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🌸𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑡ℎ𝑖𝑠 𝑣𝑖𝑒𝑤

Tengo en claro que quiero lograr con éste par de jóvenes desde un inicio, pero entre mas me adentro en la trama más me doy cuenta de lo mucho que puede estirarse como liga de plástico, chale.

Séptima Parte
"Tantas cosas por decirte y tan pocas salen de mi boca. Deberías aprender a leer mis ojos cuando te miro..."
Frida Kahlo.


[♥]


Si algo tenía claro a estas alturas de la vida era que si su nombre sonaba en el alto parlante era sinónimo de que recibiría un sermón sí o sí.

Lo cierto es que esta vez no hizo nada -que pudiera recordar- para que ameritara aquella mención nada más llegar al edificio.

Por lo regular el rechoncho siempre solía esperar a que las primeras horas de la mañana concluyeran para hacerle ir a su oficina.

Esta vez debía estar metido en un problema muy grande o el tipo no podía esperar para amargarle el día desde temprano por la mañana.

Cualquiera de las dos opciones tenía validez para él.

Así que, lejos de postergar lo inevitable se abrió camino hasta la oficina del director en donde la recepcionista no parecía estar sorprendida de su presencia ahí.

-Buenos días-Saludo por cortesía-Te está esperando-.

Al avanzar, la sensación de que algo no estaba bien le invadió.

Abrió la puerta y ese tipo estaba sentado como de costumbre con muchas carpetas sobre el escritorio.

Ya era una costumbre, casi una tradición que incluso podía adivinar que comenzaría con un saludo para luego invitarle a tomar asiento.

-Buen día Gerald...-el hombre le hizo una seña con la mano y suspiró-Toma asiento, por favor-.

Muy predecible...

Tomó asiento y ante la insistente mirada del superior no pudo mantenerse en silencio.

-No hice nada-se sentía asediado y no tenía reparo en ocultarlo.

-No te he convocado para ello, no te alteres...-el ánimo de la sala cambio un poco-Te pedí que vinieras porque necesito pedirte un favor...-.

El gordo tenía esa desagradable manía de pensar que le agradaba lo suficiente y que ya se tenían tanta confianza como para considerarse amigos.

Ni una ni otra cosa, lo legal...

-No creo que eso sea prudente-iba a negarse a lo que sea que tuviera entre manos, no estaba interesado en complicarse más la existencia.

-Es sobre la señorita Rose y su dinámica familiar-Inició la problemática a sabiendas de que él se mostraría interesado sí o sí.

No quería admitirlo, pero era un tema que indudablemente le concernía porque le tenía ligero aprecio a la chica.

--¿Qué hay con Rose?-trato de no sonar interesado, aunque no lo consiguió.

Era poco profesional recurrir a un alumno para obtener información que servicios sociales debían conseguir por mérito propio, pero a situaciones desesperadas, las medidas debían ser proporcionales -dejando de lado el hecho de que el chico ya se había negado con anterioridad-.

La joven de cabello rosa era todo un misterio. Poco se sabía de la vida previa a su ingreso a la escuela, su historial académico estaba casi vacío y sus calificaciones eran tan genéricas sin destacar en nada

Ningún grupo deportivo, alguna actividad extracurricular, nada.

Era como si la vida escolar recién comenzara y la chica estuviese probando de todo un poco.

¿A dónde iba con esto? El incidente de la cafetería les había abierto una carpeta de investigación en donde el padre de la jovencita no hizo acto de presencia.

Naturalmente cualquier padre de familia se habría pronunciado al respecto dadas las circunstancias tan bochornosas a las que la joven fue expuesta; y después de 70 llamadas sin recibir respuesta la cosa ya pintaba para preocupar a más de un directivo.

La chica había regresado a la escuela y se negaba a hablar del tema en cuestión.

El círculo en el que se desenvolvía les redirigía al chico Robotnik y ya se le agotaban las opciones.

-Tu eres su amigo, ¿No es así?-.

No lo tenía del todo claro, pero siempre estaba atrás de él así que podría considerarse a estas alturas que sí, que eran amigos, o pseudoamigos al menos.

-Ajá-.

-Como bien sabrá debido al incidente donde la señorita Rose sufrió ese percance la comunicación con sus tutores legales era imperativa-Shadow asintió a duras penas, ya se intuía por donde iba el asunto, otra vez estaba insistiendo con meterlo en el tema-Al no obtener alguna clase de respuesta ante tales instancias y dado a que servicios sociales a acudido a su departamento sin obtener respuesta, creo que siendo su amigo podrías responder algunas cuestiones, protocolos más bien...-.

No era el indicado para ello, sabía que lo correcto sería dejar que las autoridades se hicieran cargo de ella y al fin obtuviese justicia y tranquilidad; aunque aún quedaba esa parte en donde ella no quería ir a parar a un hogar de acogida.

El seguía creyendo que cualquier cosa era mucho mejor que seguir en un lugar en donde el maltrato estaba a la orden del día, pero respetaba de un modo u otro su decisión.

Le sabía a mierda, pero no había más.

La cuestión aquí era la siguiente; ¿Qué debía hacer ahora? Mentir siempre fue la opción en la que podría salir de forma rápida de esa situación, irónicamente sabía que más temprano que tarde lo arrastrarían de nuevo y el problema crecería aún más.

