sacaré dinero de eso, ya vete antes de que me arrepienta y te amarre en un poste, vamos, vamos, ya es hora. — lo empujó un poco para que caminara hacia el embarque.
Así fue como Jungkook se quedó solo, se sentía bien de que Yoongi ya no estuviera en peligro, solo le quedaba arreglar las cosas con el viejo feo para fingir haber echo el trabajo y que lo dejarán en paz, y después... Después estaba aquel estúpido policía ¿Que haría con el? ni el lo sabía. Suspirando se fue al lugar donde vivía.
Su frustración era grande, se sentía saturado de problemas, además de no ver solución fácil a ninguno, admitía que en el caso de Yoongi solo eran unas cuantas movidas y asegurarse de que aquel hombre no sospechara de que el peligris seguía con vida o al menos intacto, debía de buscar al tal Hoseok y darle la advertencia de no buscar más a su amigo, simplemente para mantenerlo a salvó.
Dentro suyo sentía un rencor muy grande a ese tal Hoseok, sabía que Yoongi insistió en que el era el culpable de meterse con un hombre casado, pero ¿Que acaso ese hombre era un niño para no saber las consecuencias de sus acciones? Era completamente absurdo engañar a dos personas, además de mentirle a sus propios hijos, Es que ese hombre no conocía de valores, los pequeños niños no tenían la culpa de ver a sus padres separados y con demasiados problemas. Igual odiaba a la esposa, era una sádica.
Suspirando corrió alrededor del río Han, eran alrededor de las diez de la noche y el aire se sentía fresco, respirar profundo y sentirse frío por el aire era especial, se sentía vivo y creía por tan solo unos segundos, por unos estúpidos segundos, que todo estaría bien.
A paso rápido se metió al mismo callejón de siempre, pasando por detrás del club BlueS, recordó la pelea del otro día, el asqueroso hombre feo y viejo que golpeaba a aquella mujer.
¿Cómo estaría ella? Y los niños... ¿Estarían solos?
— Sería bueno ir a verlos — pensó en voz alta antes de adentrarse por las mismas calles.
Paso segundos pensando si era buena idea mientras sus pasos se acercaban a el mismo lugar, camino despacio al verlos, en la oscuridad de la noche, aquellos pequeños estaban sentados en la puerta rota y gastada de un pequeño edificio viejo, el niño más grande abrazaba contra su cuerpo a los dos pequeños niños que temblaban de frío, su garganta se cerró cuando vio los ojos del niño más grande, llenos de tristeza, miedo y cansancio.
Se recordó sentado en una esquina, aquellos días grises dónde veía a su madre drogarse frente a el, el viejo sentimiento de la impotencia volvía.
Con pasos lentos se fue acercando, los pequeños al verlo se asustaron tanto que se pusieron de pie, el mayor adelante y los dos pequeños detrás de el.
— Oh, no se asusten, no les haré nada. — se quedó en su lugar tratando de buscar las mejores palabras para explicar a que venía. De echo, ni el sabía a lo que venía — Soy Jungkook, yo... Yo solo quería saber cómo estaban, ¿Están solos? — se agachó hasta la altura de ellos. — ¿Ya comieron?
El mayor lo miro con algo de duda hasta que abrió los ojitos grandes.
— Tu eres el que ayudo a mami, Yosun, Yisu, el ayudo a mami — exclamó feliz señalandolo.
Los pequeños sacaron su cabecita y lo miraron con brillo en los ojos. Su corazón dolió.
— Si, yo ayude a tu mami, ¿Porque están solos? —
— El hombre blanco se llevó a mami, dejaron la puerta serrada. — señaló la chapa de la vieja puerta. — Ella me dijo que cuidara a Yosun y Yisu, no puedo dejarlos. — tomo de las manos a los dos pequeños y se acercó a el — Tenemos hambre ¿Tienes comida? Me puedas dar poquito, solo poquito, somos pequeños y comemos poquito, si. — le sonrió.
Jungkook no pudo decir nada, el pequeño parecía estar negociando con el, y le sorprendía su manera de hablar, parecía tener cinco años y hablaba tan bien como un adulto, observo a los dos pequeños a su costado, noto que eran dos gotas de agua, parecían ser gemelos, pero lo que lo lastimo fue que ambos eran muy pequeños y delgados, seguramente no pasaban de los tres años.
— Yo... No tengo comida, pero puedo conseguirla — Una corriente de viento paso por su rostro y lo hizo estremecer, la noche se ponía fría y los pequeños no tenían abrigo, debía de buscar una solución. — Podemos... Podemos ir a buscar comida, eso, vamos a buscar comida ¿Me acompañas? — le tendió la mano al niño, este lo miro desconfiado, pero la aceptó.
El niño grande iba tomado de su mano y los niños pequeños a un costado de el cuando empezaron a caminar.
¿Y que haría ahora? No tenía ni un centavo.
En su cuartucho solo habían dos plátanos echados a perder y un pan, no podía darle eso a los niños, si buscaba un trabajito a esta hora, era seguro que no habría nada, su mente maquino posibles soluciones hasta que dió con una, no era un buena idea pero quizás resultará.
Camino por las calles angostas hasta estar cerca, y ahí lo vio. Frente a el estaba la estación de policía, aquel estúpido, egocéntrico y degenerado oficial podría tener unos billetes que le podría prestar y con eso compraría comida, también le podía preguntar sobre la salud de la señora ¿Era buena opción? Quizás.
Solo dió dos pasos cuando lo vio salir, y como si fuera un mal chiste, ambos cruzaron miradas, le causó un escalofrío ver esos ojos oscuros y con pensamientos tan confusos que jamás sabría lo que pasaba por su mente, sus ojos chocaron por unos segundos tan incómodos hasta que el policía miro a los pequeños que tenía en las manos.
Esto era un chiste de mal gusto. Odio verlo sonreír de forma altanera.
. . . . . . . . . . .
Ame este capítulo, se vienen cosas, muchas cosas ¡¡¡ahhh!!! 😩
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