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Trago duro al ser impactado por aquella confesión.

¿Pero quién era este hombre?

Al verlo a los ojos solo pudo sentir asco ¿Usar tus influencias para hacerle daño a otra persona? Eso era más cobarde de lo que imaginaba, solo le daba miedo imaginar a su amigo Yoongi en este peligro.

Aquel hombre gordo y viejo era un ser humano despreciable, un sucio y asqueroso humano.

Era momento de pensar profundamente, no podía dejar que le hicieran daño a su amigo, a Yoongi no.

Su mente ideo un plan descabellado, podría funcionar pero necesitaba tiempo, más tiempo del que tenía.

- Serán 200 mil Wones por todo señor In.

El hombre solo empezó a carcajearse.

- No bromees mocoso, me dijiste que serían 100 mil, ¿Porque subes el precio? ¡Acaso crees que estoy jugando! - grito molesto.

- No estoy bromeando y tampoco juego con usted, quiero 200 mil por todo el trabajo, y si no me paga eso no lo haré, busque a otro que haga su trabajo sucio.

El sabía que el señor In daría su brazo a torcer, si hablamos de necesitados, el señor In era uno de los más interesado en su trabajo, sin el no podría hacer nada, estaba bajo sus pies. Con seguridad intento marcharse dando dos pasos al costado antes de que le hablarán, el señor In accedió a darle 200 mil.

Ambos cerraron el trato sin más palabras, el viejo asqueroso se marchó después de ello, sin sentir arrepentimientos y sin saber que Jungkook en realidad era el mejor amigo del amánte de su cuñado.

Las cosas se complicaban para Yoongi, el le advirtió, siempre le dijo que dejara de lado al hombre casado y conociera a más personas, que aquella relación pasional no terminaría en nada bueno y le traería problemas, solo que su terco amigo había involucrado algo más que pasión en esa relación, el corazón de Yoongi estaba en juego.

Por la espina dorsal de Jungkook se extendía un sudor frío, estaba asustado y no solo por el echo de Yoongi, sino que algo le decía que el señor In no quedaría satisfecho hasta matar a su amigo.

Jugaste con fuego y te quemaste Yoongi, maldito niño loco - gruño molesto en sus adentros.

Camino apresuradamente por los fríos callejones al ver el sol que estaba por ocultarse y los callejones se tornaban oscuros, salió de uno de ellos y topo de frente al Club BlueS, maldijo en mil idiomas.

Y Es que acaso el destino lo aborrecía, acaso se había empeñado en hacerlo sufrir más y más, se miraban de su existencia, era un payaso en su destino. Se quejaba de manera inmadura dentro suyo cuando reconoció la patrulla de unos policías estacionarse, mordió su labio antes de quedarse helado y mirar a todos lados.

Su única salvación: correr.

Y así lo hizo, salió corriendo, no solo por el echo de ver una patrulla, sino también porque vio al mismo oficial que lo detuvo la noche anterior, seguramente que si lo volvía a ver, lo metería tras las rejas, este no era el momento para ir a la cárcel, no con su amigo en peligro.

Sus pasos pesados retumbaron en los fríos callejones traceros de BlueS, rodearía para salir por el lado izquierdo y correr a su casa, se atrevió a mirar hacia atrás solo cuando fue totalmente oscuro, respiro tranquilo antes de detenerse por completo.

El estúpido policía no lo vio, era un idiota. Se apoyo en la pared para controlar su respiración, estaba con asustado que solo cuando su corazón dejo de latir tan fuerte escucho las voces de sus alrededores, aunque esto no fue lo que lo puso en alerta, sino los gritos de auxilio que se escuchaban cerca.

Una mujer gritaba con miedo para que alguien la ayudará.

Normalmente haría oídos sordos y se marcharia por su camino, solo que aquellos gritos eran acompañados de pequeños llantos de niños que también pedían ayuda. Se lamentaría de esto mañana.

Salió corriendo en busca de las voces que pedían auxilio, al girará una esquina enfrentó a una escena muy irreal. Un hombre de estatura baja golpeaba a una mujer en el suelo, le daba patadas como si su vida dependiera de ello, lo que terminó por hacerlo cabrear fue ver a tres pequeños niños tratar de defender a la que supuso era su madre.

Apretó los puños de rabia antes de acercarse y lanzar al hombre de una patada al vientre.

El feo hombre de cabellos grises se retorció en el suelo adolorido por las patadas que le metió el castaño. Jungkook estaba echo una furia, no solo por qué golpearan a úna mujer, sino que también vio los moretones verdes en los cuerpos de los pequeños.

- ¡Esto te gusta hijo de perra! ¡Eh, te gusta golpear mujeres, pero que tal si te golpean a ti maldito! - empezó a darle puñetes en el rostro hasta dejarlo sin moverse, solo ahí fue que se tranquilizó, sabía que lo dejo inconsciente y esperaba que no despertara jamás.

Respirando hondo dió la vuelta y vio a los niños mirarlo con miedo mientras abrazaban a su madre, la mujer aún estaba inconsciente. Sintió tanta impotencia al verla con el rostro sangrando, tan delgada, con ropa vieja y casi rota, reprimió sus ganas de llorar.