Decir la verdad tampoco era una opción viable si quería respetar las decisiones de la chica; así que hiciera lo que hiciera saldría mal parado.

Maldita sea...

¿Qué fue lo que hizo para meterse en ese embrollo? Ah si, tener una amiga...

-Eres el único en quien confía-El hombre retomo la conversación al ver que no se animaba a responder-¿Alguna vez te ha comentado algo con respecto a su situación familiar? ¿Has notado algún comportamiento que pueda considerarse fuera de lugar?-.

Instantáneamente el recuerdo de ese hombre borracho le vino a la mente y la noche en que Rose tuvo que dormir en su departamento porque temía por su seguridad seguía ahí.

-Eres su amigo... sí algo puede estar sucediendo en su vida lo mejor sería que me lo dijeras para poder actuar según sea el caso-.

Estaba claramente insistiendo en que abriera la boca y dijera cosas que no quería -ni debía- decir.

Visiblemente incómodo ante esto, Shadow solo pudo hacer lo mejor que sabía hacer: fingir indiferencia.

-Sé exactamente lo mismo que usted-si sonaba o no indiferente no pudo asegurarlo-Rose es mi vecina y acaba de encontrar el gusto por seguirme a todas partes aún a pesar de mi inconformidad...-al repasar mentalmente sus palabras, volvió a negar-Si eso significa que sé su vida al derecho y al revés, creo que ambos tenemos conceptos equivocados...-.

Como podía esperar, el tipo no se tragó el cuento de que no sabía que rayos estaba pasando.

-¿Cómo puedes estar tan seguro? La señorita Rose y tú parecen tener un vínculo comunicativo muy fuerte y sus compañeros insisten en que si alguien puede saber que sucede ese es usted-.

"Vínculo comunicativo" le sorprendió un poco el grado en que las cosas habían escalado de tal forma que aquellos quienes les conocían ya se atrevían a darle un nombre a esa extraña convivencia que tenía con Rose.

Aunque hilarante, en este momento no estaba para las divagaciones de la idiota de Rouge ni nadie que les siga el juego.

-No hay nada que pueda decirle...-con ánimos renovados su actitud hostil regreso-Yo, porque no oculto nada y Rose porque no comunica nada...-Mentira del todo no era.

A sabiendas de que las cosas ya no iban a avanzar el hombre rechoncho solo chasqueó la lengua en señal de derrota e insatisfacción.

Lo dejaría pasar por esta ocasión.

-Muy bien, gracias por tu tiempo, puedes volver a clase...-.

Y salió de ahí con más preguntas que respuestas, aunque eso era un tema aparte.

De camino por el pasillo notó a lo lejos la silueta flacucha de ese cabeza de cannabis y suspiró.

Iba a pasar de largo tratando de ignorar su presencia, pero al parecer ese idiota se deleitaba quitándole el tiempo.

-Shadow-le llamo desde lejos y se acercó hasta el-¿Cómo te va?-estaba tratando de iniciar un tema de conversación con el tipo equivocado.

-¿Qué quieres? Tengo prisa-grosero como siempre estaba a punto de marcharse y ese idiota lo detuvo nuevamente.

-Amy me pidió que te diera esto, tuvo que irse a casa por una urgencia familiar-había un papel doblado en varias partes que abrió sin pensar.

La caligrafía de Amy estaba en unos cuantos párrafos.

"Olvidé que tenía que ayudar a papá con unos asuntos...
Te veré en unos días.

Cariños, Amy".

Había muchas implicaciones escritas en tan pocas palabras y la sensación de acidez en el estómago hizo que Shadow se perturbara.

-¿Todo bien?-Incluso había olvidado a ese imbécil de Silver que le miraba con pena-¿Shadow?-.

Dándole la espalda se alejó sin siquiera molestarse en responderle.

No era algo que él debía saber, no por su boca al menos.

A mitad de la clase aún seguía pensando en Amy; pensar en lo que sea que estuviese haciendo con ese sujeto le sabía fatal.

Era un escozor en el estómago que no le dejaba tranquilo.

-Shadow-Rouge se acercó a él y lo zarandeó un poco-Hay algo que quiero preguntarte y quiero que seas honesto conmigo-.

Honestidad...

Últimamente no estaba entre sus cualidades más resaltantes.

Al menos no desde que Rose le tenía inmiscuido en sus planes y ya no podía dar marcha atrás.

No obstante, eso no era algo que Rouge supiera así que no le costó trabajo fingir indiferencia con esa lengua suelta.

-No jodas, no estoy de humor-.

Tratar con esa mujer era un dolor en el trasero constante. La cabrona era muy perspicaz y la mínima muestra de debilidad siempre sería usada en tu contra.

Era inteligente no lo negaba, pero lo rompe pelotas nadie se lo quitaba.

-Muy gracioso-su hostilidad no funcionaba con ella-Hay algo que está sucediendo con Pinky y sé que tú lo sabes-directamente abordó el tema-Si sabes debes decirnos, necesitamos ayudarla-.

Saber a medias, pero sí. Sabía cosas que no quería saber.

Así de complicado se estaba volviendo todo y la insistencia de todos quienes les rodeaban en saberlo lo complicaba todavía más.

-Pregúntaselo a Rose si estás tan interesada en saber de su vida-.

Que no respondiera sus preguntas la molestó; ese juego de tira y afloja normalmente era divertido si con ello lo hacía enojar un poquito, pero está vez era un tema muy serio y el maldito estaba ahí sentado fingiendo que Chaos le hablaba.

Ella no era ninguna idiota y estaba convencida de que ese par -Shadow y Amy- se traían algo más allá que una simple amistad.

Shadow no era la clase de sujeto que dejaría que una chiquilla le siguiera y mucho menos la defendería.

Lo conocía mucho mejor de lo que él estaba dispuesto a admitir; tan bien como para notar cuando le estaba mintiendo y esta vez el maldito lo estaba haciendo.

Shadow sabía cosas, en el fondo estaba consciente de lo que le sucedía a Amy y no estaba haciendo nada por ayudarla.

Centró la mirada en el moreno que tenía la suya sobre el cuaderno en su pupitre.

Fingir demencia no le funcionaba con ella y ambos lo sabían.

-No te pases de listo conmigo, sé que algo ocultas y quiero que seas capaz de decirlo, no por mi... Sino por el bien de Amy-.

Le preocupaba genuinamente lo que pudiera sucederle. Ella era su amiga y la apreciaba.

Al principio le costó descifrarlo, pero las señales estaban ahí y el que el director le citara y explicara algunas de las cosas que sucedían con Amy no hizo sino aumentar su preocupación.

Y como cereza sobre el pastel de problemas y preocupaciones la rosada estaba desaparecida.

Por su parte Shadow seguía concentrado en la nada mientras las conjeturas de Rouge le producían un ataque de nervios mal disimulado.

-¿Tú sabes dónde está?-De nuevo esa interrogación de distintas formas, pero bajo un mismo concepto lo sobrepaso.

Para su fortuna el sonido de la campana le dio ese alivio momentáneo y salió del aula sin responder.

No tenía tiempo -ni ganas- para esto. Ya había aguantado suficientes idiotas por hoy y solo quería irse a casa.

Tomó sus cosas y se fue sin esperar a que el resto de las clases concluyeran.

No importaba mucho si se iba o se quedaba, de todas formas sus pensamientos le seguirían a donde quiera que fuese.

Al llegar al edificio el ama de llaves le saludó como siempre.

Sin poder resistir la curiosidad se atrevió a cuestionar por el paradero de los Rose y ella solo se encogió de hombros a modo de ignorancia.

-El señor Rose salió muy de prisa por la mañana...-recordó-Tenía una maleta pequeña y dijo que tenía asuntos burocráticos que resolver-Finalizó la mujer y Shadow no supo si sentirse tranquilo con aquella información.

Sabía que ambos estaban juntos porque Rose se lo dijo en su nota, aún con todo se tomó el tiempo de despedirse de él y eso no lo hacía sentirse mejor.

La duda estaba plantada y su sangre hervía en desesperación.

¿Por qué carajos se sentía así? Él quería que Rose se fuese y lo dejara tranquilo. Al fin había obtenido lo que quería y tristemente seguía pensando en ella.

Como estaría, si ya habría comido; muchas preguntas tan tontas y personales que lo hicieron jalarse las púas ávido de frustración mal ejecutada.

Maldita sea...

Estaba muy jodido; ya estaba pensando idioteces.

-Carajo...-

Mal, mal, mal...

Todo esto no tenía razón de ser; el no debía pensar en Rose ni preocuparse por ella.

Rose no le agradaba, se dijo. Ella podía cuidarse sola, se repitió en su mente.

¿Y porqué seguía pensando en ella en todo caso?

No era su problema, carajo.

Rose había decidido seguir ahí por voluntad propia y ante eso nadie -o sea, él- podía hacer algo respecto.

Por Chaos que él solo era un adolescente huérfano con problemas depresivos y aislamiento social.

¿Qué esperaban, un milagro? Chaos, eso era tan aberrante.

Tenía la mierda hasta el cuello con su propia miseria a cuestas y ahora estaba ahí atormentándose con los de Amelia Rose.

Genial...

¿A caso no podía irle peor? ¿Se había convertido en un centro de rehabilitación o que demonios?

El no era así, a él no le importaba nada ni nadie; ni siquiera él.

Puta ironía...

Pero eso se ganaba por idiota, si no hubiese abierto la puerta nada de esto estuviera pasando.

Si no hubiese abierto la puerta de su privacidad el podría ignorar a Rose y no estaría preocupado.

Si no hubiese abierto la puerta no sabría aquella verdad tan aberrante no estaría preocupado y podría vivir como siempre.

De no haberla abierto ella seguramente abría muerto desangrada...

Su mente era un caos...

Y ella solo llegó a perturbar su tan amada soledad; ¿Porqué el? De tantos vecinos, de tantos compañeros, precisamente él.

Rose debía estar muy loca para confiar en él...

Y él también lo estaba por permitirlo.

Por la noche tomó un baño y eso le dio un poco de paz al día tan de mierda que le precedió.

Encendió la cafetera y tomó su mochila con intenciones de hacer el mar de trabajo que tenía pendiente.

Necesitaba distraerse urgentemente y dejar de pensar en Rose por paz mental -con mayor urgencia-.