- Pon las manos en el suelo.

Y su puto destino venía a joder de nuevo.

Detrás de el sintió la misma sensación que el día anterior, aquel sudor frío rodó por su rostro. Solo se limito a hacer las cosas más fáciles y rápidas, puso sus manos detrás de su cabeza, justo sobre su nuca antes de agacharse hasta tocar con la frente el frío suelo de cemento.

- Ayer te salvaste de una y ahora ya te encuentras en otra, si que no tienes remedio mocoso. - se burló.

Jungkook gruño fuerte gracias al dolor que se extendió por su cuerpo hasta dejarlo inconsciente, Jimin lo había golpeado con el arma, según el para manejarlo más fácil.

Aquellos pequeños niños aún soltaban lágrimas, y fue peor cuando llegaron los paramédicos para llevarse a la madre de urgencias al hospital y también llevarse a los niños a un centro de ayuda.

Uno de ellos, el más grande se negó a separarse de su mamá y tuvieron que sedarlo. Las cosas se complicaban.






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El fuerte dolor en su cuello era casi insoportable, y podría jurar que no se trataba de una resaca.

Quiso incorporarse ante la mala posición que su cuerpo tenía al dormir pero le fue imposible, estaba esposado a los barrotes de una cama.

Sus ojos pestañearon confundidos ante lo que veía. Estaba en una celda que solo tenía una mini cama que al parecer no traía colchón, frente a el estaban las rejas tan angostas y gruesas que le era imposible pensar en escaparse.

Estuvo en esa posición dolorosa por mucho tiempo, juraba fueron dos horas, pensó al momento de ver a aquel policía pelinegro que lo liberaría, pero no fue así.

Este solo le sonrió para después entrar y pararse a escasos sentimientos de el, casi restregando le el paquete en la cara.

- Mira, te lo explicaré de manera fácil para que puedas entenderlo. - pronunció esto en tono lento, como si se tratara de hablarle a un niño que no entendía nada, fue una ofenza para Jungkook. - Has Sido inculpado con el cargo de violencia pública y maltrato infantil.

- ¡Eso es mentira!

- Calla que aún no termino- interrumpió su queja. - La mujer a la cual encontramos tirada e inconsciente en el suelo, aún no despierta, los médicos le diagnosticaron 100 días de impedimento.

- Ese hijo de perra, la lastimo tanto - gruño más que molesto.

- estarás aquí hasta tu juicio y serás trasladado al penal de Yolsil. Es una pena, aunque la vida es así.

El castaño controlo su furia.

- ¿Acaso me han preguntado lo que verdaderamente paso a mi? Solo sacaron conclusiones estúpidas para meterme a la cárcel ¡Solo ayude a la mujer! El hijo de perra de cabello gris lo hizo, el la golpeo, yo solo la escuché gritar, escuché los gritos y súplicas de los niños y fui a socorrerla, no la golpee.

- Esa no fue la versión del esposo.

- ¡El fue quien la golpeo! ¡Ustedes los putos policías son unos idiotas! - explotó y deseo no haberlo echo.

Un muy enojado Jimin lo tomo por el cuello y acerco su rostro.

- ¡¿Que acabas de decir?! - alegó en un grito.

Quizás fue el día o las circunstancias, pero en ese momento Jungkook tuvo las pelotitas bien puestas, tanto que se atrevió a escupirle la cara.

Ambos echaban chispas por los ojos, pero era notorio, existía una atracción de odio tan fuerte entre ellos dos, la tensión era palpable mientras se mataban con la mirada.

- Escúchame bien mocoso, si quieres salir de acá harás lo que yo te diga.

- No lo haré - parecía negarse, aunque sabía que era su salvación, debía de salir de ahí lo más rápido posible, tenía que regresar a casa para advertirle a Yoongi antes de que cometiera alguna estúpides.

- ¡Pero que terco! - grito.

El pelinegro saco sus llaves y abrió una de las esposas para luego jalarlo a él, tirarlo al suelo y volverlo a esposar.

- Escúchame bien imbesil, por si tu cerebro de almendra no ha comprendido, estás en mi puta celda bajo mis putos pies, puedo hacer lo que quiera contigo ¿Y te atreves a ponerte al ras conmigo? Puedo hacer que me chupes el pito entiendes. ¡Eres de mi propiedad!

Jungkook trago con rabia.

Sabía que era cierto, el estaba con el tracero levantado y esposado, a la Merced del policía.

El tenía el mando por ahora.

- Si quieres salir de aquí harás lo que yo te diga - se agachó y tomo con fuerza la barbilla del castaño entre sus dedos - Entendiste. Nunca juego con mis presas mocoso - sonrió de lado- ¿Crees que será diferente contigo? - soltó antes de juntar sus labios.

No fue un beso, más bien se sintió como una humillación al ego del más alto.

- Escucha lo que te diré. Si tu quieres seguir con tu apreciada libertad deberás de hacer lo que yo quiera, primero, quiero que me entregues a la pandilla de Jack.

El castaño trago duro cuando lo vio sonreír, ahora no se encontraba molesto, estaba asustado.














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Bueno, me salió bien. Gracias por pedir que actualize está historia jsjsj.

Duerman bien y lean la biblia.

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