Decidió -después de horas de intensa lucha mental- que no tenía sentido preocuparse por ella; de igual modo no sabía dónde estaba ni podía hacer nada al respecto.

No tenía control de nada de lo que aconteciera y debía aceptarlo.

Aún cuando su mente le dijese una cosa y esa molesta sensación en su pecho y entrañas dijeran otra muy distinta.

La recalcitrante acidez en la boca del estómago lo hizo rabiar, aunque siendo el orgulloso que era, solo lo ignoró.

Ya había tenido suficiente por un día y nada iba a distraerlo de su objetivo inicial.

Estudiar...

O al menos eso se dijo para mentirse un rato.

Abrió la mochila y sacó un cuaderno al azar. Cualquier tarea estaba bien en ese momento, lo importante era mantenerse centrado.

Aunque la química y sus fórmulas le podían besar el culo.

No tenía paz...

Aún con los 45 ejercicios que ya tenía resueltos seguía pensando en ella y eso lo frustró.

Odiaba esa sensación de vacío e incertidumbre que le generaba no saber nada de esa molestia rosada, eso de no tener la sartén por el mango acabaría con la poca cordura que le quedaba.

-Eres un idiota...- de igual modo no podía sentirse tranquilo consigo mismo.

Maldita sea...

Tener sentimientos -porque estaba claro que era ridículo que lo negara después de esto- apestaba.

Era una lata pensar; y peor aún lo era preocuparse por otro ser vivo además de él.

Tristemente -y le cagaba en el alma decirlo en voz alta- la peste rosada le preocupaba un poco.

Al menos lo suficiente como para cuestionar su integridad al estar al lado de un abusador y alcoholico como lo era su padre.

No obstante y pese a lo mucho que se ufanaba de ser todo lo contrario la realidad le estaba golpeando en la cara.

Si cualquiera de esos peleles que se autoproclamaban sus amigos lo viera en ese estado, posiblemente se tiraría por la azotea sin dudarlo.

La convivencia social causo estragos en su psique...

Patrañas y boberías insulsas...

No era tan patético como el Faker para caer en ese espiral de cordialidad y falsos modales a terceros.

No, claro que no. Él no era esa clase de idiota; solo debía esforzarse en eliminar ese bosquejo de empatía del que se contagió.

Cochinos sentimientos.

Podían irse a la mierda; enterrarse en el desierto o mejor aún, ahogarse en lo mas profundo del infierno y no volver jamás.

Shadow The Hedgehog no podía caer ante algo tan insignificante y banal como lo era la preocupación por una chiquilla como ella.

No, claro que no. Se negaba completa y terminantemente a caer en eso.

Dejó los libros sobre la mesa y de nueva cuenta intentó dormir.

De nada serviría seguir postergando lo inevitable, solo le quedaba fingir.

24 horas habían transcurrido desde la última vez que supo algo de ella -si por saber podía contarse un mísero pedazo de papel sin mucha explicación - 24 horas, 1140 minutos, 86400 segundos sin tener noticias de esa peste rosada.

¿Pero quién llevaba la cuenta en todo caso? Daba igual, Rose no era su problema y debía ir a la escuela a seguir con su vida comos siempre había sido.

Tomó su mochila y al llegar al recibidor su ama de llaves le recibió como siempre.

-Buen día-Le dijo y él solo le hizo un gesto con la mano.

No tenía ánimos de pretender cortesías que no sentía y se abrió paso por las calles recién pobladas.

Caminar en silencio era algo a lo que se había deshabituado -y se maldecía por ello- escuchar sus pasos por el asfalto en lugar del parloteo de Rose se sentía extraño.

No...

Solo estaba exagerando y todo este asunto estaba saliendo de contexto.

Convivir tanto con alguien a veces te hace, valga la redundancia, acostumbrarte a tonterías sin una verdadera importancia.

Tomando este pensamiento racional llegó hasta la escuela y sin mediar palabra con quienes le observaban dispuestos a brindarle un buenos días se adentró al aula y lanzó su mochila de mala gana.

Para su fortuna, ni el Faker, ni Rouge ni ningún otro papanatas estaba en el perímetro para joderle la vida -por el momento-. Al menos tendría 20 minutos de paz antes de que iniciaran las clases.

Llegó hasta su pupitre y dejo que todo el cansancio acumulado le llegara y recargó su cabeza sobre sus brazos dispuesto a dormir al menos 10 minutos para recuperar un poco de energía y estar menos destruido mentalmente.

Cerró los ojos y la imagen de la chica rosada llegó hasta sus pensamientos haciéndole gruñir aún con los ojos fuertemente cerrados y con ganas de maldecir.

Seguía pensando en ella y eso le frustraba.

¿Por qué seguía teniendo a esa chiquilla fastidiosa entre ceja y ceja? Lo que pasara con Rose no era su asunto y tampoco es que le importara -mentira- nada de lo que a ella le sucedía.

Al menos eso era lo que se estaba repitiendo hasta el hartazgo.

-Buen día-Sonic llegó hasta donde se encontraba y aunque no le estaba mirando sabía que su cara de estúpido estaba posada sobre él-Shadow, ¿tienes un momento?-.

Alzó la vista solo para encontrarse con el cobalto y su semblante alicaído observarle cual cachorro regañado.

De buena gana le pateaba las bolas pero no podía darse esa clase de lujos estando tan cansado.

-¿Qué quieres, Faker?-Antes de esperar algún tipo de sonido, se adelantó-No sé dónde carajos está Rose, así que si venías a molestarme con eso será mejor que te vayas, no estoy de humor-.

No sonaba amenazante, o al menos así fue como lo sintió.

-Le envíe muchos mensajes y no me respondió-Aunque Sonic ya no le miraba directamente su rostro seguía preocupado-¿Crees que algo malo le haya sucedido?-Eran conjeturas que secretamente compartían, pero que por ningún motivo se lo haría saber.

Las posibilidades eran infinitas a estas alturas, aunque no tenía más razones para creer que ella no cumpliría lo que decía la nota y solo le restaba esperar que cualquier sospecha o presentimiento fueran simples casualidades y ataques de ansiedad que no podía disimular.

Al no responder a sus cuestionamientos Sonic solo se fue; extrañamente no insistió al respecto y Shadow tampoco hizo el intento de hablar más allá de lo evidente.

Lo que sea que pudiera aportar a la situación era irrelevante.

Y pese a sentir una opresión en el pecho que le imposibilitaba pensar con claridad, decidió que lo mejor sería esperar.

A mitad de la clase las molestas notitas que Rouge le lanzaba de cuando en cuando le hicieron gruñir. Odiaba cuando se volvía así de insistente.

Tomó aquel pedazo de papel y al desbaratarlo encontró algunas líneas que le hicieron suspirar.

Al parecer a la señorita se le hacía una idea genial hostigarlo por medio de notas a mitad de clase -porque no tenía celular sino, por ahí habría sido su hostigamiento-.

Con todo lo infantil que eso podía llegar a resultar Shadow solo tomó aquellos papeles y los unió en uno más grande que lanzó dentro de su mochila dando por terminado el tema para molestia de la albina.

No iba a darse por vencida, no hasta que el maldito se abriera ante ella y le dijera lo que quería saber.

Cosa que sería difícil si tenemos en cuenta la obstinación del moreno cuando algo se le metía a la cabeza.

Ambos, necios cual macho vacuno en plena época de apareamiento no iban a desistir de sus intenciones.

Rouge sabía que debía presionar, presionar tanto y tan constantemente como las clases conjuntas se lo permitieran.

Debía hostigarlo, seguirlo y acosarlo hasta el hartazgo y que el vómito verbal saliera del amargado.

Shadow sabía que esto pasaría y debía hacer uso de todo el autocontrol y buen juicio del que aún se sentía poseedor y aguantar lo más que su paciencia le permitiese a esa entrometida mujer que se deleitaba con fastidiarle.

Tenía buenas intenciones y no discutiría ante eso; Rose era su amiga al fin y al cabo.

Una nueva bola de papel dio directo en su cara y la blasfemia que salió de su boca no pudo ser contenida.

-Carajo, Rouge vete a la...-Todos en el aula le observaron y el docente en turno solo arrugó el entrecejo con evidenciada molestia.

-¿Hay algo que quiera compartir con la clase, Señor Robotnik?-.

Avergonzado, solo negó.

-No, disculpe-Agachó la mirada no sin antes dedicarle un gesto de molestia a la causante de todo su suplicio.

El resto de la clase solo pudo dedicarse a insultar a Rouge internamente.

Al llegar al árbol de siempre la presencia de Silver y Rouge le hicieron dar vuelta sobre sus talones con intenciones de regresar por donde había llegado.

Para sorpresa de nadie estos fueron mucho más rápidos y le siguieron de inmediato imposibilitando la huida silenciosa que se traía entre manos.

Hastiado ante tanta insistencia Shadow al fin explotó.

Cuando su mochila cayó al suelo las miradas de ese par de papanatas se clavaron sobre el y Silver retrocedió dos pasos.

-Shadow...-Rouge era la que no se intimidaba, pero incluso ella sabía cuando había sido suficiente estrés para él.

-Por última vez-Dándoles la espalda sus manos y hombros se tensaron; ambos puños fuertemente apretados le temblaban ligeramente-No tengo ni puta idea de dónde está Rose-No mentía cuando decía que no sabía donde estaba esa chiquilla. El también se preguntaba lo mismo y no por eso iba por ahí jodiéndole la vida a todos a su paso.

-Quiero disculparme contigo-Hablo ella y su voz tembló-Y queremos decirte algo más-miró a Silver y este a su vez también le miraba, dudoso tomó el celular que descansaba en su bolsillo y desbloqueó la pantalla para mostrárselo a Shadow-Amy le envío un mensaje a Silver-.

Aunque la mano de Silver temblaba ligeramente debido al nerviosismo de tener a Shadow tan cerca y la posibilidad de que este le golpeara, nada le preparó para lo que sucedió segundos después.

Con unos reflejos dignos de un ninja -o al menos así lo veía él- Shadow le había arrebatado el teléfono para leer el mensaje escueto que Amy había enviado.

"Estoy bien" decía el mensaje envíado a las 04:37 a.m de ese mismo día; su rostro no lo demostró, pero las dudas en su interior lejos de disiparse burbujearon como espuma entre las oleadas del mar.

-Lamentamos haberte molestado, sólo estábamos preocupados...-Rouge tampoco se fiaba del todo de aquel mensaje-Ojalá esto sea real...-.

Al devolverle groseramente el teléfono a su dueño decidió que había tenido suficiente y se alejó.

Para su fortuna esta vez ninguno le siguió, aunque la duda de ese mensaje se impregnó en su mente.

¿Por qué ella le enviaría un mensaje a ese papanatas? y mejor aún, ¿por qué se arriesgaría a enviar mensajes sabiendo que su padre no le dejaba tener redes sociales?

Exponerse de ese modo no tenía sentido y en el fondo que acudiera a ese debilucho no le terminaba de agradar.

Es decir, a él le había avisado que se iría unos días y se había tomado la molestia de dejarle una nota.

Siendo Rose tan previsora con sus actividades, ¿Esto no implicaba un riesgo? Y mejor aún, ¿Por qué Silver? Es decir, Rouge era la que estuvo insistiendo como una mosca en pleno verano para obtener noticias de ella y al final fue a Silver a quien le envío ese mensaje.

No tenía sentido...

Aunque tampoco tenía porque importarle algo como eso, así que terminó desechando por completo todas esas ideas absurdas.

No estaba para preocuparse por nadie.

Ella envío el mensaje -a Silver- y eso era suficiente -aunque se lo hubiese enviado a ese idiota- al menos tenía noticias y eso era suficiente.

Era mucho más de lo que tenía ayer y pese a lo mucho que sus ideas fuesen y viniesen debía controlarse y conformarse con lo que tenía frente a si.

Un mensaje era mejor que no saber nada, aún si ella no se comunicó con él.

¿No?

A todo esto, ¿Por qué le molestaba en todo caso? Enterarse de que Rose fastidiaba a alguien más debía ser música para sus oídos y la clara señal de que al fin podría deshacerse de ella de una vez por todas.

Si ella molestaba a ese idiota de Silver significaba que a él lo dejaría tranquilo y podría seguir con su vida tal y como estaba acostumbrado.

Sería lo mejor para todos; tener paz y tranquilidad y sumirse en su hermosa soledad autoimpuesta era lo que su alma necesitaba.

¿Verdad?

Entonces, ¿Por qué se sentía tan molesto? Era ridículo que algo tan estúpido como un mensaje de texto le molestara tanto, pero sucedió.

Le cagaba en el fondo aunque no lo iba a decir abiertamente aunque le cortaran la lengua al rojo vivo con un cuchillo oxidado.

Esa sensación era molesta, incluso mucho peor que no tener noticias de ella.

Tanto que la idea de golpear al bastardo albino le pareció sumamente tentadora, empero no sucedió.

-Pura mierda...-murmuró alejándose del par de idiotas que osaron importunarle.

De nuevo en casa el silencio se hizo presente; había algo diferente que por mucho que se empeñara en ignorar seguía ahí taladrando su cerebro.

No era el olor, ya había pasado la aspiradora y había lavado la ropa.

Todo estaba perfectamente ordenado y en su sitio, la cocina estaba reluciente y sus compras de última hora no hicieron mucha diferencia en ese momento.

¿Qué faltaba entonces? Fumar lo tentaba, no negaría que de buena gana tomaría dos o tres cigarrillos y se iría a la azotea, pero ni sus pulmones estaban listos, ni tampoco tenía ánimos de salir.

Recostado en su cama ahora solo le quedaba mirar el techo.

Por primera vez en mucho tiempo no tenía nada que hacer.

La casa estaba limpia, su tarea hecha y la ropa limpia.

No había nada...

Y era frustrante.

Eso de no tener nada que hacer le daba la suficiente libertad para pensar.

Y pensar ya no era tan satisfactorio cuando esa molestia rosada seguía dando vueltas por ahí una y otra vez.

Seguía pensando en ella, había una insistencia insidiosa que lo carcomía por dentro.

Que no le dejaba tranquilo y se temía muy en el fondo que esto se volviese permanente.

Sabía que solo era la costumbre; que haber pasado tanto tiempo con Rose le había vuelto alguien con una especie de dependencia, que sería cuestión de días para que lo olvidara y todo volviese a la normalidad.

Debía acostumbrarse...

Volver a querer estar solo, sí.

Entonces, ¿Qué le sentaba tan mal? Porque pensar en Rose era asfixiante, pero tratar de ignorarla lo era aún más.

Tratar de sacarla de su mente solo lograba que sus ideas se agruparan y sus sentidos se atrofiaran.

Era patético visto desde muchas perspectivas; el que siempre había preferido estar solo ahora extrañaba a una idiota de cabello rosado que se empeñaba en seguirlo a todos lados.

Irónico cuánto menos...

Sobretodo porque nunca se imaginó en una situación así.

Ni en sus mas absurdas pesadillas habría esperado formar tanta dependencia.

-Imbécil-masculló entre dientes y dejó que sus pensamientos siguieran atormentándole.

Nunca creyó que no saber nada sobre Rose le pondría tan ansioso.

Mucho menos habría sospechado que enterarse por medio de otros que ella estaba "bien" también iba a molestarle.

De pronto saber que las horas pasaban y seguía sin noticias de esa idiota lo ponía ansioso.

Desde luego que nunca admitiría abiertamente que estaba así; pero no por ello dejaba de sucederle.

Odiaba cuando la idiota de Rouge tenía razón...

El ruido estridente del celular sonando desde la cocina lo hizo bufar.

¿Quién podría llamarle?

De pie y de mala gana -como siempre- caminó hasta la cocina y tomó el aparato sin ningún interés.

Incluso había olvidado que estaba de nueva cuenta en funcionamiento; deslizó la llamada y espero del otro lado de la línea a quien sea que estuviese jodiendo.

-¿Qué?-Normalmente no era cortés, mucho menos ahora que estaba de pésimo humor.

-Hola, Shadow-Dos simples palabras hicieron que sus pensamientos se desconectasen por unos segundos y que su garganta se secara-Solo quería saber cómo estabas...-ella continuo con sus palabras y esto lo cabreó.

-Carajo, Rose-Estaba molesto, no podía ocultarlo y sabía que ni esforzándose podría disimularlo-¿Cómo carajos conseguiste mi número?- Nunca le había proporcionado tal información, porque ni el mismo recordaba que tenía un teléfono.

Las ansias reprimidas y todo ese cúmulo de sentimientos absorbentes se peleaban por salir de su garganta y escupirle lo mucho que le desagradaba sentirse así.

Sentirse cegado de ira ante la pasividad que ella le mostraba le hizo olvidarse de todo salvo sus propio veneno y toxicidad.

-La señora...-al no dejarle terminar, sus palabras hirientes salieron en vómito verbal.

Tal vez lo sentía, tal vez no...

De cualquier modo eso no impidió que se lo dijera de esa forma tan única y ponzoñosa que el sabía despotricar.

-No sé quién carajo te dio mi puto número, pero me importa una reverenda mierda, tú y tu jodida vida por mi pueden desaparecer -soltaba y soltaba y seguía sintiendo ira en su interior-Anda y ve a joderle a ese imbécil de Silver y que él se encargue de todas tus mierdas- soltó al fin y colgó sin más.

No espero una respuesta, no cuando la ira recorría su cuerpo y todo cuanto estuviese a su paso sufría la potencia de su tantrum.

Todo podía irse al putísimo infierno, todo lo que tuviese la mala fortuna de existir en su ángulo de visión terminó en el piso o colisionando contra las paredes de su departamento.

Todo sabía a mierda...

Sabía a mierda tener que sentir esa ira en su interior; y sabía aún peor no poderse detener.

Estaba mal...

Demasiado mal; tan mal que sus manos sangraban, aunque eso no importó.

Media hora después toda su energía se drenó. De nada le hubiese servido apelar a su buen juicio, tarde o temprano terminaría por explotar.

Todo a su alrededor estaba deshecho, basura y cosas rotas ensuciaban su departamento y la sensación de que era un completo lunático le respiraba en la nuca con peligrosidad.

Gritar era una opción; sin embargo a este punto era casi un milagro que ninguno de los vecinos hubiese llamado a la policía debido a su escándalo.

Ahora, rodeado de todo ese caos que él mismo había formado los pensamientos lúcidos de a poco comenzaron a recobrar el terreno perdido.

Le había colgado a Rose sin dejar que dijera algo medianamente relevante.

Ni siquiera le pregunto en dónde estaba o como se sentía...

Fantástico...

¿Acaso podía llegar a ser mas imbécil?

Buscó su teléfono entre el reguero y al encontrarlo trató de llamar de nuevo a aquel número desconocido pero no obtuvo respuesta.

Al fijarse con atención no le tomó mucho tiempo intuir que seguramente ella había llamado de un teléfono público.

Ahora no tenía forma de contactarla -otra vez- y muy posiblemente ella debía estar odiándole en este momento.

Había dicho muchas cosas, unas las sentía, otras seguramente no. Mucho de lo dicho solo salió con intenciones de herir.

Porque el veneno salía de sus poros cual sudor en pleno verano. Era su especialidad herir a quien le hiere.

Pésima justificación...

No tenía excusas, ni todo el mal humor del mundo y su pésima actitud ante la vida podría justificar la forma en que la trató.

Desde que esa chiquilla fastidiosa llegó a su vida no pensaba de forma coherente.

No podía negarlo, tampoco se esforzaba mucho si era honesto.

Algo andaba mal, no necesitaba ser un físico nuclear experto en termodinámica para intuir que no era el mismo desde que la conoció.

Era frustrante, bochornoso y completamente contradictorio, pero las cosas eran así.

Y de un modo u otro sabía que aunque tuviera que arrancarse la lengua a mordidas, ella merecía alguna especie de disculpa por la forma en que le habló.

Pese a todo, Rose siempre se comportó de forma amable y paciente; aún después de todas las veces en que explícitamente le dijo que no la quería cerca.

Suspiró; ahora que la calma había llegado a su cuerpo supo que nada tenía sentido dentro de si.

Estaba muy molesto, preocupado y al mismo tiempo sentía la necesidad de disculparse con ella de forma honesta.

¿Qué rayos le estaba pasando?

¿Por qué esa sensación? ¿Por qué le dolía tanto el pecho? Ni siquiera sus nudillos sangrantes y sus dedos magullados dolían tanto como el peso del remordimiento en su interior.

Había provocado todo un desastre el solo y ahora solo le restaba limpiar.

Genial...

Le tomó alrededor de tres horas lograr que las cosas en el departamento fuesen medianamente decentes otra vez.

Ahora debía hacerse de nuevos electrodomésticos y otras cosas sin importancia real.

No pudo dormir, le dolía la cabeza y seguía pensando en Rose y lo mucho -o poco, ya ni el se entendía- que deseaba hablar con ella y disculparse de forma rápida para dejar de sentirse de ese modo.

Quería deshacerse de ese sentimiento... De algún modo debía salir.

Al llegar a la escuela los ojos zafiro de su autoproclamada mejor amiga se posaron sobre él.

-Si no te conociera, pensaría que estuviste en una pelea-obvio su estado demacrado y el evidentemente la ignoró-¿Tienes un minuto? Hay algo importante de lo que quiero hablarte-antes de que pudiera negarse, Rouge le haló por la muñeca arrastrándole lejos de ahí.

Sin quererlo una mueca de dolor se le escapó ante el movimiento tan brusco; Rouge le observó curiosa y sin pedir permiso levantó las mangas de su camisa notando aquellos cortes y magulladuras mal cubiertas por una venda improvisada.

-¿Qué rayos?-

-Ve al punto antes de que me arrepienta de haber decidido escucharte...-quitó las manos de la fémina de su espacio personal y bufó-Apresúrate, no tengo todo el día-.

Intuyendo que ni aunque preguntara obtendría una respuesta Rouge optó por seguir su plan inicial.

-Ayer recibí una llamada de Pinky-soltó al fin-Fue extraño, como si hubiese estado llorando...-el tono de preocupación era evidente-Me preocupa que...-

Shadow no le dejó continuar; escuchar "llorando" logró nublar todos sus sentidos.

Le había hecho llorar...

¿Qué clase de pendejo era como para hacer llorar a una chiquilla que solo era amable con él?

Podía escuchar a Rouge parlotear sobre conjeturas respecto al porqué de aquella tristeza.

Demás estaba decir que no sería él quien le diría el verdadero motivo de toda esa situación.

-Me preocupa que pueda estar en peligro -a él también le preocupaba, no obstante guardo silencio, porque no sabía que decir.

No quería cagarla, no frente a Rouge. Esa maldita era demasiado perspicaz y podría inferir tonterías con las que no quería lidiar.

-¿Tienes alguna idea de dónde puede estar?-

Solo negó, no tenía idea y eso le jodía bastante.

-¿Dijo algo más?-al fin abrió la boca para emitir sonidos y Rouge lo miró.

Quizá esperaba que dijera algo más, empero no sucedió.

Tenía que guardar la compostura, estaba en un lugar público y después de su rabieta de anoche sus ánimos estaban por los suelos.

Estaba cansado y fatigado de todo lo que le rodeaba y las pocas fuerzas que le quedaban las usaría en aparentar serenidad.

-Dijo que volverá en unos días-era escueto, nada nuevo, nada relevante que pudiese darle fin a ese suplicio.

Era como si solo tratase de aminorar la espera; como si de un modo enfermo se deleitara con su paciencia y la lentitud del tiempo.

No dijo nada, Rouge tampoco añadió nada más.

Al perderse entre los pasillos solo dejó que sus pies le condujeran hasta el aula donde las clases comenzaron.

Decir que estaba atento a las clases era una forma elegante de fingir que era un buen alumno y que le interesaba su futuro académico.

Necesitaba los puntos, se había comprometido a nivelarse y seguir adelante con un futuro incierto.

Su mente le daba vueltas en muchas cosas; era como si pudiese estar y no estar al mismo tiempo en un solo lugar.

La falta de sueño le estaba afectando; incluso su percepción del tiempo se sentía irreal.

Sentir que el tiempo no avanzaba era asfixiante; pensar en Rose lo volvía aún peor...

Sentía que agonizaba en vida y ante esto no tenía idea de como hacerle frente.

Era como ser un maldito drogadicto en recuperación en plena crisis de abstinencia.

Sentía que moriría en ese preciso momento y no podía mantener la calma.

El peso de la culpa estaba sobre sus hombros y Rouge solo terminó echando mas leña al fuego sin proponérselo.

Maldita sea...

¿Por qué él? ¿Por qué la estaba esperando a ella?

Sería a caso que...

La posibilidad era aberrante de solo pensarla; pero tendría sentido ahora que todo su juicio se había ido al infierno.

¿Sería acaso que estaba enamorado de Amelia Rose?

¿Podría ser realmente así?

Continuará...

Este capítulo es contradictorio, así como los sentimientos de Shadow... Quería que se entienda lo mucho que adolece y al mismo tiempo que de un modo u otro termina aceptando su sentir hacia ella... Ahora sabe que hay algo, aunque metió la pata y le toca remediarlo... (O quizá no, todo puede ser...)

Es contradictorio porque el amor a veces es así... Y bueno, Shadow ta' chiquito y es medio menso, no lo juzguen, no le sabe bien a eso de las relaciones.

Muchas gracias por leerme, lo aprecio muchísimo...

Cariños, Gri✨

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